Hola sempais ^^U aquí estoy de nuevo con una historia ItaSaso. Sí, ya sé que tengo otro al que todavía no le doy conti. Danna incluso ya me regaño porque me dice que me concentre en uno por pareja y ya tengo la idea, lo juro!, lo que pasa es que a la hora de escribir no me gusta y total que me lo he hecho y borrado como dos o tres veces -.- Pero bueno, mientras forzaba a mi cabecita a que sacara humo y prendiera el foco... se me ocurrió esta idea XP y no quise desaprovecharla.

¡Nuevo proyecto ItaSaso! (Y no es que signifique que el otro vaya a ser abandonado ¬¬)

Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto. Si mío fuera solo saldría Akatsuki, Neji (¡NEJITEN, YAI!) y Sasuke.

Sin más que decirles aquí les dejo el fic ;D


LAS HOJAS DE UNA VIDA.

1

(~*~*VIDA Ó MUERTE~*~)

"Dime los secretos de tus sueños, la tristeza que hemos enfrentando. Una promesa vacía que se desvanece, nunca lo sabré…" Shinkirou, LoveHolic.

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"Volvía a sonreír. Era una mueca burlona, desde la comisura de sus labios aún escurría sangre. Había todavía calor en ellos, perduraba el beso de la que yacía inerte a sus pies, con los delineados ojos azules que iban perdiendo un poco más de su luz a cada segundo que pasaba. Su corazón latía con la fuerza de tambores, amenazándole con salirse de su pecho en cualquier instante.

Sin embargo, poco le había importado ella y sus caricias afectuosas, lo que hacía latir su corazón en aquel momento, era imaginar como el alma de ella se desprendía poco a poco de su cuerpo, desapareciendo entre el viento y la sombra. Sus dedos permanecían blancos por el fuerte agarre para con el cuchillo que había finalizado esa insignificante y triste vida. Sus ojos grises destellaron de excitación real, como cada noche al ver la sangre derramada sobre el suelo, oscureciendo sus ropas y su alma.

Afuera, con la luna llena brillando e iluminando la escena, un cuervo negro se posó sobre una rama de árbol desnudo, el animal graznó, y él sonrió. Sí. Su alma era como un cuervo negro, un mensajero del mal…"

El teclado del ordenador paró de sonar en ese instante, mientras él permanecía mirándolo con sus ojos negros completamente inexpresivos. Se pasó la mano por el mentón, tratando de encontrar las siguientes palabras, suspiro con una sonrisa amarga mientras se desordenaba los largos cabellos azabaches.

Uchiha Itachi había pasado las últimas dos horas escribiendo y se sentía satisfecho con los avances que había logrado esa tarde. Se desemperezo y suspiro, dispuesto a continuar. Sus dedos oscilaron sobre la m y la u.

La muerte era todo lo que rodeaba sus novelas, bueno, la oscuridad, la soledad, el odio, la tristeza y en lo personal su tema favorito: las masacres. Todo ello envolviendo a detectives ó asesinos seriales.

La mayoría de los críticos… No, sería más preciso decir que todos los críticos, clasificaban sus novelas como obras de arte. Cada una de las seis que a sus diecinueve años había publicado, eran Best Seller. Lo proclamaban Genio y Prodigio de la literatura en su género, e Itachi sabía que era cierto. Sin embargo, en algunas entrevistas ya le habían preguntado si no consideraba hacer alguna novela con un final "rosa", e Itachi siempre sonreía altaneramente y respondía tajantemente que no, no pensaba hacer una novela de ese tipo. Porque los finales felices no existían, eran producto de la imaginación y cuentos de hadas.

Y si había algo que no era Itachi, era ser un iluso. Era muy realista.

También era terco, soberbio y orgulloso. Creía que carecía de la habilidad innata de expresar sus sentimientos ciegamente (de hecho, nunca lo hacía) y de regresar lo que los demás podían darle. No es que fuera un malagradecido, es simplemente que le costaba trabajo hacerlo.

Así que no. No le resultaba tentador probar escribir una novela de fantasía, y todavía más ridículo: de amor.

