Estoy muy emocionada así que no dejaré nota de autor(a) a aquí.
Que idiota, ya lo estoy haciéndo.
Disfruten!
-¿Puedo intentar?
En el momento que Hiro habló por primera vez desde que llegó a la pelea robótica, todos lo miraron como si estuviera loco.
Y luego estallaron en carcajadas.
-Esto no es un juego de niños, pequeño- dijo la réferi. A Hiro le pareció que ella solo estaba allí porque a los hombres les gustaba su cuerpo, aunque él no veía la belleza, pues el parche negro que le cubría un ojo y todas las notables cirugías plásticas que habían alargado su rostro de forma que resultara desagradable.
-P…pero tengo dinero…-argumentó, alzando un fajo de billetes.
-¿Cuál es tu nombre, mocoso?- preguntó el último jugador, un hombre realmente enorme con la típica "voz de ogro", de pronto interesado en el niño.
-Hiro, Hiro Hamada- contestó este con una sonrisita inocente en el rostro.
-Pues prepara esa cosa que llamas "robot", Hiro- contestó el hombre con tono despectivo.
Esto sería divertido.
…
A muchos kilómetros de distancia, una figura apenas visible sobrevolaba la ciudad en el cielo nocturno.
-No debí haberlo dejado allí, Ángel- dijo.
…
-¿Pero qué…?- pregunto el hombre- ¡¿COMO ES POSIBLE?!-
-Mira, yo también me llevé una sorpresa- comentó el niño de catorce años. La inocencia había abandonado su voz- Creo que la suerte está de mi lado. ¿Quieres un tercer round?
-Pues ya no más.
En pocos segundos, estaba acorralado contra la pared.
-¡NADIE LE GANA A YAMA!- Exclamó él arrancándole el robot de las manos.
-P… ¡Pero ese es mi robot!- gritó el pelinegro- ¡Trabajé en él durante seis meses! ¡Devuélvamelo!
Sin embargo, Yama se alejó más.
-Encárguense de él- le dijo a sus amigos.
-Eh… ¿por qué no mejor hablamos de esto?- preguntó Hiro, muy preocupado. Entonces recordó que, si bien Yama le había quitado a Megabot, todavía tenía el control. Quizás podría quitárselo y luego enfrentarse a los hombres con él. Pero estaría rompiendo la primera de las Leyes de la Robótica: un robot JAMÁS debe hacer daño a un ser humano.
De todas formas, él no era del tipo que siempre obedecía a la ley.
Buscó en su bolsillo el control. Sus dedos se cerraron alrededor de este, y estaba a punto de sacarlo cuando escuchó un sonido familiar.
Cuando se dio cuenta, un chico sobre una moto se interponía entre él y los amigos de Yama.
-¡Hiro! ¿Qué esperas? ¡Sube!-
-¡Tadashi!
Hiro obedeció. Su vista se vio repentinamente obstruida debido al enorme casco que Tadashi le había arrojado a la cabeza, sin siquiera mirar. Aunque no pudo ver, sintió que la moto aceleraba repentinamente. Con el control de Megabot, todavía en su mano, lo dirigió hasta donde ellos estaban. Era tan experto en eso que ni siquiera tenía que mirar cuando lo manejaba.
-¿Estás herido?- preguntó su hermano.
-No- contestó el menor, acomodándose el casco.
-¡¿Y EN QUÉ DIABLOS ESTABAS PENSANDO?!- Gritó, golpeándolo como si quisiera tirarlo de la moto.
Dieron media vuelta para volver por donde venían, pues se habían encontrado con un callejón sin salida (Wow otro premio Novel más de las rimas de mierd*).
-¡Es ilegal participar en peleas robóticas! ¿Quieres ser arrestado o qué?
-¡ALLÍ ESTAN!- escucharon gritar a Yama -¡Atrápenlos!
-¡Agárrate!-
Tadashi aceleró y, utilizando un tablón de madera en diagonal al suelo para pegar un salto realmente increíble sobre los amigos de Yama.
