Hola! Este es un one-shot que surgió una noche de lluvia, mientras mi melancolía iba en aumento, sazonado por las canciones de Norah Jones: Why am I to you, Seven years, Rosies Lullaby, Heart of mine, In the morning, Come away with me, di rienda suelta a mi imaginación y esto fue lo que surgió. Espero que lo disfruten… tanto como yo amé escribirlo.
Joanne Austen
Por cierto, los personajes no me pertencen, son propiedad de JK Rowling, quien bondadosamente permite que personas como yo usen sus personajes para crear alocadas historias
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Desayuna conmigo
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Hola, soy Rose Weasley Granger, hija de los reconocidos héroes de guerra, la mayoría de las personas cuando se enteran de este detalle dicen ¡Qué envidia!, ¡Que maravilloso tener unos padres como ellos!, en tales circunstancias yo simplemente sonrío de forma fingida… nadie sabe lo duro que es tener unos padres tan resaltantes, nadie sabe lo difícil que es que la gente ponga tantas expectativas sobre tus hombros.
Todos esperaban que fuera una gran legisladora de leyes mágicas, al igual que mi madre, un destacado auror que librara al mundo mágico de magos tenebrosos como mi padre, o cuando menos que fuera una destacada medimaga que salvara miles de vidas. Cuando era una adolescente confundida e idiota, tomé la peor decisión de mi vida: oír las opiniones de los demás, y lo que es más grave, decidí mi futuro tratando de complacer a todos. Por eso me fui a Francia a estudiar Medimagia, por eso no supe escuchar a mi pequeña voz interior que gritaba que yo era una artista nata, y que debía vivir para mostrar el mundo como lo veían mis ojos y para representarlo con mis manos. Ahora pago las consecuencias de mis estupideces, estoy estancada, tengo que presentar un trabajo de investigación a la universidad para graduarme, pero no sé cómo empezar, así que llevo 6 meses desde que culminé mis materias y aún no he podido empezar nada. Mis padres movieron sus influencias para que realizara mi investigación en los mejores hospitales, sin embargo en ninguno de los lugares que estuve logré adaptarme, puse mi mejor empeño y sin embargo era como si el destino se hubiera confabulado en mi contra, poniendo obstáculos que me impidieran avanzar en mi camino.
No hablaré de las circunstancias que me llevaron a abandonar estos lugares, tampoco caeré en describir la reacción de mis padres, lo resumiré en que estos no me hablan y en que en estos momentos estoy viviendo en Francia, alquilé en un cuarto cuyas paredes he empapelado con mis bocetos. En mi computadora tengo un documento en blanco que se titula: "Trabajo de grado" que está ahí presente en mi escritorio para atormentarme, que rara vez abro porque no sé cómo empezar, así que la mayoría del tiempo evito pensar en eso. Por las tardes trabajo como dependiente en una vieja librería. Mi sueldo no es una maravilla, pero me da para cubrir mis gastos básicos y me ha permitido independizarme de mis padres. De todas formas, llevo una vida bastante austera y el practicar yoga hace que mi alimentación sea bastante ligera, y por ende mis gastos en comida son módicos.
Un día de junio…
Estoy sentada en un café, disfrutando de un té con leche mientras leo con ahínco un libro que hace tiempo empecé y que en su momento abandoné para cumplir mis obligaciones en la universidad: "Grandes esperanzas" de Dickens, en cada párrafo que leía veía reflejada mi historia, la de una niña cuya vida estuvo orientada a cumplir el plan que otros habían trazado, y que cuando quiso tomar las riendas fue recriminada. Una libreta desgastada reposa al lado del libro, ahí suelo escribir mis pensamientos, y a veces, cuando mi estado de ánimo lo permite, escribo historias descabelladas. Es una libreta muy especial, me la regaló mi abuela Jane Granger para que pusiera en ella mis pensamientos, cuando cumplí 7 años. Con ayuda de mi mamá le puse un encantamiento de "presencia perenne" para que sus hojas nunca se acabaran. Se imaginarán lo valiosa que es para mí esta libreta, toda mi vida prácticamente está plasmada en esas páginas.
