Bienvenidos a la segunda temporada de Duelo Legal.
Advierto que mis conocimientos jurídicos y legales son nulos, y lo que aquí pueda representar queda todo bajo mi imaginación. Es más que seguro que cometeré omisiones y horrores de concepto, pero escribo sin ánimo de lucro y por pura diversión. Imagino el tribunal como nos han acostumbrado las películas estadounidenses, es más gratificante para la imaginación percibirlo así. Lo hago con el mayor respeto y también con cierta búsqueda de información, aún así mis disculpas adelantadas para los errores que se van a cometer.
Así mismo también aviso que la trama contiene extraños recodos y algún salto en el tiempo que tienen su explicación a lo largo de los capítulos.
Gracias por vuestra comprensión.
1. Los nervios previos a la función
- ¡¿Desde cuándo, Sasha?! ¡¿Desde cuándo me estás engañando?!
- Aspros...yo...lo siento...
- ¡Cállate! No me digas que lo sientes después de confesar que pasó más de una vez...
- Yo...yo no quería herirte...pero...
- ¡¿Pero qué?!
- Has cambiado...antes no eras así...Tu trabajo te ha cambiado...y yo me sentía muy sola...
- ¡Y él se ofreció a darte compañía muy gustosamente ¿no?!
- No, Aspros...no fue así...
- ¡Malditos seáis los dos! ¡Él es un condenado desgraciado que siempre me ha envidiado, y tú...tú una floja que te has agarrado al primero que has encontrado a mano!
- No grites, Aspros...por favor...Los chicos nos pueden oír...No deben ver a su padre así...
- Los chicos deben saber de lo que es capaz su madre...¡porqué ahora yo ya dudo que sea su padre también!
- Aspros...los chicos son tuyos...son tuyos...
- ¡¿Y cómo lo sabes?!
- ¡Porqué lo sé! No dudes de ésto...sólo tienes que mirarles...¡Son iguales a ti!
- ¡Y a él!
Silencio...y dos pares de ojos asustados y escondidos en la oscuridad de la habitación siendo testigos de una escena terrible...de la última escena que Sasha y Aspros compartieron frente a su ignorada presencia, muchos años atrás...
- Antes de casarnos ya te lo tirabas ¿no? Ahora comprendo tanta prisa...ahora comprendo porqué siempre ha estado como una sombra revoloteando alrededor de nosotros...¿en qué pensaste cuando te lo tiraste la primera vez? ¿en encontrar las siete diferencias?
Silencio...y sollozos...y de nuevo la misma aclaración pronunciada con voz trémula.
- Los chicos son tuyos, Aspros...créeme, por favor...
- Claro que son míos...a partir de hoy tú no vas a tener ningún derecho sobre ellos, Sasha...
- ¡¿Pero qué dices?! ¡¿Qué pretendes?! - Silencio...más silencio y unas miradas que lo dijeron todo sin necesidad de articular palabra. - No...Aspros...no...¡Por favor! ¡No puedes apartarme de ellos!
- ¡No haberte follado a mi hermano! Os arruinaré la vida...a ti...a él...sabes que puedo hacerlo...porqué yo soy la ley.
...
...
Kanon...Kanon...¿estás bien?...
- ¡Kanon!
Marin tuvo que agarrar el brazo de Kanon y zarandearle levemente para conseguir captar su atención, acercándose a él mientras pronunciaba su nombre una y otra vez.
- Ah...sí...perdona...
- ¿De verdad que estás bien...? - Kanon respondió con un leve asentimiento mientras sus ojos volvían a fijarse en Saga, en el lado opuesto de la sala, fingiendo mantener una inaudible charla de extrema importancia con Shura. Sus miradas no se habían vuelto a cruzar desde el momento de acceder ante el tribunal, y Kanon sentía cómo el frío sudor regresaba a tantear la piel de su frente y de su agitado cuello, poco acostumbrado a sentirse amarrado por un nudo que no fuera el de su pesar. La corbata molestaba...la americana también...pero solamente se permitió aflojar un poco el nudo, antes de alcanzar el vaso de agua previsto en la mesa y dar cuenta de él casi del tirón.
