- Por favor…-

- No.-

- ¡Será divertido!-

- He dicho que no.-

- Ganarás dinero y tendrás chicas. ¿Qué más puedes pedir?- El guitarrista se removió incómodo en el sillón. - ¿Por qué me quiere a mí? Pudo pedírselo a cualquier otro músico.-

- Ya se lo pedí a Ruki, aceptó. Faltas tú.-

- ¿Por qué querría ser juez en el American Idol japonés?-

- No es un American Idol, es más bien "The Voice". Pero sin la tontería de las sillas. Y para jóvenes talentos.-

- Wow, eso hace de la propuesta algo mil veces más atractivo.-

- Entonces, ¿aceptas?-

- ¿Necesitas un detector de sarcasmo?-

- Si no hubiese ninguna forma de convencerte, no seguirías aquí. Todos tienen un precio, ¿cuál es el tuyo?-

- … Lo pensaré.-

- Eso es suficiente para mí.- Dijo el empresario satisfecho mientras observaba la marcha de Aoi.

*Meses más tarde*

- Es la última fase del concurso, y sólo quedan tres participantes, ¿Quién será el ganador? ¡Los jueces lo revelarán en este momento!-

- Rina- Llama la voz de Ruki. La chica se pone de pie. – Tu voz es angelical, y tu expresión corporal ha mejorado mucho. Lamentablemente, pensamos que no es suficiente, y aun tienes cosas que aprender. No te desanimes.- La joven se queda junto a los dos participantes restantes con un gesto de incomodidad.

- Kaoru- Llama Tomomi – Eres el único bajista que ha logrado llegar a esta fase. Tu técnica es magistral, es increíble, una maravilla. Te felicito.- Kaoru sonríe y hace una reverencia tímidamente.

- Hitomi.- exclama Aoi con un gesto cansado. – Tu técnica vocal es avanzada, no es sorpresa que hayas llegado tan lejos. Eres la ganadora del concurso. Te felicito.- El público aplaude mientras Hitomi envuelve a Kaoru en sus brazos con emoción.

Ruki se acerca a Aoi.

- ¿Qué clase de anuncio es ese? Digo, pensé que por ser la última emisión serías un poco más… Emotivo.-

- No es para tanto.-

- ¿Qué pasa Aoi? Hace tiempo te noto tan extraño…-

- No es nada enano, déjame en paz.- Aoi vio un destello de dolor en la mirada de Ruki. – N-No pasa nada, de verdad. Sólo me molesta un poco que las categorías de guitarra y batería hayan sido desechadas por un supuesto puntaje bajo, cuando la compañía sólo buscaba caras bonitas para hacer publicidad y no se fijaba en lo perfectamente capacitados que estaban los participantes.-

- Lo sé… Pero bueno. Sólo queda hacer las grabaciones. ¿Quieres ir a cenar?-

- Hm, en realidad quiero ir a casa, estoy cansado.-

- Ok… Te llamo luego, entonces.-

- Ok enano. Cuídate.-

Aoi se retiró del recinto. Mientras caminaba hacia el estacionamiento, algo captó su atención. Aquella presencia, aquél aroma. Esa persona que había visto meses atrás con uniforme de instituto en una estación del tren. Aquel ser que no salía de su mente y le tenía severamente trastornado. Debía irse, ignorarle, no volver a verle jamás. Pero no podía. Su vista no se apartaba de los labios rojos, ojos negros, piel de porcelana y castaña cabellera del chico que sostenía un ramo de flores esperando en la entrada del edificio.

- Por la banda de Reita, debo controlarme.- Se dijo a sí mismo dando un último vistazo al chico por encima del hombro antes de abrir la puerta que llevaba al estacionamiento.

- ¿Qué pasa, Yuu? Ya nada parece gustarte…- Dijo Alice en una mezcla extraña de japonés con marcado acento francés. Aoi hizo un gesto apartando a la chica con su pierna antes de incorporarse.

- Pensé que esto me haría sentir mejor, pero no es así.- Alice le abrazó por detrás comenzando a acariciar su pecho.

- Podemos hablar, si quieres.- ¿Cómo podía Aoi, dios de la belleza, amante de todas las mujeres del mundo (y especialmente de sus pechos) estar experimentando falta de deseo sexual? ¿Cómo era posible que la estimulación de Alice, la más ardiente de sus amantes, no provocara ninguna respuesta en él? Y… ¿si era por ese chico? "¡Pero es un menor de edad, aún va en el instituto! Calma… Ok, hay que resolver esto rápido, no puede prolongarse. Tenemos un deseo desviado. Es el problema, hay que aceptarlo. Ahora, ¿Cómo lidiar con él?"

- No… yo… ¿Vamos a un bar?-

- Ah… Iré a casa. Tengo que trabajar mañana.-

- Está bien. ¿Necesitas dinero para el taxi?-

- No, vine en auto. Realmente estás distraído. Llámame.-

- Lo… Haré.-

Aoi levantó sus ropas del suelo y se vistió. Se dirigió a uno de los clubs nocturnos de su preferencia y dejó que el licor nublara su consciencia.

- ¡Yuu! No te veía hace mucho, querido…-

- Rodrigo…- El hombre de largo cabello azabache se apoyó en la barra junto a Aoi, que tomó un último shot de licor. "Hey, ése niño puede ser menor de edad. Pero Rodrigo no lo es. Si puedo cerrar los ojos e imaginar…" - Parece que esta noche vas a tener suerte.-

- …¿¡Quieres decir que…!?-

- Cállate y llévame contigo antes de que cambie de opinión.-

- Ah… claro. Eh… ¿Tu auto, o el mío?- Aoi hizo una mueca.

- No traje mi auto.-

- Bien, el mío. Eh… ¿Tu casa, o la mía?-

- La tuya. Y no preguntes más, ¡maldita sea!-

Aoi intentó pensar en la razón de su desviación, pero tuvo que desistir, su propia mente le decía que era algo demasiado sucio. Después de 10 minutos que sólo parecieron proporcionar placer a Rodrigo, Aoi recogió sus ropas con un amargo sentimiento de frustración. ¿Cómo pude…?