No puedo decir que ahora me siento liberada, aun cuando estoy siguiendo mi camino siento que tengo un asunto pendiente, y eso no me permite avanzar, es como una pesada cadena que llevo en el cuello. Una parte de mí quiere mandar al demonio la Medimagia, pero en mi interior algo se carcome al pensar en dejar las cosas sin concluir. Estoy pasando un pésimo momento, no tengo amigos, todos se han ido a diferentes partes del mundo a concluir sus estudios, o a trabajar (si, algunos se han graduado ya…a esos los eludo por vergüenza), mi novio de toda la vida me dijo que se aburrió de la relación y de mi familia no quiero ni hablar, he preferido cortar relación hasta que logre ordenar las cosas en mi vida.
Levanto la mirada de la lectura y lanzo un profundo suspiro…estoy sola en un mundo que no comprendo, mi vida no tiene sentido porque no sé que quiero. Soy como un ciego que camina a tientas esperando encontrar el camino que lo conduzca a la felicidad… pero, ¿Qué es la felicidad?
Plasmo mis dudas en las páginas de mi vieja libreta, así ocurre últimamente cuando dejo que mi mente divague en pensamientos peligrosos, tengo que correr a desahogarme en estas páginas, pues la ansiedad me invade con tal violencia que me resulta asfixiante… se puede decir que me he convertido en una especie de adicta, y a falta de alguien con quien hablar… está mi preciada libreta. Sé que es patético, y que debo dar la imagen de ser una viejecita solterona rodeada de gatos, pero…
-¿Está ocupada esta silla?- escucho a alguien preguntar y esto me saca de mis ensoñaciones filosóficas, así que alzo la mirada y me topo con unos ojos de un precioso color gris que me dejan pasmada
-Claro… digo no… adelante tómela- titubeo incoherencias que parecen divertir a ese extraño de cabello rubio
-En realidad, me preguntaba era si podía ocupar este lugar- añade el chico en tono tranquilo mirándome fijamente- odio desayunar solo, y me preguntaba si…
-Siéntate entonces- digo con una sonrisa- yo también odio comer sola
-¡Entonces bendigamos al destino que puso en el mismo café a estas dos personas que aborrecen la soledad!- dijo en tono jocoso
-¡Salud!- digo siguiéndole el juego y levantando mi taza de té- ¡Por el destino!- añado en tono serio, lo que consigue robarle una sonrisa a aquel chico
El choca su vaso de jugo con mi taza, y cuando doy un pequeño sorbo a mi té nuestras miradas se cruzan y siento enrojecer, es bastante apuesto, la forma en que su cabello cae sobre su rostro, sus labios son delgados pero aún así tentadores, y en su ceja lleva un piercing discreto pero sexy, el cual desentona absolutamente con la vestimenta formal del chico. Me veo obligada a retirar mi mirada de su rostro, porque en estos momentos me siento capaz de lanzar todo lo que está encima de la mesa y abalanzarme sobre él. Siento mis orejas enrojecer ante este pensamiento, y ruego porque ese hombre que está sentado en frente a mí no lo note.
-¿En qué piensas?- dice de repente mirándome con intensidad
-Yo…la verdad es que…-titubeo incoherencias sin saber que decir hasta que la excusa perfecta acude a mi cabeza- en cosas que tengo pendientes, hacer las compras de la semana y eso
-Ya…¿y por eso te has ruborizado?- añade en tono serio mirándome fijamente
-No me he ruborizado… no sé de que hablas
-Todo tu rostro está colorado- dice mirándome con descaro- ¿Te digo mi teoría de por qué?
