Disclaimer: Sailor Moon no es mía, es de la Srta. Takeuchi…y de aquellos que compraron los derechos.
Una vida para mí
Tomaba un baño de tina, la espuma acariciaba su piel, cual terciopelo; una lenta melodía clásica se escuchaba lentamente, letanía que le producía un enorme bienestar. El aroma a lavanda impregnaba el aire y sobre el buró un ramo de rosas rojas enriquecían su vista. La blanca capa de burbujas poco a poco la ahogaba hasta cubrirla totalmente, intentó levantar la cabeza para poder escapar de ellas y salir de la bañera, mas, poco a poco, iba descendiendo lentamente hasta caer hasta el fondo de la bañera, inerte. Podía sentir los últimos rastros de oxígeno en sus pulmones, la vida se le escapaba sin que pudiera hacer nada para evitarlo.
Estiró una de sus manos tratando de tantear algo del éter a su alrededor. Luna observaba impávida como otro sueño de Serena la hacía revolverse intranquila en su cama, cada noche lo mismo, por meses esa había sido la rutina de la rubia, dormía un par de horas plácidamente, pero en un determinado momento de la noche estiraba una mano como si esperara que alguien o algo la tomara de vuelta, sin embargo, al despertar afirmaba no saber de qué se trataban esos extraños sueños de los que despertaba sumamente agitada.
Serena despertó de un salto jadeando como si hubiera hecho un esfuerzo terrible. Luna, como cada noche le preguntaría qué había soñado, y como cada noche, ella no tendría una respuesta, si bien sabía exactamente el desarrollo de su pesadilla, no podía hacer nada por controlarla y estaba segura de que si le confesaba el contenido de aquel mal sueño a su consejera, ésta restaría importancia al hecho y le recalcaría de que debía ser menos miedosa.
Se hizo la medio dormida y se volvió a acostar, dando la espalda a la gata que prosiguió su rutina nocturna y pronto recobró el sueño.
Serena, sin ánimo de volver a despertar de la misma pesadilla otra vez, se concentró en el tema que le había rondado por la cabeza hacía un par de semanas; su padre había recibido una oferta de parte de su hermano para ir a trabajar a occidente, a Inglaterra, en el periódico del cual era dueño.
Los padres de Serena, lejos de presionarla, le propusieron terminar la preparatoria en Japón y quedarse en casa de alguna de sus amigas o irse a Inglaterra con ellos, puesto que su padre había decidido emprender una nueva vida en Europa, ya estaba cansado de los extraños sucesos que se sucedían con frecuencia en Japón. Sin embargo, estaban plenamente concientes de la estrecha relación de la rubia con sus amigas, y no creían que Serena se querría separar de ellas.
Así que Serena llevaba casi dos semanas pensando sobre lo que debía hacer con su vida, si seguir su rutina diaria, o irse con sus padres y probar suerte en occidente, lejos de las Sailors, monstruos y poderes sobrenaturales que la habían perseguido por años. Pensaba, sobretodo, en si sería muy egoísta emprender el viaje y dejar al resto con sus sueños a mitad de camino, sólo por un destino trazado de antemano y en el que ninguna podía intervenir. O, si, por el contrario, aquel viaje sería lo que las sailors esperaban para poder seguir adelante y cumplir, cada una, los sueños que tenían desde pequeñas.
Poco a poco concilió el sueño, sin que una respuesta clara a su dilema se asomara por su cabeza.
El reloj sonó a las 7 am. La rubia lo cogió tratando de hacerlo callar, pero, lejos de lograrlo, el aparato, sólo chilló más fuerte. Sin ánimo, se levantó, dejando ver los cambios físicos de los que había sido víctima en el reciente año. Una Serena con cuerpo de joven, ya no una adolescente como hacía un par de meses, se hacía mujer con rapidez y muy a su pesar conductas que amaba Iban quedando de lado en función de las nuevas responsabilidades que tenía.
Se vistió con un pantalón y una camiseta sencilla, se amarró los cordones de las zapatillas, y partió escaleras abajo, se había formado el hábito de correr por las mañanas antes de la escuela, como un intento de tener algo de energía durante el día. Había descubierto que el ejercicio liberaba endorfinas que le daban más energía al cuerpo y ponía a la gente más contenta, sus pesadillas la dejaban nerviosa y exhausta; siendo esa la única forma de liberar tensiones y enfrentar el día medianamente bien.