Por un segundo, Hiro pudo ver su reflejo en la ventana de un edificio. Se preguntó cómo había llegado a esa situación. Sonrió.
-¡Las peleas robóticas no son ilegales!- argumentó el menor de los Hamada- Apostar en ellas… es un poco ilegal, pero…-
-Sí, igual que las chicas que están un poco embarazadas- murmuró el mayor con sarcasmo.
-¡Mira todo el dinero que gané!- Puso el fajo de billetes delante de los ojos de su hermano -¡Esto es en lo que soy bueno, hermanote! ¡VOY A SER EL REY DEL MUNDO!-
Tadashi se preguntó si su hermano finalmente había enloquecido.
La moto frenó repentinamente.
-Ay, no.
Unos automóviles de la policía los esperaban al final del callejón. A los pocos segundos Yama llegó detrás de ellos. Su expresión de odio cambió repentinamente a una de sorpresa cuando vio a todos los policías. Quien aparentemente era el jefe de estos les hizo una seña a sus compañeros (quienes, como en las películas como Matrix, eran todos iguales) para que les pusieran esposas a cada uno de ellos, incluso a Hiro, y los llevaran a la comisaría.
Debido a falta de espacio (y por cuestiones de edad) encerraron a Hiro en una celda solo, y al resto, incluido Tadashi, en otra.
En ese momento creyó que había perdido la cordura, pero le pareció ver que la mujer del parche lo observaba ¿Qué podría tener él de interesante? ¿O estaba celosa porque él tenía una jaula para sí solo y ella no? Luego se dio cuenta de que eso era estúpido ¿quién tendría celos por una celda? Lo único que quería era salir de allí.
Después de unas horas un oficial de policía les informó a Hiro y a Tadashi que ya se podían ir. Ellos salieron de la comisaría, pero Hiro todavía podía sentir la mirada punzante de la mujer del parche. Se estremeció.
Afuera Tía Cass los esperaba.
-¿Están bien? Díganme que están bien- exclamó ella asfixiándolos en un abrazo.
-No pasó nada, Tía Cass.
-Ay, qué bien- se separó de ellos un poco. Entonces como si quisiera arrancárselas, les tiró de las oreja -¿Y EN QUÉ ESTABAN PENSANDO?-
Los metió al auto bruscamente y se dirigieron a su casa.
-¡Los cuidé durante diez años! ¡Eso es una década!- su estado de humor cambió muy abruptamente- ¡Una década!- sollozó- ¡No puedo creer que crezcan ten rápido- de repente, pareció recordar qué estaba diciendo- ¡Demasiado rápido! ¡MÍRENSE! ¡En la cárcel!-
-Uhm… no fue la cárcel- musitó Hiro.
-¡Estaban en celdas!-. gritó -¿Cómo se les ocurre?
Después de varios minutos de sermón, llegaron a su casa.
-¿Fue una perfecta madre sustituta? ¡No! ¿Sé acaso algo sobre niños? ¡No! ¿Un manual o algo habría sido de ayuda? ¡Pues quizás!-. Por un segundo, pareció distraída-. ¿Qué quería decir? Era importante…
-Lo siento- dijo Tadashi.
-Te amo, Tía Cass- Comentó Hiro con voz inocente.
-¡PUES YO TAMBIÉN LOS AMO!- le escupió ella en la cara. Entraron al Café Lucky Cat, que desde la muerte de sus padres había sido su casa-. ¡TUVE QUE CERRAR EL CAFÉ ANTES POR SUS TRAVESURAS!- Gritó cogiendo una dona de la despensa- ¡La poesía se perdió esta noche! ¡LOS ADOLECENTES EMO ESTABAN TAN TRISTES! Bueno, en realidad no lo sé, siempre están tristes. Creo que intentaban cortarse las venas con los cubiertos. Fue una suerte que la madre de uno de ellos los detuvo. Aunque fue preocupante que solo una hiciera algo al respecto…- se perdió en sus palabras y le dio un mordiscón a la dona. Al ver la mirada de sus sobrinos, quienes no tenían permitido comer la comida de la despensa, agregó: -¡ES CULPA DEL ESTRÉS! Por su culpa. Vámonos, Mochi- le dijo al gato, quien la siguió a la cocina- ¡ESTÁ DELICIOSO!