-¿Y por qué sería según tu?- digo alzando la barbilla y llevando mi taza de té a mis labios
-Porque no puedes dejar de pensar en lo mismo que yo- dice curvando levemente los labios- no puedes dejar de imaginarte como sería el que nos quitáramos la ropa y que lo hiciéramos en esta misma mesa
Me ahogo con el té, creo que incluso una parte ha salido por mis fosas nasales, y ahora sé que si estoy roja como un tomate
-No puedo dejar de mirarte desde que entré a este lugar- continúa el rubio- ¿Qué dices?, ¿Vienes conmigo a disfrutar del mejor desayuno de tu vida?
-¡Pero qué te has creído maldito engreído!- digo indignada haciendo un ademán de levantarme pero el toma mi mano entre las suyas y me mira con intensidad
-No te enojes- dice mirándome fijamente- lo siento, creo que fui muy directo
-¿Lo crees?- digo con ironía- yo estoy segura de ello
-No tengo paciencia para cortejar chicas- dice encogiéndose de hombros- así que nunca lo hago
-¿Qué quieres decir?- digo sin comprender el punto del chico rubio que está sentado frente a mí
-Que no suelo cortejar chicas- dice remarcando las palabras- ya te lo dije antes
-¿Y qué se supone que estás haciendo conmigo?- digo con ironía
-Proponiéndote una mañana de sexo- dice con extrema tranquilidad, como si me estuviera ofreciendo ir a caminar por el parque
-¡Ay que ver!- digo indignada y arrastro mi silla hasta atrás para levantarme, pero nuevamente su mano se enrosca en torno a mi muñeca deteniéndome
-Empecemos de nuevo, ¿Sí?- dice mirándome con intensidad, y el contacto de su mano sobre mi muñeca me quema- No te vayas, no suelo ser tan imbécil
Me siento emitiendo un gruñido, sé que debería salir corriendo de ese extraño con perfil de psicópata, aún así no puedo hacerlo.
-¿Sobre qué escribes?- pregunto de repente rellenando el vacío incómodo que se había instaurado entre los dos
-Cosas personales- digo enrojeciendo profundamente
-Entonces eso ¿Es una especie de diario?- dice mirándome en tono burlón
-Pues si- digo encogiéndome de hombros- a veces necesitamos desahogarnos ¿Y qué mejor manera que escribiendo lo que sentimos?
Veo que el abre la boca para replicar, pero parece pensárselo mejor y la cierra, y luego de un rato añade:
-Créeme hay maneras mejores- dice lanzándome una mirada que me hace enrojecer
-¿A qué te dedicas?- pregunto más por desviar el rumbo de la conversación que por curiosidad
-Compro y vendo empresas- dice encogiéndose de hombros- no es un trabajo gratificante, pero la remuneración es muy buena
-¿Y qué te gustaría hacer?- pregunto curiosa
-¿A qué te refieres?- añade descolocado
-Dijiste que tu trabajo no era gratificante… imagino que no es lo que siempre soñaste hacer.
-Cuando era chico, y le permitía a mi mente soñar, quería construir cosas- dijo con aire melancólico
-¿Y por qué no lo haces?