Media hora después volvía a su casa, y quince minutos después bajaba a desayunar, alcanzando a llegar a la preparatoria, cinco minutos antes del toque de la campana. Un logro extraordinario para ella.
Durante la clase no tomó grandes apuntes, pero sus notas habían subido dejándola un poco más arriba del promedio de su clase, no alcanzaba a Amy, pero no tenía problemas graves para aprobar sus materias.
A la salida de la escuela se había quedado en el gimnasio de la escuela practicando algo de deporte, Haruka y Michiru habían sugerido algo de gimnasia olímpica para mejorar sus reflejos a la hora de las batallas. Medio muerta, salía a las seis de la tarde con destino a la casa de las Outhers a sus clases de Cultura General y Protocolo con Setsuna, Haruka y Michiru. No podía negar que eran excelentes maestras, al menos, ahora entendía muchas conversaciones que antes no, y podía mantener, medianamente, una conversación con Darien sin que este tuviera que explicar tres cuartos de lo que decía. Lo cual tenía muy orgullosos a los futuros príncipes.
Su día terminaba con un café con su novio y volvía a casa a clases de cocina con su madre, esa era la única clase que no avanzaba casi nada; simplemente, Serena no era buena cocinera. Después de terminar sus deberes quedaba lista para que Luna le impartiera clases de historia del milenio de Plata y del protocolo que allí se utilizaba, cerca de la una de la mañana, quedaba libre de dormir hasta la mañana siguiente cuando todo comenzaba de nuevo.
Su relación con las inner ya no era tan estrecha como antes, pero aún eran las mejores amigas de Serena, aunque no tuviera el tiempo que tenía antes para estar con ellas. Las guardianas se sentían un poco de lado, de parte de la rubia, pero comprendían la necesidad de ésta de tratar de convertirse en la princesa que todos querían que fuera.
Aquel día era el cumpleaños de su madre, así que decidió que con el dinero que había ahorrado, le compraría un pequeño obsequio y un pastel. De manera, que de la escuela fue al centro comercial a verle un obsequio. Escogió, después de casi una hora y media una pulsera de plata y luego pasó por una pastelería a comprar el pastel de frambuesas y chocolate para celebrar. Cuando salía del centro comercial notó que su teléfono celular no tenía batería, pero no le tomó atención, pues aún era temprano.
Al llegar a casa y conectar su teléfono cayó en cuenta de que sus amigas habían llamado casi veinte veces a su celular. Del motivo no tenía mucha idea, pero no demoraría en saberlo, pues su celular comenzaba a sonar.
-.¿Diga?-.
.-Serena Tonta ¿Dónde te metiste?-.
.-Acabo de llegar a mi casa, mi teléfono se quedó sin batería, por lo que tuve que esperar a llegar a casa para ver si alguien había llamado-.
.-¿Y se puede saber a dónde fuiste? No te quedaste a entrenar ni fuiste donde las Outhers-.
.-Raye, creo que ese es MI asunto, pero, como sé que te interesa saber, hoy es el cumpleaños de mi madre y fui a por un regalo para ella y un pastel para celebrar-.
.-Eso no es excusa para…-.
.-¿Excusa para qué? Ustedes no entrenan conmigo, lo hago en MI tiempo libre y las Outhers si sabían que hoy era el cumpleaños de mi madre, en cualquier caso la explicación se las debo a ellas y no a ti, ahora, si me disculpas Raye, esta conversación se está poniendo incómoda… tan pronto como te cuelgue llamaré a Setsuna para disculparme-.
.-Estábamos preocupadas por ti Serena…-.
.-Lo sé y se los agradezco, nos vemos mañana- Lo siguiente que escuchó Raye fue silencio, la rubia había colgado el celular.
Serena, fiel a su palabra, marcó inmediatamente el número de Setsuna para informarla del motivo por el que no había llegado a sus clases. A la Sailor del tiempo, la llamada le parecía extraña, puesto que la princesa de la luna le había informado el día anterior que no iría a clases esa tarde.
Le entregó los paquetes a su madre y se encargó de ordenar todo para que cuando llegara su padre, los cuatro celebraran el cumpleaños de su madre.
Serena, en el rato que esperaba que llegara su padre a casa, subió a su habitación a terminar sus deberes, así dormiría más temprano ese día, lo necesitaba con suma urgencia, notaba como le costaba concentrarse y se lo achacó a no dormir bien. La conversación con Raye la había dejado más cansada aún, sin mencionar, lo molesta que se sentía, no sólo se metían Darien, las Outhers, Luna, sino que también las Inners en lo que hacía o dejaba hacer.
