Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.
La canción no está entera, solo las frases que me inspiraron.
TENGO UNA NUEVA ACTITUD
Bella POV
Corría todo lo que me permitían mis torpes pies. Podía oír el susurro que provocaba su veloz paso. Había sido estúpida. Había sido sola al bosque a pesar de las recomendaciones de Charlie sobre esos osos gigantes. Aunque no eran osos lo que me perseguía.
Jacob llevaba días evitándome. Yo le necesitaba, era mi ancla para no caer en la locura por la marcha de los Cullen. Pero desde el día de nuestra discusión no le volví a ver. Hasta que Charlie me dijo que lo había visto en el borde del bosque junto con Embry, Sam y otros dos chicos de La Push. Y yo había ido en su búsqueda, metiéndome en el bosque. Y ahora Victoria me pisaba los talones.
Intenté mantener una marcha rápida y firme mientras ella jugaba al ratón y al gato conmigo, taponándome mis posibles salidas, guiándome hasta el centro del bosque.
Mi respiración era irregular. Llevaba cinco minutos corriendo mientras Victoria parecía divertirse. Saltó de árbol a árbol mientras gruesas lágrimas caían por mis mejillas. No quería morir, y menos a manos de ella.
-Ya no están tus queridos Cullen para salvarte, patética humana-me recordó Victoria al tiempo que yo veía su cabellera pelirroja pasar delante mía.
Y ocurrió lo inevitable. Tropecé con una raíz que sobresalía de la tierra y caí de bruces al suelo. Oí su fría risa y me di la vuelta. Me había torcido el tobillo, de nada serviría ponerse de pie. Allí estaba, con su piel pálida, sus ojos rojos chispearon ante el éxito. Sollocé cuando se inclinó sobre mí.
-No te preocupes, voy a ser buena-me susurró al oído-. Te mataré rápido.
Con un gesto, hundió sus afilados colmillos en mi piel. Grité de dolor y pataleé, ignorando las punzadas de mi tobillo. El mordisco era peor. Inútilmente traté de apartarla, pero ella continuó succionando con fuerza. Noté como mi energía se me escapaba a cada trago suyo. Entonces llegó mi salvación.
Una sombra saltó sobre Victoria, apartándola de mí. Miré de reojo para ver el enorme oso, que resultó ser un lobo, arrancándole la cabeza a la vampira. Otros cuatro lobos se le unieron mientras yo gritaba, presa del dolor de la transformación. Era como si me hubieran inyectado fuego en las venas. Notaba como mi sangre ardía.
Una hoguera delante de mis ojos me indicó que Victoria estaba muerta. Los lobos me dirigieron una mirada y desaparecieron tras unos árboles. Luego empecé a oír voces y, para mi horror, Jacob y sus amigos salieron de los mismos árboles. ¿Que significaba aquello? Todos se arrodillaron ante mí para mirarme de cerca.
-Somos licántropos, Bella-me informó Sam en voz alta para hacerse oír entre mis gritos-. No vamos a matarte, pero te tienes que ir y no volver, ¿de acuerdo? No queremos que pongas en peligro al pueblo.
Asentí a duras penas con la cabeza. Creí que me volvería loca con tanto dolor.
-Jake-farfullé.
Él me miró apenado.
-Lo siento, Bella-susurró-. Tienes que entenderlo.
Tenía razón. No podía volver con mi padre. Lo pondría en peligro. Sería mejor alejarme.
Continué retorciendo, presa del dolor más infinito que jamás había imaginado. Jacob tomó mi cabeza y la puso en su regazo. No era así como imaginaba antes mi transformación. Pensaba que Edward estaría a mi lado, susurrándome palabras tranquilizadoras con su voz de terciopelo. Pero no. Estaba en medio de un bosque, con la hoguera de Victoria ardiendo a mi lado y rodeada de cinco licántropos. Deprimente.
Pero los hombres lobo no se fueron de mi lado. Me calmaban, intentando gastarme bromas, pidiéndome disculpas por no llegar antes. Fueron los tres días más largos de mi vida, pero ellos no me abandonaron, salvo en turnos para traer comida para ellos.