-Mi padre dice que debo encargarme del negocio familiar, así que aunque me permitió estudiar la carrera de mi elección jamás podré ejercerla
-Te comprendo… en mi caso, ni siquiera estudié lo que quise- digo con tristeza- tenía demasiadas expectativas sobre mis hombros
El rubio me miró con intensidad unos segundos, luego extendió su mano y me acarició el rostro, su tacto caliente aceleró mi pulso, y casi inconscientemente cerré los ojos, permitiéndome disfrutar de aquella caricia
-¿Y por qué no empezamos ahora a hacer lo que nos plazca?- dice en un susurro- ven conmigo
-No te conozco- digo aún con los ojos cerrados- sé que si lo miró mi voluntad puede flaquear. No me reconozco, nunca en la vida había sentido este impulso de olvidarme de todo y de dejarme llevar
-Oye, llevo semanas desayunando en este mismo café, te he observado, siempre vienes sola, abres tu libro, disfrutas tu té y luego prolongas lo más que puedes la estancia en esta cafetería antes de irte. ¿Por qué una chica hermosa como tu haría eso?- dice tomándome por la barbilla, obligándome a mirarlo, yo abro la boca para responder pero el pone su dedo índice sobre mis labios haciéndome callar- te diré por qué, la única razón es que estás sola por razones sobre las cuales no voy a especular, y prefieres estar sentada en un lugar donde el bullicio acalla tus tristezas
-¡Y a ti que te importa!- digo en tono agudo, demasiado agudo para mi gusto
-Yo también estoy solo, tan solo que también me siento en este lugar patéticamente a leer el periódico porque no tolero el silencio de mi apartamento- dice tomando mi barbilla entre sus manos y haciendo que levante mi mirada y la pose en la suya- somos iguales, dos personas con demasiados conflictos que necesitan compañía- dice en forma seria y su mano vaga desde mi barbilla hasta mi cuello, y ese contacto tan suave me quema…hace tanto tiempo que nadie me toca de esa manera
-¿Entonces quieres que simplemente te deje entrar a mi vida?- añado en un tono que pretendía ser irónico, pero que carecía de la fuerza suficiente para hacerlo. Aquel extraño nublaba mi pensamiento con sus palabras y su tacto
-No- dice en tono seco- no confundas las cosas, yo no quiero ser parte de tu vida, no quiero saber nada de ti, me pareces atractiva eso es todo, me interesa tu compañía por unas horas, luego de eso cada quien seguirá su camino.
-¿Y entonces a que vino todo el discurso de la soledad, y de los días que llevas observándome y bla, bla, bla…?- digo irritada ante el su cinismo y ante mi locura al estar considerando aceptar su proposición
-Solo estaba enfatizando que tenemos algo en común- dice mirándome con irritación- y además estoy seguro de que no deseas tener ninguna relación seria, al igual que yo, y que sin embargo eso no inhibe las necesidades de tu cuerpo. Por eso es perfecto, por eso debes venir conmigo.
-Estás loco- digo poniendo los ojos en blanco, pero mi irritación ha bajado, siento como mis defensas caen, y sé que estoy loca, pero estoy considerando seriamente el irme con ese hombre. ¿Qué más da?, nada tengo que perder después de todo. Además solo será una vez y luego todo volverá a la normalidad
-¿Sabes que pienso?- dice el chico mirándome y componiendo una sonrisa de medio lado en su rostro
-No tengo dotes de adivina- digo con acidez
-¡No, claro que no! Tú tienes más un aura de artista- dice con una sonrisa que se ensanchó un poco más ante mi cara de desconcierto- En fin, pienso que en este momento al levantarme y extender mi mano hacia ti, tú la tomarás sin ningún tipo de reparo y vendrás conmigo
-¡Maldito engreído!- digo sonriendo de forma involuntaria, y como ya me sabía perdida decidí darle una vuelta a las cosas, así que añadí con toda la seriedad que fui capaz de imprimirle a la frase y levantándome de la silla- te equivocas
Empecé a andar con paso calmado con una sonrisa en los labios, luego de dar unos pasos me volteé hacia él quien me miraba de forma oscura, puse mis brazos en jarras y le dije:
-¿Qué? ¿Te perderás el desayuno?- el chico levantó una ceja y sonrió de medio lado antes de levantarse y seguirme.
OoOoOo
Apenas cierra la puerta de su lujoso apartamento se abalanza sobre mí, atacando con fiereza mis labios y a la par sus manos se desplazan por todo mi cuerpo, explorando cada rincón. Yo me siento en las nubes, aún no puedo creer que esté haciendo esto, no me reconozco a mí misma, siempre estuve en contra de las relaciones ocasionales, y sin embargo la soledad cambia la forma de ver las cosas. Es impresionante todo lo que he cambiado en este corto tiempo.
