Minuto 1:

El tiempo se desvanece.

Una vez él pudo observar cómo una sombra iba desapareciendo minuto a minuto. El cómo una pizca de sí mismo se desvanecía producto de una autodestrucción.

Y cuando se percató de ello, cuando pudo ser capaz de mirar atrás suyo; ya no había algo para redimir sus daños. Ya no había un: "empezar desde cero".

También fue testigo de la profunda desesperación de alguien considerado perfecto y absoluto. Casi consiguió sentir en carne propia aquella exasperación. Aquella angustia; aquella... Oh, aquella imperfección que tenía escondido en lo más recóndito de su ser.

Aquella que, aunque éste siendo inconsciente, odiaba más.

Aquella que produjo el fin de su cordura y alimentó a su desesperación, logrando obtener al gran emperador.

Logrando obtener al gran Kuroko Tetsuya y Akashi Seijuro.

Entonces, toda la historia comenzó como algo sin importancia; algo que parecía no avanzar... Pero lo hizo.

Aparentaba ser un fallo del tan aclamado destino, sin embargo, resultó no serlo.

Sucedía que el destino tomó la decisión de jugar con ellos y manipularlos con su propio hilo.

Un hilo sin color; un hilo como la nada.

Aquel que provocaría un dolor y una felicidad indescriptible que ambos nunca habían padecido.

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Se levantó de la cama, sintiendo una vez más el aroma de la comida colarse entre la habitación. Entonces, con una expresión imperturbable rápidamente fue al comedor sentándose en la silla, y esperó pacientemente a que su hermano Mayuzumi aliste todo y traiga el desayuno. Pero, típico de Kuroko y su amabilidad, decidió ayudar al otro.

Terminando ya de ordenar la mesa y de preparar la comida, estuvieron listos para comenzar a comer.

—Muchas gracias por la comida —agradeció Kuroko e igualmente Mayuzumi, y éste primero se fue silenciosamente a vestir su uniforme e irse a la preparatoria de Rakuzan; era su primer día en aquella prestigiosa escuela, y no podía permitirse llegar tarde con la excusa de ser nuevo en la ciudad, aunque claramente estaba libre de usarla.

Pasando los diez minutos ya se encontraba perfectamente vestido y peinado para partir a Rakuzan.

—Hasta luego, Chihiro-kun —aún sin acostumbrarse a llamarlo sin honoríficos, se despidió formalmente poniéndose los zapatos y abriendo la puerta.

—... —Mayuzumi sólo quiso decir "llámame sin formalidades", pero sabiendo que era inútil lo dejó pasar. Y con el mismo ánimo emocionado pero superficialmente reservado e inmutable, correspondió con un asentamiento con la cabeza y una casi imperceptible sonrisa—. Nos vemos, Tetsuya.

Tic tac.

Kuroko al caminar unas cuadras hacia la estación sintió un agudo dolor; una dolorosa aflicción.

Se tocó el lugar donde estaba su brazo derecho y formó una mueca en su rostro ahora contraído.

Tic tac.

Un mareo le recorrió por todo el cuerpo, aun así lo ignoró y continuó con su trayecto entrando al tren.

El tiempo de la sombra se acaba.