¿Dónde estás ahora? ¿Qué estás haciendo?

¿Estarás mirando este cielo azul?

He perdido tu contacto y mi corazón se siente vacío.

Hoy siento este dolor como la primera vez. El haberme estado apoyando siempre, es igual a la importancia de tu sonrisa a lo largo del camino.

El precio de haberte perdido es demasiado grande.

Vol. I

DE MÍ

Esta soy yo…

Una chica común de 25 años, con un trabajo común, una casa común, rodeada de gente común. Bueno no tanto, la verdad es que actualmente vivo con mi madre. Mi madre es una mujer ocupada, desde que tengo conocimiento ella se dedica completamente a sus estudios, el laboratorio es su segundo hogar, o más bien ¿debería decir que es su hogar? Son pocas las veces que podemos conversar, no me quejo puesto que ella me dio una vida más o menos decente, ya que gracias a ella logre terminar la universidad y si bien no con honores, por lo menos logre terminarla.

Soy una chef profesional, si, así como lo leen una chef, ¿Por qué escogí esta carrera? Porque en muchas ocasiones mi madre no estaba en casa para cocinarme lo que a mí se me antojaba. Así que para poder darme una buena alimentación, sin salir de casa, me dedique a estudiar Gastronomía y mercadotecnia. Dos carreras muy difíciles pero hoy en día me sirven de mucho. Trabajo en un restaurante de prestigio y algún día, si la flojera no me gana, me gustaría obtener mi propio negocio. Por las mañanas me levanto, me hago el desayuno y vo rumbo a mi trabajo en mi fabulosa motocicleta, mi Duccati negra, Regalo de mi madre cuando termine la universidad, de verdad que Saeko se lució.

-Buen Día Natsuki- me di la vuelta hacia el lado derecho, detrás de mí venia mi entrando por la puerta.

-Buen día- Salude sin muchas ganas.

-Qué bueno que hoy nos tocó compartir turno, ¿no lo crees?- dijo con su típica sonrisa boba.

-Claro…¡qué alegría¡ - Pero inmediatamente noto el tono sarcástico que use y me miro enfadada – Vamos Mai estoy jugando, además recuerda que el día de hoy tendremos mucho trabajo.- le recordé, pues ese día en particular el jefe había mencionado que una compañía había rentado el restaurante para una cena formal a sus empleados .

-Cierto!- se apresuró hacia donde se ubicaba la puerta del vestidor de las chicas. –vamos a hacer horas extra el día de hoy.-

Mai desapareció detrás de aquella puerta y yo la seguí, pues tenía que colocarme mi uniforme. El día pasó tranquilamente hasta que se aproximó el atardecer, e preparo todo para dar una gran bienvenida a los últimos clientes, se prepararon toda clase de bocadillos y comidas. Yo, como la Chef a cargo supervise a todos los demás, esa tarea me era agradable, ya que podía dar indicaciones para que se hiciera el trabajo de manera adecuada. Casi era imposible salir de la cocina a menos que el dueño por petición de los clientes claro, me pidiera pasar a saludar a algún cliente que me quisiera felicitar por la comida. Estaba ayudando a terminar con el postre cuando entrando por la puerta logre distinguir a la gerente del restaurante, se acercó a mí y me miro con su gran sonrisa, esa que solo aparece cuando alguien le felicita por lo bonito del lugar o la comida.

-Kuga-san- Me nombro con su singular voz tranquila

-A sus órdenes Yukino-san- le mire al momento que colocaba el recipiente que contenía la salsa de mango, con la cual adornaba el suffle. Tome el plato y se lo entregue a Mai para que se lo llevara. Limpiando mis manos con un trapo limpio que estaba sobre la mesa la mire, ella ajusto sus lentes para mirarme de frente.

-Estoy orgullosa de tu trabajo y los clientes quieren concerté, mencionaron que la cena estaba exquisita, así que acompáñame por favor.- se hizo hacia un lado permitiéndome el paso.

-Ah, gracias Yukino- san, pero antes de hacerlo, ¿puedo pasar a cambiarme de ropa? Tengo que marcharme cuanto antes, ya que dentro de poco los autobuses dejaran de pasar , es para no perder tiempo.- al decir esto ya me encontraba quitándome el delantal.

-Esta bien, pero no tardes, los clientes también ya se tienen que retirar.- dicho esto salió de la cocina.

Mire a mis compañeros y les agradecí, Salí corriendo hacia el vestidor para cambiarme de ropa, casi termino de colocarme el abrigo cuando Mai entro.

-Natsuki! ¿Ya te vas?- obvio… ¿no se nota?

-ya Mai, solo paso con los Clientes y me iré. ¿Recuerdas que empiezan mis vacaciones?, no te veré hasta dentro de 15 días- Gracias a dios, pensé para mí misma y Salí de la habitación, mientras dejaba a mi compañera gritándome que le llamara y le trajera un recuerdo del lugar al que iría.

Al dirigirme hacia el salón pude notar que todos los presentes contaban con una vestimenta formal, bien vestidos, lo cual ocasiono que me sintiera mal por llegar con mis Jeans, mi abrigo negro y mi bufanda.

Note a lo lejos a Yukino-san y me aproxime a ella, estaba rodeada de varias personas entre ellas destacaban dos chicas que vestían trajes formales, la primera era castaña, con su traje sastre de color negro, una camisa en un suave tono lila. Tenía recogido el pelo en una coqueta coleta que caía en su espalda. Usaba lentes que le hacían parecer intelectual e inteligente, lo cual me llevo a pensar que era una persona muy importante en su lugar de trabajo, con su solo porte se notaba que imponía, y que decir de su mirada carmín, era tan penetrante que logro intimidarme, puesto que al llegar al lado de Yukino, la primera en dirigir su mirada hacia mí fue ella.

-Buenas Noches- Salude a todos.

Yukino, inmediatamente que llegue, comenzó a presentarme ante aquellas personas, salude a todos y cada uno estrechando sus manos. De pronto, al presentarme a aquella chica, ella me ofreció su mano, sin embargo se aproximó más a mi interrumpiendo a yukino y mencionándome su nombre directamente.

-Shizuru Fujino, Un placer conocerle- sonrió de una manera que no puedo explicar. Me quede pasada mirando sus ojos atraves de sus lentes, pasaron varios segundos antes de que le respondiera e la manera más apropiada.

-Natsuki … Kuga, a sus órdenes- Para lo que crea necesario ¿señorita? Sonreí un poco y sentí que alguien se atravesaba entre la señorita y yo.

-Ejem….Fujino- San, con todo respeto, yo también quisiera conocer a la señorita Kuga, ya que su cena de hoy estuvo fenomenal, mejor que la que pruebo cuando acudo a su residencia.- dicho esto atrajo mi atención y lo primero que vi fueron sus cabellos rojos mientras esbozaba una sonrisa de picardía.

-Soy Nao, no creo que sea necesario mencionar mi apellido, así que llámame por mi nombre- se presentó aquella chica. Había algo en ella que me parecía familiar y desconcertante a la vez la mire un poco extrañada. Sin embargo estreche su mano para saludarla.

-Ah, gracias, pero disculpe usted, no es apropiado llamarle de ese modo puesto que nos acabamos de conocer, espero que me diga su apellido porque de lo contrario me dirigiré hacia usted como señorita.- respondí, no era propio de mí, en otra situación, le habría gritado por haberme interrumpido, pero con la jefa cerca, sería como despedirme de mi pago de la semana.

La castaña sonrió levemente, no sé si lo hizo porque pensó lo mismo que yo, pero lo que si se, es que las vacaciones se me harían eternas.