Cualquiera hubiera pensado que después de resolver el caso de mayor importancia en la ciudad mi vida sería perfecta, teniendo los mejores casos del mundo en un abrir y cerrar de ojos, pero, no fue así.
— ¡Hopps! —llamo el jefe con su tono demandante y serio de siempre, con rapidez me puse de pie en mi enorme silla, ya que al sentarme solo era posible que viera mis orejas— Archivos, quiero que me acomodes todo alfabéticamente y no te vas del área hasta que termines —mi cara podía expresar una enorme sorpresa al saber cuál sería mi emocionante actividad, que por emocionante no tenía absolutamente nada, en ese momento recordé mi primer día de trabajo, no sabía que era peor, parquímetros o archivos, esta vez no le comente nada al jefe, él ya había hecho demasiado por mi cuando intente volver a la fuerza en la central de Zootopia.
Me dirigí con paso lento a la bodega de archivos, el hecho de trabajar encerrada tras cuatro paredes me parecía bastante deprimente, pero trabajo era trabajo e iba a dar mi mayor esfuerzo como siempre. La zona estaba bastante alejada de todos, recorrí gran cantidad de pasillos enormes dentro de la central hasta que encontré unas escaleras bien escondidas, me dispuse a bajar, la luz era bastante tenue y tenebrosa, al final de las escaleras había una simple puerta. Inspiré y me dispuse a girar la perilla de la puerta, la luz se encontraba apagada, solo se notaban sombras por la luz que había detrás mío. Encendí los focos al encontrar un interruptor cerca de la puerta.
— ¡Santas galletas con queso! —exprese con sorpresa y espanto justo cuando abrí la puerta. El cuarto se encontraba hecho un desastre, montañas de papeles por un lado y por otro miles de expedientes por sin ningún lado, pareciera que jamás alguien había sido capaz de limpiar todo el desorden que tenía frente a mis ojos. Suspiré cansada incluso antes de comenzar con mi tarea que sabía que terminaría por alargarse demasiado.
Sección A
— ¡Porqué hay un crucigrama aquí! —grite enfadada, entre todas las cosas que había acabe haciendo 4 enormes torres de papeles: Papelería fuera de su carpeta, cosas en orden, pagos de la estación y basura.
Respire profundamente calmando mi furia, no era capaz de creer que los policías de la estación fueran tan desordenados y que ahora yo tendría que arreglar todo su desastre, es que en verdad parecía que un tornado arraso con la sala de archivos. El tiempo paso, para ser más exactos cuatro horas desde que había comenzado.
— Creo que ya tengo a todos los que se clasifican en la "A" —susurre dudosa mientras me cruzaba de brazos y veía con dirección a la montaña de archivos que se posicionarían en la letra A— Ya va una faltan... veintiséis... —en mi interior me imaginaba pegando mi cara contra la pared maldiciendo mi horrenda fortuna. Mire la hora en mi celular, marcaba las 12, ¿En qué momento había llegado mi hora de comida?
— Será mejor que me apure en ir a comer o estaré aquí durante tres siglos —con paso veloz y firme me dirigí hacía la salida de la estación, no sin antes saludar a cierto chita que se había convertido en un buen amigo.
— ¡Oficial Hopps! —me saludo alegremente mientras bebía un batido de fresa. Benjamín Garraza, recepcionista de la estación de policía a quien le encanta comer y todo lo que incluya a Gazelle, una cantante muy famosa que reside en Zootopia, sin exagerar, se trataba de su amor platónico— Escuche que el jefe Bogo te asigno a los archivos —comento recargándose sobre su pata izquierda con una simpática sonrisita en su boca.
— Sí, estoy en archivos —respondí un tanto sería, más no antipática, realmente lo que menos deseaba era que me recordaran mi fantástico puesto dentro de la fuerza, el encontrarme en ese sótano oscuro, abandonado y terrorífico, en el aspecto al desastre que hay, ocasionaba que yo llorara hacia mis adentros por mi maldita suerte o más bien por las sugestiones hacia mi especie a pesar de lo que había hecho para resolver el caso de los aulladores.
