¡Hola!, antes que nada espero que este año nuevo esté empezado de una buena manera para ustedes, al menos el mío es un tanto problemático. Escuela por un lado, servicio por el otro, prácticas, tareas…los malditos exámenes…grrrr….
En fin, que eso no tiene nada que ver por ahora. Me gustaría compartir esta pequeña historia con ustedes. Supongo que para estas fechas muchs ya habrán visto más de una vez el final de Yu-Gi-Oh, pues bien, este fic está basado en esa parte precisamente. Con un poco de AU, porque no.
La verdad, hace poco terminé de ver la serie y puedo decir que para mí, esa es la mejor parte. Me gusta mucho la historia, como los personajes van descubriendo poco a poco su pasado, algunos más trágicos que otros…
Como Bakura, por ejemplo.
El chico me cae bien, cada una de sus tres personalidades XP. Pero como que su pasado es muy lamentable. Si, ya sé, tampoco es que por eso se justifique, hay que decir que una blanca palomita, eso que se diga inocente, pues no es XD…pero…
Rayos, que tristeza…maldición ¬_¬. Ya me di cuenta que cuando más trágico creo que es la historia, más me gusta escribir. Supongo que nos pasa a alguns.
Y aunque sé que tengo otros trabajos pendientes (se preguntarán ¿A quién le importa? ) pues me puse a escribir y pues el seudoresultado aquí está.
Es la primera vez que escribo sobre esta serie, espero no ofender a nadie. No me queda más que decir que los personajes pertenecen a su respectivo autor y yo… pues nada tengo que ver con ellos, sólo los tomé un rato. Es un fic terminado y subí todos los capítulos de una vez para que sea más rápido de digerir :)…oh bien, para vomitar D:
Es un fic con shonen-ai ligerísimo.
Bakura x Ryou x Akefia, el trio maravilla.
Espero que sea de su agrado y muchas gracias por leer.
.
.
Tal vez…
.
Capítulo I
.
.
... y ahora que ya no está te preguntas ¿Por qué se fue?
.
Le tenías miedo, mucho. Te miraba y lo que veías en esos ojos no te gustaba.
.
Odio, furia, muerte… esa venganza que no tenía nada que ver contigo pero que te arrastraba a ella. Te aterraba cuando te hablaba con una voz de veneno latente, fluyendo de tus propios labios. Porque ¡Ah, como negarlo! Era tu misma imagen, tus manos y tus labios, tus ojos y tu piel. Más sin embargo nada de ti había en él. Y todo de él habitaba en ti.
.
¿Cómo, en el nombre del cielo, pudo adaptarse a tan mancillada carne como la tuya?
.
Si tu padre hubiese sabido que ese obsequio traería desgracia en vez de la alegría que quiso para ti... Si tú hubieses sido más fuerte para no caer en el juego del demonio…
.
Porqué él era un demonio, lo era. Tu otra mitad, la oscuridad que te negabas a revelar. Aquel compañero que jamás te dejaba solo. Y tú temblabas porque estaba cerca, porque le sentías andar sobre tus pasos.
.
Si, le temías pero más temor te causaba el estar solo. Esa muerte caprichosa no te dio ni un respiro entre pérdida y pérdida ¿Verdad? No estabas preparado, nadie lo está en realidad. Lo que quedó después no sirvió de nada. No volviste a escuchar la gorgojeante risa de tu pequeña hermana, esa con la que te contagiaba alegría y vida; y cuando intentaste aferrarte a la mano de tu madre en busca de consuelo ella también se había ido…
.
Te viste en un plano blanco, vacío; sin trazos de una vida dichosa, sin presencia alguna. No había ruido al cual responder ni puerta a la cual atravesar para salir corriendo. Y mientras tu padre se dedicaba a viajar en busca de grandes descubrimientos para acallar su propio dolor, el niño que eras se encorvaba a llorar en silencio, sin nadie a su lado.
.
A tu alrededor el mundo siguió sin alcanzar a notar que la tierra se hundía bajo tus pies, tragándote. Hasta que desde el umbral de un pasado distante alguien se fijo en tu tristeza, respondiendo presuroso a tu llamado. El oportunista compañero se alojó sin vergüenza en tu malherida alma, clavándote sus garras con su mezquina presencia de cazador ruin justo momento en que el anillo golpeo tu pecho.
.
Te sentiste marchito, enfermo por una ambición desmedida. Hacia donde caminabas, tras tus pasos una estela de horror se quedaba impregnada. Cuando quisiste defenderte las vidas de muchos ya habían sucumbido. Tú gritabas "¡No, no, déjales ir!" ansioso, temblando de miedo "¡Por favor, no les hieras!"
.
Era entonces que desde tus entrañas la tormentosa voz rugía silenciándote con desprecio.
.
"Ya nada puedes hacer, tu vida me pertenece"…
.
No fue tu culpa, nunca lo fue. La arena del tiempo te llegó al cuello dándose el encuentro entre ustedes sin que pudieras negártele. Fue una pena que no te percataras a tiempo de que esa soledad de la que tanto rehuías era lo que te había unido a él…
.
No dejaba que se acercaran a ti a menos que fueran víctimas de su corrupción. Aceptaste el mantenerte aislado sin contradecir sus órdenes, sabiendo que con eso las personas estarían seguras. Lejos de ti, sus tranquilas vidas no se verían truncadas. No querías ver más sangre y horror.
