Así de pronto todos se olvidaron del asunto, una de nuestras cartas más fuertes, la mejor voz de todo el club y mi chica se han ido de Mckinley y a nadie parece importarle, salvo a Kurt y a mí, por supuesto.

Mercedes se fue con su familia el resto del año a Europa para que su padre estudie su doctorado en una prestigiosa universidad de Londres y estaba más que dicho que ella no se iba a poder quedar en el país ella sola. Lo que más me molestaba de todo era que todos parecieran felices porque se fuera.

De nuevo estoy solo y eso pesa más de lo que en se oye.

Solo… sin amigos… solo, una persona más en la escuela, nada más que eso. La extraño como no he extrañado a nadie en mi vida.

Ahora que me doy cuenta creo que poco a poco he perdido todo lo que me hacía feliz y cuando las cosas empezaban a mejorar un poco todo se venía abajo en un segundo.

Sin darme cuenta ya estaba en el salón del coro, caminaba distraído y termine aquí justamente. He pensado en dejar el club, ya no es lo mismo sin ella. Y solo me trae memorias, cuando solo deseo olvidar.

- Oh, perdón, pensé que estaba vacío. – La voz aguda de Kurt me sacó de mis pensamientos depresivos. – Creo que volveré más tarde.

- No, no, está bien, eso creo. – necesitaba algo de compañía de todos modos o me volvería loco.

- ¿Está bien si te acompaño? Detesto estar solo, me estoy volviendo loco. – Me reí. O aparte de su habilidad para detectar errores de moda tenía telepatía o en serio estamos tan deprimidos. – Supongo que es normal que estemos abatidos.

- ¿Qué? – Ese cabello tan perfectamente acomodado debe ser un casco de lectura de mentes.

- Solo han pasado dos semanas. – a mi me parecían una eternidad. Se dirigió hasta el piano y comenzó a tocar el piano, notas tristes.

- Es preciosa.

- Era una de las favoritas de Mercedes, la cantábamos muy seguido y nos justaba jugar a ver si podíamos llegar las notas finales.

- Suena divertido, aunque conociéndolos debería ser un reto para alguien como yo tratar de igualarlas. – Sonrió ante mi comentario, me dio la impresión de que se burlaba de mi.

There you are holding her hand
I am lost
dying to understand
didn't I cherish you right
don't you know you were my life

Even though I try I can't let go
something in your eyes
captured my soul
and every night I see you in my dreams
you're all I know
I can't let go

Just cast aside
you don't even know I'm alive
you just walk on by
don't care to see me cry
and here I am
still holding on
I can't accept
my world is gone

Do you even realize the sorrow i have inside
everyday of my life
do you know the way it feels
when all you have just dies
I try and try to deny that I need you
but still you remain on my mind

No i just can't get you out of my mind
I never can say goodbye
'cause every night
I see you in my dreams
you're all I know
I can't let you go
even though I try
I can't let go
of something that I need so badly
you're all i know
I can't let go

Kurt se secó unas cuantas lágrimas al terminar esas increíbles notas finales. El silencio se volvió tan intenso, pero no incómodo, salvo por la respiración de ambos. Ciertamente sentía también mis ojos escocer por las lágrimas que deseaba derramar desde hacía semanas, pero me quedé totalmente congelado en mi intención. Sé que Kurt es un chico sensible, Mercedes se había convertido prácticamente en su madre en el colegio, pero jamás lo había visto llorar, incluso cuando se fue del colegio a Dalton no lo vi derramar lágrima alguna frente a nosotros aunque su cara iba a explotar de tristeza.

- Lo siento, realmente ya no pude aguantar más. – Se secó las lágrimas con un pañuelo que se veía muy fino. La cara la tenía rosada y las mejillas ardiendo, casi rojas.

- ¿Te sientes bien? - parecía como si tuviera un enorme resfriado.

- Si, solo estoy algo lastimado de la cara por mis tratamientos exfoliantes. Y las lágrimas no ayudan mucho a que se vea mejor. –volvió a su máscara de fortaleza

- ¿Eso es sano? – me lo imaginaba raspándose el rostro con una lijadora industrial.

- La belleza cuesta. – No puedes evitar reírte de un comentario así, aunque me fulminara con la mirada, eso solo lo hacía más lindo… ehh gracioso. - ¿Qué es tan gracioso?

- Lo dices igual que Mercedes. – Solo sonrió, no obstante la nostalgia volvía a sus ojos.

- No nos va a ser nada fácil olvidarse de ella. – tocó algunas notas en el piano, pero dudo que quisiera cantar algo más, solo se pondría más triste.

- Casi se acaba el almuerzo. – me levanté y lo invité a que fuéramos a la cafetería. – Deberíamos comer algo antes de las clases.

- No tengo hambre, gracias Sam, estoy bien así.

- Yo… te veo luego.

La cafetería estaba casi vacía, tendría algo de tiempo para mí. Me senté en una mesa vacía. Pero aún en esa paz y tranquilidad no me sentía cómodo, así que no tuve más remedio que ir directamente al salón de mi siguiente clase. Estuve prácticamente solo, a excepción de Jacob Ben Israel que estaba sumergido en su computadora, seguramente destruyendo la vida de algún pobre alumno por internet en su blog.

Había estado tan deprimido que olvidé que hoy tenía que hacer las compras, o si no mis hermanos no comerían. Me sentí tan estúpido.

Me pasé el resto de la clase pensando que debía de comprar y con cuanto contaba. Quizás eso era lo que necesitaba mantenerme ocupado, pero fue bastante más difícil de soportar de noche.


Hola a todos! este es mi triunfal regreso (sí como no) a este vicio de escribir, después de un ocupadísimo final de semestre espero darle continuidad a esta nueva historia. Espero sea de su agrado