Hable poco tiempo más con aquel chita rechoncho y simpaticón, el cual me había recordado que los tres meses en los que Zootopia fue sumido en el terror por los depredadores él había sido movido al mismo lugar en el que me encontraba ahora "Con razón había cosas que no eran correspondientes al lugar" mentalicé aquellas palabras sacando una deducción algo acertada, ya que al parecer el desastre venía desde acontecimientos mucho más atrás.
Salí de la comisaría pensando que restaurante sería el seleccionado para que yo fuera a probar bocado, el estómago me rugía como si fuera un depredador rugiendo ferozmente y a la vez un vacío inundaba aquella zona que aclamaba urgentemente por comida. Suspiré. Estaba exhausta, ir de un lado a otro buscando entre montañas de papeles infinitos era cansado para mi mente y lo peor de todo es que apenas me encontraba a la mitad de mi horario laboral, en otras situaciones estaba cien por ciento segura de que el tiempo me jugaría una mala pasada avanzando a velocidades increíblemente sorprendentes. Inicie mi caminar, no tenía idea siquiera de a donde era bueno dirigirme, a pesar de que mi cuerpo pedía alimentos, mis ánimos negaban cada platillo que pasaba por mi cabeza en un intento de descubrir que comería el día de hoy. Sin saber el cómo y ni él cuándo termine frente a un pequeño parque al cual me incorpore dando pasos lentos de camino a un solitario columpio abandonado entre algunos árboles, sin dudarlo tome lugar en él, donde un leve contoneo guiado inconscientemente por mi cuerpo me hipnotizo; por segunda vez un suspiro se escapó de mi boca, subí la mirada y vi el brillante cielo cubierto por alguna que otra esponjosa nube, me sentí pequeña, no era la primera vez que me pasaba pero esta vez no tenía siquiera ganas de animarme yo sola, el viento soplo ondeando sutilmente mi pelaje donde mi única respuesta ante aquel estimulo fue colocar mi pata sobre mi mejilla izquierda donde escondida tras mi pelaje era posible de sentirse unos pequeños zarpazos que con el tiempo se transformó en una marca la cual había impulsado aún más mi sueño de volverme una oficial de policía, sin importar los riesgo a los que tuviera que enfrentarme, sabía que de alguna forma siempre saldría adelante.
Sin previo aviso e interrumpiendo la reflexión mental a la cual me estaba exponiendo sonó mi teléfono celular, "Nick" se alcanzaba a leer en la pantalla táctil del aparato tecnológico; me pregunto ¿En qué momento aquel torpe zorro se había tomado una foto con mi teléfono y la había puesto en su número de contacto? Reí un poco para mis adentros antes de desplazar uno de mis dedos para responder la llamada.
— ¡Hey, Zanahorias! ¿Ya en tú hora de comida? —me saludo mi peludo amigo bastante animado y feliz, algo de lo que yo carecía en este instante.
— Si, sino ya sabes que no te hubiera respondido la llamada, por cierto ¿Por qué tanta curiosidad? —interroge curiosa ya que era extraño que me llamara y más aún cuando era horario de trabajo para él.
— ¿Qué ya un pobre e indefenso zorro no puede llamar a su amiga por teléfono para saber cómo se encuentra? —la expresión de inocencia se desbordaba era claro que tramaba algo, su tono de "no rompo ni un plato" lo delataba completamente.
— ¡Oh Vamos Nick! Tanto tú como yo sabemos que no llamas simplemente para saber cómo me encuentro ¿Qué hiciste ahora? —no podía decir que lo conocía perfectamente ya que solo teníamos 3 meses y medio de conocernos; cosa que no está del todo bien dicha porque durante esos tres meses en los que Zootopia estuvo reinada por el miedo perdí todo contacto con mi "ayudante" en el caso del señor Nutriales y los aulladores. El caso era que de experiencias pasadas había aprendido a distingir algunas de sus mentiras.
— ¿Yo? Oficcial Hopps esas son acusaciones mayores, yo solo soy un simple y honesto ciudadano, un alma pura que solo buscaba entablar una amistosa conversación con su policía favorito —apesar de que me encontraba hablando por teléfono supe descifrar su cara en aquel preciso instante, era claro que demostraba el expresarse ofendido por mis palabras pero a la vez lo decía con un tono de voz lleno de sarcasmo y burla. Forma de hablar muy típica en aquel zorro.