Ikki apareció en la sala debidamente custodiado, permitiéndole tomar asiento al lado de sus abogados defensores. Su vestimenta se presentaba adecuada, pero su expresión huraña no había cambiado ni un ápice de la que había mostrado a Kanon y Marin en todas sus entrevistas anteriores, percibiéndose aún más tensa de lo habitual en él. Kanon le dedicó una seria y fría mirada que no deseaba transmitir el nerviosismo que él mismo sufría, sin conseguir relajar una tensión más que palpable en el ambiente que reinaba en el tribunal.
Segundos después hizo aparición el juez Dohko, cubierto con su toga, aunque su aspecto desenfadado y jovial seguía vislumbrándose a pesar de la solemnidad de los ropajes y de la decoración que imperaba en el momento. Un fajo de papeles fue dejado sobre la central y elevada mesa, y antes de tomar asiento dedicó una escrutadora mirada tanto a Saga como a Kanon, observando con perspicacia que la calma que sobraba al fiscal era todo de lo que carecía el abogado defensor.
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A las puertas del juzgado...
Shaka había llegado acompañado de Mu bastante antes de su hora requerida para prestar declaración por petición de la Fiscalía. Sabía que debería enfrentarse a Saga y a sus preguntas, a su impecable seguridad y a la destreza que siempre gobernaba la pronunciación de sus cuestiones. Intuía que Kanon no dejaría pasar su turno de testificar sin hacerle otra sarta de preguntas que ayudaran a otorgar algunas luces en un proceso que ya no podía percibir más oscuro. Y sabía que no sería nada fácil su momento ante el juez y el enfrentamiento de los gemelos.
No había visto a Saga desde hacía demasiados días, y temía que su última conversación tuviera consecuencias en el interrogatorio que Saga hubiera preparado para él. Y también sentía pavor al tener que enfrentar a Kanon sólo unas horas después de haberse rebajado hasta la más profunda humillación personal, y más aún después de haberle confesado el maquiavélico plan del intachable fiscal, demasiado conocido y próximo para ambos en un momento digno de un circo de los más bajos horrores.
La tez de Shaka lucía extremadamente pálida, y las ojeras que delineaban su azul y cansada mirada delataban las pocas horas de sueño y la nula calma interior que el joven forense sufría en esos detestables días.
Mu se despidió de él antes de partir para cumplir sus obligaciones con su trabajo, y después de haber entregado la documentación personal y de pasar el control de seguridad, Shaka fue conducido a la sala reservada para los testigos. No era la primera vez que acudía a un juicio a testificar. De hecho, este proceso formaba una parte natural de su trabajo como médico forense, pero sí que era la primera vez que el corazón parecía querer salirle por la boca y que su pulso no respondía a control alguno.
La sala donde fue acompañado todavía se presentaba vacía. Valentine no había llegado, y Shaka tenía la certeza que Kanon también lo había citado para declarar. De lo que ya no estaba tan seguro era de si Rhadamanthys también se uniría a él, o si aparecerían otras personas desconocidas que pudieran aportar vital información en un caso que ya no pretendía ni imaginar cómo se iba a desarrollar. Temía por las atroces habilidades que Saga estaba dispuesto a mostrar, y también se sentía desconcertado ante la ignorancia sobre el procedimiento que Kanon utilizaría, debido a la inexperiencia de éste y a su tempestiva e imprevisible personalidad.
Shaka tomó asiento en el rincón que percibía más protegido de la sala en cuestión, y sus piernas se movían por voluntad propia en un ritmo dictado por los nervios y que era imposible de controlar. Intentó cruzarlas, estirarlas, volverlas a cruzar...de la misma manera que lo intentó con sus brazos, que nunca antes le habían molestado tanto, sintiéndoles inútiles y sin saber qué hacer con ellos para no dejar translucir de manera tan descarada su inusual inseguridad.
