Este relato esta basado en la novela de JK Rowling, Harry Potter. Desde ahí he partido para integrar a un par de personajes propios y crear esta historia con intención de alimentar mi imaginación y volverme parte (aunque fuese ambigua) de este fascinante mundo. Tengo sabido que no debo ser la primera que ya haya escrito una historia maso o menos de este contexto, así que si llega a existir alguna coincidencia pido de antemano disculpas.
Desde ya, gracias por leer ,
La Ninia Nyna
LA ALIADA
1
Una verano en Privet Drive…
Era uno de esos días de verano que uno recuerda de la infancia con alegría: el Sol y el cielo azul iluminaban las plazas y patios del barrio, el fresco viento del Sur permitía un tiempo perfecto en donde no hacia ni frío ni calor. Los chicos salían corriendo de sus casas para aprovechar cada minuto de aquel Sol; reían, jugaban a la pelota, a las escondidas, a cualquier cosa, dejando flotar en el aire un sentimiento de inocencia y alegría que llegaba a cada rincón del vecindario. Pero en el pequeño cuarto del primer piso del numero 4 de Privet Drive, la luz no entraba, el aire de alegría se perdía dentro de la atmósfera depresiva de la habitación, y las risas se confundían con los gritos de auxilio dentro de la cabeza de Harry Potter.
Debieron de haber pasado días desde que se había despedido de todos sus amigos en la estación de King's Cross, pero para Harry el tiempo se había detenido en el mismo momento en el que vio a su padrino atravesar el velo negro en aquel arco, quitándole así a su única familia en este mundo. Con Sirius se habían ido los tontos sueños de tener una verdadera familia y alejarse definitivamente de los Dursley, quienes a pesar de haberlo aceptado en su casa, y de esa manera haberle impedido a Lord Voldemort matarlo cumpliendo el lazo de sangre entre su tía y su madre, le habían hecho la vida un infierno. Había que decir que luego de que la Orden del Fénix en persona había amenazado a Tío Vernon de que si maltrataban a Harry de alguna forma se iba arrepentir, las cosas se le habían hecho menos pesadas a Harry y su miedo a otro verano en Privet Drive se fue diluyendo, para dar lugar al resentimiento, tristeza, agobio, y miles de otros sentimientos que experimentaba a cada minuto mientras recordaba los últimos sucesos que habían marcado su vida en un antes y un después.
Por las noches se encontraba nuevamente en la Cámara de la Muerte, pero esta vez en ella se encontraban nada más él, Bellatrix y Sirius. Veía caer lentamente a Sirius a través del velo, con la cara pálida de miedo, y escuchaba la horrenda y eterna carcajada de Bellatrix mientras lo observaba caer, e inútilmente corría tratando de sostener a su padrino para evitar aquel horrible final, pero su pesadilla siempre terminaba igual: la silueta de Sirius se desvanecía por el otro lado del velo, justo a unos segundos antes que Harry lo alcanzara.
De día trataba de no pensar en Sirius, pero su mente volvía a recordar su inevitable destino, la profecía que marcó un antes y un después en su vida. Se sentía totalmente atormentado por todo lo que cargaba sobre sus hombros: la muerte de Sirius; la responsabilidad de vencer al mago tenebroso que había matado a sus padres y a tantos otro, o perecer en el proceso; el tener que enfrentar a sus amigos y a todos los demás... Ya era demasiado con la muerte de Cedric que ahora también tenía que agregar tantos otros tormentos.
Deseaba con toda el alma no ser él, querría escapar de su cuerpo, encontrar paz, olvidar... deseaba más que nada en el mundo morir...
Hermione y Ron debieron de haber entendido que Harry necesitaba un tiempo solo, sin cuestionamientos y demás, así que se limitaron a escribirles acerca de sus vacaciones, aparte no podía escribirle acerca de ninguna novedad de la Orden por temor a que la carta fuera interceptada. Sus cartas eran frías... o por lo menos eso sentía él, que nadie lo comprendía.
Tío Vernon, Tía Petunia y Dudley no les importaba en lo más mínimo es auto-enclaustramiento de Harry, en lo más mínimo; es más se alegraban tanto, porque era casi como sí es estuviera en Hogwarts, y no se tenían que preocuparse por si comía o no. Solo se limitaban a dejar una charola de comida por lo menos una vez al día, que era algo más insignificante que cuidar de un perro.
Día a día, las risas provenientes de la calle atormentaban a Harry: la alegría ajena le era repulsiva, enfermiza. Odiaba tanto oír las risitas de los niños jugando, como odiaba el mismo hecho de estar vivo. Querría que el mundo sufriera tan como él estaba sufriendo; querría que alguien sintiera lo que él sentía, que pudiera sacarse el dolor de su pecho; querría poder... hallar paz... aunque sea en algún sentido... porque no sentía una verdadera razón por la cual vivir.
