The Vampire Diaries no es mío.


Adoración

Damon la miraba fijamente, maravillado. La forma en que se echó a reír, el ruido de su respiración, el ritmo de los latidos de su corazón, todo en ella era perfecto. Podría ir hasta el final del mundo solo porque ella se lo pidiese. Se pondría en riesgo a sí mismo para protegerla. La había visto pasar por momentos fáciles y difíciles en su vida, pero aún así no podía encontrar ningún defecto en ella. Porque ella era su Afrodita, la Helena de Troya, su Julieta. Damon podría mirarla durante siglos y no percatarse del paso del tiempo. Se fijó en las comisuras de sus labios. Estaba feliz, y eso era lo único que él podía pedir.

- Damon ¿Qué estás mirando? – Preguntó Elena riendo.

Y allí estaba ella otra vez, riendo. Casi haciendo que Damon perdiera todo el sentido de la realidad. Quería que ella riera por siempre. El la miraría con mucho gusto, incluso si eso era lo único que podía hacer, mirarla desde la distancia, mientras ella posiblemente tenía citas con alguien divertido. Era perfecta, merecía a un hombre perfecto.

- Nada, Elena, nada. – Contestó él, casi con un suspiro.


Sí, es muy cortito, voy a ir subiendo pequeñas escenas en la evolución de Damon & Elena.