Estaba sumamente confundida, pues lo que sentía por Darien era cada vez más indefinible y vago, era como si ya no sintiera lo mismo que antes por él y eso la asustaba mucho, por sus amigas no sentía más que por el principe, pues sentía que más que un grupo de amigas, tenía un grupo de institutrices y gendarmes cerca de ella. Con las Outhers se llevaba mucho mejor que con las Inners, ellas sabían cuando detenerse y simplemente conversar sobre su día, el tiempo, o de la inmortalidad del cangrejo; al contrario de las Sailors interiores, que sólo supervisaban que cumpliera, al pie de la letra, el horario que habían establecido.
Cuando su hermano la fue a buscar a su habitación, Serena ya había terminado sus deberes y había tomado una decisión que cambiaría el destino de todas las personas a su alrededor.
La celebración fue tranquila, un poco de desorden que no costaba mucho limpiar y una vez que hubieron terminado, su hermano y ella. Serena les informaba a sus padres que viajaría con ellos a Europa. Ahora solo le quedaba hablar con el resto.
Darien la había llamado para concertar una cita al día siguiente después de su clase con las Outhers, tenía algo importante que decirle. Serena, pensó que esa sería una buena ocasión para conversar con él sobre su decisión.
A la hora acordada, Serena entraba a un pequeño café, el mismo donde se veían casi todos los días, pero en vez de entrar sólo a ordenar, esta vez entraba a sentarse en una mesa, aún tenía unos minutos, así que sacó una revista de manga que había comprado unos meses atrás y todavía no terminaba de leer. Una ligera sonrisa asomaba en sus labios cuando su cita llegaba al café.
Darien se asombró de verla allí, antes que él, eso sucedía muy poco, incluso ahora que estaba más puntual, Serena solía llegar un par de minutos después que él. Estaba leyendo, "otro milagro, ella nunca lee nada", pensó y sonrió para sí mismo; se acercó sigiloso para no interrumpirla y poder ver qué leía y la tenía con una sonrisa en los labios. Cuando vio bien el título del volumen su rostro se ensombreció "hay cosas que nunca cambian". Se sentó haciendo ruido para hacerse notar.
Serena se crispó al notar un ruido cerca suyo, automáticamente, besó a su novio en los labios; al ver el rostro serio de su novio, sus mejillas se tiñeron de un rosa pronunciado, igual que un niño que sabe que lo van a reprender.
.-No deberías leer eso, es para niños-.
.-Sí, claro…- sus mejillas se tiñeron aún más y sus manos se crisparon apretando el libro, prontamente lo guardó en su bolso.
.-¿Cómo te ha ido en la escuela?-.
.-Bien, y tú... ¿qué tal el hospital?-.
.-Cómo siempre…-.
.-ahm…- Serena miró hacia otro lado, no llevaba ni cinco minutos con él y ya se quería ir, no podía dejar de pensar que estar allí le quitaba tiempo.
Algo que definitivamente había cambiado entre ellos, era la clase de conversaciones que mantenían y el tono con el que lo hacían, una Serena más reservada y crítica de pensamiento podía conversar cobre trivialidades sin caer en la impertinencia, como hacía antes, sin embargo, eso la había vuelto distante y casi mordaz a la hora de conversar con Darien. Las clases de las Outhers le habían enseñado un comportamiento más diplomático a la hora de discutir con la gente y siendo su novio la persona más civilizada que conocía, después de Michiru y Setsuna, era el que más había notado la nueva manera de comportarse de Serena. Primero se había extrañado, luego, lo había aceptado con simpatía, ahora, sólo se había resginado que Serena fuera más madura y seria y mucho menos alegre y tierna que lo que solía ser.
Su novia actuaba distinto de lo que solía ser, cada vez sonreía menos y era menos dulce, parecía como si algo le drenara la personalidad que solía tener y por la cual todos la querían tanto.
.- Serena, quería hablar contigo…-.
.-Tú dirás…-.
.-He estado pensando… y me gustaría volver a intentarlo, volver a pedir una beca para estudiar en el extranjero-.
Serena, lejos de sentirse abatida como antes, se sintió aliviada, no supo bien por qué, pero se sentía menos aprisionada de un momento a otro.
