Todos los derechos de los personajes, lugares y demás aquí mencionados procedentes de Charmed tienen el copyright de sus respectivos dueños. Así mismo, el personaje de James M. Halliwell es creación exclusiva de Belén, y yo me limito a tomárselo prestado con su permiso. El resto de personajes son creación mía. No pretendo obtener beneficios con estas historias, simplemente escribo por el placer de escribir.
In the arms of an Angel
PRÓLOGO
La joven observaba con curiosidad el libro que tenía ante si. De tapas gruesas, con aspecto de haber sido releído múltiples veces, el libro de las sombras desprendía siempre un aura de misterio al que era imposible sustraerse. Extendió las manos hacia él y acarició con suavidad el símbolo que tenía grabado en la portada. La triqueta, el símbolo del poder de tres, el símbolo que resumía como había sido la vida de aquella familia hasta que la desgracia se abatió sobre ella
- Es impresionante, ¿verdad? – la voz de Piper la hizo sobresaltarse, no la había escuchado entrar. Observó disimuladamente el rostro de la embrujada que se acercó al lugar donde se encontraba. Sus ojos se velaron con una sombra de tristeza al aproximarse al libro. Alexia supo al instante lo que la mujer que tenía ante sí estaba pensando, tantos años luchando contra demonios, intentando sobrevivir y sacar adelante una familia, y en los últimos tiempos todo se desmoronaba.
Primero había sido Paige. La cuarta hermana, la medio luz blanca, que había sido su amiga y su guía durante tanto tiempo. Ahora Alexia estaba allí, y Paige ya no, en parte por su culpa. Y después había sido Phoebe. Cuando ocurrió lo de Paige se encerró tanto en si misma que no sabían que hacer. Y después había intentado salir adelante, pero de una manera que atrajo la desgracia sobre sí misma. Salió en busca de venganza, pero la destrucción del poder de tres era el objetivo que los demonios siempre habían perseguido. Y teniéndolo tan cerca no iban a fallar.
Ahora solo quedaba Piper. De las poderosas embrujadas, y solamente quedaba ella, que junto con Leo intentaba sobrevivir a la tormenta que eran sus vidas desde hacía algún tiempo. Ella le ayudaba como buenamente podía, pero todavía le quedaba tanto por aprender…
Alexia se dio cuenta de que Piper la miraba con curiosidad y sonrió: - Si que lo es, aunque pasen los años seguirá llamándome la atención
- ¿Dónde están los niños? Hace rato que hay mucha tranquilidad en casa
- Chris y Jim se han ido al ático a jugar a las canicas, dicen que allí no molestan – sonrió a la embrujada – Y Wyatt como de costumbre está vigilando que no se peleen el uno con el otro, ni que hagan trampas con la magia
Piper no pudo evitar reírse. En ese momento una serie de luces blancoazuladas iluminaron el salón en el que se encontraban y tomaron forma – Fíjate, Leo ha escuchado que están jugando a las canicas y ha decidido unirse
El recién llegado esbozó una sonrisa y besó a Piper en la frente con dulzura – Veo que hoy es un día tranquilo. Cuando juegan a las canicas suelen concentrarse tanto que no molestan a nadie.
Alexia se encogió de hombros – Ya ves. Debería decirles que jugaran así más a menudo. Así los demás podemos relajarnos.
Leo iba a responder cuando sintieron un golpe en el ático que los hizo enmudecer - ¿Habéis oído eso? – Dijo Piper extrañada. Nadie tuvo tiempo de responder, el grito del pequeño Wyatt llamando a sus padres resonó en la mansión, Piper salió corriendo al momento escaleras arriba haciendo caso omiso de las advertencias que le gritó Leo. El luz blanca orbitó al poco al ático, seguido de Alexia.
Llegaron a tiempo de ver como Piper hacía estallar en mil pedazos a un demonio, mientras el pequeño Wyatt hacía lo mismo con otro que se encontraba frente a él, al tiempo que Chris y Jim miraban todo sin perder detalle. Alexia y Leo se miraron y sonrieron. El pequeño era capaz de cuidar él solo de los otros dos chicos sin problemas.
Piper miró a su hijo mayor con orgullo. El niño se volvió hacia ella y sus ojos se abrieron con la sorpresa. La embrujada se volvió hacia donde miraba su hijo y antes de que pudiera siquiera gritar pidiendo auxilio una flecha se clavó en su corazón, causándole la muerte instantánea. El pequeño Wyatt trató de acabar con el demonio pero ya era demasiado tarde, su madre había caído ante el.
- ¡¡¡¡¡¡Noooooo! – el grito de Leo estalló en el ático. Los ojos del luz blanca se llenaron de lágrimas mientras sostenía a su mujer, acunándola con ternura. Trató de sanarla, pero sus manos no se iluminaban como de costumbre.- No, Piper, no… Tu no…-
Alexia se acercó al pequeño Chris, que se había aproximado a sus padres y le acarició dulcemente el pelo, lo mejor era sacar de allí a los pequeños. Se volvió hacia Jim para sacarlos de allí y vio los ojos del niño abiertos por el terror, con la mirada fija en otro punto del ático, ¿qué le ocurría? El niño cogió aire antes de gritar – ¡¡Wy!
La luz blanca se volvió al instante hacia el lugar donde el niño miraba fijamente, y lo que sus ojos registraron la dejó helada. Un demonio acababa de coger al mayor de los hijos de Leo y Piper, y en el instante que ella se volvía desapareció, llevando al niño que pataleaba desesperadamente consigo. – Dios mío… - Sollozó
Una serie de luces blancoazuladas aparecieron ante ella y se materializaron en sus brazos. Unos bracitos rodearon su cuello, y un cuerpecito tembloroso se apretó contra ella. Las lágrimas empezaron a resbalar por las mejillas de la joven luz blanca mientras Jim, el hijo de Paige, se acurrucaba contra ella buscando consuelo. – Alex… Alex…
