Hola! Aquí vengo a torturaros de nuevo con otra historia! (Que va, es bromita...^^). Bueno, trata sobre el final de la niñez de Lupin, a ver si os gusta...
PD.: Me habría gustado compactarlo todo en un one-shot... pero las musas me han dejado de lado de repente... ~.~
Advertencias: Si ya te has leído el tercer libro, no has de temer a los spoilers – risa-.
Cuenta una leyenda que una vez la luna se enredó en un árbol y un lobo se puso a jugar con ella, arrancándola de su eterna soledad. Pero el animal se fue y la luna, indignada, le robó su sombra. De ahí que los lobos le aúllen por las noches pidiéndole que se la devuelva.
Pero no todos los lobos aúllan a la luna por ese motivo. No lo hacen al menos los que no son auténticamente lobos... Me refiero a aquellos cuyo ADN es tan peculiar que se sitúa entre dos especies no muy cercanas. Me refiero a aquellos que tiemblan ante su mutación cuando la fase de luna llena se aproxima. Me refiero a aquellos parias olvidados por el hombre. Me refiero a los que son como yo, Remus Lupin, el hombre-lobo de Hogwarts...
*Era muy pequeño cuando me mordieron... pero lo recuerdo como si me hubieran clavado los colmillos anoche mismo...*
.Cómo empezó todo. (Parte I)
Aquella era una de las noches más claras que el barrio mágico de Whisper's Fireplace recuerda. Una luna llena blanca y resplandeciente se alzaba apenas unos palmos sobre las montañas, lo suficiente para dar una pálida luz fantasmal a todo el barrio tal que si fuera de día. La iglesia de la plaza vigilaba las casas de la larguísima calle adoquinada y el viento estival rozaba con suavidad las campanas del campanario chato y enmohecido.
Los susurros del viento fueron interrumpidos por la charanga de una pequeña pandilla de niños que se deslizaba corriendo cuesta bajo hacia la iglesia diminuta. Eran tres chavales de entre cinco y siete años de edad, pero su algarabía semejaba el compuesto de diez manadas de bisontes salvajes. De pequeña estatura y gran corazón, los jóvenes gritaban de júbilo porque sus respectivas madres les habían permitido regresar a casa un poco más tarde que de costumbre aquella noche de verano.
¡Es genial! – exclamó Jack, el mayor de todos. – Toda la ciudad es para nosotros solos. ¡Somos los guardianes de Whisper's Fireplace!
¿Guardianes? – se extrañó Thony, el menor de los tres. - ¿Y qué hacen los guardianes?
¡Los guardianes protegen la ciudad, so bobo! – explicó Jack con cara de sabihondo.
La ciudad no es peligrosa. ¡No necesita que la protejan! – intervino entonces Remus Lupin, el protagonista de nuestra historia.
¡Claro que lo necesita! ¿Qué te crees que hacen los aurores sino, listo? – se encaró Jack con Remus.
¡Pues ellos combaten a los magos tenebrosos! – contestó feliz Remus.
Pero aquí no hay magos tenebrosos, ¿verdad? – preguntó Thony algo temeroso.
No te preocupes, Thony... – repuso Remus, conciliador. – Los aurores se encargan de mantener a los magos tenebrosos muuuuy lejos de aquí...
¿Cómo estás tan seguro? – cuestionó Thony a Remus.
Pues... pues porque... porque... – respondió entrecortadamente Remus mientras miraba a Jack implorando ayuda.
Aunque lo cierto es que Jack parecía bastante asustado ante la mención de los magos tenebrosos, su altanería le permitió contestar sin titubeos:
No hay magos tenebrosos porque no hay ningún auror por aquí. Por lo menos yo no no he visto ninguno. ¿Y tú, Remus?
Claro que no – rió feliz Remus algo más aliviado porque Jack había conseguido controlar la situación. – Ni uno sólo.
¿Lo ves, Thony?
El pequeño Thony miraba a Jack y a Remus con el ceño fruncido, como si no le terminaran de convencer las respuestas de sus amigos.
Y si la ciudad no es peligrosa y no hay magos tenebrosos y no habéis visto a ningún auror por aquí... ¿por qué somos guardianes de la ciudad?
¿Cómo qué por qué? – se sorprendió Remus. - ¡Somos los guardianes porque no hay nadie en las calles para protegerla! ¡Es toda nuestra!
Pero si habías dicho que la ciudad no necesitaba que la protegieran... – protestó Thony.
Bueno, pero es que... es que... – se apabulló Remus intentando contestar. – Es que yo... me refería a otros peligros... – acabó enigmáticamente cuando una idea genial le vino a la cabeza.
¿Otros peligros además de los magos tenebrosos? ¿De qué hablas? – se extrañó Jack, muy intrigado. Mientras, Thony no se perdía una palabra de la boca de Remus.
Hay otros peligros en esta ciudad... – susurró Remus con voz fantasmal. – Peligros terribles...
¿Cómo qué? – estallaron Thony y Jack al unísono.
Como los hombres-lobo.... – sonrió Remus con una mueca pensando en la fantástica broma que les iba a gastar a sus dos amigos.
Continuará (a menos que la inspiración me diga 'no doy más de mí, baby'...)
