Summary: Ella lo había amado en el pasado y él la había rechazado cuando se declaro, años después ella ha cambiado y lo ignora completamente y ahora él se siente extraño porque de alguna forma se encuentra anhelando su amor
Disclaimer: Los personajes de Sailor Moon no me pertenecen, son propiedad de Naoko Takeuchi
Nota: ¡Volví! Me perdí un poco estos días pero aquí estoy de vuelta, esta historia la quería hacer hace tiempo, y ahora que estoy un poco más tranquila en el trabajo y no ando tan apresurada todo el tiempo, pude encontrar un espacio para empezarla y terminarla.
Espero que les guste mucho, muchas gracias a quienes siempre me siguen y leen todas mis historias, no puedo dejar de agradecerles pues es por ustedes que me dan ánimos de escribir.
La canción que use en este capítulo es de los Backstreet Boys y se llama "How did i fall in love with you" escúchenla, es simplemente hermosa. Les dejo la historia.
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ANHELANDO TU AMOR
By. Yurika Cullen
Capitulo Uno
Estaba terminando de vestirme luego de una refrescante ducha, últimamente estaba haciendo demasiado calor y aunque siempre acostumbraba despertarme temprano, en los días calurosos lo hacía con mayor rapidez y sin dudarlo ni un segundo me metía al baño para refrescarme. Hoy además tenía otra razón para levantarme antes, y es que mi hermana Amy había hablado conmigo hace un par de días para preguntarme si una de sus amigas podría quedarse en nuestra casa por una temporada, pues su departamento lo estaban remodelando y no se lo habían entregado al tiempo acordado, así que estaba buscando donde quedarse, yo le dije que sí, pero luego de que mencionara el nombre de su amiga lo dude, pues no había persona más escandalosa y fastidiosa que Serena Tsukino, solo imaginar tenerla alrededor dando gritos y armando alboroto con su torpeza me daba escalofríos, pero aun así, al final no había podido negarme, cuando Amy me pedía algo, nunca se lo negaba.
En realidad nosotros no éramos hermanos de sangre, mi padre se caso con su madre cuando ambos éramos muy chicos, ambos estaban viudos y después de una relación de dos años decidieron casarse, Amy y yo congeniamos inmediatamente, aunque no tengamos la misma sangre corriendo por las venas, ambos nunca negaríamos que éramos hermanos, nos parecíamos mucho en la forma de ser y nos llevamos de maravilla, además como crecimos juntos desde tan chicos, nuestro lazo familiar era irrompible y más fuerte se había hecho cuando murieron nuestros padres en un accidente, desde ahí solo nos teníamos el uno al otro y por esa misma razón ninguno había querido abandonar la casa para independizarse, además ambos éramos reservados en algunas cosas y sabíamos respetar la privacidad del otro sin problema, y aunque llegaría el momento en el que alguno se fuera para formar su propia familia, mientras eso no sucediera no teníamos apuro de irnos de la casa.
Pensando en mi privacidad y en la tranquilidad de la casa, hice una mueca, Serena no sabía respetar la privacidad de nadie, además nunca paraba de hablar, ni de preguntar estupideces, lo sabía por experiencia propia, pues en el pasado cuando estábamos en preparatoria, ella y las demás amigas de Amy se pasaban todos los días en nuestra casa, y de todas las amigas de mi hermana ella era la más escandalosa, pero esta vez lo había dejado claro, no iba a permitir que interrumpieran mi paz, así que si comenzaba con sus alborotos tendría que irse sin dudarlo, esa fue la condición que le plantee a Amy, y ella dijo que no habría problema, aun así dudaba un poco de que fuera a suceder de verdad.
