El cielo no mostraba ninguna mejoría aquel terrible día, al menos para este pelirrojo y su familia, pues era el funeral de Fred. Jamás se imaginó que uno de sus hermanos terminaría muerto. Pero así había sucedido. El pelirrojo miró a su hermana, quien se abrazaba a Harry. Sintió la necesidad de ser abrazado y buscó con la mirada a la persona que más necesitaba en esos momentos pero ella estaba consolando a la señora Weasley. "Quizás es lo mejor" pensó, y luego decidió ir a caminar, alejándose de todos. Sólo su hermano Charlie se percató de su ausencia. "Es un momento duro. Necesita despejar su mente y asimilar todo" asumió. Luego de un rato llegó el momento de volver a la Madriguera. Fue cuando echaron de menos la presencia de Ron. Charlie los calmó explicándoles que su hermano fue a dar una vuelta. En ese instante, Ron regresó, se acercó a su mamá, le dijo algo al oído y ambos se alejaron de los demás para que no los escucharan.

- Mamá, puedo ir a casa de… - vaciló un momento- bueno… de quien sabes- dijo temiendo que alguien los escuche- Mañana estaré en casa temprano, te lo prometo. Por favor- Molly Weasley al ver la desesperación en el rostro de su hijo accedió diciéndole:

- Esta bien pero te quiero en casa antes del mediodía. Ahh y mándale saludos-

-Gracias mamá te adoro- le dijo Ron dándole un beso en la frente- No les digas donde fui. Cuando regrese yo les explicaré todo- agregó viendo la cara de reprobación de su madre y luego se desapareció. Ella sabía perfectamente que se refería a sus dos mejores amigos: Harry y Hermione. Todos presenciaron la escena en silencio y con disimulo.

- Tuvo que irse pero vuelve mañana- fue lo único que dijo la señora Weasley. Tanto Harry como Hermione intercambiaron miradas de desconcierto. ¿ A dónde se habrá ido y por qué? No tenían idea de qué le pasaba. La castaña se lamentó el no pasar tiempo con él despues de lo sucedido en la Batalla ni poder consolarlo por lo de su hermano pero trataría de revertir la situación cuando lo viera de nuevo.