Prisionera de un Sangre Limpia
Summary: Hermione Granger es secuestrada por los mortifagos de Voldemort, en su lucha para eliminar a los Sangre Sucia. Para poder seguir sobreviviendo tendrá que pelear con los enemigos de su alrededor. El más peligroso, Draco Malfoy.
¡¡¡ Regreso!!! Esto es sólo la introducción explicativa. Espero que disfruten.
1. Atrapada
Le dolía la cabeza. Un dolor intenso en la parte posterior de su nuca palpitaba fuertemente.
Tenía la boca seca, los labios quemados. Un pitido agudo en sus oídos y dolor, mucho dolor extendiéndose por su cuerpo.
Los ojos los tenía cerrados. No podía abrirlos, no podía, le escocían. Al fin lo consiguió. Se frotó con la mano. Una lágrima resbaló por su mejilla.
¿Dónde estaría? Las sienes la martirizaban. Flexionó la rodilla y sintió un pinchazo recorriendo su pierna. Se enderezó. Dolor sintió de nuevo.
Frío, tenía frío. Consiguió trabajosamente ponerse de pie, después de caerse, colocándose un poco encorvada. Al colocarse bien un escalofrío recorrió su espalda acabando en un estremecimiento.
Estaba sola. Ni Harry, ni Ron, nadie, solo ella, Hermione Granger.
Se intentó tapar con la túnica pues sentía su cuerpo helándose. Sin embargo, su túnica de Gryffindor estaba rasgada y rota. Palpó en su bolsillo. Su varita no estaba. Se la habían quitado.
Sus marrones ojos miraron la estancia. Todo estaba oscuro. Tan sólo unas antorchas lúgubres colgadas en la pared iluminaban el suelo, proyectando las sombras de las llamas.
Miró a su alrededor. Una cúpula de cristal dejaba ver un negro cielo con nubarrones lluviosos. Era un castillo. Unas vidrieras de color verde en distintas tonalidades cubrían las paredes.
A Hermione aquello le recordó a una prisión con barrotes de oro. Todo tan majestuoso y tan terrorífico a la vez.
- Por fin has despertado.
Fue como si un torrente helado le congelara la sangre en un segundo. La voz le hizo estremecerse. Una voz que conocía muy bien. Esa voz. Su voz.
- Malfoy. - masculló.
La garganta le ardía, llena de rabia.
Se volvió, quedando ante una larga escalera con pequeños escalones tapizados con una tela en color rojo sangre, con los apoya brazos dorados, y en ella, su presencia malévola.
Draco Malfoy sonrió cínicamente.
Su sola presencia consiguió agitar más aún a Hermione.
No había cambiado respecto al tiempo. Ahora, con diecisiete años, seguía pareciendo más mayor. Su cabello rubio platinado le daba un alo atractivo y a la vez misterioso y en el centro de su pálido rostro, dos grises y helados ojos se abrían como dos diamantes en la nieve, reluciendo con una brillantez extraordinaria. Había crecido mucho y de una forma muy normal. Su cuerpo ya no dejaba ver rastros infantiles o propios de la adolescencia, ya su transformación había dado el acto final, dando paso a una mueca casi idéntica a la de Lucius Malfoy.
El Slytherin bajó un peldaño, suavemente, con mucha elegancia.
- Granger, ¿qué tal te encuentras? Es todo un honor para las de tu calaña estar aquí.
Hermione tragó saliva y apretó el puño apretando sus finas uñas contra su piel.
Sentía más que nunca una presión enorme en la vena de su cuello, como si de un momento a otro fuera a estallar.
- ¡No mereces vivir! - gritó llena de rabia.
El rubio siguió bajando lentamente, observándola, con una mueca de triunfo en su rostro, con la misma arrogancia que siempre le había caracterizado.
Miró a Hermione clavándole sus profundos ojos grises:
- Tienes...muy mal aspecto. - dijo con una mueca de asco.
- Ah.. -suspiró. - ¿Qué aspecto quieres que tenga, Malfoy?
- Un aspecto decente para ver al Señor Oscuro.
El Señor Oscuro, Voldemort. Se estremeció. Draco Malfoy lo notó. Parecía más divertido que nunca, parecía que aquello le gustaba.
- Granger, tranquila. Si cooperas, tu muerte será sin dolor. Te daremos ese, aliciente.
- No me asustas. -su voz parecía fuerte y serena. Tenía ese poder.