Escribió otra hora más antes de ir a prepararse un té y descansar los dedos entumecidos por la escritura tan prolongada de aquella tarde (al parecer era uno de esos días de inspiración) y se sentó un rato en la silla frente al ordenador, revisando y corrigiendo algunos detalles.

Debía pensar en un nombre que le fuera bien al libro, se dijo a si mismo antes de suspirar pesadamente, guardar el documento y apagar la computadora.

Se puso de pie, con taza en mano y camino hasta el gran ventanal que daba a la calle, la contempló con aire taciturno. Frente a la casa, unos hombres platicaban animadamente mientras uno de ellos subía por unas escaleras y amarraba en un poste lo que, a seguro, era una pancarta. Otro par de hombres hicieron lo mismo, colgando la otra punta del afiche, luego lo dejaron caer.

El teatro local anunciaba, al parecer con gran admiración, que el supuesto prodigio de las marionetas: Akasuna no Sasori, vendría a dar una función a su pueblo natal.

Itachi permaneció mirando el rostro del pelirrojo, consideró que era de rasgos finos y elegantes, con una sutileza marcada en los pómulos que les hacían ver angulosos; sus ojos, si bien podían describirse como que les aburría todo lo que veían eran hermosos y reflejaban inteligencia y serenidad; los cabellos le caían sobre la frente y yacían desordenados, haciendo que se viera levemente rebelde sin que perdiera pizca de elegancia. Pero definitivamente, lo que más cautivo al Uchiha era la sonrisa que enmarcaba: ligera, orgullosa y peligrosamente bella.

Frunció el ceño ante los pensamientos. Cierto que el pelirrojo era apuesto, pero, supuso no muy especial. Dando un sorbo a su té se giro sobre sus talones y se alejo de la ventana.

Otro estúpido esfuerzo de que no se tirara a escombros el teatro. Cuando pequeño, le había gustado mucho ir ahí con sus padres y su tonto hermano menor. Pero hace mucho que había dejado de ir. Desde que lo único que ponían eran obras románticas.

Bien, estaba claro que Itachi detestaba todo cuanto trataba del amor. Porque solo eran palabras vacías que se llevaba el viento y que nunca perduraban. Creía que si en algún momento él se enamoraba, es que el infierno se había congelado… Dos veces.

Una sonrisa surcó su rostro mientras cerraba los ojos y suspiraba.

**((^o^))**

–¡Buenos días, Tobi!– dijo un hombre de cejas híper pobladas que estaba parado frente a otro pelinegro de cabello corto –¿Qué te trae por acá?

Tobi levantó la cabeza.

–Buenos días, Guy samma– contestó cortésmente mientras su sonrisa amigable se ampliaba un poco más y luego señalo la pancarta –¿Un nuevo espectáculo?

–Sí– contesto Guy mientras miraba hacia la pancarta –Akasuna kun, un gran marionetista en realidad. Se paga mucho por ver una de sus funciones.

Tobi se protegió los ojos de la luz del sol con la mano y miró al pelirrojo de la pancarta.

–No me gustaría que cerraran el teatro– comentó mientras volteaba a ver el mayor (que había imitado su posición) y perdía un poco la sonrisa –Me gusta mucho. Aunque ya no tenga tiempo de ir.

–Sí– respondió el mayor mientras bajaba la mirada –Es una tristeza. Pero por ahí se corre el rumor de que Akasuna kun quiere comprar el teatro.

Tobi parpadeo sorprendido.

–¿De verdad?

Guy asintió y sonrió al estilo de comercial de pasta dental, mientras alzaba su puño y el pulgar en seña de aprobación. Le guiñó un ojo a Tobi.

–¡Sí!– respondió enérgicamente –Él es un gran admirador de las obras de arte, (y siempre ha sentido, según me han contado, claro) una debilidad por el teatro de su ciudad natal.

–Así que Sasori san vivió aquí alguna vez– contestó el buen chico entre risas –Pero…, salvar el teatro debe costar mucho dinero.

