No era ni siquiera reconfortante pensar en que estaba en un universo paralelo. Aunque probablemente su vida en este universo sería mejor. Tsuna se levantó y se sacudió la ropa, lo último que recordaba era haber estado preparándose para dormir en su cama después de haberse limpiado las heridas que sus compañeros de clases le habían hecho hoy. Y de repente, como si se encontrase en un cuento de misterio, un vórtice de distintos tonos de morado y naranja, y después, se encontraba en un bosque. También parecía ser de noche en este ¨nuevo¨ universo.
Ahora que lo pensaba, era como en aquellos mangas donde el protagonista era jalado a un universo pos apocalíptico y él tenía el objetivo más importante de todos. Entonces se preguntó, ¿En verdad alguien como él, tendría una misión importante? Decidió aventurarse por el bosque e intentar encontrar la ciudad, si no mal recordaba, el protagonista siempre había sido parte de una familia en el nuevo universo y si en verdad, era él el protagonista, no debería tardar en encontrar a esa persona.
Caminó lentamente sin despegar sus pies, para asegurar que no fuese a pisar un hoyo y romperse un pie en el primer día. Descubrió que no estaba tan lejos de lo que buscaba, en cuanto al llegar a la avenida, una mujer de largo cabello castaño y ojos azules se abalanzó sobre él hecha un mar de lágrimas.
-¡Tsuna-kun!
-¿Kaa-san?
-¿Estás bien Tsuna-kun?
La mujer sujetó sus mejillas obligándolo a verla a los ojos, estaba hecha un desastre, las mejillas enrojecías y los ojos hinchados de haber llorado quien sabe cuánto, su respiración estaba alterada y aunque Tsuna hubiese querido no haberse dado cuenta de eso, pudo notar como la mujer luchaba contra su nariz para que su moco no se escurriera.
-Hai, kaa-san
La observó más detenidamente, pudo confirmar que era una mujer de mucho dinero al ver el anillo de oro puro en su dedo anular y el iPhone 6s con el que ahora llamaba al que estaba seguro de que sería su padre. La analizó detenidamente, vestía elegantemente aunque su outfit ahora se encontraba un poco sucio, seguramente por la ardua búsqueda que había realizado. Su cabello castaño era largo y le llegaba más o menos a la cintura. Su cara… se parecía mínimamente al de su madre; Nana Sawada.
Varias camionetas Suburban se hicieron presentes a las afueras del bosque, y un sujeto de cabello negro y ojos avellanas bajo de la camioneta salió corriendo en su dirección, deteniéndose para verlo y suspirar con alivio, el hombre se agacho y los abrazó a él y a su mujer.
-Me alegro tanto de que estés bien, hijo
No dijo nada, en su familia nunca decía nada, al menos en su universo, ni siquiera porqué su amorosa madre siempre intentaba preguntarle cómo le había ido en la escuela, el seguía en silencio como una roca. Su ¨madre¨ le besó ambas mejillas y su padre le ayudó a ponerse de pie, fue conducido por ambos a la camioneta de donde había bajado el hombre y en seguida le llevaron al hospital. Estuvieron al menos dos horas ahí en el que pagaron una serie de complicados estudios para asegurarse de que la salud de su amado hijo estuviese bien, siendo el único problema encontrado un poco de cansancio y deshidratación.
Al final pudo agradecer que por fin iban de regreso a la casa de los señores, encontrándose que era una réplica exacta de la mansión en la que vivía él. Esperó y después de unos minutos de expresarle con palabras nuevamente el amor que le tenían, le dejaron ir a su habitación. Si en verdad era la réplica exacta, estaba yendo en dirección correcta.
Entró a la habitación que aseguraba era suya, alivianándose cuando lo comprobó, y rápidamente se puso a investigar sobre la vida de su yo en esa dimensión. Al parecer su apellido no era Sawada, sino Takahori, y sus padres obviamente no eran Nana y Lemitsu Sawada, sino que eran Tiari y Hotaru Takahori. Eso lo había descubierto en sus cuadernos de la escuela, donde al parecer cada trabajo que hacia tenía que ser firmado por él y por sus padres, además de que se dio cuenta de que en ese mundo no era un Dame. Ahora qué carajos haría.
Dejó de pensar en eso y decidió tomar un baño de nueva cuenta, incluso si ya lo había tomado en su verdadera casa, la atareada noche en el nuevo universo le hicieron un desastre de nueva cuenta.
No tardó mucho, se sumergió en la bañera y en menos de 10 minutos ya se encontraba perfectamente limpió, lo cual le dio la buena indicación de que podía quedarse adentro de esta por lo menos otros 20 minutos. Cuando salió, sus dedos se habían arrugado ligeramente, por lo que cuidadosamente se secó todas sus extremidades.