— Vamos Nick, habla, ¿Qué necesitas?— refunfuñé bastante arta de no poder llegar a nada más que simples rodeos, mi paciencia en estos instantes era más pequeña que una célula.
— Tranquila pelusa, ven a la dirección que te voy a enviar en un rato y ya te explicare cuando llegues —musito él tan tranquilo como siempre, no comprendía como podía ir tan despreocupado por la vida; sin esperar respuesta de mi parte corto la llamada. Minutos después el celular vibró, se trataba de aquel mensaje que había dicho que me enviaría.
Lexington avenue esquina con Waloow S. número 1634, distrito comercial zona sur. Te esperaré adentró, no tardes Zanahorias.
No tenía idea alguna de donde se encontraba la dirección que Nick me había mandado, lo que si sabía era que el distrito sur estaba bastante alejado de la comisaría, si no fallaban mis estudios acerca de la ciudad, la zona comercial sur se encontraba cerca de las afueras de la ciudad; ¡Ah, Nick! ¿No pudiste meterte en problemas más cerca?
Sin más preámbulos y gracias a la gran ayuda de Zoogle Maps tome la estación del subterráneo más cercana a mi ubicación y que sobre todo me llevara hacia aquellos rumbos. Allí me veían, en un metro concurrido por la hora, lleno de diferentes mamíferos de especies y tamaños completamente diferentes. Mi destino era lejano, pero a la velocidad en la que se desplazaba el metro no tardaría nada en absoluto en llegar.
— Ahora... ¿Dónde estará ese lugar? —dije hablando conmigo misma mientras con la mirada buscaba de edificio en edifico el número del lugar que Nick me había indicado— Según el celular debería estar por aquí, pero, ¿dónde? —mis cuestiones seguían sin resolverse, más bien al contrario aumentaron en el momento en que había llegado al final de la calle, el número no aparecía y lo único que tenía delante mío era un bosque ya que la calle no tenía ninguna salida— Será que... —mis dotes de policía se activaron y mi cerebro planteo una teoría que aunque sonara extraña no era imposible del todo. Me adentre en el bosque. Después de caminar un poco entre densos arbustos logre apreciar un sendero de tierra que se adentraba aún más aquel bosque, no era un lugar aterrador, sino que tenía cierto toque de magia, el cual era capaz de llamar la atención, los árboles eran de un tono verdoso muy potente y el brillo del sol intensificaba aquellos tonos, a mi lado se encontraba una valla de madera la cual había sido dominada por la naturaleza, siendo cubierta por enredaderas de diferentes especies. Aquel camino me condujo a un lugar con un pequeño campo abierto en el que sobresalía una simpática casita rodeada por margaritas de distintos colores.
— 1634... —leí cuando me encontré justo al lado de la puerta— Aquí es —susurre pensante, no comprendía porque Nick me había traído hasta acá, "Te esperare adentro, no tardes Zanahorias" Al recordar sus palabras entre lentamente asomando de poco a poco mi cabeza por la abertura de la puerta, veía nada anormal así que entre por completo.
— ¡Hasta que llegas orejas! —aquella voz repentina ocasiono que pegara un pequeño sobresalto, a lo que la persona que me había llamado comenzó a reírse en forma de burla— ¡Casi llegas al techo! —después de un rato era claro que se trataba de aquel zorro burlista, gire mi vista de donde provenían las risas y allí estaba sentado al lado de una ventana amplia al borde de las lágrimas por la risa que le había dado. Me acerque a él.
— Jaja, muy gracioso Nick —mencione de forma sarcástica mientras cruzaba las patas y encaraba un gesto de enojo.
— ¡Oh, vamos Zanahorias no te enojes! —aun reía, pero no pude evitar sacar una pequeña risita a contagio de él. Sin más preámbulos tome asiento frente a mi zorro amigo, para después fijar la mirada al lugar donde me encontraba.
— ¿Qué es este lugar?
— Un restaurante —musito calmando su risa e igual que yo mirando a los alrededores— Aunque como te habrás dado cuenta la ubicación no favorece la clientela —voltee a verlo, allí estaba el apoyando su cabeza sobre sus dos patas mientras sus ojos se posaban sobre mí y sonreía pacíficamente— solo pocas personas saben de su ubicación... ¡Deberías estar orgullosa Zanahorias, ahora formas parte de ese pequeño grupo!
