Dolía.

Dolía mucho.

Y más que en el cuerpo, dolía en el alma.

No sabía como había llegado a esa situación, pero ahora estaba ahí, en ese alejado resquicio de la isla, y estaba sufriendo el que quizás sería el peor dolor de su vida.

Ni cuando sucedió lo de sus padres sintió eso, pero era horrible, y no lo podía aguantar más.

Las lágrimas se escurrían por sus mejillas, sus gritos cada vez se volvían más y más ahogados. Ya no podía chillar más. La ayuda no llegaba, y él no se podía creer lo que le estaba pasando.

Hacía una semana le habían dado la mejor noticia de su vida. Esa persona le dio un tímido beso en los labios, y le dijo que le quería. Y él le creyó.

Era un estúpido, era un estúpido. Y ahora lo estaba pagando con creces.

Qué te pasa? No te gusta? No era esto lo que querías?- le decían mientras paseaban sus manos con lascivia por el cuerpo del otro.- No querías que te la metiera hasta el fondo?, pues aquí la tienes. No decías que me querías, que me amabas?

Basta, ya basta por favor…

Qué quieres, que vaya más rápido?

No… para, para- el llanto le era imposible pararlo.

El erecto miembro de su compañero le estaba destrozando por dentro, y las caricias que el otro le propinaba por su cuerpo le daba asco, no le daban placer, no le hacían sentir nada más que repugnancia de sí mismo.

Como podía ser tan estúpido, se dejó engañar, como el resto de supervivientes.

El bueno, el grande, el salvador, el líder… no era más que un hijo de puta.

No lo disfrutas? Porque yo lo estoy disfrutando mucho

Cállate hijo de putaaaaaaaaaaaaaaaaaaah… no… ahhhhh

Swayer, qué es todo este escándalo?

Los ojos de Swayer se abrieron a más no poder.

Delante de él se encontraba Jack.

Pero si era Jack el que estaba enfrente suya…

- Vaya… parece que se nos ha acabado la diversión mi querido Swayer.

Quien era el que estaba abusando de él?