Una inseguridad que se acrecentó aún más cuando la puerta de la sala se abrió para dar paso a otro testigo...a alguien que Shaka conocía bien, y la presencia del cuál siempre le había repugnado profundamente. DeathMask hizo aparición junto con su penetrante y desagradable aroma a tabaco negro y perfume rancio, arrastrando tras él un pesado velo de vicio y absoluta carencia de escrúpulos.
DM entró sin siquiera emitir un saludo en voz alta, sustituido por un cansino alzamiento de su mentón y un ladeo de hastío en sus labios, mientras tomaba asiento en el lado más opuesto de Shaka, dejándose caer sobre la silla al tiempo que se llevaba ambas manos a los grises cabellos e intentaba domárselos hacia atrás, despejando una frente que quizás en algún momento de los inicios de su carrera había sido clara, pero que ya hacía demasiados años que se presentaba cubierta por capas y capas de corrupción impune y cada vez más arraigada.
El silencio planeaba en la sala, ayudado por la perenne presencia de un oficial del juzgado que velaba por evitar el intercambio de palabras que pudieran enturbiar el proceso que estaba a punto de iniciar.
Los minutos transcurrían con una lentitud sobrenatural, y el silencio sólo se rompía por los distintos compases que marcaban sus respiraciones, por los roces de la ropa al moverse y por los cansinos y seguidos bufidos de aburrimiento del inspector más desagradable del panorama policial de la ciudad.
Valentine seguía sin aparecer, y cuando la puerta se abrió de nuevo, estúpidamente Shaka esperó hallarle tras el oficial del juzgado, deseando ver al menos un rostro algo más agradable que el de DeathMask, aunque el muchacho hubiera conseguido arrancarle de sus casillas en más de una ocasión. Pero Valen seguía sin acudir. En su lugar entró otro muchacho, joven igual que el estúpido practicante, y de aspecto serio y correcto, seguido de un hombre apuesto que debía rondar los cincuenta, vestido de forma casual, pero luciendo unas oscuras gafas de sol inútiles en el lugar. El cabello, oscuro, se percibía que le rozaba los hombros, pero lo llevaba recogido en la nuca. El cuello de su camisa estaba abierto hasta el tercer botón, dejando ver los destellos de un pecho desprovisto de adornos adicionales, pero entre sus dedos jugaba una cadena unida a un colgante imposible de definir por Shaka en la distancia que les separaba. Seguramente se había visto obligado a despojarse de él al pasar el control de armas y metal antes de acceder, y seguía sin regresar a adornar su presumible destino, pasando de una mano a otra con nerviosismo mal disimulado mientras la enigmática mirada de ese desconocido seguía oculta tras el negro cristal, evitando hacer contacto directo con el descaro y la desfachatez que DeathMask no disimulaba en su brutal inspección hacia él y hacia el muchacho desconocido también, tanto por DM como por Shaka.
El muchacho era evidente que también estaba siendo víctima de los nervios, y pese a sus esfuerzos para mantenerse alejado de las inspecciones de todos, su mirada le traicionaba levemente, dirigiéndose con timidez hacia el hombre más mayor, observándole con devoción y tristeza, dejando fluir la tenue sensación que alertaba que ambos se conocían, aunque el mayor se mantenía firme en su posición de no mirar otra cosa que no fuera el colgante que pendía entre sus manos, la integridad del cuál peligraba debido a los insistentes pases que recibía entre los dedos que lo mareaban.
Shaka deslizó su mirada una última vez por todos los presentes antes de rodarla hacia el techo mientras finalmente se cruzaba de brazos, respiraba profundamente unas cuantas veces y cerraba sus ojos para intentar vaciar su mente y calmarse en lo medida de lo posible antes de enfrentar a Saga y a su malsana ambición. Todos ignoraban completamente el tiempo que deberían esperar antes de ser reclamados en la sala, e incluso si declararían esa misma mañana o serían requeridos de nuevo en una sesión posterior. Así que Shaka tenía tiempo...tiempo de sobras para intentar sumirse en sus meditaciones, apartándose espiritualmente de todos aquellos que estaban demasiado próximos a su espacio más vital.