Además, no quería parecer un engreído y arrogante, pero esperaba que no estuviera todo el tiempo atrás mío, y aunque la última vez que la había visto se lo había dejado bien claro, con lo cabeza dura que era, dudaba que razonara un poco. Y es que hace tres años cuando estaba por marcharme a Estados Unidos a continuar mis estudios de medicina, ella me había venido a casa cuando estaba solo y me había confesado sus sentimientos hacia mí, esa vez había sido un poco duro con ella, le había dicho cosas feas, pero tenía que hacerle entender de alguna forma que nunca podría corresponderla, le había dicho que no era mi tipo y que me molestaba muchísimo su presencia y su forma de ser tan desesperante, que no perdiera el tiempo haciéndose ilusiones porque nunca la correspondería, yo buscaba una chica totalmente diferente, alguien que tuviera cualidades distintas, y ella jamás podría darme algo así. En realidad había sido muy duro, pero era lo que pensaba y yo pecaba siempre de sincero, no podía permitir que ella se siguiera haciendo falsas ilusiones conmigo, pues yo jamás podría corresponderle. En sus ojos siempre pude ver sus sentimientos, siempre estuve al tanto de lo que ella sentía por mí, pero yo pensé que nunca tendría el valor para confesarlos, ni para enfrentarse a mi tan directamente, siempre creí que me marcharía y ella se olvidaría de todo, así que tuve que decir todas esas cosas para que comprendiera la realidad.
Y hasta el día de hoy nunca me voy a olvidar de la expresión de sus ojos luego de mis palabras, ella siempre había tenido unos ojos muy expresivos, su mirada siempre mostraba lo que pensaba antes de que hablara, y cuando la rechace pude ver cuánto le había dolido y lo triste que estaba, pude ver su corazón partiéndose en dos pedazos, para cuando había querido disculparme por mi dureza, ella no me había dado tiempo para hablar de nuevo, temblorosamente se había disculpado por haberme molestado y había dado media vuelta para luego salir corriendo como alma que lleva el diablo. Después de esa vez, no la vi nunca más.
En ese momento tocaron la puerta, no podía ser nadie más que mi hermana, así que le avise que podía pasar.
—Buenos días Darién—
—Buenos días hermana—
—¿Quieres bajar a tomar un café conmigo? Serena no tarde en llegar, acaba de mandarme un mensaje, está en camino— yo fruncí el ceño y solté un suspiro
—Adiós a la paz—
—No seas así por favor, Serena a cambiado mucho estos años, ha madurado, te aseguro que nadie va a turbar tu paz, ella ya no es la misma de antes— dijo algo sentimental y no entendí porque
—Esperemos que sea verdad, pero mejor vamos a desayunar, quiero tomar el último café con tranquilidad—
—Que obstinado eres— dijo mi hermana algo molesta, mientras caminaba por el pasillo, yo la seguí de cerca
Aunque mi hermana era muy reservada ante los asuntos de los demás, parece ser que nunca se entero de la declaración que Serena me hizo, de ser así, se que aun con lo que respetaba mi privacidad me hubiera dicho algo, al menos me habría regañado por las duras palabras que había utilizado con su amiga, y me hubiera obligado a pedirle disculpas, pero todo este tiempo ella no había hecho ni un solo comentario al respecto, así que imagine que Serena no le había contado nada, la razón, la desconocía y sinceramente tampoco quería saberla.
Quince minutos y dos tazas de café después, el timbre sonó por fin, Serena había llegado, Amy salió entusiasmada a recibir a su amiga, ella obviamente era la más feliz de los dos, pues su amiga se quedaría en casa y le haría compañía, yo se lo mucho que la quería, desde que se conocieron en la preparatoria se habían hecho casi hermanas y nunca habían dejado de ser amigas en ningún momento, Amy la adoraba. Y aunque yo nunca entendería como había congeniado mi hermana con alguien como Serena, tan diferente a ella, nunca le dije nada, era su vida y ella tenía derecho a escoger a sus amistades sin importar lo que yo pensara.