–Tendrá suficiente. Con una sola decena de boletos a sus espectáculos hay para comprarlo y más… – Guy partió en carcajadas sonoras con las manos en la cintura, como si fuera un héroe –Espero que el rumor sea verdad. Sería una pena perder tal monumento.

Tobi se limito a asentir.

–Bueno– dijo pasados unos segundos mientras sacaba de su pantalón una lista –Creo que iré por la comida del día de hoy. Con su permiso, Guy san.

Guy asintió y se despidió con energía del buen chico, hablándole un poco de la llama de la juventud y diciéndole que debía asistir al teatro. Tobi asintió con una sonrisa nerviosa y se fue cinco minutos después.

–Veamos– susurraba mirando la lista, una vez entrado al mercado –Necesitamos naranjas. Y dulces, para Itachi san… Y manzanas, porque a Sasuke le gustan…–

Miró de un lado a otro, buscando cualquiera de las tres cosas. Por fin, diviso el puesto de frutas y corrió hacia allá.

–¡Ah!– exclamó –¡Hoy las manzanas están en promoción!– miro el mostrador, había solo una bolsa –Y justo a tiempo…

Estiro la mano para agarrar la bolsa, pero justo en el momento en que su mano rozó la bolsa otra mano se adelantó y se llevó la bolsa. Tobi se quedo estático unos segundos antes de voltear a ver (como niño berrinchudo) al que se había llevado las manzanas de Sasuke.

Y entonces vio aquellos cabellos rubios, sujetos en una alta coleta, brillaban como el mismísimo sol (y eso que las lonas de los puestos impedían que entrara la luz) que le cubría el ojo izquierdo, el derecho, que podía ver era azul como el cielo en días de verano. Parecía una chica, muy bonita y agradable, pensó Tobi.

Miraba a Tobi con el ceño fruncido, y luego sus labios se curvaron en una sonrisa.

–Mías, hum– declaró con voz (para sorpresa de Tobi) masculina, antes de girarse y pagar por las manzanas. Después de eso dio las gracias y echó a caminar hacia el otro lado.

Tobi se quedo idiotizado ahí unos quince segundos, observando la espalda del joven que se alejaba por entre la gente. Su par de ojos abiertos de par en par, el corazón latiendo con fuerza y sus mejillas ardiendo con intensidad.

Vaya. Tobi nunca había visto a un chico tan apuesto. Parecía uno de esos ángeles de los que tanto leía Itachi a veces.

–¡Tobi!, ¡Tobi!– gritó una chica a su lado, y Tobi giro a verla –¿No piensas comprar nada el día de hoy?

–Eh… no, gracias. Yo… – Tobi le dirigió una tímida sonrisa a la pelirroja que le veía picaronamente –No tendrás más manzanas, ¿verdad?

Ella negó con la cabeza.

–Lo siento– le dijo con sinceridad, e hizo un gesto con la cabeza en dirección a donde se había ido el rubio –Pero ese chico se acaba de llevar las últimas.

Tobi asintió.

–Bueno, gracias– le dijo mientras se giraba para irse por donde había venido, hasta que volvió a caer en la cuenta… Eran las manzanas de Sasuke, las cuales el pelinegro le había pedido de hace una media semana antes. Sasuke se iba a enojar mucho si no las llevaba hoy. Escandalizado, se giro a ver hacia la dirección opuesta –¡No! ¡Tengo que llevarle esas manzanas a Sasuke san!

Y echó a correr por donde se había ido el rubio.

Salió de los límites del mercado y sacudió la cabeza, buscando. Al fin, a lo lejos se encontró con la larga cabellera del rubio. Casi se le escapa un grito de alivio (y eso que todavía no tenía las manzanas), corrió hacia él lo más rápido que pudo y lo alcanzó al pie del teatro.

Quizá, pensó Tobi, es uno de los miembros de mantenimiento ó de los que vienen a derrumbar el teatro.

–¡Oye!– le gritó, pero el rubio no le hizo caso –¡Espera, por favor!

El rubio llegó a las rejas del teatro y abrió una brecha para que pudiera pasar, para entonces Tobi ya había llegado a su lado.