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Sala del juicio
El juez Dohko desplegó los papeles que había traído con él a la sala, y antes de clavar su vista hacia los abogados, la paseó rápidamente por unos documentos que había estado estudiando los últimos días.
- Bien...- Dijo al fin, observando intermitentemente la seguridad de Saga y el nerviosismo de Kanon, que ya había apurado el segundo vaso de agua antes siquiera de empezar.- Letrados...acérquense, por favor...
Saga le miró extrañado, no siendo éste el procedimiento habitual, y después de dedicar una mirada de incomprensión a Shura, con pasos decididos y soberbios accedió a la petición del juez. Kanon caminó con aire desenfadado hacia allí sin pensárselo, sin saber si éso era habitual o no y sin importarle en absoluto. Lo único que le importaba en ese momento era no mirar directamente a Saga, pero sintiendo la afilada mirada de su gemelo clavada sobre él con una superioridad que le recordaba en demasía a otra mirada que habían dejado de ver años atrás.
- Señoría...- Dijo Saga, esperando saber porqué el juez les había ordenado un acercamiento antes siquiera de pronunciar palabra.
- No es mi costumbre hacer ésto, pero dadas las peculiares circunstancias del caso creo que no está de más advertiros antes de empezar.- Los ojos de Dohko seguían deslizándose de uno a otro, e interiormente no pudo dejar de apreciar que la exactitud de las facciones de los dos hombres que tenía de pie frente a sí distaban mucho de albergar más similitudes tras unos rasgos que la mera soberbia de uno y la consabida inexperiencia del otro evidenciaban en exceso.- Os pido juego limpio...a los dos. No voy a tolerar que temas personales interfieran en la aclaración de los hechos...Todas las riñas...todas la rabietas y conflictos personales que podáis tener, los discutís en la calle. Éste no es el lugar para desquitarse de otro tipo de asuntos carentes de interés, y que sólo pueden enturbiar el caso que nos ha unido a los tres.- Saga asintió sin desviar la vista del juez Dohko, el cuál le respondió con un silencioso asentimiento, para seguidamente focalizarse en Kanon y en su perdida mirada por los suelos de sus dudas.- ¿Entendido, Kanon?
- Sí, sí...entendido.- Respondió Kanon con voz baja e insegura, sintiéndose cada vez más aplastado por el peso de la presencia de Saga a su lado.
- Podéis retiraos...y en breve iniciaré el juicio.
Saga no demoró en unirse a Shura de nuevo, y Kanon dudó unos instantes más, viéndose retenido por la voz de Dohko, que volvió a acercarlo frente a él.
- ¿Sí?
- Kanon...debo agradecerte el esfuerzo que has hecho en hacerme caso y vestirte más adecuadamente para esta ocasión. Veo que te tomas el proceso en serio, y aprecio la profesionalidad que estás mostrando.
- Gracias...juez Dohko...
- Sólo espero que la profesionalidad te siga acompañando en lo que nos depare el proceso.
- Así será...
La mirada del juez y de Kanon se sostuvo un instante, y cuando Kanon decidió unirse a Marin e Ikki, tuvo que tragar con pesadez un par de veces para hacer bajar no sólo el nudo de la corbata, sino otra más espeso y denso...y distinto al que le ofrecía perpetuamente su pesar.
Kanon debía tragar un nudo del pasado...un nudo olvidado...presumiblemente superado, pero que la secreta ignominia que Saga guardaba bajo los euros de sus trajes de lujo se había apresurado a recuperar.
Una última mirada hacia el fiscal fue necesaria antes de intentar tragar el nudo una última vez, viéndose correspondido con frialdad.
Descubriendo tras el tacto de ese frío verde de su mirada un antiguo azul igual de lacerante...y unas palabras enterradas en un olvido devastador.
"Os arruinaré la vida...a ti...a él...sabes que puedo hacerlo...porqué yo soy la ley..."
#Continuará#