- Ya veo.
El chico rodó los ojos examinando a Hermione con descaro. Hermione se sintió incómoda al sentir la fuerte presión de sus ojos sobre ella.
- Sabes...Granger.
Pronunciaba las sílabas de tal forma que a Hermione le recordaba el murmullo sigiloso de una serpiente deslizándose sutilmente sobre el suelo.
- Es una lástima que sólo seas una sangre sucia...Podría hacer muchas cosas contigo.
- Antes la muerte que estar contigo.
- Tampoco te daría muchas opciones para decidir. Acatarías mi voluntad.
- Jamás.
- No me desafíes. Con solo mover un dedo puedo destruirte.
Le miró intentando no lanzarse a él y matarlo, intentando controlarse.
- Ellos me encontrarán.
- ¿Quiénes? ¿Potter y Weasley?
Sonrió, maligno. Y rió a carcajadas.
- Morirás antes.
El silencio incompasivo trajo más frío.
El Slytherin se dio la vuelta, ignorando a Hermione y, ésta, de repente, sintió como unos fuertes brazos la cogían de la nada.
Gritó pero no le sirvió para nada. Creyó oír unas risas que se trasladaron a su mente, estallando en ella.
Todo se convirtió en sombras, negrura y penumbra. Sentía miedo, rabia, y dolor.
Antes de poder seguir pensando, oyó el sonido de una puerta y, la lanzaron a la boca del lobo, tan negra que ni siquiera supo donde cayó.
Se llevó una mano a la cabeza, que seguía doliéndole. Se hizo un ovillo en el suelo y se mordió el labio, repasando mentalmente su norma, no llorar.
Pensó que se volvería loca allí encerrada, junto con su soledad.
- ¿Quién anda ahí?
Levantó la cabeza velozmente y miró hacia los lados. Esa voz. Una voz femenina y...conocida.
- ¿Lavender?
Sintió un arrebato de alegría repentina.
- ¡Hermione!
Su amiga de Hogwarts se abrazó a ella con fuerza. La oscuridad impedía que se observaran mutuamente pero, en aquel instante, algo más potente las unía.
Sentir el contacto humano de nuevo, tras haber sentido en su propia piel el más inhumano, le trajo de vuelta sus sentimientos ocultos. Quiso llorar con aquella amiga, pero se dijo a sí misma que había que conservar la cordura, la calma, aunque estuvieran allí...convervarla o al menos, imitarla.
- ¡No sabes qué alegría me da...no sabes...! - sollozó Lavender abraza a ella.
- Tranquila. - murmuró Hermione. - Ya no vas a estar sola, yo voy a estar contigo.
Acarició suavemente su cabello, sus finos hilos negros se habían convertido en una maraña de nudos secos.
Hermione se mordió el labio y le susurró palabras apaciguadoras.
- ¿Cuánto tiempo...llevas aquí? - se atrevió a preguntar.
- No lo sé. Creo que unos cuatro días. Sí. Cuatro. Hoy...hoy..es lunes. Me trajeron el viernes, después de cenar. Me acosté y al despertar vi la cara de..uno de ellos.
La gryffindor resopló nerviosa. Aún sentía miedo. La castaña lo sintió en el tono agitado de su voz.
- Y..¿tu? ¿Cómo te cogieron?
- Recibí una carta de Ron. Decía que huyera, que me marchara lo antes posible de donde estuviera y..que corriera a la Madrigera, que allí estaría a salvo. Y..de repente, todo se volvió confuso. - un quebrido se le escapó de la garganta y se llevó una mano a ella. - No veía nada, llamaba a mis padres, no estaban. Luego me..golpearon. - se tocó con las yemas de los dedos la nuca. - Todo...se convirtió en oscuridad.
Podía sentir en sus manos el tacto del pergamino, la letra mal hecha de Ron, la angustia de sus palabras. Tenía que haber sido más rápida. Tonta, tenía que haber huido sin pensar en nada más que salvarse. Y ahora, estaba allí, atrapada.
De repente, algo se abrió. Una luz odiosa penetró sus sombras, invadiendo su paz por la peor pesadilla.
Lavender aferró su mano a la de ella pero, algo agarró a Hermione por los hombros y, de un tirón, se separaron.
Sintió la violencia con que la llevaban, eran dos.
Abandonaron la habitación oscura y caminaron velozmente por un largo pasillo, que a Hermione le pareció interminable.