Cuando Amy abrió la puerta no pude evitar sorprenderme un poco, la chica que entro por la puerta era alguien totalmente diferente a la chica de hace tres años, las coletas no estaban, su cabello caía suelto y estaba un poco más corto que antaño, se notaba que ahora estaba más desarrollada, su figura ya no era la de una niña, aunque no eran demasiadas había adquirido curvas por todos lados, llevaba un leve maquillaje y los labios en tono rosa, pero lo que más me llamo la atención fue sus ojos, aunque se llenaron de verdadera alegría cuando vio a mi hermana, después del efusivo abrazo no pude leer nada mas, ninguna otra emoción, ya no eran tan transparentes como antes, no podía ver en ellos lo que pasaba por su cabeza, no podía ver nada. Y no entendía porque eso me hacía sentir frustrado.
Cuando termino de saludar a mi hermana me miro sin ninguna expresión predominante, es como si le diera igual mi presencia, aun así me saludo cortésmente y con amabilidad, yo me sentí un poco extraño ante eso, pero le respondí el saludo de igual manera.
—¿Quieres tomar algo? ¿Café o té?— ofreció mi hermana, ella negó
—No gracias Amy, tome algo antes de venir, estuve despierta desde muy temprano terminando de empacar todo, y como me quedaba algo de tiempo desayune en el camino— su voz también se escuchaba diferente, ya no era tan chillona, aunque seguía siendo una voz algo aguda, era bastante suave
—Bueno entonces vamos a tu nueva habitación, para que te instales, Darién llevara tu equipaje— dijo mi hermana, yo asentí y tome su equipaje, luego las seguí escaleras arriba
—¡Vaya Amy! No sabía que habían hecho remodelaciones, hace mucho que no venía a tu casa— dijo Serena mirando alrededor, según me había contado mi hermana, hacía mucho tiempo que Serena y sus amigas no venían a visitarla como antes, pues cuando terminaron la preparatoria todas entraron en universidades diferentes con horarios distintos, así que pocas veces se juntaban para charlar y cuando lo hacían preferían algún café
—Sí, cambiamos algunas cosas, además tienes que ver el hermoso piano de cola blanco que compro Darién hace un par de meses, te encantara tocarlo— yo fruncí el ceño
—Agradecería que no tocaras el piano, lo compre hace poco y me costó una fortuna, yo aun no me animo a tocarlo mucho pues estoy aprendiendo a usarlo y temo estropearlo, así que espero que no te le acerques mucho— no tenía pensado decir algo así, pero ya lo había hecho, ese era mi mayor defecto y virtud, ser demasiado sincero, siempre decía lo que pensaba sin dudarlo, pero es que ese piano me encantaba, y no quería que alguien tan torpe como Serena lo echara a perder
—Darién, Serena es…—
—No importa Amy— la interrumpió Serena, luego guío sus ojos hacia los míos —no te preocupes, no me acercare a tu piano, puedes estar tranquilo de que no lo voy a estropear— de nuevo sus ojos no reflejaban ninguna expresión ni sentimiento, mi hermana por el contrario frunció su ceño y me miro furiosa, Amy pocas veces se molestaba, al parecer de verdad me estaba portando como un cretino pues mi hermana de verdad estaba disgustada, sería mejor que cerrara mi boca y no hablara mas por todo el día
Entre en la que sería su nueva habitación, era la que quedaba al lado de la de mi hermana y frente a la mía, y para no seguir diciendo algo que molestara a Amy, deje el equipaje en la habitación y dando un corto saludo me despedí dejándolas solas. La primera parte del día se la habían pasado en la nueva habitación de Serena acomodando sus cosas, después del almuerzo habían salido al departamento de Serena a buscar algo importante que había olvidado. No me extrañaba que olvidara algo, era una cabeza hueca.
En la noche nos sentamos a cenar los tres, para mi sorpresa Serena en realidad hasta el momento estaba portándose bastante tranquila, no había escuchado un solo grito en todo el día, y aunque mi hermana había dicho que así seria yo realmente seguía dudando que durara mucho la tranquilidad.