Se recostó en la cama y se tapo con las cobijas, dejando la luz encendida por el sueño que tenía ya, mañana tendría que ir a la escuela y ver como carajos lograría las calificaciones perfectas de Tsuna de esa dimensión.
A la mañana siguiente fue despertado por un linda sirvienta, que le entregó su uniforme escolar y el su celular, esperaba que el patrón de este no fuese diferente tampoco.
Para su gran suerte, no lo era. Y pudo desbloquearlo al tiempo que un inbox de Mochida-sempai le llegaba a su celular.
El idiota de Mochida
Bebé, buenos días. ¿Ya te levantaste corazón? ¿Puedo pasar a recogerte a tu casa?
Ok.
¿Qué carajos?
En su universo, Mochida era la persona que más le odiaba en el universo… bueno, en el universo quien sabía, pero al menos en la escuela si, él era la razón por la que de vez en cuando tuviese fracturas y alguno que otro corte. Pero aquí le mandaba mensajes amorosos. ¿En qué deforme mundo había ido a terminar?
Decidió leer la conversación completa, y se dio cuenta, de que efectivamente su temor principal, el hecho de que ese Mochida fuese su pareja romántica en ese universo le dio ganas de darse un tiro. Pero conforme a cada minuto que la pasaba confundido, este mandaba más y más mensajes preguntándole porqué no le contestaba, así que pensó, y pensó, sí el alguna ve hubiese tenido una pareja como Mochida, ¿Qué le contestaría?
No, no tenía ni la menor idea.
Así que mejor decidió buscar un mensaje similar para darle una respuesta similar, pero se tardó al menos cinco minutos en llegar a los mensajes de la mañana del día anterior, al parecer hablaban mucho, muchísimo.
El idiota de Mochida
Si, Mochi-kun, ya me levanté. Buenos días por cierto cariño.
Sobre lo otro… no sé, deja le pregunto a mis papás.
La notificación de que había leído el mensaje se hizo presente y en seguida le contesto
El idiota de Mochida
Bueno, pero avísame por favor.
Si
Decidió vestirse y peinarse según una de la fotografías de grupo que se encontraban sobre el buró de su habitación, dándose cuenta de que en ese sentido el Tsuna de ese universo si era un poco diferente a él, además de que la postura de este era incluso… más tierna que la de él.
Bajó al comedor, encontrándose a sus padres ya vestidos y desayunando para irse al trabajo, se sentó a lado de su madre, quien le recibió con una cálida sonrisa y le abrazó, su padre por otro lado solo le dedicó una sonrisa y le dio los buenos días. Empezó a desayunar cuando recordó la pregunta de Mochida.
-Kaa-san…
-¿Qué pasa Tsuna-kun?
No quería preguntarle el mismo porqué seguía sintiéndose confundido por todo el asunto. Así que le pasó el celular con el chat de Mochida abierto, a lo que su madre pareció dudar por unos minutos pero al final terminó asintiendo.
-Me basta con que no traiga a su hermano, me da muy mala espina.
Tsuna asintió y envió la información a Mochida, quien de nueva cuenta no tardó nada en contestar su mensaje diciéndole que estaría ahí en 20 minutos. Así que se apresuró a desayunar, aunque se le hiciese muy retorcido lo que estaba pasando con el capitán del club de Kendo, tenía la curiosidad de cómo su yo, de este universo, había terminado junto a ese patán.
Los 20 minutos pasaron y en seguida la bocina de una motocicleta se escuchó, se despidió de sus padres y le deseo un bonito día al personal de la mansión después de recibir sus llaves de la casa y su mochila. Salió, dudando un poco, aún estaba a tiempo de lanzar la mochila por allí y decirle a Mochida que había surgido un contratiempo y no podría ir a la escuela, le quedaba tiempo hasta que este se quitó el casco y le sonrió con una dulzura increíble.
Iu
Tsuna sonrió, intentando creerse que era el Tsuna que quería a ese imbécil y camino hacia donde este le esperaba posado a lado de su moto.
Tsuna no pudo arrepentirse más después.
En cuanto alcanzó la ubicación de este, el mismo se lanzó hacia él dándole el beso que siempre había soñado, pero con su amor platónico, Kyoko Sasagawa.
Lo demás fue muy confuso, de un momento se encontraba disculpándose con el chico por haberlo abofeteado con la excusa de que estaba un poco distraído y lo había tomado por sorpresa. Excusa que el otro aceptó felizmente antes de volver besarlo, esta vez previniéndose de una nueva bofetada. Tsuna se sintió asqueado, se encontraba besando a la persona que le había hecho su vida escolar imposible.
No duró mucho tiempo antes de que la alarma de celular del otro sonara para advertirles que ya iban 5 minutos retrasados, por lo cual el espadachín le advirtió que tendría que manejar más rápido. Carajo.
