La noche cae en la ciudad… Las calles vacías, poco a poco prenden sus luces, avisando que el desfile nocturno está a punto de comenzar. Y allí están, viejos fantasmas de oscuridad danzan alegremente en las calles, impregnados de la débil luz de las lámparas, rondando impunemente en su sendero sin luz, lleno de vacío, lleno de oscuridad. Les gusta vivir así, huyen de la luz, no la soportan, pero se acercan a los postes como queriendo burlarse de ellos, y allí, mientras la gente duerme en sus casas, ellos salen a pasear sin importarles nada, sin rendirle cuentas a nadie. A final de cuentas, así les gusta vivir, y no perturban a nadie.

Sin embargo, el sol ya se acerca, y deben regresar a sus madrigueras, si un rayo de sol les toca, su existencia desaparecerá, por eso son precavidos. Pero no les importa, ya podrán salir cuando el sol vuelva a esconderse, a burlarse de él como siempre lo hacen…