Ya en su habitación, Hiro se dispuso a buscar en internet otra pelea robótica.
-Será mejor que pidas disculpas a Tía Cass o llevará el Café a la ruina- comentó Tadashi.
-Sí, sí, tienes razón- respondió su hermano, sin escuchar.
-Espero que con esto aprendieras.
-Sí, claro- se volteó para ver al mayor.
Al percatarse de lo que su hermanito estaba haciendo, Tadashi decidió intervenir.
-¿Una pelea robótica otra vez?- preguntó.
-Está al otro lado de la ciudad. Si me apresuro quizás todavía llego- se levantó dejando ver la pantalla del ordenador, con la página de la pelea de robots abierta.
Antes de que Hiro pudiera dar cinco pasos, Tadashi lo detuvo agarrándolo por la capucha.
-¿Cuándo harás algo bien con ese cerebro?- preguntó golpeándolo en la frente con un dedo.
-Ya participo en peleas robóticas, y me sale bastante bien- contestó, separándose de su hermano. Él lo miró con decepción, sin tomarlo en serio.
-Hiro…
-De acuerdo, de acuerdo ¿Quieres que vaya a tu escuelita de nerds para aprender a su mar dos más dos? No veo por qué necesitaría ir a la universidad.
Tadashi estaba estupefacto ante las palabras de su hermano. No podía creer que fuera tan arrogante y soberbio ¿Ese era el mismo niño que había criado durante diez años? ¿Acaso estaba haciendo algo mal?
Algo dentro de él cambió, por un segundo. La ira lo invadió, calando en sus huesos. Se acercó al pelinegro y lo empujó contra la pared.
-No vuelvas a decir eso- dijo- Tía Cass y yo solo queremos ayudarte ¡y tú no tienes ningún derecho a tratarnos así!
-¡Ah! ¡Ahora me retarás! Que maduro, Tadashi.
-¡¿Cómo puedes ser tan arrogante?! Me das vergüenza.
Hiro se sintió muy herido por las palabras de Tadashi, pero decidió ocultarlo. No iba a perder la batalla.
-¡PUES POR LO MENOS NO SOY UN ESTÚPIDO NERD QUE SE PASA EL DÍA ENCERRADO EN LA UNIVERSIDAD O EN UNA BIBLIOTECA, ESTUDIANDO PARA LUEGO CRECER Y TRABAJAR EN UN LABORATORIO HASTA LA MUERTE!
Tadashi ya no pudo soportarlo más. Se sorprendió al ver a su hermano en el suelo, jadeando, dolorido. Tenía una mejilla roja debido al golpe. Parecía al borde de las lágrimas.
Se sorprendió todavía más al caer en la cuenta de que ÉL lo había golpeado.
-Hiro…- susurró. Quería pedirle disculpas pero las palabras no le salían.
El se levantó bruscamente, alejándose de Tadashi.
-¡NO! ¡No me hables! No quiero escucharte.
-Hiro… yo…
-¡TE ODIO! ¡DESEARÍA QUE NO FUERAS MI HERMANO!
Y, con lágrimas en los ojos, abandonó corriendo la habitación.
-¡Hiro!
Tadashi abrió la puerta y buscó con la vista a su hermano, aunque no lo encontró, pues Hiro era mucho más rápido que él.
Lo buscó en toda la casa, aunque no le dijo nada a Tía Cass. No quería preocuparla.
Además, era su culpa.
Finalmente lo encontró. Estaba acurrucado en el ático, ya dormido, aunque todavía tenía la mejilla roja y había lágrimas en sus ojos.