Tsuna nunca se había subido a una de esas endemoniadas cosas, por eso cuando Mochida arrancó de manera inesperada y tomándole de sorpresa, terminó fuertemente abrazado a la espalda de este cerrando los ojos por el temor que sentía. Para su poca buena suerte, no era un camino largo, y en menos de 15 minutos encontró la oportunidad de bajarse de esa cosa a la velocidad de la luz y casi casi besar el suelo. Pero se resistió al ver que, su ya mencionada amor platónico se dirigía hacia él junto con otra chica castaña.
-¡Tsuna!
No estaba seguro de si eso le había confundido más o le había dado una felicidad eterna, pues estaba seguro de que en su universo su amor platónico ni siquiera estaba enterada de su existencia, por eso cuando ambas chicas le abrazaron y le saludaron con singular alegría, no supo cómo reaccionar.
-¿Te sucede algo?
La castaña le miro con una severa preocupación reflejada en su mirada, así que se apresuró a negar con la cabeza y sonreírles.
-Es solo que sigo teniendo sueño.
Ambas aceptaron la respuesta antes de que se viera apresado nuevamente por Mochida quien le decía hermosas palabras acarameladas y le entregaba un par de cuadernos. – No olvides el mini torneo de Kendo
-Te conseguiste a alguien útil.
Kyoko, le sonreía gentilmente antes de ver con eterno odio al espadachín cuando les dio la espalda para entrar en el edificio.
-No vayas al mini torneo.
-Parece ser que tengo que ir.
Examinó rápidamente las hojas y en seguida comprendió las buenas calificaciones del Tsuna de este mundo, al parecer era un interesado, y solo salía con Mochida porqué le hacia los trabajos y los exámenes.
Bueno, en cierto punto era reconfortante saber que solo lo utilizaba, por otra parte le deprimía saber que no era más que un interesado. Empezaba a desagradarle este universo, y él que creía que en verdad sería bueno tener una aventura épica como esa.
Conocía esa escuela a la perfección, pero mejor decidió seguir a Kyoko y Haru para que no fuese a pasar cualquier cosa perturbadora. Sin embargo, justo cuando planeaba prevenirse de eso fue que pasó, frente a él, y acompañado de otros 5 chicos paso alguien que bien si no fuera porque el color de sus ojos era diferente, podría haber sido su gemelo.
Cabello castaño, menuda figura, pero no como la de él, el otro al menos tenía cierto músculo, con el uniforme perfectamente arreglado, de gesto neutro y serio, y ojos de un precioso color como el atardecer.
Se sintió gay, en serio que sí. Sobre todos cuanto el otro se le quedo viendo y le sonrió levemente, haciendo una pequeña reverencia, provocando que el de cabello plata, le mirase con odio, tendría que esperar a que alguna de las dos chics sacara a relucir el tema, parecí que le habían leído los pensamientos cuando Haru habló.
-Vaya, Tsuna-san, por más que lo niegues yo digo que en verdad le gustas a Natsu-kun
¿Irónico? Efectivamente, ¿Casualidad? Tal vez, ¿Emocionante? Quién sabe.
Decidió ignorar el tema, siendo su decisión respetada por ambas chicas y siguió caminando como si nada de eso hubiese sido comentado, ya más tarde investigaría quien era ese nombrado Natsu y porqué le daba desconfianza. No sabía que esperar en cuanto entrara al salón, el universo este parecía ser realmente diferente, y efectivamente como lo sospecho, nadie se mofó de él, es más, ni siquiera se habían atrevido a mirarle cuando todos le dieron al unísono los buenos días, supuso que era otro de las ventajas de ¨salir¨ con Mochida.
Se sentó entre Kyoko y Haru, antes de sentirse incómodo por la mirada de alguien sobre él, estaba acostumbrado a sentirlas puesto que siempre era el saco favorito de boxeo de toda la escuela, pero en este universo le resultaba tan extraño que le daban ganas de voltearse y gritarle al sujeto que lo estuviese viendo que si tenía algún asunto pendiente con él que quisiera arreglar con Mochida.
¿Espera qué?
¿Por qué se apoyaba en Mochida?
Ahora que lo pensaba, las vacaciones de primavera estaban cerca, los exámenes seguramente ya habrían pasado y podía terminar con Mochida, al fin y al cabo, la vida del Tsuna de este mundo ahora le pertenecía de cierto modo a él para hacer lo que le placiera. ¡Si, eso haría! Y durante las vacaciones se conseguiría un buen tutor que le ayudase con su estupidez.
Fue entonces cuando Nezu-sensei entró al salón, esperaba que él también le insultara, después de todo un alumno nunca podría intimidar a un profesor sin atenerse a las consecuencias. Pero para su sorpresa, también le saludo sin mirarlo a los ojos y espero a que el resto de la clase le presentara sus respetos.
