Lo se, se que estáis sorprendidas. Seguramente pensáis 'Superbrave está loca comenzando otro fic con todos los que lleva adelante'. Pero en realidad, este fic lo escribo porque necesito desahogarme. Si, como escucháis. Soy mujer, trabajadora, estudiante, y estoy casada, llevo mi casa, llevo adelante un montón de problemas familiares, y más cosas que si las dijera estaríais sorprendidas (suspiro), pero bueno, el caso es que no logro concentrarme en mis estudios como quisiera por unas cuestiones y otras y necesito escribir para relajarme. Total, el caso es que estos días me puse a pensar qué sería de mi vida, si es que lo que vivo es vida (toy dramática, lo siento, se que exagero, pero estoy en crisis), si tuviera hijos, algo que de pronto le llega a una cuando se entra en cierta fase. Y luego me puse a pensar en todo lo que pasamos las mujeres... y pensé en Bulma y me dije, tengo que escribir un fic en el que muestre esta realidad. La realidad de la mujer fuerte que lucha por su hogar, por su trabajo, por su familia, por los problemas de la vida y que está ahí dando la cara por todo y por todos. Eso somos las mujeres, y muchas veces, muy poco valoradas para como deberíamos estarlo. Pues bien, pensaba esperar para escribir este fic hasta finalizar mis exámenes, pero no puedo, tengo que desahogarme, aunque yo no viva, por suerte, lo que le hago pasar a Bulma, pero también tengo lo mío, así que ahí va eso. Espero que os guste. Y si lee algún muchacho, tomad nota. LAS MUJERES VALEMOS MUCHO.
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UNA MUJER FUERTE
Capítulo 1: Así es mi vida.
RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIINNNNGGGGG CRAASSSHHHHH
- VEGETAAAAAA ¡Has vuelto a romper el despertador! -
- Y tú has vuelto a romper mis tímpanos con ese chisme diabólico, MUJEEERRR. -
Ambos se encresparon en la cama dedicándose una mirada furiosa. - ¿No deberías estar entrenando a esta hora?. - (Con los ojitos en ¬.¬)
- Hmp. - El príncipe evadió la pregunta. ¿Cómo iba a reconocerle que se había quedado dormido?. El tiene siempre un despertador interior perfecto, cada día a las 5:30 de la mañana se levanta a entrenar, una hora antes de que ella se despierte, pero desde que la mocosa está dando por saco con sus miedos absurdos al monstruo del armario, su reloj biológico está más que disturbado.
Bulma suspiró mirando el reloj. - No tengo tiempo para discutir contigo, príncipe idiota, fñvñcñycñ. - Y se fue farfullando toda serie de insultos mientras se dirigía al baño, hasta que...
- MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. - El grito de su pequeña de 3 años resonó en toda la casa.
- ES QUE NADIE PUEDE DORMIR EN ESTA CASAAAA. - Junto con la protesta de su hijo adolescente de 17 años.
Y la risa de su marido, que parecía también un niño a pesar de estar ya crecidito.
- ¿Puedes ir a atender a tu hija por una vez, Vegeta?. - Procuró no sonar demasiado agresiva para ablandarle un poco.
- Pensé que estabas insultándome, mujer. -
Bulma le miró odiosamente. - Tengo... que... ir... a... TRABAJAAAAR. - Estalló a gritar.
- Hmp. No es mi problema. - Se encogió de hombros. - Yo no fui quien quiso tener más hijos. -
- MAMAAAAAAA BUAAAAA BUAAAAA BUAAAAA. - Siguió su llantina nocturna.
- Mierda. QUE SE CALLE YA ESA NIÑAAAAAA. - Continuó en réplica el adolescente.
Esa era su vida cada mañana desde hacía ya una semana. - Tú eres el culpable porque la consientes en todo, la dejaste ver esa película de miedo y ahora se pasa cada noche llorando... - Dijo resentida mientras que iba a atender a su hija. - Egoista de mierda, yo tengo que ir a a trabajar, Dios santo, parece que pensase que dirigir la Corporación más importante del mundo es algo como sentarse en una silla y ver como trabajan los demás. Quisiera que pasara un rato en mi lugar a ver que tal le parece... Saiyajin estúpido... - Su ceño fruncido se mutó en una sonrisa cariñosa dedicada a su pequeña. - Braaa, cariñoo, ¿qué te pasa?. -
- Un 'mostro'. - Declaró señalando con su mano temblorosa al armario y ocultando su cara entre las sábanas.
- Se dice monstruo, y no está en el armario. -
- Si ta, yo lo he vistooo, buaaaa. - Aclaró cubriéndose por completo.
- Oh, vamos Bra, ya hemos hablado de esto antes. Si hubiera un monstruo en tu armario papá vendría y lo destrozaría sólo por mirarte, pero no hay ningún monstruo, así que no tienes que llorar ni tener miedo, es sólo tu imaginación. - La niña escuchó atentamente la explicación razonable. - Ahora duérmete, aún es temprano para tí. - Bulma besó su frente arropándola suavemente, se alejó de la niña sigilosamente, rezando a Dios para que funcionase su estrategia pero cuando estaba a punto de abrir la puerta de su habitación de nuevo...
- MAMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA. - Gritó más fuerte y aún más aterrorizada. - 'MOSSTROOOOOOOO'. -
- Ay. - Lloriqueó antes de volverse a la habitación de la pequeña. - Bra, cariño, ¿por qué no se lo pones fácil a mamá?. - Suplicó.
- Monstrooo. - LLoró la niña nuevamente.
Después de un buen rato por fin se volvió a dormir la pequeña y Bulma fue a tomar su ansiada ducha, pero cuando fue a abrir la puerta del baño...
- Vegeta... - Nadie contestaba, pero era evidente que estaba ocupado. - VEGETAAAAAA. SAL DEL BAÑO EN ESTE INSTANTE... VAMOS. - Ordenó al borde de un ataque de histeria.
- ¿ES QUE NO PUEDES DEJARME TRANQUILO NI UN SÓLO INSTANTE MUJER? - Los saiyajins también tienen necesidades orgánicas, por el amor de Dios. Era increíble que esa mujer fuera capaz de molestarle en un momento tan íntimo.
- VEGETA, VOY TARDE, TENGO UNA REUNIÓN, TENGO QUE ESTAR PRESENTABLE, SOY UNA MUJER PÚBLICA, TENGO QUE DUCHARME. - Gritó aporreando la puerta.
- ¿PODEIS DEJAR LA PELEA PARA UNA HORA MENOS INTEMPESTIVA?. - ¿Desde cuando Trunks se metía a opinar acerca de sus peleas?. Este adolescente llevaba una temporadita bastante insoportable.
- CALLATE MOCOSO. - Gritó el Príncipe.
Bulma arqueó una ceja, por una vez convino que había sido una excelente contestación. Miró su reloj. Las 7. Tenía que estar a las 8 en la reunión, lo cual significaba que tenía que salir a las 7 y media de casa. Lo cual significaba que... - TENGO QUE UTILIZAR EL MALDITO BAÑOOO. - Gritó aporreando aún más fuerte la puerta.
- En esta casa hay más de 20 baños, ve a otro, MUJER. - Bulma iba a contestar cuando... - Y te lo advierto, si sigues gritando así, despertarás a la niña. -
- Como si te importara... - Masculló, acogiendo no obstante, el consejo. Si Bra despertaba nuevamente iba a volverse definitivamente loca. - Necesito un cigarrillo. - Tomó la cajetilla y se fue humeando para la habitación de invitados.
Si, habían más baños, pero su mascarilla especial, su champú anti puntas abiertas, y su crema suavizante de heno de pravia estaban en SU baño. Pero no había más remedio que resignarse. La vida de casada al lado de un saiyajin, no era una bicoca. Tener un hijo adolescente era aún más terrible, y sobre todo teniendo una hija tan pequeña. Pero no podía quejarse, es verdad que se había emperrado en tener una niñita. Quería tenerla a toda costa, una hijita a la que educar como una pequeña damita, peinar, acariciar... algo tan distinto a un niño... a su niño, que ya se había hecho mayor y les dejaría muy pronto para vivir su vida por su cuenta, haciendo que se sintiera como una vieja total. Al final acabó convenciendo a Vegeta de que tener una bebita sería una buena idea. Ella se lo buscó. Pero Vegeta colaboró, así que ahora tenía que apechugar, él le hizo varios intentos antes de que concibieran a la niña y parecía ilusionado con la idea, así que ahora a qué venía eso de escaquearse de plano. si, es verdad que estaba siendo un mucho mejor padre de lo que había sido con Trunks, pero no era suficiente. Ella no daba a basto con todo lo que llevaba adelante. Se sentía tan agobiada y tan presionada por todas partes...
Condujo a toda velocidad hasta llegar a su oficina. Su secretaria la recibió con una sonrisa y luego puso una mueca. - Señora Briefs, su correo. -
Bulma suspiró y cogió una montaña de cartas clasificándolas. - Multa, multa, multa... Hmmm. ¿Cómo se supone que voy a llegar a mi trabajo a tiempo?. - Cada día era igual y el nuevo sistema de multas por sistema fotográfico no ayudaba en la misión. Su colección de infracciones por exceso de velocidad llenaba un expediente de conducción enorme.
Una de las cartas llamó su atención inmediata. - ¿Carta de Bill Gafe?. - La abrió furiosa.
Mi querida señorita Briefs.
- Idiota, siempre le encanta recordarme que no estoy casada con Vegeta. -
Espero que no se tome a mal lo que le voy a comunicar, pero estoy a punto de lanzar una OPA sobre una de las empresas satélite de su corporación, concretamente, la PIC. Que tenga un buen día.