–¡Espera!– le gritó un poco alterado, el rubio se giro a verlo irritado, Tobi se dobló a la mitad y se apoyo en sus rodillas, jadeando –Gracias…

–¿Qué quieres, hum?– preguntó déspota el joven mirándolo con superioridad.

–Las… ¿podrías darme las manzanas?– Tobi se enderezó y puso sus manos en plegaria, tenía sus ojitos negros brillando, como los de un cachorro en medio de una lluvia pidiéndote entrar – Te pagaré lo que pagaste por ellas, claro. Es que… las necesito.

El joven frunció el ceño y miro de arriba abajo con el ceño frunciéndose cada vez más. Tobi permaneció ahí mirándolo con ternura. Entre ambos era silencio solo roto por los gritos de las mujeres y hombres del mercado, y los niños llamando a sus padres con fuerza. El rubio no apartaba su mirada de él, como sopesando la petición.

–No– respondió al fin mientras se metía al teatro, Tobi puso los ojos en blanco y lanzó un grito ahogado, casi con desesperación le tomo la mano al rubio –¡EH! ¿Qué te pasa, hum?

–¡Por favor, Sasuke san me matará sino las llevó!– sollozo el pelinegro, mientras que el rubio subía y bajaba la mano con violencia tratando de que el otro le soltara, pero en vano –¡Te pagaré el doble, si quieres!

–¡No!– gritó el rubio mientras Tobi lo abrazaba, él se escandalizo y se puso completamente rojo –¡Pero qué haces, joder! ¡¿Por qué me abrazas, idiota, hum?

Lágrimas a chorros salían de los ojos de Tobi.

–¡Por favor!

–¡Yo a ti ni te conozco y yo también necesito las manzanas para mi maestro, hum!

–¡Por favor, por favor, por favor!– repetía una y otra vez sin soltar al rubio –¡Te pagaré!

Algunas personas se habían quedado mirando la escena.

–¡Suéltame, la gente esta mirándote, hum!– gritó rojo y enojado –¿No me escuchaste? ¡Suéltame!

Pero Tobi no hacía caso.

–¡Las necesito!, ¡Por favor!, ¡No le costará nada dármelas!

–¡Baka, hum!– grito el rubio antes de golpearle con el puño en la cabeza, haciendo que lo soltará.

–¡Auch!– chilló Tobi mientras se sobaba la cabeza –¡No tenía por qué pegarme! ¡Tobi es un buen chico!

–No te las daré, que a mí también me cargan sino las llevó, hum!– y cerró la reja, Tobi lo miro, berrinchudo –Loco…

El rubio se dio media vuelta y camino. Tobi empujo las rejas, pero tenían seguro, pasó un brazo por las éstas y lo estiro hacia el rubio.

–¡¿Podrías compartir la mitad al menos?– le pidió, pero para entonces el rubio había llegado a su destino, respingado la nariz y cerrado la puerta.

**((^o^))**

Abrió las cortinas rojo vino y parpadeo al notar el tan repentino cambio de oscuridad a luz. Aquella estancia era bastante grande, e igual de elegante que el resto de la casona detrás del teatro. Se sacudió las manos antes de pasarlas entre el cabello rojizo y desordenarlo todavía más.

Se giro a ver el lugar. Todo estaba relativamente empolvado, los sillones cubiertos por sábanas blancas y bastantes telarañas. Había una mesa cubierta de cajas, y a su lado estaba un sillón muy próximo a una chimenea apagada y completamente tiznada.

Al parecer había que hacer mucho trabajo. Pero a él no le molestaba en absoluto, más ahora que Deidara, su alumno, se había ido al mercado a buscar sus manzanas. Esperaba que tardara más de lo que se suponía debía tardar (a Sasori no le gustaba esperar, de hecho lo odiaba, pero le desagradaba más pasársela de ocioso horas antes de un espectáculo). Así que se acercó al viejo tocadiscos que estaba ahí en una esquina, lo enchufo y le sopló para apartar las telarañas y el polvo acumulado. Se agachó y cogió un disco al azar (también tuvo que soplarle) antes de ponerlo y colocar la ajuga para que empezara a girar.