.-Me parece bien que lo hagas, tu sueño es ser un muy buen doctor, y si para eso debes viajar, estoy de acuerdo en que lo hagas-.
.-¿No te molesta?-.
.-En lo absoluto, de hecho, tengo que hablar contigo sobre algo también-.
.-Claro…-.
.-No hay forma de tantear el terreno en esto y de verdad quiero saber tu opinión-.
.-Dime-.
.-Me voy de Japón-.
Lo siguiente que escuchó Serena fue a su novio tosiendo, la noticia le había tomado totalmente desprevenido.
.-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Por qué?-.
.-Que me voy. En un par de semanas. Porque a mi papá le han ofrecido un mejor empleo en el exterior y como yo soy menor de edad debo ir con mis padres (no pensaba decirle aún que era su propia decisión)-.
.-No puedes, estás entrenándote ¿Qué pasará con las Sailors? ¿Y si sucede algo? No creo que sea conveniente que te vayas Serena-.
.-Lo siento Darien, pero la decisión está tomada, me iré-. Serena, cansada de esa plática inútil tomó su bolso, - y por favor, no se lo digas a nadie, mañana lo haré yo misma- arregló su falda y abandonó el lugar. No miró atrás.
"¿Por qué él tiene derecho a partir y yo no?" pensaba mientras volvía a su casa. El día siguiente era sábado, al llegar a casa organizaría una reunión para decirles a todos que se iría.
Llamó a cada una de las Sailors para pedirles que al día siguiente se reunieran en el templo de Raye.
Esa noche, por primera vez, en meses, no soñaba que se moría en la tina, podía dormir tranquila y relajada una noche. Despertó de muy buen humor y con energías, corrió el doble que de costumbre y le alcanzó la energía extra hasta para preparar el desayuno para su familia. Como nunca, quedó muy bueno.
A las tres de la tarde, puntual, llegaba Serena al templo, a afrontar a sus amigas. Entró tranquilamente, allí estaban todas (excepto Mina) e incluso Darien, se asustó un poco, luego pensó que era bueno, se ahorraría hablar lo mismo dos veces.
.-Hola…- saludó tranquilamente y con una sonrisa de las que sólo ella podía dar; nada mataría su primer día sin pesadillas.
.-¿Es verdad lo que nos dijo Darien?- recibió como contestación de Lita.
.-¿Qué les dijiste?- preguntó al hombre.
.-Les conté sobre nuestra conversación de ayer-.
.-Me sorprende lo rápido que viajan las noticias. Sobretodo, cuando te pedí que me dejaras hablar a mí-.
.-Lo siento, pero no lo consideré conveniente-.
.-Entonces es verdad- soltó Haruka.
.-Sí, he decidido irme con mis padres, me dieron a elegir, entre quedarme aquí con alguna de ustedes o irme con ellos a Europa, elegí Europa-.
.-Pero ¿Cómo? ¿Cómo puedes irte? Tienes mucho que aprender, que entrenar- espetó Raye.
.-Nada que no pueda hacer allá, pero me gustaría que llegara Mina para seguir- nada más nombrarla, la Sailor del amor se asomó agitada, se notaba que había corrido.
.-¡Hola!-.
.-Hola Mina, pasa- la recibió cordial Serena, al contrario del resto de los presentes.
.-¿Qué sucede?-.
.-Serena se va de Japón-.
.-¿Sí? ¡Qué lindo! ¿Dónde te vas?-.
.-¡Cállate Mina!- la reprendió Raye.
.-Ahora que están todas contaré desde el principio-.
.-Mi tío posee un diario en Inglaterra y le ofreció un trabajo con él, mi papá, después de meditarlo mucho decidió aceptar-.
.-Y tú vas porque…-.interrogó Michiru.
.-Es una excelente oportunidad, podría ir a la universidad, aprender sobre la cultura de la que tanto hablan Haruka y tú, tendría un horizonte más amplio que las cuatro esquinas a las que ustedes me dejan ver-.
.-¿A qué te refieres Serena?- preguntó Amy, incómoda por la afirmación de la aludida.
.-Hace dos días hicieron un escándalo porque celebré el cumpleaños de mi madre y no cumplí la rutina que me impusieron ¿Cómo creen qué me siento? Me asfixian…-.
El ambiente se puso más denso, si es que se podía.
.-Pero princesa, lo hacemos porque nos preocupa…- explicó la Sailor del tiempo.