Bill Gafe
- No puede ser. Es... TERRIBLE. - Pretendía hacerse con el poder de una empresa de su propiedad. Concretamente una que se dedicaba a la producción en cadena de componentes necesarios para sus creaciones. Si tenía éxito, la Corporación Cápsula se iba a ver bastante, por no decir MUY perjudicada. - Maldito bastardo. ¿Qué se ha creido?. - Encendió otro cigarro con rapidez. - Lisa. Quiero en mi mesa el informe completo del estado económico, laboral, productivo, de la PIC. - Al susurro de 'mierda', cerró el intercomunicador intentando despejar su mente mientras daba una calada profunda al cigarro. - El no necesita esa empresa, la quiere para enviarla a la quiebra. Lo que sea con tal de perjudicarnos. - Razonó en alto. La situación era lamentable. En cuanto los medios se hicieran eco de la OPA, la cosa se complicaría aún más. Tenía que evitar a toda costa que tuviera éxito en su sucia argucia.
- Señora Briefs. - Sonó el intercomunicador.
- ¿QUE?. - Gritó un pelín cabreada.
- Le están esperando en la sala de reuniones. - Susurró asustada la secretaria.
- Arrggg. Dios mio, se me había olvidado por completo. -
8:30 de la mañana. En plena reunión... Bulma abrió los ojos de repente, recordando algo importantísimo. Era Lunes. Y era... el primer día de colegio de Bra. Con una tos seca se levantó de la mesa. - Señores, disculpenmé unos instantes. - Dijo con ceremoniosa seriedad ausentándose de la sala.
- Oh Dios mio, Vegeta, coge el maldito teléfono, por el amor de Dios. - Masculló en el pasillo mientras llamaba por su móvil a casa, concretamente a la linea de emergencias que había instalado en la sala de gravedad.
Vegeta gruñó al escuchar el sonido que lo acababa de interrumpir. - ¿Qué será ahora?. - Apagó la gravedad y cogió el teléfono no haciendo caso de su instinto primario, que le indicaba que lo mejor era destruirlo inmediatamente.
- ¿Si?. - Preguntó duramente.
- VEGETA. Gracias a Dios que has cogido el teléfono. -
- Mujer, ¿Qué pasa?. - Preguntó atiesándose preocupado por el tono de dramatismo en la voz de su esposa.
- Vegeta, tienes que llevar a Bra a su primer día de colegio. - Contestó inflexible.
- ¿QUE?. -
- Lo que escuchas. -
- Ni hablar. ¿Por qué no la llevas tú?. -
Bulma casi sintió que se le caían las lágrimas. Ella ya no podía hacer más de lo que hacía en su vida. ¿Qué más quería que hiciera?. - Vegeta. - Su voz tembló un poquito esta vez haciendo que el príncipe gruñera sintiendose un pelín culpable.
- Por favor... - Susurró a punto de llorar.
- BIEN, está bien, mujer, pero deja de hacer escenas lamentables. - Y sin más colgó el teléfono. Se sentía tan extraño accediendo a ese tipo de peticiones. El era un saiyajin. No era humano, pero la mujer parecía no entender eso.
JA. Le pedía que consolase a la niña por las noches. Cualquier padre saiyajin hubiera golpeado a la mocosa sólo por sentir miedo de un monstruo. Claro, hablando de un monstruo real, por supuesto. Los saiyajins no temen a nada. Pero ¿cómo iba a tratar él acerca de un monstruo imaginario?. ¿Quería que lo hiciera a su modo?. Bien, el podría ir a la habitación, advertirle una vez a la niña que los saiyajins no tienen miedo y que parase de llorar, y después, si seguía en su demostración lamentable de debilidad, le daría un puñetazo para que supiera lo que es el verdadero miedo, y para que tuviera una razón adecuada por la que llorar. Pero claro, si él hiciera eso, la mujer lo haría dormir de por vida en el sofá. La conocía demasiado bien. Así que ¿por qué le exigía que solucionase ese problema si sabía como era él?. El era un saiyajin, no había manera de cambiar eso. Y ahora le pedía que llevase a la mocosa al colegio. A su primer día de colegio... Por favor... ella sabía que no tenía paciencia para tratar con otros humanos que no fuesen ella. La única humana que toleraba era a Bulma. Odiaba relacionarse con otros. Pero claro, de nuevo él era el malo por no querer acompañar a su hija al colegio. Bien, cedió en esto, pero si luego la mujer le iba reclamando algo acerca de su comportamiento, jamás volvería a ceder en nada más. El era él, y no iba a dejar de ser el Príncipe de los saiyajins, por más que hubiera moderado su comportamiento. Cielo santo, ahora era hasta condescendiente y amable con los humanos. ¿Qué más quería?. ¿Qué más esperaba de él?. Se había convertido en un buen compañero, en un padre responsable, y nadie parecía reconocerle en lo más mínimo sus esfuerzos.
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Bueno, está escrito en un tiempo record, Kawai lo sabe. Lo escribí, para ser exactos en media hora, así estoy de extresada... jajaja, y continuará muy pronto porque necesito escribir esto, ahora me siento mucho más relajada, de verdad, alguien tienen una vida tan complicada como yo jajajaja. Aunque la mía tenga otros puntos y otras íes. En el siguiente capítulo seguiremos viendo como es un día en la vida de Bulma.