-Dios, Hiro. Lo siento- susurró, sabiendo que su hermano no lo escuchaba, pues no era de sueño ligero.
No quería despertarlo, así que lo dejó allí, sintiéndose un tanto culpable.
Mentalmente se dijo:
"Tadashi Hamada, eres un PÉSIMO hermano mayor"
…
Hiro se despertó sobresaltado. Una pesadilla, al parecer.
Por un segundo se preguntó que hacía en el ático, antes de recordar la pelea que había tenido con Tadashi la noche anterior. Y el golpe.
Demasiado somnoliento para pensar, se levantó lentamente ¿Qué hora era? ¿Las tres de la madrugada? ¿Las doce del mediodía? Miró por la ventana para ver el cielo nocturno, muy oscuro. Serían las once o las doce de la noche.
Se apartó de la ventana para dirigirse a la puerta. Le extrañó un poco que ni Tadashi ni Tía Cass lo llevaran a su habitación.
Bueno, no con Tadashi. Estaba enojado con él, ¿por qué querría llevarlo de vuelta a su habitación?
Entonces, un sentimiento de ansiedad se apoderó de él. ¿Y si les había pasado algo malo?
No. No creía que eso pasara, el Café tenía un sistema de protección alto rendimiento, ya habían atrapado a varios ladrones, ninguno demasiado peligroso. No pensaba que nada llegara a pasar.
Dio un paso y un dolor agudo le recorrió la pierna. Muy bien, Tadashi. No lo había llevado abajo pero le había quitado las zapatillas, no sea cosa que no se clavase ninguna astilla ¿verdad?
-¡Auch!- exclamó, cayendo sobre una caja- Arghh…-
Entonces se escuchó un sonido.
BIP
Hiro volteó en dirección a la fuente de este sonido, aparentemente de detrás de unas cajas. El genio de la robótica se acercó cautelosamente y luego las cajas se alzaron y cayeron. Debajo de estas (o de donde estaban antes) estaba algo que Hiro jamás había visto antes: tenía forma humanoide, con brazos piernas y cabeza, pero en realidad se asemejaba más a un globo blanco con ojos.
"¿Un robot?" se preguntó Hiro. No era el diseño con el que estaba familiarizado.
El robot lo miró y parpadeó. El pelinegro se preguntó paraqué un robot necesitaría parpadear. De forma muy sistemática y metódica el robot quitó las cajas. Se movía a un ritmo tan lento y pausado que resultaba exasperante.
Finalmente, el hombre globo quitó todas las cajas de su camino y avanzó hasta el joven, quien lo observaba sin moverse un milímetro de su lugar, aunque hubieran pasado ya diez minutos.
-Hola. Yo soy Baymax. Tu asistente médico personal-. Dijo el robot alzando una mano a modo de saludo. Hablaba de forma muy pausada, y el tono de su voz era irregular y desigual en cada palabra que pronunciaba, como un video con loquendo, solo que menos horrible y más molesto- Recibí un llamado de auxilio cuando dijiste: Arghh-
-¿Eres una especie de… robot enfermera?- preguntó Hiro, vacilante.
-En una escala del uno al diez ¿Cómo calificarías tu dolor?
-Umh… ¿con cero? Estoy bien, solo es una astilla- intentó ponerse de pie, pero la astilla se le clavó todavía más. Soltó un improperio y cayó de nuevo sobre la caja- Pensándolo mejor con un siete.
-Procederé a extraer la astilla- anunció el robot. Acto seguido se inclinó hacia adelante. Hiro intentó retroceder pero cayó al suelo de espaldas. Entonces, de repente, el dolor desapareció. Levantó la vista, bastante sorprendido.
Se puso de pie y miró al robot.
-Ummm… gracias-. Musitó- Baymax, sin ofender, pero ¿Qué estás haciendo aquí?
-Soy un robot. No puedo ofenderme. En cuanto a tu pregunta, Hiro, tu hermano Tadashi me hizo y me trajo aquí.