Una mujer se hizo escuchar con una voz entonada y digna de la ópera. Sasori conocía esa canción, creía recordar que se llamaba Lilium, una canción en latín que su madre siempre había tarareado con maestría (a sus oídos, incluso mejor que la interprete) cada mañana mientras le preparaba un delicioso dango. Pero de eso hace ya tantos años. Ahora solo parecía un vago recuerdo oculto. Y ni se diga que Sasori lo quería tener presente. Enterrado en lo más profundo de su ser es donde lo quería tener.

Y habría cambiado de canción, y hasta de disco, pero decidió que ya habían pasado más de nueve años de aquel incidente en que murieron sus padres y que era hora de aprender a verle la cara a ese tipo de cosas triviales.

Así que, con la canción haciendo retumbar su pecho al ritmo de ella, Sasori comenzó a abrir cajas y sacar marionetas, cuadros, pinturas y otras cosas.

Llevaba diez o quizá veinte minutos organizando las cajas, llevándolas a los sillones y sacando las ropas de las marionetas cuando vio la caja donde guardaba las herramientas de reparación (así como repuestos) para sus preciados muñecos. Se acercó y trato de cargarla. Estaba muy pesada, pero era seguro que él podría…Lo logró, levantó la caja y sonrió pesarosamente.

De repente tuvo un acceso de tos y sin poderlo evitar se le cayó al suelo la caja, cuyo contenido salió por todas partes mientras él se hincaba y continuaba tosiendo, cada vez más ronco, hasta que por fin logro recuperar el aliento y acompasar su respiración con el suave canto de ópera.

Miró con desagrado las piezas que habían caído al suelo y estiro la mano para comenzar a recogerlas, justo en el momento en que las puertas de la sala de estar se abrían y entraba el rubio, mirándole primero con sorpresa, luego preocupación, y al comprender que su maestro estaba bien, simplemente molesto.

–Le he dicho mil veces que no debe cargar cosas pesadas, hum– le dijo mientras dejaba las manzanas en la mesilla y corría a su lado.

Sasori bufó algo mientras el rubio le pasaba un brazo por encima de los hombros y ponía su mano en su pecho y le ayudaba a ponerse de pie. Cuando se pudo mantener en pie, hizo un gesto despreciativo hacia su alumno.

–No seas tonto, Deidara– le reprendió con voz todavía ronca, una tos le interrumpió al abrir la boca y Deidara le dio unas palmaditas. Dejó de toser –Soy… Soy perfectamente capaz de cuidarme a mí mismo.

Deidara suspiro y asintió, resignado.

–Sí, ya lo sé, hum– respondió –Pero debe de estar vivo para esta noche demostrar su arte eterno y para eso no debe de andar haciendo este tipo de cosas, hum.

Sasori lanzó una risa amarga.

–¿Y eso que tú te interesas?

Deidara frunció el ceño y lo miro, ofendido.

–Es usted mi maestro, hum– le dijo y se separo de él para servirle agua y sacar una pastilla roja y otra negra –Y aunque su arte no sea como el mío, lo respeto. Ahora, por favor, Sasori danna, aunque sea capaz de cargarse el mundo en los hombros, tómese sus pastillas. Ya es hora, hum.

Deidara se acercó y extendió las manos, y Sasori las tomo a regañadientes. Las miro entre indiferente y molesto antes de llevárselas a la boca y tomárselas.

**((^o^))**

–¡Itachi san!– gritó Tobi entrando a la habitación –¡Itachi san, Itachi san!

Itachi miró a su primo que entraba completamente eufórico en su cuarto, mientras él leía a Oscar Wilde.

–¿Qué te pasa?– le preguntó. Tobi le sonrió, el pelilargo creyó advertir un sonrojo en sus mejillas –¿Tobi?

–Itachi san– volvió a llamar el pelinegro –¿Podemos ir al teatro esta noche?

Itachi abrió los ojos de par en par con sorpresa.

