En un reconocido Hotel de la ciudad de New York tres chicos disfrutaban de una excelente "fiesta" en el lobby. Dos de ellos eran muy bien parecidos: altos, de largos cabellos azules y de ojos del mismo tono; mientras el otro joven poseía una larga y extensa cabellera Rojiza y ojos como los rubís mismos. Al parecer celebraban algo los de cabellos azules puesto que eran quienes se veían más felices con su acompañante. Debido al escándalo que estaban armando en el Lobby el gerente de aquel hotel les llamo la atención.
-Disculpen Jóvenes pero sería mejor que siguieran su fiesta en la Habitación; están perturbando la tranquilidad de las demás personas-Dijo el Gerente del lugar.
-Claro; siempre y cuando nos proporcione algo más-Dijo Saga el mayor de los peliazules.
-Está bien, el Hotel les proporcionara una botella de Champagne-dijo el Gerente.
- ¿Solo una? – Exclamo un sarcástico Kanon. – Dos y trato hecho.
Los tres jóvenes subieron, para dirigirse a la habitación que les proporciono el Hotel. Tiempo después el pelirrojo salió corriendo de la Habitación, tocando todas las puertas del corredor.
- ¡Auxilio! – gritó un pelirrojo al cual le salía sangre del labio; por todo el pasillo a la vez que tocaba cada puerta de este.
Siguió corriendo por todo el pasillo hasta que se topo con el gerente; miro hacia el corredor y vio a los gemelos regresar a la Habitación.
- Acompáñame, te llevare donde no te puedan hacer daño- dijo el gerente abrazando al pelirrojo.
Después de bajar varios pisos y atravesar la cocina; el gerente llevo al pelirrojo a su oficina; donde abrió una caja fuerte de la cual saco un fajo de Billetes.
- Tuviste suerte chico; si no hubiera estado allí quien sabe lo que te abrían hecho.-dijo el gerente a la vez que sacaba unos papeles.
- Gracias; tuve suerte de que estuviera por allí.- dijo el Pelirrojo preguntándose para que eran los papeles.
-Sabes, ¿Creo que deberías de aceptar esto?- dijo el gerente mientras le entregaba un fajo de billetes.
- Pero, ¿Para qué querría yo eso? – Dijo un confundido pelirrojo.
- Con lo que esos chicos pudieron haberte hecho; además de por el escándalo en los pasillos; este Hotel debe de mantener su respeto. Así que si fueras tan amable de firmas este documente en el cual no nos demandarías y aceptar este dinero como pago por no hacerlo; sería bueno para todos.- dijo el gerente.
- Entonces, ¿solo debo firmar aquí?-dijo el pelirrojo señalando el lugar de la firma.
- Si, y así estaré seguro de que no nos demandaras- dijo un feliz gerente.
- Pero ya le he dicho yo que no los demandare- dijo un impaciente pelirrojo.
- Eso lo sé, pero mañana o pasado tal vez quisiera hacerlo.-dijo el gerente.
-Lo siento; pero debo irme.-dijo el pelirrojo dispuesto a salir.
- Joven son Diez mil dólares-dijo el gerente; haciendo que el chico se detuviera y regresase donde el dinero.
Cuando el chico coloco su mano junto al dinero este lo tiro al suelo y el Gerente se agacho a recogerlo. Aprovechando el pelirrojo para golpearlo con la pierna y dejarlo semiinconsciente. Acto seguido se coloco un auricular y llamo a sus colegas.
- Estoy dentro- dijo feliz el pelirrojo.
- Estamos en posición- le respondió uno de sus colegas al cual observaba por la cámara de seguridad.
- El código de la entrada es 47591894863- dijo un feliz pelirrojo.
Pocos segundos después sus colegas entraron, nuevamente eran los gemelos y un tercer acompañante, algo mayor que ellos de cabellos café oscuros y ojos verdes.
- Vaya; eres increíble Camus; me sorprende que a pesar de ser tan guapo y el más pequeño, seas tan inteligente- dijo un burlón Kanon al pelirrojo joven.
- Cierra la boca imbécil; que por cierto aun no te has librado por golpearme – dijo Camus limpiando la sangre que aun yacía en su labio.
- Niños, ya basta no estamos para sus discusiones tontas; además el golpe se tenía que ver bastante real ¿No crees?-dijo Saga.
- Pero pudieron usar alguna otra cosa; se ve que dos cabezas nunca pensaran mejor que una- dijo un furioso Camus que estaba a punto de golpear a los gemelos si llegaban a decirle cualquier otra tontería.
- Camus, mejor ya olvídalos- dijo Dohko posando su mano sobre el hombro de Camus- no vale la pena que gastes tus golpes con ese par de idiotas.
- Tienes razón Dohko; bueno ahora tenemos trabajo que hacer- dijo Camus un poco más relajado pero más Serio.
- Vale; ahora Dohko has lo tuyo-dijo Kanon mientras revisaba cual era la pared más débil.- ¡Bingo!
Dohko sacó de la pequeña bolsa que llevaba unos explosivos, los cuales usaron para romper la pared la cual; tenía unas escaleras que al parecer conducían al destino de nuestros chicos. Los cuatro bajaron las escaleras primero Camus luego los gemelos y al final Dohko. Una vez que bajaron pensaron que su misión sería imposible puesto que enfrente de ellos se encontraba una gran caja fuerte; que más bien era la puerta de una bóveda.
- Creo que esto será imposible – Dijo un desanimado Kanon.
- Kanon; ¿Para qué crees que viene Camus con nosotros?- pregunto Saga.
- Hum, pues ¿Para hacerla de carnada?- dijo un confundido Kanon, el cual solo sintió un fuerte golpe en la cabeza.
- ¡Idiota!, yo no vengo a solaparles sus estupideces; ahora cállense que este bebé y yo tenemos una cita - dijo colocando su oído junto a la puerta de la bóveda, recorriéndola de arriba hacia abajo.
- Ja, se te hará imposible abrir esa puerta – dijo Saga.
- Así, pues mira eso- dijo Dohko señalando a Camus que ya había logrado abrir la puerta delante de ellos.
- ¿Qué decías? –dijo Camus riéndose al ver la expresión en el rostro de Saga.
Los cuatro entraron en la Bóveda para continuar con su misión.
- Bueno, y ¿que supone que buscamos?- dijo Kanon
- Buscamos una valiosa y vieja pieza de arte- dijo Saga
- Pero, ¿Cómo saber cuál es?- dijo un desconcertado Camus.
- Pues buscamos el Partenón – Dijo Dohko contestando a las preguntas.
- Pero eso es demasiado grande ¿Cómo diablos lo sacaremos?- dijo Kanon.
- Eso es lo de menos; se me ha especificado que pieza sacar.-dijo Dohko.
Todos buscaron la pieza, que Dohko les dijo buscar, pero para su desgracia quien primero la encontró fue Dohko; quien acto seguido escapo dejando atrás a los otros tres. Y peor cerró la puerta de la bóveda y esta activo la alarma con la cual empieza "la hora gris".
- Y ahora ¿qué demonios haremos?- Dijo un enfadado Saga.
- Lo que debemos hacer es prepararnos – Dijo Kanon entregando un arma a Saga.
- ¿Acaso estás loco Kanon?- dijo Camus rechazando el arma que este le entrego.
-No, Por supuesto que no lo estoy, aunque trates de abrir esa puerta, si llegas a fallar solamente activaras la alarma que conecta con la policía y estaremos perdidos – Dijo Kanon sujetando a Camus del brazo entregándole nuevamente el arma.