Hiro abrió mucho los ojos. ¿Su hermano había hecho eso? ¿Y jamás se lo había dicho? Entonces, se percató de que jamás le había dicho al robot su nombre ¿Cómo podía saberlo?
-Espera ¿Cómo sabes mi nombre? ¿Y que Tadashi es mi hermano?
Pausadamente, Baymax contestó:
-Las similitudes genéticas, las cuales agregué a mi base de datos de asistencia médica mediante un escaneo, son destacadamente notables, entre Tadashi y tú, además del parecido físico destacable. Eso agregado a que Tadashi siempre hablaba de su hermano, llamado Hiro.
El pelinegro entrecerró los ojos ¿Tadashi hablaba con sus inventos? ¿Enserio? Sin embargo, era difícil no pensar en Baymax como un ser consiente como para no conversar con él.
Una idea surgió dentro de la cabeza del pelinegro. Quizás Baymax podría ser un buen guardaespaldas…
…
Después de modificar el estuche de Baymax (el cual era mucho más liviano de lo que parecía) agregándole dos tiras de tela para que este haga de mochila, cogió su ordenador portátil y a Megabot del escritorio de su habitación, se aseguró de que tanto Tadashi como Tía Cass estuvieran completamente dormidos y, en la zona del Café, entro a la página de peleas robóticas clandestinas, para buscar alguna a la que pudiera llegar más o menos a horario. Finalmente, encontró una, cruzando la ciudad. Finalizaba a las tres de la mañana. Comprobó la hora en la pantalla del ordenador: las doce y media. Si se apresuraba quizás podría llegar a tiempo.
Sin dejar ni siquiera una nota, abandonó el café, sin tener la menor idea de lo que acababa de hacer.
…
Tadashi se despertó con un sobresalto. Algo andaba mal.
Sin molestarse en calzarse siquiera, subió al ático. Donde antes estaba Hiro, solo habían un montón de cajas caídas. Temiendo que estas se hubieran caído sobe su hermano y que este se hubiera ahogado debajo de estas, se acercó a revisar.
Nada grata fue la sorpresa al descubrir que Baymax tampoco estaba allí.
Sabía que no tenía que dejar a su hermano allí.
-¡TÍA CASS!-. Gritó -¡HIRO DESAPARECIÓ!
Cinco minutos después, ambos estaban vestidos en la zona del Café, al borde del colapso nervioso.
-¡A DÓNDE PODRÁ HABER IDO!- gritaba Tía Cass mordiéndose las uñas- No debí haberlos regañado ayer ¡Tadashi, cuánto lo siento!
-No, Tía Cass. Todo es mi culpa-. Admitió- Lo traté muy mal ayer. Jamás le había gritado así.
"Lo siento, Hiro" pensó.
-Eso no importa ahora, cariño. Lo único que importa ahora es encontrarlo.
-Sí, tienes razón.
-¡Pero no tenemos idea de dónde puede estar!
Por mucho que Tadashi quisiera negarlo, Tía Cass tenía razón. No tenía idea de por dónde empezar a buscar, y San Fransokyo era una ciudad enorme. Podría estar en cualquier parte.
Pero una idea surgió en su mente.
-Creo que sé dónde podría estar.
…
Ya habían pasado dos horas desde que Hiro dejó su casa. Todavía tenía media hora antes de que la pelea acabase. Si tenía suerte quizás podría jugar en lugar de limitarse a mirar.
En ese momento no sabía si se había confundido al momento de leer la dirección o la fecha de la página web, o si la pelea se había cancelado, o si simplemente era un aviso de una pelea falsa. Pero en el callejón donde supuestamente sería la pelea no había nadie.
(OIGAN, GENTE, AQUÍ EMPIEZA LO BUENO! :D)
Entonces, vio una figura en la sombra. Entrecerró los ojos en un intento de distinguirla, aunque no obtuvo éxito.