.
Había ocasiones en que funcionaba…
Pero en otras, no pudiste evitar que la sangre se derramase.
.
No servía el ignorarle, él siempre se las ingeniaba para estar presente en cada una de tus acciones y pensamientos. El reflejo del espejo te lo mostraba, al cerrar los ojos ahí estaba. Al dormir, al despertar ¡Nunca te dejaba solo!, enredándote en sus hilos como una marioneta rota.
.
¡Oh, el anillo parecía brillar más cuando él aparecía! Siempre frente a ti, jamás a tus espaldas. Con ese porte altivo mirándote desde la lejanía de sus ojos. Devorándote, saboreando tu miedo con filosa lengua. Salivando ansioso por probarte de nuevo.
.
.
Bakura.
.
Arrogante, el señor que no teme a nada y lo destruye todo. Cómo se carcajeaba de tu pobre alma presa en sus manos. Su grotesca risa era como sentir al mundo colapsar, ensordeciéndote hasta desear morir. Él era el que menospreciaba sin culpa, él era el que tenía el control. Nadie como él para arrancarte la vida a mordiscos.
.
Pero el estar unidos fue un arma de doble filo.
.
"Imagínate a dos personas caminando de lados contrarios…no se conocen, no se ven, cada quien sigue andando hacia el frente sin inmutarse. Pero llega un momento en que no pueden seguir avanzando. Es ahí cuando los hilos que les enlazan se tensan y no les permiten distanciarse. Si uno de ellos quiere seguir avanzando, tendrá que jalar más fuerte aunque eso signifique que tenga que arrastrar al otro…
...creo que… creo que así era como me sentía"…
.
En aquella ocasión en que Yugi preguntó, tú habías salido con una explicación sin sentido. No se refería a él por su nombre porque estaba seguro de que no querías escucharlo y el incomodarte por su curiosidad no era lo que deseaba. Había pasado bastante tiempo desde lo del viaje a Egipto y tú parecías seguir distante con el resto de tus amigos. Ya no como el chico atrapado que en ese entonces vieron sucumbir por la ambición de un malvado – como se referían a Bakura – sino como un chico al que le costaba levantar la cabeza por errores que no fueron suyos.
.
"El ser arrastrado me hizo parte de sus tropiezos, de sus caídas… sin que él se percatara, las comencé a sentir como mías"…
.
Te diste cuenta de ello cuando los atisbos de su pasado te asaltaban al caer los dos profundamente dormidos.
.
Un enjambre de imágenes borrosas y ecos estruendosos se arremolinaban y se expandían cubriendo con su presencia el interior de tu oscuridad. Y de pronto una vorágine de sensaciones se adentraba sin reservas a los confines de tu memoria sin darte tiempo de huir de ellos.
.
Te llegó el sonido del galope de caballos sobre la arena y ahí, frente a tus ojos, una ciudad incendiándose bajo la espesa noche te dio la bienvenida. Miles de personas huían; les viste correr, tropezar, arrastrarse por el suelo intentando ponerse a salvo. Sus aullidos te ensordecían, sus súplicas te quebraban.
.
"¡Espíritus malignos!"
"¡Corruptos!"
"¡Sus pecados serán castigados!"
.
La sangre salpicaba por el azote de las armas, derramándose por cada cuerpo que lograban despellejar. Tus manos temblaban por el horror, sintiéndote impotente. El rugido de las llamas se levantaba, devorando lo que fuera a su paso; te llegó el hedor de la carne quemada, las cenizas revoloteando, el intenso humo cegándote por instantes.
.
Hombres, mujeres y niños por igual... cadáveres incendiándose bajo el firmamento oscuro.
.
Ninguno merecía ser salvado. Sacrificándoles por el bien de muchos otros más.
.
"¡No, déjenles en paz!"...
.
Reconociste en ese grito las mismas palabras que alguna vez salieron de tu boca.
.
"¡Por favor, no les hieras!"
.
Una súplica que no era escuchada por el caos a su alrededor.
.
Sentiste miedo, más miedo del que creías conocer. El odio de ver sucumbir a muchos inocentes se revolcaba dentro de ti; la angustia, el terror, una tristeza inmensa.
.
Y a lo lejos el llanto de un niño abandonado.
.
"¡No llores, no llores!" Pediste pero su dolor te quebraba, te hacía parte de una tristeza agonizante.
.
…más sin embargo, al despertar eras tú quien lloraba.
.
¿Qué has visto?… te interrogó, con un interés impropio en él.
El infierno… respondiste sin más.
.
Él sonrió.
.
Esa fue la primera y última vez que charlaste con Bakura.
.
¿Por qué lloras?…
.
Había un niño…
.
¿Lloras por él?
.
No quería dejarle solo…
.
Quizás ya esté muerto…
.
Bakura te hacía parte de su odio más no de su dolor, por eso le odiabas.
.
Él lo sabía pero no le importaba. Se burlaba de tu odio y este más te corroía. No tenía por qué temerte ¿Qué podrías hacer contra él cuando en un principio lo único que habías hecho era aferrarte a su compañía?
.
Pero eso, lejos de enfadarte, te lastimaba.
.
Y cuando el momento de la despedida llegó, el adiós te supo amargo.
.
"¡No te vayas!"
.
Esa vez, en sus ojos pudiste ver algo que no supiste reconocer.
.
Hasta el día de hoy no sabes que fue eso.
