Esta
idea la tenía hacía mucho en el tintero. La escribi directamente en
el foro HouseMD el día de Navidad, sin pasar por el Word... porque
realmente quería hacerlo y no tirarlo a la papelera.
Asi que el
esfuerzo para que no me quede feo se lo dediqué y dedico a Laly,
alguien a quien quiero y admiro muchísimo.
Realmente no estoy tan solo
Realmente
no estoy tan solo,
¿quién te dijo que te fuiste?
Si aun te
encuentro cocinando
algún recuerdo en la cocina,
o en la
sombra que dibuja la cortina...
Realmente no estoy tan
solo,
¿quién te dijo que te fuiste?
Si uno no está donde el
cuerpo,
sino dónde más lo extrañan.
Y aquí se te extraña
tanto...
Tú sigues aqui, sin ti, conmigo...Realmente
no estoy tan solo - Ricardo Arjona
A la primera impresión, el departamento le pareció ajeno con los decorados navideños. Luego cayó en la cuenta: él era judío, y Amber era atea. Ese departamento nunca hubiera podido tener decorados navideños.
Así que los quitó uno a uno, arrojándolos a la bolsas del bazar donde los habia comprado, y entre bolsa y bolsa, vació la primera copa de cognac de la noche.
Otra copa más siguió a la primera, acompañando un blanco de pavo perfectamente adobado.
A la tercera copa, apoyada sobre un budín de frutas, Wilson pudo comprender por qué House convertía su sangre en bourbon cada vez que se ponía melancólico.
En el ambiente podía
sentirse el bouquet floral de su perfume, entremezclado con el aroma
de la salsa de la que ella nunca quiso revelar el secreto.
El
monótono "ploc-ploc" del grifo que no pudieron arreglar,
se confundió con el ruido de sus pasos torpes por las mañanas, y el
ruido que hacía al preparar bacon y huevos revueltos a toda
prisa.
En su boca se formó el regusto amargo de un beso de
despedida, y a su lado el sofá se hundió con un peso familiar.
Con la cabeza sobre el respaldo y mirando las diminutas manchas de humedad del techo a través de las manchas de humedad de sus ojos, descubrió el rostro sonriente de Amber e imaginó una mirada de paz absoluta.
Y sólo un murmullo salió de sus labios entreabiertos, sus manos inertes sobre los almohadones, su nariz levemente ruborizada y sus ojos febriles de tristeza.
-Feliz Navidad, Amber. Ojalá estés bien, donde estés.
Fin