Ahora son mis manos las que vagan por su pecho, peleándome con los botones de su camisa, lo oigo soltar una leve sonrisa, y luego murmura contra mis labios:
-¿La falta de costumbre eh?- dice en ese tono petulante que detesto- Si quieres te ayudo- añade llevando las manos a su pecho para desabrochar su camisa. Yo le doy con mis manos para que las aparte y me deje continuar mi labor
-Está bien, está bien, no me meto en tu territorio- dice alzando las manos y dándome cortos besos en el cuello, y bajando con lentitud hasta mi escote… en ese punto comprendo que estoy absolutamente perdida.
-¿Cómo te llamas?- susurran mis labios contra la piel de su pecho, donde segundos antes estuvieron repartiendo cortos besos
-Scorpius, un placer conocerte- dice ahogando una sonrisa
-¿En serio?- interrogo sin interrumpir mi tarea, me siento osada y he ido bajando un poco más, y ahora mis labios reposan sobre su abdomen. Esa mañana me encuentro dispuesta a ir más allá, a ir hasta donde nunca mi timidez me permitió llegar- ¿Cómo la constelación?
-Sí, mis padres son un poco excéntricos
-Me agrada- digo sonriendo con timidez, mirándolo desde abajo- es bastante original
Ya después de eso no pude decir nada más, pues mis labios llegaron a su centro haciéndolo explotar de placer ante el contacto de boca atrevida. A partir de ahí mi mente se desconectó de mi cuerpo, sólo fui capaz de sentir. Fue un acto de dar y recibir, y aunque sé que sería un error el hablar de sentimientos, una parte de mí, aquella que está cargada de romanticismo quiere creer que aquella mañana lo amé y él me amó. Porque me entregué en cuerpo y alma, y sé que el también lo hizo.
Después de amarnos hasta el cansancio, en silencio, caímos en un profundo sueño, en el que yo me abracé a su pecho y a su alma, entregándome a la fantasía de que él había sido enviado para darme la mano, y que a partir de este momento nunca volvería a estar sola. Dormí suspirando, creyendo que nuestras almas se habían abrazado en estos momentos de dificultad para ayudarse a continuar y alcanzar su destino.
Abrí ligeramente los ojos y lo encontré observándome fijamente, con la mano puesta en uno de mis senos. Me miró con intensidad antes de acercarse a mí y besarme con ternura y pasión, y susurrar contra mi piel:
-Eres hermosa
Luego de eso interrumpió el beso de forma repentina, se levantó y se metió en el baño, cerrando la puerta tras de sí. No me dijo nada, pero la conexión entre nosotros aún no se había deshecho y supe que debía levantarme y alejarme de ahí sin mirar atrás. Así lo habíamos acordado desde el principio en aquel café.
Me vestí con rapidez, y en las prisas no noté que me puse la camisa al revés. Cuando llegué a casa en la noche solté una carcajada al reparar en mi aspecto, y comprendí por qué la varias personas en la calle me miraron con el ceño fruncido, y por qué el anciano dueño de la librería había salido mascullando algo sobre los "estúpidas modas de la gente de ahora", cuando llegué a relevarlo en su turno.
No les mentiré diciendo que abandoné aquel lugar con la barbilla en el alto y sin sentir ningún cambio en mi estado de ánimo, tampoco les diré que soy una persona súper madura, que sabe desligar sus sentimientos del sexo. Cuando crucé la puerta una lágrima de amargura surcó mi rostro, pues caí en cuenta de lo que acababa de hacer. Él me llevó al cielo en sus brazos, y luego me había abandonado en lo alto de las nubes sin ningún tipo de paracaídas, así que mi choque con la realidad fue doloroso. Sentí culpa, tristeza y amargura, me sentí decepcionada por mi comportamiento ligero y hasta me acusé de prostituta…pero en la medida que avanzaba por las calles una sensación cálida se extendió desde mi pecho hasta invadirme por completo, y comprendí que mi acciones no fueron impúdicas pues yo no había vendido mi dignidad, yo simplemente había amado de una manera poco convencional, que aunque se alejaba de los estándares había sido más sincera que la relación que sostuve durante más de cinco de años con Richard Sorrow, "el partido perfecto", como lo denominaba la prensa mágica…no caeré en detalles, sólo diré que mi opinión sobre él es totalmente diferente.