Por alguna razón se sentía bien teniendo el respeto de todos los ineptos que alguna vez le habían provocado dolor, pero por otro lado no podía dejar de sentirse idiota porqué esto fuera por el simple hecho de tener a su sempai de su lado.
Las clases pasaron rápidamente, en ningún momento se vio en la necesidad de pasar al pizarrón a resolver alguna complicada ecuación, si no, que cada vez que era su turno y Nezu-sensei quería hacerlo pasar al pizarrón, Gokudera, de quién recién había descubierto su nombre, le gritoneaba al profesor y pasaba él en su lugar. El recreo y lo llamado mini-torneo de los clubes llegó más rápido de lo que hubiese querido, no tenía idea de a dónde ir, para su fortuna tenía siempre como chicles a las dos chicas y le guiaban por donde tenía que ir en todo momento, fue ahí que reconoció a los jefes de todos los clubes, Sasagawa Ryohei, Yamamoto Takeshi, Mochida y otros tantos de quienes nunca se había fijado, estaban declarando las reglas del torneo, puesto que en esa ocasión no solo los miembros de los clubes podrían participar, sino que también podía hacerlo cualquiera que se atreviese a retar a los jefes por el premio mayor.
Pero la palabra premio mayor estaba tan lejos de su diccionario que se limitó a acercarse a Mochida y darle un pequeño beso en la mejilla a Mochida, quien se sonrojó y al verlo sonrió. No quería hacer eso, pero seguro era lo que haría el Tsuna de ese universo, es más, confesaba que le habían dado unas nauseas terribles cuando lo había hecho.
-Luego lo sabrás. Pero te aseguro que yo lo ganaré.
Eso fue lo único que el espadachín se digno a decirle cuando le preguntó cuál era el premio mayor. Las chicas, quienes le esperaban unos cuantos pasos por detrás, miraron con disgusto a Mochida, a Tsuna le quedó muy claro que ambas odiaban al sempai y también tenían una gran curiosidad por saber cuál era el dichoso premio. Caminaron a las gradas, siendo que la última estaba vacía y se acomodaron a su completo gusto, las canchas de la escuela habían sido adaptadas para el mini torneo que si no recordaba mal Tsuna, lo hacían cada vez que iban a cerrar un período de clases, en este caso era antes de las vacaciones de primavera.
Primero había participado el club de boxeo, donde cualquiera que se atreviese a subir al ring de boxeo con el jefe este terminaba en la lona en el primer golpe, por lo cual, el capitán paso como finalista.
El torneo no había sido nada emocionante, puesto que todo eso se repetía con todos los jefes de los clubes, derrotaban en menos de dos minutos a cada contrincante que se atrevía a desafiarlos, y Tsuna estaba quedándose dormido. Fue, ya cuando todos los clubes hubiesen participado que se reunieron los finalistas, estando al habla Mochida, por supuesto.
-Ahora, como ya se hubo establecido en el programa, quien gané en una competencia de kendo, será quien obtenga el beso de Sasagawa Kyoko.
Kyoko, Haru y Tsuna se indignaron infinitamente, Kyoko, porqué en ningún momento le habían dicho de eso, Haru, porqué eso implicaba a sus dos mejores amigos y Tsuna, porqué se dio cuenta de que Mochida era un perro. Y no queriendo insultar a los preciosos animales, por supuesto.
-Mochida
Toda la audiencia quedó en silencio cuando la voz del chico misterioso Natsu se hizo presente, con un tono de autoridad que nadie más se habría atrevido a tener en contra el capitán del club de kendo.
-¿Qué quieres, Natsu?
-Participaré como finalista.
¿Estaban escuchando bien? No estaban seguros.
-Por si no te habrás dado cuenta, Natsu. –comentó Mochida. – Los finalistas ya fueron elegidos.
Natsu miro a todos los finalistas, quienes retrocedieron con miedo, excepto Yamamoto y Ryohei quienes asintieron a lo que fuera que fuese lo que planeaba el castaño y Mochida que estaba tratando de humillarlo.
-Te propongo una apuesta. – Dijo y prosiguió. – Si tú ganas, besarás a Sasagawa y te dejaré por fin el ranking número 1 en calificaciones.
-¿Qué…?
-Pero si yo gano, besaré a Tsuna
Esta ve Tsuna sintió como su barbilla chocaba contra el piso. ¿Qué era lo que se proponía ese Natsu haciendo ese tipo de cambios finales? A su lado, Kyoko estaba hecha una furia, después de todo nadie estaba tomando en cuenta la opinión de ambos.
Mochida le miro.
Y Tsuna asintió.
No supo porqué, no sabía porque carajos lo había hecho, en serio.
Pero esperaba que la copia barata esa no se saliera con la suya.