— No entiendo, pensé que te habías metido en problemas —me confundí tras mis propias suposiciones.
— Vamos, ¿Qué por ser un zorro es de ley que siempre me meta en problemas?
— Tanto tu como yo sabemos que desde que volví a Zootopia las veces que me has llamado han sido porque le debes dinero a alguien o te metiste en un lio del que no puedes salir —refute sus argumentos mientras lo veía a los ojos con una sonrisa triunfante y las patas superiores cruzadas. Atónito se quedó mirando a mi dirección, se aclaró la voz y hablo.
— Bueno, esas con cosas del pasado... —mi mirada se posó en él intimidándolo— bueno quizás algo así paso hace unos días, pero ahora no te había llamado para eso, —junto las manos y sonrió— si no te has dado cuenta te estoy invitando a comer zanahorias... como, bueno, agradecimiento por lo que has hecho por mí —menciono en voz baja mientras su mirada se escapaba del contacto con la mía y su tono de voz comenzaba a notarse nervioso. Sonreí.
— Gracias Nick
— Buenas tardes —una joven leona nos saludó cortésmente, al parecer era una mesera del lugar— ¿Ya saben que van a ordenar?
— Oh, claro, claro —respondió Nick para después tomar una carta que tenía a un lado suyo. Volteo a verme y me giño un ojo— Veamos para mi linda acompañante un crepe de nocilla con nata y una malteada de fresa; para mí un capuchino y una tarta de arándanos —terminando de hablar la chica sonrió y se retiró a llevar la orden al cocinero.
— Vaya, vaya aun no me creo que fueras tan amable de invitarme a comer, ¿Podrás pagar todo? —reí por debajo mientras Nick rodaba los ojos y una sonrisa astuta se formaba en sus labios.
— Orejas, gano 200 billetes al día, creo que incluso ganó más que cierta oficial de policía... A todo esto ¿Cuánto ganas zanahorias?
La pregunta parecería para muchos algo mal educada, pero tratándose de Nick me parecía algo normal y creo que hasta me extrañaba que no me la hubiera hecho hace tiempo— $1500 al mes —comente mientras me cruzaba de patas tanto inferiores como superiores. Estaba preparada para la burla de Nicholas Wilde.
— Que triste que un estafador callejero, gane más dinero que tú ¿O no, primor? —recalco claramente cada una de sus palabras intentando que estas se encajaran como navajas en todo mi orgullo— haber pelusa a ti que te gusta tanto la multiplicación ayúdame a saber cuánto gano al mes.
Realicé la multiplicación— $6000 —como me lo esperaba Nick comenzó a reír efusivo— No importa, ríete, de todos modos al final siempre terminas metiéndote en problemas por dinero y allá voy yo a ayudarte —lo mire seria pero con una leve sonrisa triunfante mientras recargaba mi mejilla sobre la pata delantera. Nick solo seso su burla y se quedó en silencio— Sabes, pensé que dejarías tu vida de estafador —me queje en voz alta saliendo del contexto de la conversación.
— Vamos primor, si fuera policía no tendría ni para comer, además creo que es mejor que tú seas quien lleva los pantalones en la relación, eso de llevar el papel de padre responsable no me queda, yo soy más de té quito la tarjeta de crédito y me voy de compras —giño un ojo mientras veía que me quedaba atónita a lo que escuchaba. Reí con una helada expresión en el rostro.
— Que mala broma Nicholas, ni de chiste tendría una relación con un zorro tramposo y vago que solo me quitaría mi dinero
— ¡Ooh, vamos, pero si es una idea estupenda, además con un tipo tan apuesto como yo las demás mamíferas moriría de celos! —su soberbia era enorme, por un momento lo imagine sentado en un trono alto siendo rodeado por cientos de mujeres, no importa que, él era ese tipo de machos que piensas que son todos unos coquetos y salen con 40 mujeres a la vez. Me quede en silencio cruzada de patas superiores y una cara de lo más seria— ¡No te enojes Zanahorias, es una broma!