Luego de pasar el trago amargo de la culpa, me sentí nuevamente en una nube, estuve distraída toda la tarde haciendo historias en mi cabeza e inmortalizándolas en mi libreta, en las que mi héroe de ojos grises era el protagonista de los más increíbles actos de rescate. Si mi anciano jefe me hubiera visto perder tan descaradamente el tiempo me habría despedido de inmediato.
Al día siguiente me dirigí al mismo café con la esperanza de encontrarlo. Soñaba con verlo en alguna de las mesas, quizás con alguna rosa para mí, o tal vez aparecía con un grupo a darme una serenata… y casi pude sentir su mirada hastiada ante esta idea, por eso la deseché de inmediato. Aún así nunca paré de escribir, porque de esa manera tontamente me sentía cerca de él.
Con el paso de las horas comprendí que todo había quedado atrás, que él nunca volvería… el me lo había advertido, aquello había sido cosa de una sola vez. Al día siguiente no le pasé ni por el frente al café, pues ese lugar reavivaba mi esperanza, y necesitaba cortar con el asunto de raíz, también dejé de escribir porque sentía que al hacerlo me revolcaba en mi pena. Por meses evité pasar a toda costa por aquel café, me engañaba diciéndome que su té ya no era tan bueno, cuando en realidad no podía sentarme ahí sin sentirme patética. El estar ahí se convirtió en sinónimo de espera, y no podía soportarlo.
Un día de Diciembre
Habrán pasado alrededor de seis meses desde aquel encuentro con Scorpius, y ya casi ni lo recuerdo, así pasa con todo, el tiempo tarde o temprano termina por consumirlo. Camino apresurada, se me ha hecho tarde para el trabajo. He conseguido un nuevo empleo, ahora hago traducciones de libros en una importante editorial, el sueldo es bastante bueno. Las cosas han mejorado para mí, me he mudado a un pequeño apartamento que voy pagando por cuotas. Las páginas de mi tesis continúan en blanco, y empiezo a creer que algún día deberé sincerarme y terminar de aceptar que la Medimagia ya no forma parte de mi vida, y como tantas cosas ha quedado atrás. Hace un mes vendí dos de mis cuadros (con eso completé la inicial para mi apartamento), se imaginarán mi emoción, y ahora trabajo en una colección, pues me han invitado a hacer una exposición.
Camino hacia el imponente edificio y a toda prisa entro al ascensor con la lengua de corbata. Llego a las puertas de la oficina de mi jefa, Mandy Patterson, una mujer que tendrá unos treinta y tantos, es bastante agradable, a pesar de que la mayoría del tiempo se la pasa estresada.
-¡Weasley al fin!- dice levantándose de la silla en cuanto me ve- He estado a punto de morirme de un infarto
-Lo siento mucho, tuve un inconveniente esta mañana
-Tranquila- dice haciendo un gesto con su mano- lo importantes es que ya estás aquí, y que aún no ha llegado el cliente
La mañana transcurrió tranquila después de la entrega, y en la tarde recorro el mismo camino de vuelta a casa. Estoy feliz, porque al fin parece que las cosas se están enderezando, el problema es que sigo sola. Decido no pensar en eso, y como no se me antoja llegar a mi casa a ahogarme en el silencio, dejo que mis piernas divaguen sin rumbo específico. No sé de qué manera, pero mis pasos terminaron por conducirme a aquel café que tenía tanto tiempo sin visitar. Decidí honrar los buenos tiempos vividos en ese lugar, y pasé a tomarme un té con leche.
Me senté en mi mesa favorita, y sentí como si estuviera regresando a casa luego de un largo viaje, mi impresión de aquel lugar había cambiado, y el estar ahí ya no me llenaba de melancolía y tristeza, si no que por el contrario me invadía una inmensa paz. Al fondo suena Christmas Lights de coldplay, y la suave melodía me hace sonreír con sinceridad. Este es un momento mágico.