—Te quedo muy rica la cena hermana— dije después de servirme el segundo plato, Amy sonrió
—Yo solo prepare la ensalada Darién, quien cocino fue Serena, insistió en que debía ayudar en algo pues la estábamos dejando quedar gratis— yo me sorprendí, hasta donde yo tenía entendido, a ella se le quemaba hasta el agua, aun así disimule un poco la sorpresa
—No es necesario que hagas nada para agradecer Serena, la casa es muy grande, no había problema en que te quedaras— dije omitiendo la condición que le había puesto a mi hermana sobre su comportamiento, ella me miro de nuevo sin expresión
—No es ninguna molestia para mí, además no voy a quedarme de brazos cruzados, ayudare en todo lo que pueda—
—Si eso te hace sentir mejor— ella asintió a mi comentario, se sentía bastante extraño no ver nada en sus ojos, cuando hablaba, especialmente conmigo su mirada no reflejaba nada, todo era muy distinto a lo que yo recordaba, en el pasado cuando su mirada se dirigía a mi siempre había una expresión de cariño en ella, incluso de admiración, pero ahora no había absolutamente nada
—Luego tienes que pasarme la receta, me encanto el platillo— dijo mi hermana luego de tragar lo que tenía en la boca—¿Quién te la enseño, Ikuko?—
—No, Seiya— dijo tranquila, mi hermana ante la mención del nombre se puso algo nerviosa, pude darme cuenta que el tal Seiya era alguien importante, o mi hermana no reaccionaria así
—Disculpa, no sabía que…—
—Olvídalo Amy, no hay ningún problema— y sonrió, aunque su sonrisa era sincera no era igual que las de antes, definitivamente no era tan radiante, mi hermana parecía algo culpable, pero no sabía de qué, y al parecer todo tenía que ver con el nombre de Seiya y aunque me daba curiosidad saber quién era, no iba a preguntar nada
Mi hermana cambio el tema rápidamente y empezaron a hablar temas bastante triviales, por lo que pude escuchar, parece ser que Serena recién había regresado de Inglaterra, había estado dos meses en dicho país pero no dijeron el motivo y yo tampoco lo pregunte, solo comentaron que ella había mandado remodelar su departamento antes de marcharse y se suponía que debían entregárselo completamente listo hace dos días, pero habían surgido complicaciones y aun no habían terminado y no sabían cuánto tiempo más tardarían, pues aunque las habitaciones y el comedor estaban listos, faltaban el baño, la cocina y un estudio que ella había pedido realizar, ella había pensado pasar una temporada en casa de sus padres, pero como el semestre ya había comenzado y la casa quedaba al otro lado de la ciudad mi hermana le había ofrecido quedarse con nosotros, pues estábamos a diez minutos de su universidad y así no tendría que volver tarde hasta tan lejos. De nuevo se me hizo bastante raro que alguien como ella mandara a hacer un estudio, pues hasta donde yo sabía odiaba estudiar. Y eso me llevaba a pensar en que tampoco sabía qué carrera universitaria estaba realizando Serena, en ningún momento habían mencionado algo sobre eso.
Los días pasaron increíblemente tranquilos, Serena llevaba una semana viviendo con nosotros y ni un solo escándalo se había armado ni nada por el estilo, es más, ni siquiera se notaba su presencia, solo la veía en el desayuno, en ocasiones en el almuerzo y por las noches en la cena, el resto del tiempo cuando no estaba en la universidad, se encerraba en su cuarto y se quedaba despierta hasta bastante tarde, pues yo acostumbraba estudiar hasta altas horas de la noche y cuando tenía algo de sed bajaba a la cocina a buscar algo de tomar, y en el camino podía ver la luz de la habitación de Serena reflejándose bajo la puerta, indicándome que aun estaba despierta.
Hoy mi hermana me había informado en la mañana que Serena y ella estarían con una amiga de ambas y compañera de Serena en la universidad, tenían algo importante que hacer y Amy les ayudaría en algunas cosas, así que había decidido buscar a Andrew para tomar algo o para ir a algún lado, pues imaginaba que eso era lo que le faltaba a Serena para empezar a gritar y a hacer escándalo, sus amigas.