**((^o^))**

Tobi, pensaba Itachi con irritación, maldito Tobi estafador. Y él, ¿cómo podía haberle dicho que sí? ¡Por dangos! Y no, no lo estaba diciendo como diría "¡Por Dios!". Itachi Uchiha se había vendido por dangos. Sí, no le molestaría cualquier otro día ir al teatro, pero… Había que aclarar que Itachi sentía desprecio por muchas cosas, tantas que resultaba dificil enumerarlas y recordarlas. Y una de las cosas por las que sentía especial aberración eran los lugares atestados de gente, lo que, en ese momento sucedía con el mentado teatro (siempre tan solo y abandonado).

Tobi, por otro lado, parecía estar muy a gusto, ansioso (y extrañamente, parecía que nervioso) y se estiraba y buscaba algo con la mirada, sonriente.

–¿No podemos irnos y regresar otro día?– preguntó Itachi mientras se apartaba de un hombre gordo que mascaba chicle de una manera muy poco conservadora –¿Es necesario que entremos hoy?

Tobi lo miró y le sonrió.

–Ya ha comprado los boletos Itachi san– le contesto, y al ver que Itachi hacía un gesto de indiferencia (podía gastar dinero a sus anchas) –Y esta es la primera función que dará Akasuna san en la ciudad.

Itachi frunció el ceño.

–Tú ni siquiera sabes quién es Akasuna no Sasori– le recriminó, Tobi evito la mirada de él –¿O sabes algo de su trabajo?

–Guy… Guy sensei me dijo que era un mara… maravilloso espectáculo…– contestó sonrojándose.

Itachi se rasco la cabeza, confundido e irritado.

–¿Y?

Tobi lanzó varias risitas.

–Que es todo un prodigio en muchas cosas de arte, Itachi san. Y es un año más joven que usted.

Itachi frunció el ceño, molesto ante la comparación. ¿Y qué tenía que fuera mejor en las artes? Apostaría a que no era mejor en otras cosas. Itachi siempre sería el que… ¿De verdad se estaba diciendo así mismo que ese pelirrojo no podía competir con él en nada más que en artes?

–¡Ya empiezan a avanzar!– gritó Tobi emocionado. E Itachi fue arrastrado por la multitud y la mano de su primo hacia la entrada del teatro.

**((^o^))**

Los envolvió un murmullo mientras buscaban un sitio donde sentarse. Les toco cerca de las primeras filas porque Tobi (de manera que extraño a Itachi) empujaba a la gente y se abría paso gracias a su estatura.

Una vez sentados todos se apagaron las luces, y se prendieron las del escenario. Itachi recargó la cabeza en la mano aburrido hasta la médula e irritado por las vocecillas de las jóvenes chicas que antes que venir a ver la obra venían a ver si Sasori salía y les mandaba un saludo o algo así.

Ante los ojos del Uchiha apareció una especie de escenografía de un bosque. Escondidas entre unos árboles había dos marionetas con una corona de ramas cada una.

Por fin después de curiosos cuchicheos, con movimientos prácticamente reales, una marioneta de apariencia femenina, de largos cabellos negros y madera blanca salió de los arbustos. Llevaba puesto un vestido blanco un poco roído de las mangas.

–¿Se ha ido?– preguntó con voz dulce mientras miraba a su compañero, asomando la cabeza –Ya no lo escucho, Toshi san.

De los árboles apareció una marioneta de cabellos azulados como el oscuro mar, tenía rasgos más bien serenos.

–Puede que sí. Puede que no. Recuerda que su magia es la más poderosa– dijo una voz masculina –Y luego golpea nuestros cuerpos hasta…

Tobi sonreía mientras miraba la obra, pero Itachi notaba que miraba de un lado a otro vete a saber buscando qué. Itachi le prestó atención a las marionetas. Sus bocas se abrían y se cerraban, incluso parpadeaban. Sí, había que admitir que Sasori hacía que las marionetas parecían reales, al menos parecían serlo a esa distancia.

Absorto en los pensamientos, escucho a la mujer de al lado susurrar (no tan quedito) que si no era sorprendente que Sasori hiciera todos los papeles. Itachi casi se suelta una carcajada (algo por lo que el infierno ya debería de haberse congelado una vez), pero al parecer Tobi lo previó y le dio unos ligeros golpecitos en el brazo.