Como en meses atrás, saqué mi libreta, esa que llevaba conmigo a todas partes, y me puse a escribir mi historia de nuevo…
Pusieron una rosa blanca en la mesa, y yo levanté el ceño extrañada encontrándome con un mesonero que encogiéndose de hombros me dijo:
-La trajeron para usted
-¿Quién?- le interpelé con el ceño fruncido
-Un joven… lo siento señorita, no me pagan para hablar con usted, así que volveré a mi trabajo
Hice una nota mental de no darle propina a ese mesero antipático, y luego mi atención se centró en aquella flor, toqué la suavidad de sus pétalos y me deleité con su aroma, tan puro como su blanco color. Frunzo el ceño al reparar en un pequeño papel doblado y lo tomo con delicadeza:
"Desde aquel día que estuvimos juntos he venido aquí con frecuencia tratando de encontrarte…¿Quieres cenar conmigo?"
-¡Y a quién se supone que debo responderle!- exclamo en voz alta
-A mí- dice una voz firme a mi espalda
Volteo con brusquedad y ahí está él mirándome con ansiedad, con las manos detrás de su espalda
-Yo vine al día siguiente con la esperanza de que aparecieras… pero nunca lo hiciste
-Si vine- dijo mirándose las manos- pero tuve miedo de acercarme. Se suponía que no quería entablar nada serio con nadie, y de repente apareciste tú y pusiste las cosas de cabeza en mi vida. Traté de convencerme de que era un capricho pasajero. Estuve viniendo aquí todos los días por un mes entero, pero nunca más viniste. Luego de eso empecé a espaciar mis venidas, pero nunca pude abandonar este lugar, nunca perdí la esperanza de que volvieras.
-No quería extrañarte, tú me advertiste que sería cosa de una sola vez - digo encogiéndome de hombros- lo más fácil fue dejar atrás todo lo que me recordaba a ti
Siento su mano en mi barbilla, y mi corazón late a toda prisa. Su rostro se acerca lentamente al mío, y cuando sus labios me acarician algo en mi pecho explota de júbilo, mi alma brinca de contento. Fue un corto y tierno beso, sin embargo fue lo suficientemente inmenso como para dejarme sin aliento.
-Ven quiero mostrarte algo- dijo tomándome de la mano y llevándome a una pared donde colgaban lo que parecían ser pequeñas notas
¡Ey chica del pelo rojo te he estado esperando, si ves esta nota déjame una con tu número de teléfono!
Scorpius
11-6-2013
Sonrío incrédula, como esa hay muchas más, las leo y no puedo evitar derramar unas pequeñas lágrimas.
Comienzo a creer que no quieres saber nada de mí, aún así no perderé las esperanzas de volver a verte
Scorpius
8-10-2013
- Dijiste que la mejor manera de desahogarnos era escribiendo, así que día a día te dejé una pequeña nota esperando que algún día las leyeras y volvieras a mí
-Se me ocurren mejores maneras de desahogarse- dije con una sonrisa pícara enrollando mis brazos alrededor de su cuello y fundiendo mis labios a los suyos. Al fondo seguía sonando la voz de Chris Martin, acompañada por entusiastas aplausos de los clientes del café.
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Un año después…
Scorpius y yo, decidimos escaparnos y abandonarlo todo, a la señorita Patterson casi le da un infarto, pero al final terminó aceptándolo. Los padres de Scorpius se enojaron bastante cuando él les dijo que se dedicaría por un tiempo a recorrer el mundo y que luego cumpliría sus sueños de construir. Yo me he entregado a mis pinturas, y a escribir historias. Me siento absolutamente feliz. El documento en blanco titulado "trabajo de grado", lo borré para siempre.
Tremenda sorpresa nos llevamos al descubrir que ambos éramos magos, y que encima de todo, nuestras familias eran rivales. Me imagino la reacción de mi padre al enterarse de que su hija se había fugado con un Malfoy.
FIN