Pero para mi desgracia Andrew no estaba en el Crown y aunque había intentado distraerme tomando algo en el café, me había aburrido totalmente, así que no tendría más remedio que regresar a la casa, me encerraría en mi habitación hasta que la amiga de Amy y Serena se marchara y rezaría porque no hicieran mucho ruido desagradable. Cuando entre en la casa había un silencio total, no se escuchaba absolutamente nada, así que me dirigí al cuarto donde tenía el piano, tal vez ellas estaban arriba en la habitación de alguna, y aprovecharía para practicar un poco con el instrumento que tanto me encantaba.
Pero cuando estuve cerca escuche voces, pude reconocer la voz de Amy y la de Serena, la otra debía ser la amiga de ambas, me molesto terriblemente que estuviera en el cuarto del piano, y esperaba que no estuvieran tocándolo, me sentía realmente quisquilloso con ese instrumento, siempre había querido aprender y temía que alguien que no supiera hacerlo lo estropeara, yo mismo temía romperlo, así que decidido me encamine dispuesto a echarlas del lugar.
La puerta del cuarto estaba medio abierta, mi hermana y una rubia muy parecida a Serena a simple vista, estaban sentadas en el suelo mientras miraban con bastante atención e interés unas hojas de block, avanzando un poco mas pude ver que Serena estaba sentada en banquito del piano y escribía algo en otra hoja apoyándose en el gran instrumento, de nuevo me llene de ira. ¿Estaban usando el piano como mesa de estudio? ¡¿Por qué Amy permitió que lo hicieran? Estaba a punto de abrir la puerta de un golpe pero la rubia empezó a hablar y sin saber porque me quede escuchando.
—¡Esta hermosa!— exclamo emocionada —Escribiste algo tan hermoso solo con lo que te conté, te felicito Serena, me gusto muchísimo, gracias por escribir como me siento— Serena sonrió
—En verdad que está muy hermosa, tienes muchísimo talento para componer— felicito mi hermana
—Gracias, la verdad es que últimamente me he quedado hasta tarde componiendo, pero ayer cuando me hablaste de cómo me te sentías Mina no pude evitarlo y anoche empezó a rondar una idea en mi cabeza, así que sin dudarlo la pase al papel y la corregí como cuatro veces, hasta que quede conforme— le explico a la rubia que ahora sabia que se llamaba Mina, aun así no entendía bien lo que estaba pasando. ¿Serena componía?
—¡¿Todo eso en una noche?— Exclamo de nuevo la rubia —¡Pero si hasta hiciste la música!—
—Creo que he estado inspirada últimamente, como les dije antes, escribí varias canciones—
—Me encantaría escucharla Serena— dijo mi hermana
—¿Quieres cantarla Mina?— la otra rubia negó
—Definitivamente debes hacerlo tú, aunque la hayas escrito basada en mi situación, esa canción es tuya, solo tú puedes hacerlo— Serena hizo una mueca de disgusto
—Imagine que dirías algo así, pero sabes que mi voz nunca se comparara con la tuya, se escuchara mucho mejor si tú la cantas Mina—
—Tonterías, tu voz es preciosa, pero si quieres puedo ayudarte en los coros—
—Mina tiene razón Serena, ¿Por qué no la cantas?— pidió mi hermana, ella suspiro
—Bien, pero que sea rápido, no quiero que vuelva tu hermano y nos vea usando su piano, él dejo bien claro que no quería que yo lo tocara y definitivamente no me siento bien haciéndolo sin su permiso, yo prometí no hacerlo—
—Pero yo te obligue— dijo mi hermana —además mi hermano se porto muy descortés contigo pidiendo semejante tontería, ¿Cómo vas a estropear el piano si eres la mejor tocándolo? Mas fácil podría romperlo él, no tu, cuando se entere que tu estudias música y tocas un montón de instrumentos maravillosamente se va a avergonzar por haberte insinuado que le romperías el piano— y tenía toda la razón, en este preciso momento me estaba sintiendo como un imbécil, ¡Estudiaba música!