Le empezaba a doler toda la columna pero, no daría ninguna muestra de debilidad, al menos mientras su cuerpo se lo permitiese.
La luz estaba distribuida por numerosas antorchas que ardían en la pared. A pesar de todo, la castaña sentía en su cuerpo una extraña sensación de frío y miedo, de desesperación, dudas, confusión...
Se detuvieron. Hermione alzó la cabeza y vio ante sí una puerta negra con unas letras en color verde escarlata y una serpiente dibujada en el centro.
Sabía a donde la llevaban. Apretó con vigor sus manos y se preparó para lo que le esperaba.
De pronto el aire mismo cambió, pareció tener otro aroma y otro color. Hermione no supo distinguirlo. Los dos hombres vestidos de negro, la sentaron en una superficie dura, una silla de madera.
La luz comenzó a esclarecerse y pudo observar que la habitación tenía las paredes pintadas de un tono rojo muy oscuro y el tapiz del suelo era verde, también oscuro.
Por un momento pensó en desviar la mirada y clavarla en el suelo pero, una figura se postró delante de él y se lo impidió.
- Habla.
- No sé nada.
- Conmigo no juegues, sangre sucia, sabemos que colaboras con la Orden y con Dumbledore. Y, que sabes donde está.
- No lo sé.
- ¡Te he dicho...! - gritó el individuo.
- Lucius...
Esa voz, parecía que se te clavaban cuchillos, era tan sigilosa, tan maliciosa a la vez, tan malévola que no parecía humana.
Se oyó el sonido leve de algo arrastrándose, Hermione no lo pudo ver pues su vista estaba fija en el cuerpo de Lucius Malfoy que seguía frente a ella.
Lentamente se apartó. Algo avanzaba hacia ella. Cogió aire, no podrían con ella.
- Hay que dejar que el tiempo pase.
La voz volvió a golpearla hasta el punto de que los vellos se le pusieron de punta y la sangre parecía no fluir dentro de su cuerpo.
- El tiempo lo mata todo.
Hermione podía sentir una nueva sombra, más alargada, cerniéndose ante ella. Creía que iba a desmayarse de un momento a otro. Su corazón iba a más de mil por hora, sentía desfallecerse.
- Y estoy seguro que colaborará. La atenderemos bien, para que se sienta como en casa...
Tan sarcastico, tan irónico, él...
Le tapo toda luz y algo como un imán hizo a Hermione mirarlo pero, no veía nada, solo su cuerpo, difuminado y una mancha negra tapando su rostro.
- ¿Sabes quién soy?
- Voldemort.
Lucius soltó un quejido. Por primera vez, Hermione distinguió algo de entre la borrosa negrura de su cara, una sonrisa.
- Muy bien.
La sombra se apartó, produciendo en Hermione una sensación de alivio.
- Ahora, te trataremos bien. Pero, tiene que acompañarte alguien.Fuera te espera tu guía. Tal vez estés demasiado confusa, aún. Buena suerte, nos veremos mañana.
De nuevo, los dos hombres la cogieron y, la sacaron de la habitación.
Se sentía muy cansada y apesumbrada. Quería volver a su casa, dormir de nuevo, tranquila, en su cama, besar a sus padres, hablar con Ron y Harry. No tenía que estar allí, no quería estar allí.
Fuera, estaba su acompañante. Con una sonrisa en los labios.
- No puede ser, ¿tú otra vez?
- Yo siempre ahí, Granger.
Draco Malfoy la miraba con sus ojos grises, sin pestañear, malévolo.
- Soy la peor de tus pesadillas.
**********************************************************************
Bueno....Nuevo fic, nuevo método, nuevo casi todo, excepto los protagonistas.
Como han visto, iban a cursar 7º curso en Hogwarts por lo que tienen diecisiete años.
Prisionera de un sangre limpia se adelantó a El pianista, además ya quería publicar algo, con necesidad urgente. Espero que el fic les guste porque, la temática es fuerte.
Se trata ni más ni menos que de aguantar la tortura que supone estar en una prisión de "Sangres sucias", dirigida por "Sangres limpias".
A medida que avance el fic podrán observar más subtramas y misterios.
Les auguro una historia emocionante, o eso intentaré.
Espero que me dejen un review con las impresiones¡
Os quiere...
Lira Garbo
"Cada uno besa temblando la mano que nos encadena" - Voltaire.