–Es verdad– susurro serio –Sasori san hace todas las voces y además maneja todas las marionetas. Inventó un sistema avanzado de marionetas con microchips que responden a unos artefactos que se pone en los dedos.

La marioneta de la joven giro la cabeza violentamente hacia el público, como si hubiera escuchado algo.

–Mis jóvenes amigos, ¿no escuchan el susurro de los bosques? ¡Tan bellos y perfectos!

Por un momento Itachi creyó que esa marioneta lo estaba viendo de verdad. Ella ladeo la cabeza.

–Como los ojos de un hombre… – terminó.

Los siguientes cuarenta minutos Itachi estuvo pensando en todo menos en la obra. Solo veía aquella marioneta, entre más tiempo pasaba, más le parecía que le miraba fijamente.

**((^o^))**

Al terminar la obra, todos comenzaron a salir del

–¿Y para qué quieres ir al camerino de ese loco?– le preguntó Itachi con voz ronca, Tobi lo arrastraba prácticamente –¿No has tenido suficiente con verlo hacer su espectáculo? Y más importante, ¿por qué me llevas a mi contigo?

Tobi rió.

–Itachi san– dijo –Tobi no quiere ir solito.

Así llegaron por un pasillo de donde en una de las puertas salía un pelirrojo tosiendo y respirando con dificultad. Sasori se recargaba en la pared como apoyo para no caer al suelo, y ambos Uchiha se detuvieron en seco al reconocer al artista. Por fin, el acceso de tos fue tan fuerte que el pelirrojo se dobló sobre sí, al parecer, sin notar la presencia de ellos dos.

–Oye…– llamó Tobi mientras soltaba a Itachi y se acercaba corriendo a Sasori –¿Está bien?

Itachi también camino rápido hacia él. Quizá se estuviera ahogando. El pelirrojo hizo un gesto despectivo hacia ellos al darse cuenta de que estaba a tres palmos de distancia.

–Sí…– se limitó a contestar con voz ahogada e Itachi arqueo una ceja –Yo…

Un nuevo acceso de tos le interrumpió y le hizo tener que sujetarse con fuerza el pecho, Itachi se adelantó justo en el momento en que Sasori caía de rodillas.

–¡Llamaré a alguien!– gritó el buen chico mientras corría por el pasillo. Itachi abrió la boca para decir que lo haría él, pero enseguida se fue Tobi y sintió la respiración del pelirrojo en su muñeca se le olvido todo, se giro a verlo.

–Está… Está bien– contesto, levemente sonrojado –To… Tobi vendrá enseguida… ¿te llevo a tu… camarote para que… descanses?

Sasori lanzó una risa ahogada, al parecer le había dado gracia el que el Uchiha tartamudeara tanto, e Itachi, no cabía en sí de asombro por exactamente lo mismo.

–Ven– dijo Itachi, ligeramente ruborizado pero con la voz más normal –Te sentaré al menos en un sillón.

Itachi ayudó a Sasori a ponerse de pie y lo llevó al final del pasillo, donde había una banca y ahí lo sentó. Sasori jadeaba, como si haber caminado ese par de metros, quizá tres y medio, le hubieran agotado la vida.

Hubo un minuto de silencio, mientras la respiración de Sasori se calmaba un poco y de vez en cuando miraba al Uchiha. En él encontró un rostro conocido, a pesar de saber que nunca le había hablado. Y además, hermoso.

–Tú…– jadeo Sasori, lo que, en lo personal a Itachi le estaba poniendo nervioso –Te he visto… en otra…parte… ¿Nos conocemos?

–No lo creo.

Sasori arqueo una ceja y sonrió de manera orgullosa.

–Eres ese chico– le dijo, con la voz un poco más recuperada –De los Best Seller de Gore. Uchiha Itachi… ¿verdad?

Itachi, recargado en la pared del pasillo con los brazos cruzados miró a Sasori y asintió. El pelirrojo lo miro atentamente, con una sonrisa y arqueando las cejas.

–Y viniste a mi espectáculo… ¿Te gustó?