—No importa, es su piano, puede decidir tranquilamente quien lo toca y quien no—
—Yo creo que si te escuchara tocando nunca más te pediría que te alejaras del piano, yo adoro escucharte tocar— dijo ahora la rubia amiga de ambas —y deja de dar vueltas al asunto, dame una copia de la partitura y empieza de una vez— Serena sonrió y suspirando tomo una de las hojas en las que estaba escribiendo anteriormente y que tenía sobre el piano y se la entrego a su amiga, la rubia se paro junto al piano mirando a su amiga, mi hermana se quedo en el suelo mirando también a Serena, yo también le preste toda mi atención, quería ver si era cierto lo que estaban diciendo, segundos después ella empezó a tocar
Una melodía suave empezó a sonar por todo la habitación y llego hasta mis oídos, luego una increíble voz angelical se escucho acompañando al piano, yo no podía creer que fuera Serena la que estuviera cantando, definitivamente su voz era excepcional.
Recuerdas cuando no nos necesitábamos tanto
Cuando éramos los mejores amigos
Casi como hermanos
No entendíamos lo que era estar solos
Esos días se han ido, ahora te necesito tanto
Las noches son largas y necesito tenerte
No sé qué decir
Nunca quise sentirme así
No quiero estar
Sola esta noche
Que puedo hacer, para hacerte mío
Caí tan rápido y tan fácil esta vez
Que fue lo que dije o que hiciste tú
Como pude enamorarme de ti
Oigo tu voz y comienzo a temblar
Traes los recuerdos de lo vivido
No puedo pretender, que no siento nada por ti
No quiero estar
Sola esta noche
Que puedo hacer, para hacerte mío
Caí tan rápido y tan fácil esta vez
Que fue lo que dije o que hiciste tú
Como pude enamorarme de ti
Quiero decir que esto está bien
Y tiene que ser esta noche
Necesito que sepas
Que no quiero vivir esta vida
No quiero decirte adiós
Contigo quiero pasar, el resto de mi vida
Antes de terminar la canción me retire, no quería que me descubrieran y dejaran de cantar, además no quería quedar como el imbécil que era frente a la amiga de mi hermana y de Serena, yo me había atrevido a pedirle a Serena que no se acercara al piano y ella tocaba como toda una profesional, yo recién y estaba aprendiendo a tocar unas cuantas melodías simples ¡y ella componía canciones! Definitivamente Serena me estaba cerrando la boca completamente durante los últimos días, todas las ideas que yo tenía sobre ella estaban erradas, todas, mi hermana tenía toda la razón, ella había cambiado, había madurado mucho, yo era quien se estaba quedando en el pasado y pensando que después de estos años, ella seguiría portándose como una chiquilla de dieciocho años, y aunque aun era muy joven, a sus veintiún años se notaba un cambio tremendo en Serena.
No sabía que pensar de esta nueva Serena, era totalmente diferente a la que yo conocía, pero lo que si estaba claro es que no podría basarme nunca más en el pasado para juzgarla, pues al parecer había dado un giro de ciento ochenta grados en su vida y ahora era una mujer nueva, lo que ahora me preguntaba era, ¿Qué más sorpresas tendría la nueva Serena? ¿Qué otras cosas podría hacer que yo desconocía y dudaba que pudiera? ¿Cuántas veces más tendría que morderme la lengua ante acusaciones incorrectas? Sospechaba, que serian muchas. Así que aun sintiéndome un tonto me fui a mi habitación y no salí hasta la cena, para este momento la tal Mina ya se había marchado, mi hermana y Serena habían preparado un platillo exquisito y como siempre hablaban de trivialidades, me había dado cuenta de que no hablaban de Serena, solo hablaba de Amy y su carrera o de alguna tontería de la casa, pero nunca mencionaban algún tema que tuviera que ver con la vida Serena y sospechaba que es porque no querían que yo escuchara.