— Lo se Nick —medio sonreí al verlo. Por alguna razón a gran parte de mi le hubiera gustado que aquel zorro hubiera entrado a la escuela de policía, habría sido él mejor compañero que pudiera imaginar— ¿De verdad no cambiarias tu forma de vida solo porque pagan menos de lo que ganas? —la expresión de su rostro cambio completamente, algo dentro de mi sabía la respuesta aunque ni siquiera fuera capaz de entonarla, solo me veía confundido intentando que alguna palabra coherente saliera de su hocico.
— Un crepe de nocilla con nata y una malteada de fresa, para la señorita y para el joven un capuchino y una tarta de arándanos ¿Esta todo correcto? —sin darnos cuenta la camarera sirvió lo que con anterioridad había ordenado Nick.
— ¿Eh? ¡Ah! S...si esta todo en orden, muchas gracias señorita —expreso aun distraído pero fingiendo una sonrisa a la joven que teníamos a lado nuestro. Acto después ella se retiró dejándonos solos y volviendo a ese silencio incomodo que había tenido lugar hace unos pocos minutos.
— ¡Esto se ve delicioso! —fingí la alegría con la que comentaba mi opinión acerca de los alimentos que tenía en frente.
— Si, los postres y comidas de aquí son muy buenos.
Maldecía por dentro el hecho de haber sacado una conversación del tema de la ZPD, en este momento tanto Nick y yo actuábamos que formas que no solemos ser, él estaba muy serio, lejano y distraído, mientras que yo... Bueno, en estos momentos deseaba darme contra una pared, me sentía triste, apagada y sin ganas de hacer nada, aunque muchos de esos sentimientos no habían surgido precisamente ahora. La ZPD era mi sueño desde niña y nunca deje que nada aplastara ese sueño, ni siquiera los miles de intentos de mis padres por asustarme o las burlas que recibía en la academia, siempre fui firme a mis creencias y sueños, pero ahora sentía que aquello por lo que tanto luche no me llenaba, le faltaba algo o más bien le faltaba alguien; la primera vez que me tope a Nick fue un momento en que lo odie mucho pero una vez que lo conocí mientras resolvíamos el caso del señor Nutriales algo cambio en él y en mí, me di cuenta que nada es un cuento de hadas, que ningún lugar es perfecto pero luchando y haciendo el mayor esfuerzo se puede mejorar, pero... Ahora me encontraba en un punto en que no sabía si lo que estaba haciendo ayudaba en algo, desde que había vuelto a trabajar en la comisaría mis puestos no llegaban ni siquiera a oficial de parquímetros... mi enorme determinación me impulsaba a seguir pero mi espíritu se encontraba cansado, perdido entre tantos pensamientos confusos. Suspire por dentro y agache la mirada con dirección a la comida, mi hambre había desaparecido.
— Sabes, este lugar me trae muchos recuerdos —la voz de mi compañero llamo mi atención ocasionando que mis ojos se posaran sobre él— mi padre, me trajo aquí en mi sexto cumpleaños, no ha cambiado mucho el lugar, sigue provocándome la misma sensación de tranquilidad y magia que cuando era niño —una pequeña risa salió del hocico de mi amigo al terminar su habla, por alguna razón esa risita había sonado bastante triste. Mire a mi alrededor, Nick tenía razón, este lugar desprendía sensaciones tranquilizantes de las cuales no me había percatado a causa de mi baja motivación.
El restaurante era bastante sencillo, la pared era conformada por troncos de madera roble al igual que el piso, solo que este era liso. Su decoración consistía en cuadros, flores, macetas, unas enredaderas cubriendo una que otra parte de la pared, en una esquina sofás y sillones celestes, una alfombra redonda y un pequeño librero lleno.
— Es un bonito lugar —respondí entre un suspiro de calma
— El mejor del mundo...
La vista de aquel zorro amigo se alejó, sus ojos se veían tristes así que con delicadeza dije— Es la primera vez que me hablas de tu padre...