Itachi se encogió de hombros y apartó la mirada.

–Acompañe a Tobi, simplemente. No me gustan los espectáculos de marionetas, y casi ningún otro.

Sasori frunció el ceño, ofendido por la altanería del Uchiha.

–Bueno ya– dijo y volvió a sonreír –Pero eso no fue lo que te pregunté.

Itachi bajó de nuevo la mirada hacia su rostro. En persona se veía todavía más apuesto que en aquella pancarta, aquello hizo que se sonrojara. Sasori, sin embargo, tomo eso como referencia a la respuesta dada.

–Pues…– susurro Itachi, nervioso –Me da igual. No estuvo mal.

Sasori iba a hacer un comentario burlón, pero nuevamente la tos le arranco las palabras y le hizo gruñir con frustración. Ahora, Itachi realmente dudaba que él de verdad hiciera las voces de todos sus personajes, como lo habían asegurado aquellas mujeres y Tobi durante el espectáculo.

–¡Bien! No esperaba mucho de Uchiha Itachi– contestó al fin Sasori e Itachi lo miro enojado, incluso bajando los brazos y separándose de la pared para estar frente al pelirrojo, que a pesar de estar sentado y verse considerablemente más pequeño que el otro no pareció intimidarse –¿Qué?

–¿Por qué dices eso?– se limitó a contestar Itachi. Sasori sonrió.

–Por favor. Eres uno de esos escritores que piensan solamente en sangre. He de…– tosió un poco y continúo –He de confesar que tus novelas, en lo personal, tampoco me parecen malas, pero no me gustan.

–¿Y por qué no?

–Tienes un concepto diferente de lo que yo considero hermoso.

–¿A sí?– pregunto Itachi torciendo los ojos –¿Y qué consideras hermoso? ¿Marionetas bailando?

Sasori le miro con el ceño fruncido.

–Sí. Y al parecer, a muchos otros también les parece hermoso.

–A muchos les gustan mis novelas.

–Pero no a todos.

–No a todos les gustan las marionetas.

–Pero son mejores.

Itachi se sentía indignado. Fulminó con la mirada a Sasori mientras que éste le miraba con una sonrisa.

–¿Estas insinuando, a caso, qué tú y tus marionetas son mejores que mis novelas y yo?

–Estoy seguro de ello– dijo Sasori.

–¿Por qué serías mejor que yo?– preguntó Itachi molesto. Solo vio los ojos del pelirrojo resplandecer.

–Tu matas a tus personajes– le dijo Sasori mientras le sonreía altaneramente –A mí me gusta darle vida a mis marionetas.

TO BE CONTINUED.


Y con eso el primer capítulo del fic termina ^^. Espero que les haya gustado y merezca sus reviews (ya saben, la historia depende de ellos) ya que nada les cuesta dejar unas líneas que animan a esta loca "mocosa" (como me dice Danna -.-U) a escribir más.

*¿Qué Sasori esta enfermo? Sí... no sé de que ._. pero lo ésta. Sin embargo, a pesar de cualquier idea que tenga, la tragedia no me es ahorita tentador para este fic... ó quizá si ¬w¬ lo pensaré.

*Sé que la hostilidad en Itachi sempai y Sasori danna ha sido un poquito más... eh... ¿palpable?, la verdad es que Mary quiere retomar que en el anime y manga Sasori siente "cierto" desprecio por Itachi (vayase a saber por qué, puesto que Masashi Kishimoto y Shonen Jump solo hacen capítulos de relleno idiotas y ridículos, que por mucho admito que me hacen reír, han hecho que me de hueva seguir a Naruto porque ahora que ya habían revivido a mis sempais Akatsukianos ponen capítulos tontos ¬¬U y lo único que quiero ahorita es ¡verlos, joder! u.ú#, deberían de hacer capítulos de rellenos sobre Akatsuki, ó de perdida NEJITEN, ó Sasuke, sin Sakura a menos que ella sea... diferente a la de siempre ¬¬***)

Bueno -.-U mucho choro. Espero leerlos en un review, sempais. Matta ne~