Disclaimer: Miraculous: Tales of Ladybug y Chat Noir no me pertenece. Es de Thomas Astruc (Hawkdaddy) y de Zagtoon Animation. La trama de esta historia si es mía.


Hierba Dorada

Porque las Queen Bee (como Chloe) no nacen, hacen. Esta es la historia de la joven, millonaria y rubia hija del alcalde de París. Pasado, presente y futuro colisionan. ¿Quién es en verdad Chloé Burgeois? Averígualo en Hierba Dorada. Serie de One-shots.


Si le digo a mi padre

— ¿Quiero helado de chocolate?—grito Chloe.

Su niñera estaba muy sensible en ese momento. No quería soportar los horribles berrinches de una niña rica en esos momentos. La paga era buena, muy buena. Pero, a veces, no valía la pena estar cumpliendo los caprichos de una niña mimada como lo era Chloe. Además, en la televisión pasaban uno de sus programas favoritos y podía disfrutar de una hermosa suite que era donde la niña vivía.

—No hay helado de chocolate—dijo su niñera sentada en el sillón.

—Pero…—Chloe tenía los ojos llorosos. Era una niña pequeña de ocho años que quería llorar al no obtener lo que quería.

—Dije que no—regaño la mujer rechoncha regresando a su sillón—. No querrás que tu padre sepa que te estas portando mal— amenazo moviendo un dedo en el aire antes de regresar su vista a la televisión.

Chloe se sentó en la esquina de la habitación mientras inflaba los cachetes. Estaba roja de la ira ¿por qué no podía tener un simple helado de chocolate? Pero estaba más que resignada. Su niñera, que era todo menos linda, no debía decirle a su padre que se portaba mal. Si lo hacía, no podría ir a jugar con Adrien al siguiente día.

Así que se sentó en su pequeña silla y se abrazó las piernas con fuerza. Quería un abrazo, uno muy fuerte. Pasada una hora de ver lo que su niñera veía en la tele se dio cuenta que una de las mucamas del hotel pasaba por el pasillo. No se sentía muy feliz de estar encerrada, su niñera estaba entretenida así que bajo de la silla y camino de puntillas hasta la puerta.

La mucama ya no estaba en el pasillo, lo que significaba que no la vería salir del cuarto donde supuestamente la cuidaban. Se escurrió de la habitación y comenzó a correr por los pasillos. Se sentía bien poder hacer lo que le viniera en gana. Subió al ascensor, pensando en los muchos y deliciosos sabores de helado que probaría en la cocina del mejor chef de París.

Al chef le caía bien Chloe, era una niña muy bonita aunque un tanto caprichosa. Él era el mejor chef que el restaurante del hotel había tenido, era una persona egocéntrica. Lo sabía y no le importaba, tal vez por eso se llevaba muy bien con la hija de su jefe. Cuando la niña rubia apareció en su cocina con los ojos rojos y los cachetes inflados, supo que algo la había hecho llorar. Era una niña muy llorona.

—Tienes helado de chocolate—no era una pregunta, era una afirmación—. Quiero helado, Frederick.

Frederick, el chef, la observo enojado. Viéndose directamente a los ojos ambos se enfrentaron. Eran tan parecidos que eran amigos, o algo así. Frederick perdió, así que derrotado alzo la vista viendo a sus asistentes. Solo uno de ellos era el menos ocupado, así que chifló para que volteara a verlo. Con un simple gesto él muchacho sirvió una gran copa de helado que paso a Chloe.

— ¿Ya estás contenta niña?—pregunto Frederick con un gruñido.

Chloe sonrió emocionada. El chef era probablemente su único amigo, aparte de Adrien. No era bueno que no se llevara bien con nadie, tenía un carácter muy difícil de tratar. Al final, Chloe dejo la cocina saltando hacia la recepción mientras Frederick seguía con su trabajo. Pensando en cuando y cuanto habían podrido a esa niña quién fuera que la criaba.

Al final, la niña Burgeois estaba tan emocionada que no vio a uno de los empleados caminar a paso rápido por la recepción. El hombre empujo a la niña, sin saber que era la hija del dueño. No tenía tiempo de pensar en eso, era difícil recordar que a un niño no se le pega. El helado se calló al piso y Chloe se enojó.

Sus llantos no se hicieron esperar. Odiaba no obtener lo que quería, sabía que a veces no lo tenía. Pero lo odiaba. Cuando el empleado volteo a ver el escandalo quedo paralizado de ver a la hija del jefe llorando.

—Si mi padre se entera…—susurro entre sollozos la muchachita rubia. Si su padre se enteraba de que estaba llorando en el medio del vestíbulo, la regañaría mucho. Tal vez incluso la castigaría.

Pero tuvo un efecto distinto en el mesero que pasaba por ahí. No quería perder su empleo, no quería que el señor que le cumplía lo que fuera a su hija lo despidiera. Tenía cosas que hacer, muchas cosas que hacer y muchas cuentas que pagar. Así que le entrego otro helado en un segundo, callando a la niña.

Y entonces se dio cuenta. La simple mención de su padre le podía dar todo lo que quisiera. Nunca lo pensó, nunca lo había tomado en consideración. Nunca había creído que el truco que su niñera usaba en ella podía ser usado al revés.

Y entonces, Chloe Burgeois sonrió altanera, llevándose una cuchara de helado a la boca.


Pues, ¿qué puedo decir? Chloe es my Queen, my Waifu! Es mi personaje favorito. Y esta es una serie de One-shots que explican mi versión de todas las cosas pasaron en la vida de Chloe para que se convirtiera en la chica que vemos hoy, y también del como dejo de serlo en el futuro. Es mi historia, so, please respeta mi trabajo. Besos