COMO CUENTO DE HADAS
PROLOGO
Isabella corría por la orilla del rio que atravesaba toda la aldea, cada brinco que daba era una sonrisa nueva, su madre estaba sentada al otro lado mirándola atravesar el rio, después de unos minutos de observar a su hija, se puso de pie y voló a su lado.
Isabella la observo, ella también quería ser mayor para poder volar.
-Ya es hora cariño- dijo Renée a su hija al tiempo que la tomaba de la mano y se disponía a caminar.
-¿Por qué no volamos mami?- pregunto Isabella mientras daba el primer paso.
-Porque tú eres muy pequeña, y las hadas pequeñas no vuelan.
Renée miro a su hija de manera cariñosa y siguió caminando.
-Ya quiero ser grande mami… porque no me haces grande.
-Porque yo no tengo ese poder, crecerás cuando tengas la madures para controlar tus poderes- respondió su madre.
-¿Cuándo?- insistió la niña.
-¿Cuando? Cuando logres descifrar un gran misterio.
-¿Que misterio?
Renée lo pensó un momento, después con voz seria respondió a su hija.
-El amor.
10 años después
Cada quince años se lleva a cabo una asamblea, en la cual las hadas seleccionan a las que consideran listas para salir al mundo de los humanos, solo seleccionan tres hadas, las cuales han alcanzado la madures necesaria para controlar sus poderes, y se consideran listas para ser madres. Salen a la ciudad durante seis meses, conviven con los humanos y tienen la obligación de seleccionar a uno para tener un hijo, cuando vuelven a la aldea y dan a luz a su hijo, si es niña la conservan, ya que solo las mujeres heredan los poderes, pero si resulta ser hombre, deben devolverlo, ya que es totalmente humano y debe vivir con los de su especie.
Las tres hadas seleccionadas en esta asamblea estaban hincadas en el centro del círculo hecho por las hadas mayores y sabias, estaban con las cabezas bajas y con la mirada en sus rodillas. Vestían su vestuario ceremonial, un vestido color musgo a los tobillos, el cabello lo tenían suelto arriba de la cintura, como era usual en las hadas.
-Durante los próximos seis meses- dijo la más anciana, tenía el cabello blanco como la nieve, y unos ojos que mostraban su sabiduría, pero no aparentaba más de cuarenta años cuando tenía más de quinientos- estarán en territorio desconocido, incluso para nosotras, que ya pasamos esta prueba, los tiempos cambian- dirigió la mirada hacia las hadas que estaban a su lado- les deseamos suerte hermanas.
Las tres jóvenes asintieron y se pusieron de pie, cada una tomo una bolsa en la que llevaban lo necesario para su viaje hasta la ciudad.
Las hadas mayores hicieron el símbolo de suerte colocando el dedo índice y medio en la frente, cerrando los ojos e inclinando la cabeza, las jóvenes inclinaron la cabeza y partieron hacia su destino.
HOLA CHICAS
BUENO ESTA ES MI PRIMER HISTORIA, ESPERO LES GUSTE LO QUE MI CABECITA SE IMAGINA
HANNA