Summary: Hermione Granger es secuestrada por los mortifagos de Voldemort, en su lucha para eliminar a los Sangre Sucia. Para poder seguir sobreviviendo tendrá que pelear con los enemigos de su alrededor. El más peligroso, Draco Malfoy.
¡¡¡ Regreso!!! Esto es sólo la introducción explicativa. Espero que disfruten.
1. Atrapada
Le dolía la cabeza. Un dolor intenso en la parte posterior de su nuca palpitaba fuertemente.
Tenía la boca seca, los labios quemados. Un pitido agudo en sus oídos y dolor, mucho dolor extendiéndose por su cuerpo.
Los ojos los tenía cerrados. No podía abrirlos, no podía, le escocían. Al fin lo consiguió. Se frotó con la mano. Una lágrima resbaló por su mejilla.
¿Dónde estaría? Las sienes la martirizaban. Flexionó la rodilla y sintió un pinchazo recorriendo su pierna. Se enderezó. Dolor sintió de nuevo.
Frío, tenía frío. Consiguió trabajosamente ponerse de pie, después de caerse, colocándose un poco encorvada. Al colocarse bien un escalofrío recorrió su espalda acabando en un estremecimiento.
Estaba sola. Ni Harry, ni Ron, nadie, solo ella, Hermione Granger.
Se intentó tapar con la túnica pues sentía su cuerpo helándose. Sin embargo, su túnica de Gryffindor estaba rasgada y rota. Palpó en su bolsillo. Su varita no estaba. Se la habían quitado.
Sus marrones ojos miraron la estancia. Todo estaba oscuro. Tan sólo unas antorchas lúgubres colgadas en la pared iluminaban el suelo, proyectando las sombras de las llamas.
Miró a su alrededor. Una cúpula de cristal dejaba ver un negro cielo con nubarrones lluviosos. Era un castillo. Unas vidrieras de color verde en distintas tonalidades cubrían las paredes.
A Hermione aquello le recordó a una prisión con barrotes de oro. Todo tan majestuoso y tan terrorífico a la vez.
- Por fin has despertado.
Fue como si un torrente helado le congelara la sangre en un segundo. La voz le hizo estremecerse. Una voz que conocía muy bien. Esa voz. Su voz.
- Malfoy. - masculló.
La garganta le ardía, llena de rabia.
Se volvió, quedando ante una larga escalera con pequeños escalones tapizados con una tela en color rojo sangre, con los apoya brazos dorados, y en ella, su presencia malévola.
Draco Malfoy sonrió cínicamente.
Su sola presencia consiguió agitar más aún a Hermione.
No había cambiado respecto al tiempo. Ahora, con diecisiete años, seguía pareciendo más mayor. Su cabello rubio platinado le daba un alo atractivo y a la vez misterioso y en el centro de su pálido rostro, dos grises y helados ojos se abrían como dos diamantes en la nieve, reluciendo con una brillantez extraordinaria. Había crecido mucho y de una forma muy normal. Su cuerpo ya no dejaba ver rastros infantiles o propios de la adolescencia, ya su transformación había dado el acto final, dando paso a una mueca casi idéntica a la de Lucius Malfoy.
El Slytherin bajó un peldaño, suavemente, con mucha elegancia.
- Granger, ¿qué tal te encuentras? Es todo un honor para las de tu calaña estar aquí.
Hermione tragó saliva y apretó el puño apretando sus finas uñas contra su piel.
Sentía más que nunca una presión enorme en la vena de su cuello, como si de un momento a otro fuera a estallar.
- ¡No mereces vivir! - gritó llena de rabia.
El rubio siguió bajando lentamente, observándola, con una mueca de triunfo en su rostro, con la misma arrogancia que siempre le había caracterizado.
Miró a Hermione clavándole sus profundos ojos grises:
- Tienes...muy mal aspecto. - dijo con una mueca de asco.
- Ah.. -suspiró. - ¿Qué aspecto quieres que tenga, Malfoy?
- Un aspecto decente para ver al Señor Oscuro.
El Señor Oscuro, Voldemort. Se estremeció. Draco Malfoy lo notó. Parecía más divertido que nunca, parecía que aquello le gustaba.
- Granger, tranquila. Si cooperas, tu muerte será sin dolor. Te daremos ese, aliciente.
- No me asustas. -su voz parecía fuerte y serena. Tenía ese poder.