.-Lo sé y se los agradezco de corazón, pero si me quedo aquí con ustedes, me volveré loca, lo lamento pero es cierto-.
.-¡Cómo te atreves!- saltó Raye, ofendida por el comentario de la princesa de la Luna.
.-¡Mírate! Es esa clase de actitud la que me tiene a medio paso de volverme loca... pero hoy vine a decir la pura y santa verdad… y ESO es lo que voy a hacer-.
.-Setsuna, aclárame una duda… ¿Cuándo viene la glaciación?-.
.-Princesa, no puedo revelarlo-.
.-De acuerdo, no importa…-.
.-Lo que quiero decir, es que NECESITO madurar, por mí misma, no porque ustedes lo quieran así, ni porque hay un futuro que lo exige…-.
.-Es tu deber Serena, no es lo que quieres, pero es tu deber- la reprendió Luna.
.-Lo sé, y no estoy diciendo que esté en contra de mi destino, pero necesito hacer las cosas por mi cuenta, no he compartido con mi familia en casi cuatro años y eso me duele-.
.-¿Y crees que un viaje a Europa solucionará todo?- preguntó Darien.
.-No lo sé, pero podré pensarlo por mí misma… porque, si no piensas tú por mi, lo hace Luna, si no es Luna, es Raye o Ami, y si no son ellas, son Haruka o Michiru… yo no tengo amigas, tengo carceleras de buen comportamiento, y estoy cansada- un surco de lágrimas cruzaba las mejillas de Serena. – Estoy demasiado confundida, no sé qué debo hacer con mi vida… no sé si quiero algo de esto, si las aprecio a ustedes (refiriéndose a las sailors) o si estoy forzada a tenerlas en mi vida. No sé si te quiero Darien, o si el compromiso que adquirió Serenity con Endimión es más fuerte que yo ¡Y ya no puedo más!-.
Un sonido en particular resonó en la habitación, Raye, había golpeado a Serena.
-.¡Cómo te atreves! ¡Cómo!-.
.-Lo que les ofrezco es una vida, que cumplan sus sueños, Darien, tú podrás ir a "donde quieras" a estudiar, tú Amy ir a la universidad y ser doctora, lo mismo para todo el resto-.
.-¿Y del futuro qué?- preguntó Luna.
.-Cuando sea la hora, volveré, haré lo que sea necesario para construir Tokio de Cristal, que nazca Rini; seré su líder, uniré mi destino al de Endimión. Soy una princesa y comprendo perfectamente la importancia de la palabra empeñada y la mía lo está hace más de mil años ¿Estás de acuerdo con eso Darien?-. El aura Serena reflejaba que sabía de lo que estaba hablando, un halo áureo la cubría.
Darien ni nadie en la estancia podía decir nada, estaban impactados por lo que allí sucedía.
.-¿Qué pasará si algún enemigo ataca?- preguntó quedamente Mina.
.-El cristal de plata me traerá hasta acá de haber algún peligro-.
Un silencio sepulcral envolvía la habitación, Serena decidió que había una cosa que todavía no estaba suficientemente clara.
.-¿Estás de acuerdo Darien?- volvió a preguntar.
.-No- todas las sailors quedaron estáticas ante la respuesta del joven.
.-Darien, tú y yo tenemos un compromiso, y no se romperá, pero si me quedo aquí, lo poco que nos une no nos mantendrá juntos, y dudo, que ese poco cariño que nos queda sea suficiente para construir cualquier cosa-.
Ese era el punto que la princesa quería aclarar.
-.Pero yo…-
.-El trato es el siguiente, conoceremos gente nueva, si algo surge no nos arrepentiremos, pero, cuando sea hora, dejaremos que el compromiso de Serenity y Endimión tome lugar en nosotros…-.
Darien ya no volvió a responder.
.-Me iré en una semana a partir de hoy, cuando me instale les enviaré la dirección, espero que les parezca adecuada mi resolución, de lo contrario, es su decisión seguirla o no… nos veremos pronto-.
Una Serena totalmente tranquila, que sentía que se había sacado un horrible peso de encima, salió del templo feliz, por fin tendría una vida para sí misma. Por un poco tiempo, pero aún así, existiría.
Mi primer fic de Sailor Moon, espero rr... no sean flojos y díganme si merece continuación. Y si son más amables todavía, denle una miradita a mis otros fics… nos vemos, KATIE