Con sorpresa giro a verme y antes de musitar alguna palabra me sonrió, pero no una sonrisa normal, sino aquellas que uno hace cuando la tristeza te envuelve pero intentas fingir que todo está bien, esas de las que yo he hecho muchas veces — Si, supongo que ese lugar me trae muchos recuerdos de él —de nuevo alejo la mirada, esta vez volteado a una ventana que había al lado de nuestra mesa— Mi padre no era el mejor ciudadano que existía en Zootopia, pero siempre hacia lo imposible por ser el mejor, aunque con todos los perjuicios que hay por los zorros nunca fue bien recibido, recuerdo cuando lo aceptaron en un buen trabajo, mi madre, padre y yo celebramos mucho... aunque yo no entendía demasiado en ese entonces; su trabajo no era del otro mundo, oficinista en una compañía pero para nosotros fue como si fuera alcalde —se escuchó una pequeña risita— recuerdo una vez que tome el traje de mi padre e intente ponérmelo, era 3 veces más grande que yo.
Reí un poco ante el anécdota— Admirabas mucho a tu padre.
— Si, era mi ejemplo a seguir, ojalá no se hubiera ido… —al escuchar aquello di un pequeño sobresalto, el cual Nick interpreto bien y respondió la duda que se formulaba en mi cabeza— Una mañana simplemente desapareció, sin decirnos nada, se esfumo como si del viento habláramos, tanto mi madre como yo lo esperábamos cada día, con la esperanza de que volviera y de nuevo fuéramos una familia… días, meses, años… estuvimos con esa esperanza mucho tiempo hasta que un día mi madre dejo de esperarlo, de hablarme de él, de las cosas que haríamos cuando volviera; solo volvió a hablar de él cuando cumplí 22, me entrego una carta que él había dejado antes de irse y que solo podría ser entregada cuando fuera mayor —suspiro con tristeza y cubrió sus ojos con la pata— Esperaba que esa carta dijera que le había pasado pero no... solo me decía que cuidara mucho de mi madre y que no porque se haya ido significaba que no nos amaba, sino que al contrario, nosotros siempre estaríamos en lo más profundo de su corazón porque era lo mejor que le había pasado en la vida…
Nick paro en seco su relato y cubrió más su rostro… Como si de instinto se hablara me levante de la silla y camine hasta quedar a su lado, las palabras correctas no venían a mi mente y lo único que pude hacer fue abrazarlo, él se sorprendió y volteo a verme, no estaba llorando pero sus ojos reflejaban mucha tristeza, tanta que era capaz de envolverme, sobre todo por el enorme cariño que le tenía. Sonrió levemente y correspondió mi abrazo "Gracias Zanahorias…" susurro al abrazarme. Era extraño, aunque yo no le había contado mis malos días en el trabajo ese abrazo suyo alivio un enorme pesar en mi corazón e igual a pesar de no poder decirle nada referente a lo de su padre esperaba que el abrazo que le había dado tuviera el mismo efecto sanador.
Ya había pasado buen rato desde que estábamos en el restaurante, ahora acompañada de mi peludo amigo nos dirigíamos a la estación de policía donde yo retomaría mi importante trabajo acomodando archivos, pero esta vez me encontraba más animada, Nick no solo era el único que había recuperado su felicidad habitual. Estaba segura que sin importar los obstáculos que se nos cruzaran ambos podríamos salir de ellos juntos, siendo un equipo, pero no solo eso, sino siendo el mejor equipo que cualquiera podría imaginar.
Y con esto doy finalizado el primer capitulo, primeramente muchas gracias a quien haya leido este fanfic, de verdad gracias. Por otra parte ando un poco oxidada en esto de escribir así que me cuesta un poquito narrar como me gustaria, sobre todo porque cuido mucho de los detalles (tampoco a lo perfecto pero intento que me guste el resultado xD)
Tambien me gustaria aclarar que la historia en si no va a tratar del dia a dia sino que entre cada capitulo ira pasando algo de tiempo (un mes por ejemplo), ahorita que el Julio igual es Julio en la historia pero con forme pasen los capitulos los meses tambien pasaran, excepto en algunos donde antes aclare que es al dia siguiente. Oh! Pero esto no quiere decir que la historia no lleve una secuencia, al contrario, tiene mucho que ver. Este capitulo fue narrado por Judy pero el siguiente sera por Nick (un buen reto para mi) :)
Un saludo y se aceptan criticas, comentarios, opiniones, quejas, etc.