La profecía había marcado su destino, pero él no sentía eso como una verdadera razón por la cual valía vivir, sino como más una obligación. Él anhelaba tanto encontrar significado por el cual salvar al mundo, porque que más importaba sí él estaba completamente solo en él? Ya no tenía familia alguna y sus amigos...no querría ni pensar en que sucedería con ellos...ya había estado muy cerca de perderlos en una ocasión...Todos, todos ellos estaban en peligro inminente.
Sentía tantas cosas, pensaba tantas cosas... no podía más. En esa habitación sentía como se iba muriendo cada vez más y más... querría salir de ahí, pero al mismo tiempo no. Querría permanecer en ella para siempre y así nunca tener que enfrentar la realidad...
—Uhhh, ¡qué olor que hay aquí!-Tía Petunia acababa de entrar en la habitación que no visitaba desde hacía más de tres días.-¡Sal ya de aquí!¿Qué quieres? ¿Matarnos con los gérmenes de tu habitación?-Pero Harry no dio acotación alguna, seguía postrado en la cama, vestido con la misma ropa con la que había vuelto de Hogwarts, mirando hacia el techo.-¿No me has oído? ¡Levántate!-Y lo agarró de la oreja.-Ahora vete a bañar y luego sale un poco al patio. ¡Esto ya es el colmo! Si quieres vivir en un establo pues espera a que comience el año escolar, ¡pero en mi casa no vas a andar encerrado en una habitación criando gérmenes y hecho una mugre!
Con pasos torpes Harry se dirigió al baño para darse una muy merecedora ducha. Al terminar notó el vacío de su estómago, que aprovechando el despertar mental de Harry empezó a hacer constante ruidos y punzadas. Se dirigió a la cocina que parecía tan brillante como siempre, y comió unos pedazos de pan de la mesa y un poco de leche que rápidamente terminaron por llenarlo. Mientras tanto escuchaba los crujidos de la madera debajo del cuarto de su cuarto y la aspiradora encendiéndose: Tía Petunia debía de estar limpiando cada centímetro del mismo. Al presentir que sí volvía a su cuarto seguramente esta vez haría algo mucho peor que tirarle de la oreja, se dirigió al patio tal y como le había dicho su tía.
Eran alrededor de las seis de la tarde, así que ya no había casi nadie jugando en los jardines del barrio; el Sol se empezaba a posar en el horizonte y la atmósfera nocturna se mezclaba con la del día creando un aire denso y relajante. Las luces de las casas empezaban a encenderse, y notó que la casa justo enfrente a la de los Dursley que había estado deshabitada hacia meses, tenía las luces del primer piso encendidas. "Se deben de haber mudado hace poco... creo que...ni oí cuando lo hicieron...", pensó mientras cruzaba la calle para observar de más cerca aquella casa con aspecto lúgubre.
A pesar de tener luces en su interior, por fuera seguía pareciendo deshabitada. Las cajas estaban apiladas en el hall de la casa, sin mucha importancia, y también en la sala, que se veían a través de la ventana tapando cada centímetro de la misma. El pasto estaba muy crecido, casi no dejaba distinguir nada en él, excepto una reposera en la que se encontraba una muchacha rubia de tez muy blanca y ojos marrones.
—¿Simplemente no te encanta cuando por fin todos esos chiquillos malcriados se van a sus casas?-Le dijo la chica.
—Ciertamente, si.-Le dijo Harry.-¿Hace mucho que se mudaron?
—Hace sólo dos días...en los que he tenido que soportar...bueh ya debes de saber a lo que me refiero, no?-Le preguntó con mucha naturalidad.
—Ciertamente, si.
—No sos una persona de muchas palabras, esta bien, que lástima que yo si. Y ya que no conozco a nadie aquí, o mejor dicho, nadie ni siquiera se ha molestado en percatarse de que estamos aquí, voy a desahogarme con vos-Y una sonrisa simpática se dibujó en su rostro-. ¿Vives cerca?
—Si, enfrente.-Le digo Harry tímidamente, la chica era muy linda y él se sentía un completo idiota desde el momento en que pensó en repetir la misma contestación-. Tienes un acento raro, ¿de dónde eres?
—Callado, pero observador. Ciertamente, sí, no soy de Inglaterra. Soy de Argentina, de Buenos Aires. Mi madre consiguió una transferencia en su trabajo y tuvimos que mudarnos aquí, y vos sos la primer persona con la que hablo desde que llegamos; se ve que te discriminan mucho sí vienes de otro país en Little Whinging. Creen que sos un "gringo" que ha venido para invadir su barrio y sacarles su trabajo... que primitivos, y encima nos tratan de idiotas cuando nos hablan, ¿cómo sí no supiéramos el idioma del país al que nos mudamos?-Se interrumpió al ver que había hablado demasiado-. ¿Ves lo que te digo? No sé cuando callarme..., perdona, no te detengo más. Podes irte.