- Ya veo.
El chico rodó los ojos examinando a Hermione con descaro. Hermione se sintió incómoda al sentir la fuerte presión de sus ojos sobre ella.
- Sabes...Granger.
Pronunciaba las sílabas de tal forma que a Hermione le recordaba el murmullo sigiloso de una serpiente deslizándose sutilmente sobre el suelo.
- Es una lástima que sólo seas una sangre sucia...Podría hacer muchas cosas contigo.
- Antes la muerte que estar contigo.
- Tampoco te daría muchas opciones para decidir. Acatarías mi voluntad.
- Jamás.
- No me desafíes. Con solo mover un dedo puedo destruirte.
Le miró intentando no lanzarse a él y matarlo, intentando controlarse.
- Ellos me encontrarán.
- ¿Quiénes? ¿Potter y Weasley?
Sonrió, maligno. Y rió a carcajadas.
- Morirás antes.
El silencio incompasivo trajo más frío.
El Slytherin se dio la vuelta, ignorando a Hermione y, ésta, de repente, sintió como unos fuertes brazos la cogían de la nada.
Gritó pero no le sirvió para nada. Creyó oír unas risas que se trasladaron a su mente, estallando en ella.
Todo se convirtió en sombras, negrura y penumbra. Sentía miedo, rabia, y dolor.
Antes de poder seguir pensando, oyó el sonido de una puerta y, la lanzaron a la boca del lobo, tan negra que ni siquiera supo donde cayó.
Se llevó una mano a la cabeza, que seguía doliéndole. Se hizo un ovillo en el suelo y se mordió el labio, repasando mentalmente su norma, no llorar.
Pensó que se volvería loca allí encerrada, junto con su soledad.
- ¿Quién anda ahí?
Levantó la cabeza velozmente y miró hacia los lados. Esa voz. Una voz femenina y...conocida.
- ¿Lavender?
Sintió un arrebato de alegría repentina.
- ¡Hermione!
Su amiga de Hogwarts se abrazó a ella con fuerza. La oscuridad impedía que se observaran mutuamente pero, en aquel instante, algo más potente las unía.
Sentir el contacto humano de nuevo, tras haber sentido en su propia piel el más inhumano, le trajo de vuelta sus sentimientos ocultos. Quiso llorar con aquella amiga, pero se dijo a sí misma que había que conservar la cordura, la calma, aunque estuvieran allí...convervarla o al menos, imitarla.
- ¡No sabes qué alegría me da...no sabes...! - sollozó Lavender abraza a ella.
- Tranquila. - murmuró Hermione. - Ya no vas a estar sola, yo voy a estar contigo.
Acarició suavemente su cabello, sus finos hilos negros se habían convertido en una maraña de nudos secos.
Hermione se mordió el labio y le susurró palabras apaciguadoras.
- ¿Cuánto tiempo...llevas aquí? - se atrevió a preguntar.
- No lo sé. Creo que unos cuatro días. Sí. Cuatro. Hoy...hoy..es lunes. Me trajeron el viernes, después de cenar. Me acosté y al despertar vi la cara de..uno de ellos.
La gryffindor resopló nerviosa. Aún sentía miedo. La castaña lo sintió en el tono agitado de su voz.
- Y..¿tu? ¿Cómo te cogieron?
- Recibí una carta de Ron. Decía que huyera, que me marchara lo antes posible de donde estuviera y..que corriera a la Madrigera, que allí estaría a salvo. Y..de repente, todo se volvió confuso. - un quebrido se le escapó de la garganta y se llevó una mano a ella. - No veía nada, llamaba a mis padres, no estaban. Luego me..golpearon. - se tocó con las yemas de los dedos la nuca. - Todo...se convirtió en oscuridad.
Podía sentir en sus manos el tacto del pergamino, la letra mal hecha de Ron, la angustia de sus palabras. Tenía que haber sido más rápida. Tonta, tenía que haber huido sin pensar en nada más que salvarse. Y ahora, estaba allí, atrapada.
De repente, algo se abrió. Una luz odiosa penetró sus sombras, invadiendo su paz por la peor pesadilla.
Lavender aferró su mano a la de ella pero, algo agarró a Hermione por los hombros y, de un tirón, se separaron.
Sintió la violencia con que la llevaban, eran dos.
Abandonaron la habitación oscura y caminaron velozmente por un largo pasillo, que a Hermione le pareció interminable.