Entonces, la figura salió corriendo a la luz. Era una chica rubia, con el cabello ondulado hasta los hombros. Aparentaba la edad de Hiro y llevaba unos jeans y una chaqueta de cuero morrón. Tenía una expresión de terror implantada en el rostro. Hiro creyó que pasaría corriendo al lado suyo, ignorándolo. Pero no. Lo cogió del brazo, como si ya lo conociera, y lo arrastró a lo largo del callejón.
-¡RÁPIDO! ¡Corre!- gritó ella.
-¡Espera! ¡Ni siquiera te conozco!- protestó el pelinegro. La chica lo ignoró.
Su camino se vio interrumpido por una verja de alambre entre dos edificios que lo dividía a la mitad. Hiro se soltó de su agarre.
-¡¿Acaso estás loca?!- gritó.
Ella miró el extremo del callejón por el que habían venido. Volteó a ver la verja de nuevo y saltó hacia arriba. Cuando llegó a la cima, miró a Hiro a los ojos. Este pudo ver que los tenía marrones, aunque no como él. Los de ella eran más brillantes, casi del color de la miel.
-¿Qué estás esperando? ¡Sube!- gritó. Hiro se quedó en su lugar.
-¡No hasta que me contestes unas cuantas preguntas!- contestó cruzándose de brazos.
La chica rubia volvió a centrar su mirada en el otro extremo del callejón. Miró a Hiro con tristeza y terminó de cruzar la verja.
-Pues entonces, lo lamento mucho, niño. Intenté ayudarte-. Sorprendentemente, no había sarcasmo en su voz.
Se alejó corriendo de la verja y del callejón.
Hiro, de repente, sintió una mano sobre el hombro. Volteó bruscamente para encontrarse cara a cara con su hermano.
-Hiro…- Tadashi intentó acercarse, pero Hiro se apartó- Otouto* yo…-no pudo continuar su frase, pues alguien lo había golpeado por detrás, tirándolo al suelo.
-¡TADASHI!- gritó Hiro, repentinamente preocupado.
Tadashi se incorporó y se colocó delante del menor, protegiéndolo de lo que sea que lo había golpeado.
-Vaya, vaya-dijo una voz conocida- Hamada.
Hiro pudo distinguir el rostro de una mujer, y gracias al parche que cubría su ojo izquierdo reconoció que ella había sido la réferi en su última pelea robótica.
Solo que tenía el rostro pintado con franjas rojas y blancas, como si fuera una máscara kabuki.
Tadashi, muy tenso, musitó:
-oh, no…
La mujer sacó de un bolsillo una granada.
-¿Tadashi?...- susurró Hiro, literalmente temblando de miedo.
-¡HIRO! ¡CORRE!
Sin esperar a que este lo repitiera, Hiro trepó y cruzó la verja. Corrió como si no hubiera un mañana, sin mirar atrás.
Entonces, escuchó la explosión. El adolecente voló los aires hasta caer en el centro de la calle, fuera del callejón.
Entonces, vio como un águila gigante de metal alzaba el vuelo. Y, montada sobre esta, estaba la chica rubia.
Uff! Terminé de escribir esto! :D :D
¿Saben? estoy feliz! ¿Saben por qué? ¡Nadie me contó el final de Ciudad de Huesos! Es la primera vez que no me arruinan un libro! :D :D
Eeh... no importa.
* Si entendí bien, Otouto singifica Hermano Menor en japonés.
14 páginas en Word! No lo puedo creer! Igual, no creo volver a escribir algo tan largo.
Quería escribir esto desde hacía mucho, pero no encontraba una forma en la que quedara bien.
Finnally!
Y? Que tul?
Aclaraciones: la chica de la portada es la misma chica que aparece aquí.
Ya se lo que van a decir: esa es una imagen de Maximum Ride sin alas. Pues que creen! Estuve cinco mil años intentando borrarle las alas!
Ya estoy delirando
Dejen sus review! Pleaseeeeeeee TT_TT
Saludos!
fan-de-caidos-del-mapa fuera :D