—Esta bien, no me molestaste. Y además todavía no puedo volver a...casa.-Dudó antes de llamar la casa de los Dursley "casa"-. No me importaría quedarme un poco más hablando contigo-el Sol ya empezaba a ocultarse en lo lejos, y la paz de la noche bañó la calle.
—Bueno,... gracias-Sonrisa tímida-. Bueno, contame algo de vos...¡Qué tontos! No nos hemos ni presentado. Mi nombre es Nyna Garcia, ¿y vos sos?-Se levantó de la reposeerá y empezó a caminar en dirección a Harry hasta llegar a los hermosos ojos verdes que se quedaron helados al ver el tono color miel de los de la chica.
—Mi nombre es Harry, Harry Potter-una ráfaga de viento hizo volar los cabellos de ambos, dejando al descubierto la cicatriz de Harry. Un sentimiento de incomodidad los invadió, ¿qué había pasado?
—Mucho gusto, Harry-Y Nyna le acercó una mano temblorosa, la cual Harry tomó-. Uhy, no... Lo había olvidado... necesito ayudar a mi madre con las cajas, ¿no se van a mover por si solas, sabes?-Mirada extraña-. Bueno, nos vemos, Harry.
—Nos vemos-pero la chica ya se había dado vuelta y entrado en la casa tan rápido como un rayo.
Harry se quedo deambulando un rato más, pensando en la extraña chica que acababa de conocer. Era la primer persona en Privet Drive que lo trataba con decencia, y además era muy linda y simpática... le hubiera gustado haber hablado un rato más con ella, pero ya era demasiado tarde y debía volver antes de que lo dejaran afuera y lo hicieran dormir en el garaje, como ya lo habían hecho en otras ocasiones.
Dentro de la casa de Nyna...
—Qué sucedió?-dijo una señora con voz sutil.
—No... pude-decía la joven rubia.
—¿Cómo que no pudiste?-dijo perdiendo toda sutileza.
—Lo intenté... pero no puedo engañarlo.
—Ahora te vas a echar atrás? Después de todo lo que hemos pasado?
—No, claro que no... pero es que...
—Qué que? Hay que hacerlo, es nuestra obligación-la mirada de la mujer se tornó sombría-. No te preocupes... eres una buena actriz, lo tienes en los genes...
—Lo sé… lo sé-y la chica subió las escaleras hacia su alcoba.
Para variar, al día siguiente Harry salió nuevamente antes del anochecer, para despejar un poco su mente luego de haberse quedado tumbado en la cama todo el día, y para ver si se volvía a cruzar con Nyna. A las 6 se encontraba sentado en la vereda de la casa de los Dursley, enfrentado a la de la chica, tratando de percibir cualquier movimiento. De no ser por el hecho de encontrarse con ella ni se hubiera levantado. Se quedó un largo rato allí observando a los chiquillos reír y jugar aprovechando los últimos rallos de sol, y algo dentro de él volvió a despertar... No podía concebir la felicidad sí todo era dolor y sufrimiento. Empezó a recordar, y recordar... ¿Cómo la gente podía estar tan cegada de la realidad? El estar ahí afuera era demasiado para él. Justo cuando estaba por irse vio a una señora salir de la casa y venir justo en dirección a él.
—Hola pequeño, tú debes de ser Harry, ¿verdad? -le dijo una mujer de unos 30 años de cabello corto y castaño, y de ojos claros.
—Si, lo soy. Y usted quién es?
—Me llamo Mara, soy la madre de Nyna. Ella está arreglando un par de cosas en la casa y no tuvo tiempo de salir, pero supuso que alrededor de esta hora estarías, así que me mandó a invitarte a merendar-dijo con un tono sutil y cálido.
—Ah... bueno, esta bien-Y la señora lo tomó de la mano con ternura y lo escoltó hasta la casa.
Cruzó el jardín, ya cortado, e ingresó en el pequeño umbral de la casa. Las cajas habían desaparecido, los muebles ya estaban bien ubicados y las luces prendidas. El aspecto lúgubre de la casa parecía haber desaparecido de la noche a la mañana.
—Hola Harry!-Le dijo Nyna saliendo de la cocina. Parecía un poco cansada pero igual de simpática -. Perdona que ayer me fui tan deprisa, pero como veras, hemos hecho grandes mejoras.
—Si, nada que ver. Se lucieron.
—Gracias. Bueno, merendemos -y se dirigió hacia la cocina en donde dos tazas de té y una bandeja con masitas los esperaba. (.)
—Madre, nos acompañas?