Por fin noté como el dolor desaparecía. Jacob me miró preocupado y los otros ansiosos. Yo les miraba de forma culpable.
-Lo siento-susurré-. Yo no quería. Venía a buscarte, Jake.
Jacob me abrazó con fuerza. Le devolví el abrazo, era lo que necesitaba en este momento, un amigo. Embry me frotó la espalda. En ese momento, un nauseabundo olor a perro mojado me inundó la nariz y me aparté de Jacob con cara de asco.
-¿De dónde viene ese olor?-pregunté.
Los cinco se echaron a reír.
-Somos nosotros, olemos así para vosotros-me dijo Paul-. Tú tampoco hueles a rosas, precisamente.
Le dirigí una mueca. Tenía ardor de garganta, que supuse que sería sed. Jacob me pasó el brazo por los hombros.
-No quería que fuera así como te enteraras de lo que soy-me dijo-. Quería decírtelo, pero lo tenía prohibido.
-No pasa nada, Jake-le calmé-. No estoy enfadada. Yo... será mejor que me vaya. Tengo que... cazar.
Me sorprendí cuando todos me abrazaron, deseándome suerte. Por último abracé a Jacob.
-Te quiero-me susurró-. ¿Lo sabes, verdad?
-Sí-respondí-. Yo también te quiero.
Con esa frase me despedí. Sam me pidió me gritos que me alejara bastante antes de cazar. Y eso hice. Corrí a velocidad sobrehumana hasta Seattle. Tenía en mente ciervos, alces o, con suerte, algún puma. Pero mis planes se desbarataron cuando un delicioso aroma me llegó a la nariz. Podía oír un jugoso corazón latiendo rítmicamente a dos árboles de mí. Enloquecida por la sed, me abalancé sobre mi presa. Una milésima de segundo antes de que mis dientes perforaran su cuello, me di cuenta de que era un hombre de unos cuarenta años que hacía senderismo. Un cálido y sabroso líquido brotó de la herida, llenándome la boca. Era lo más bueno que había probado nunca. Y sabía que no podría olvidarme de ese sabor. Era una auténtica adicción.
Dejé el hombre seco y cayó a mis pies mientras yo reflexionaba.
¿Y qué? Esa era la pregunta.
¿Y qué si acababa de quitar una vida con la cantidad de humanos que había? ¿Y qué si los Cullen cazaban animales? ¿Y qué si se horrorizarían si me viesen?
Yo no era una Cullen. No era mi obligación seguir su dieta. Todo sería distinto si él estuviera.
Tengo una nueva actitud
Y la voy a usar esta noche
Quiero meterme en problemas
Voy a empezar a luchar.
Quería vivir mi vida sin restricciones. Sin que nadie me dijera que lo que hacía no estaba bien.
No estuviste ahí
Nunca lo estuviste
Lo quieres todo
Pero no es justo
Te di mi vida
Te di todo
No estuviste ahí
Me dejaste caer
Todo sería diferente si no me hubiera abandonado. Estaríamos juntos, felices. Me ayudarían entre todos a calmar mi sed. Pero era tarde. Se fueron, dejándome a mi suerte y a merced de Victoria. Nada me ataba a ellos y podía hacer lo que quisiera. Era inmortal, era poderosa. ¿Qué más me daba lo que pensaran? No necesitaba su aceptación. Pensaba vivir al máximo y dar rienda suelta a mi nueva naturaleza.
Y adivina qué
Me divierto más
Y ahora que terminamos
Te mostraré esta noche
Estoy bien
Estoy muy bien
De nada servirá lamentarse, Edward Cullen. Ahora estoy mejor sin ti, sin tu sobreprotección y sin tu manía de decidir sobre mi vida. Ya no te echaba de menos, ya no sufriría tu ausencia por la noche.
Era hora de ser yo.
Bueno, aquí está el primer capítulo. Aviso de que cada vez Bella será más mala. Espero que os guste. ¡Besos!
