Aquí vengo con un segundo reto sobre la paternidad de Naruto y su pequeño girasol :D el primero me fue genial, espero que este sea igual :D
Esta historia participa en el Reto exprés: ¡Celebremos a papá, el olvidado! "La academia de Konoha".
¡Disfrutad de la lectura!
Disclaimer: el creador de los personajes le pertenece a M. Kishimoto
Se encontraba en la torre, sentado en la silla, reclinado, mirando a la nada. Sin duda, el trabajo de Hokage era de lo más difícil y agotador, ahora que la villa estaba evolucionando, su trabajo también lo hacía.
Ahora entendía cómo los dos Hokages anteriores trataban de escaquearse de sus trabajos, estar todo el día encerrados entre montañas de papeles no era para nada agradable.
Pero aún así, había un trabajo aún más difícil que el de ser Hokage, el de ser padre. Sobre todo cuando era padre de un ninja casi tan impulsivo y cabezota como él y de una chica que se estaba formando como ninja y, por desgracia, como mujer.
Se encontraba esperando en el despacho, mirando la puerta con los ojos abiertos como platos.
-¿Por qué tarda tanto?
Su desesperación se hacía cada vez más grande.
Si el trabajo de Hokage era difícil, y el de ser padre también... imagina combinar los dos. Tuvo que mandar a su pequeño girasol a su primera misión seria, nada de buscar gatos ni ayudar ancianas. Ésta era una misión de verdad, y la impaciencia le estaba agobiando.
Aún recordaba cuando su hija era un preciosa niña alegre y cantarina. Ahora, era toda una señorita... por Boruto la preocupación era menor, porque él era ya más mayor.
El sonido de la puerta le distrajo de sus pensamientos, y su cuerpo se alivió al ver a su hija menor regresando sana y salva.
-Ya estoy de vuelta, papá.
El Hokage, rápidamente se levantó del sitio y corrió a abrazar a su niña.
Sí, el trabajo de ser padre es realmente agotador...
-Bienvenida, hija.
Fin.