Le empezaba a doler toda la columna pero, no daría ninguna muestra de debilidad, al menos mientras su cuerpo se lo permitiese.
La luz estaba distribuida por numerosas antorchas que ardían en la pared. A pesar de todo, la castaña sentía en su cuerpo una extraña sensación de frío y miedo, de desesperación, dudas, confusión...
Se detuvieron. Hermione alzó la cabeza y vio ante sí una puerta negra con unas letras en color verde escarlata y una serpiente dibujada en el centro.
Sabía a donde la llevaban. Apretó con vigor sus manos y se preparó para lo que le esperaba.
De pronto el aire mismo cambió, pareció tener otro aroma y otro color. Hermione no supo distinguirlo. Los dos hombres vestidos de negro, la sentaron en una superficie dura, una silla de madera.
La luz comenzó a esclarecerse y pudo observar que la habitación tenía las paredes pintadas de un tono rojo muy oscuro y el tapiz del suelo era verde, también oscuro.
Por un momento pensó en desviar la mirada y clavarla en el suelo pero, una figura se postró delante de él y se lo impidió.
- Habla.
- No sé nada.
- Conmigo no juegues, sangre sucia, sabemos que colaboras con la Orden y con Dumbledore. Y, que sabes donde está.
- No lo sé.
- ¡Te he dicho...! - gritó el individuo.
- Lucius...
Esa voz, parecía que se te clavaban cuchillos, era tan sigilosa, tan maliciosa a la vez, tan malévola que no parecía humana.
Se oyó el sonido leve de algo arrastrándose, Hermione no lo pudo ver pues su vista estaba fija en el cuerpo de Lucius Malfoy que seguía frente a ella.
Lentamente se apartó. Algo avanzaba hacia ella. Cogió aire, no podrían con ella.
- Hay que dejar que el tiempo pase.
La voz volvió a golpearla hasta el punto de que los vellos se le pusieron de punta y la sangre parecía no fluir dentro de su cuerpo.
- El tiempo lo mata todo.
Hermione podía sentir una nueva sombra, más alargada, cerniéndose ante ella. Creía que iba a desmayarse de un momento a otro. Su corazón iba a más de mil por hora, sentía desfallecerse.
- Y estoy seguro que colaborará. La atenderemos bien, para que se sienta como en casa...
Tan sarcastico, tan irónico, él...
Le tapo toda luz y algo como un imán hizo a Hermione mirarlo pero, no veía nada, solo su cuerpo, difuminado y una mancha negra tapando su rostro.
- ¿Sabes quién soy?
- Voldemort.
Lucius soltó un quejido. Por primera vez, Hermione distinguió algo de entre la borrosa negrura de su cara, una sonrisa.
- Muy bien.
La sombra se apartó, produciendo en Hermione una sensación de alivio.
- Ahora, te trataremos bien. Pero, tiene que acompañarte alguien.Fuera te espera tu guía. Tal vez estés demasiado confusa, aún. Buena suerte, nos veremos mañana.
De nuevo, los dos hombres la cogieron y, la sacaron de la habitación.
Se sentía muy cansada y apesumbrada. Quería volver a su casa, dormir de nuevo, tranquila, en su cama, besar a sus padres, hablar con Ron y Harry. No tenía que estar allí, no quería estar allí.
Fuera, estaba su acompañante. Con una sonrisa en los labios.
- No puede ser, ¿tú otra vez?
- Yo siempre ahí, Granger.
Draco Malfoy la miraba con sus ojos grises, sin pestañear, malévolo.
- Soy la peor de tus pesadillas.
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Bueno....Nuevo fic, nuevo método, nuevo casi todo, excepto los protagonistas.
Como han visto, iban a cursar 7º curso en Hogwarts por lo que tienen diecisiete años.
Prisionera de un sangre limpia se adelantó a El pianista, además ya quería publicar algo, con necesidad urgente. Espero que el fic les guste porque, la temática es fuerte.
Se trata ni más ni menos que de aguantar la tortura que supone estar en una prisión de "Sangres sucias", dirigida por "Sangres limpias".
A medida que avance el fic podrán observar más subtramas y misterios.
Les auguro una historia emocionante, o eso intentaré.
Espero que me dejen un review con las impresiones¡
Os quiere...
Lira Garbo
"Cada uno besa temblando la mano que nos encadena" - Voltaire.