—No querida, voy a ver si puedo terminar con el primer piso-Y se marchó dejándolos solos.
El silencio invadió la cocina, Nyna no hablaba, parecía un poco tensa, perdida en sus pensamientos... así que Harry se decidió a hacerlo.
—De dónde me dijiste que eras?
—Eh, ah si...de Buenos Aires, Argentina-Dijo levantando la mirada de la taza de té.
—Debe de ser horrible tener que mudarte, y más si es a otro país...
—Si, ni me lo digas. Esto me esta costando tanto...
—Bueno, por lo menos me conociste, ahora ambos tenemos un amigo-. Nyna volvió a bajar la mirada hacia la taza y tomó un largo trago de té.
—Si, eso es verdad. Este... perdona si fui algo atrevida al invitarte a casa.
—No esta bien, mejor así, sino me iba a quedar deambulando por ahí.
—¿Estas loco? Nunca más vuelvas a hacer eso-Había reaccionado un poco fuerte, así que bajó el tono-Cualquier cosa sos bien venido en mi casa.
—Gracias... pero no me gustaría ser un estorbo. No es su culpa que mis tíos sean...
—¿Cómo son con vos?
—Son... exigentes-No era el momento para que le empezara a contar eso, quería terminar con el tema-. Hey, y a qué colegio iras?
—Todavía no lo sé... quién sabe, vos?
—Este... -Se había embarrado solo. ¿Qué le iba a decir? Bueh, que más daba.- Al Colegio San Bruto-Y bajo la cabeza.
—Y es un buen colegio?-Dijo con un tono de curiosidad.
—Si... muy bueno... Pero si piensas en ir a él me temo q es solo para varones-Menos mal, mira si averiguaba en el colegio... ¬¬u
—Uhy, que mala suerte, me hubiera gustado ir contigo al colegio, además, tenemos la misma edad, hubiéramos sido compañeros.
—Si... es una lastima-dijo un poco decepcionado.(Y.Y)
Siguieron hablando y riéndose, tenían tantas cosas en común. Hablaban de cualquier cosa con mucha naturalidad, como si se conocieras de toda la vida, hasta que se hicieron las 7 y media.
—Uhy, creo que debo irme... -Dijo el morocho tragando la ultima de las masitas de la bandeja con cierta verguenza.
—Creo que si, te van a matar en tu casa.
—Mañana nos vemos, antes, así no se nos hace tan tarde, quieres?
—De acuerdo, nos vemos mañana-Y Nyna lo acompaño hasta la puerta.
—Mañana a las... cuatro?
—Si, creo que ahora vamos a tener menos que arreglar... pero andate, que te van a matar!
—Si, si, ya me voy, no me retes-Sonrisita-. Chau.
—Chau-Y la chica se acerco y le dio un beso en la mejilla-. Oops, perdona-Le dijo al ver al morocho algo rojo-. En mi país es común despedirse y saludarse con un beso... a veces se me olvida de que acá no lo es.
—Esta bien. No hay problema-trago saliva.
—Bueno... chau.
—Chau-Y salió disparado, no quería no poder cumplir con su cita con Nyna al día siguiente.
Al salir Harry, Mara bajó del primer piso.
—No era tan difícil, verdad?
—No... no lo era-dijo la joven con melancolía.
Cuando llegó a la casa de los Dursley, Tío Vernon lo esperaba postrado en la silla de la sala.
—¿Qué horas de venir son estas? ¿Qué no te he dicho de que vinieras antes de que oscureciera?
—Todavía no oscureció...-Dijo mordiendo los dientes. ¿Y dónde diablos estaba Dudley en este momento?
—¿A no? Ahora te iras sin comer a la cama.
—Esta bien-Dijo de mala gana y se dirigió a su cuarto todavía sintiendo el roce de la cara de Nyna en su mejilla.
o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o
:NoTe DeLLa ScRiTToRa:
Quiero agradecerle primero que todo a mi editora, manager y amiga, Florchis. Sé que si no hubiera sido por vos nada de esto hubiera sido posible; gracias por lavarme el coco! Le agradezco mucho a la vida por haberme dado la dicha de conocerte; he llegado a ya no poder imaginar mi vida sino te hubiera conocido. Gracias por tu amistad incondicional de todos los días! Te kiero mamush-k!
Segundo, a mis demás amigas y familia por soportarme (y seguir haciéndolo) en esta nueva etapa friki de mi vida. Cuidado que ahí voy, lista para lavar cocos!
Y tercero, pero no menos importante, a todos/as ustedes por haberme dejado entrar en sus mentes y revolotear entre sus pensamientos; prometo hacerlo más a menudo. P GraCiAs PoR LeeR!
La Ninia Nyna
PD. Si tienen tiempo, háganme llegar sus comentarios... Me encanta leerlos...
