Pegatinas

Pegatina Primera: Bésame

¡Pegatinas¡Pegatinas! Malditas pegatinas. Eran la última creación de Sortilegios Weasley y el último dolor de ojos de Harry Potter. ¡Pegatinas¿A quien se le había ocurrido? A nadie más que a los endemoniados gemelos Weasley ¿Quién sino? Harry lanzó un bufido y se recostó contra la pared del pasillo del tercer piso, esperando a que el resto saliese de clases. Él no pensaba volver a entrar. ¿Y todo por qué? Por las absurdas pegatinas que rondaban por todo el castillo y que triunfaban entre sus compañeros. Si al menos fuesen pegatinas normales, pegatinas simples, de colores, con dibujitos, con maripositas o monigotes de Disney, todo sería más fácil. Pero claro; nada era fácil en el mundo mágico. Las pegatinas no tenían ni dibujos ni colores, solo un montón de letras que formaban asquerosas palabras que se convertían en frases estúpidas que volvían morados los ojos de Harry. ¿Y por qué? Solo por pedirle la goma prestada a Lavender. ¿Qué culpa tenía él ¿Cómo iba a saber que el papelito amarillo fluorescente que había pegado a esta, de cara a la mesa, era una de esas estúpidas pegatinas? "Si lo tocas, te dejo el ojo morado" Rezaba. Y morado se lo dejó. Fue tan solo rozarlo con los dedos y ya tenía el puño colérico de una sorprendida Lavender sobre la cuenca de su ojo.

-¡Ay, Madre! Lo siento, Potter.-Gimió ella cuando le vio tendido en el suelo. Luego dio la vuelta a la goma y se la señaló.-De verdad que yo no quería. Es la pegatina.-

¡La pegatina¡La pegatina¡La maldita pegatina! La misma que había hecho que Scott le tirase por las escaleras el día anterior, la misma que le había obligado a ponerse de rodillas ante Ron, la misma que había hecho que abrazase celoso a Ginny. Las dichosas y malditas pegatinas embrujadas para que su amo o el que las tocase actuasen sin darse cuenta. Volvió a bufar y fue a cambiar de lugar. Le dolía la planta de los pies de mantenerse clavado sobre el duro suelo en la misma posición. Justo en ese momento pasó un muchacho rubio seguido por dos inmensos gorilas. Harry agrió el gesto. Tenía un mal día, y peor se presentaba por segundos. Malfoy rugía improperios a diestra y siniestra, jurando que iba a torturar a Nott hasta que éste llorase como una niñita, cuando vio a Harry. Su semblante se demudó durante un segundo, como si hubiese visto a un fantasma.

-¡Maldición! No. No puede ser. Esto no me puede estar ocurriendo a mí.-Gimió dándose la vuelta y chocando contra sus guardaespaldas, quienes permanecieron rígidos como piedras. Goyle le tomó con una mano gigantesca el hombro y con un gesto que, a juzgar por la cara pálida de Draco, debía de doler mucho, le obligó a volverse para encarar a Harry, quien fruncía el ceño.-¡No¡Me niego¡Me niego¡He dicho que no lo pienso hacer!-Seguía gritando el rubio. Potter fue a abrir la boca para hacerle callar y pedirle, no amablemente, que se fuese por donde había venido, pero Crabbe se le adelantó.

-Lo siento, Draco. Sabes que si estuviese en mi mano…-

-¡Y una mierda¡En tu mano es precisamente donde está¡Demonios del orco¡NO PIENSO HACERLO!-Bramó finalmente.

-Malfoy…-Comenzó a decir Potter, pero Goyle le interrumpió dando un empujón poco amistoso a su líder y casi consiguiendo que le aplastase.

-Anda.-Le exhortó.

Draco arrugó aún más sus labios sonrosados y con un gran esfuerzo encaró a Harry, con furia.

-Que te quede claro, Cararajada,-Le advirtió.-preferiría que me agujereen la lengua hasta convertirla en un colador antes que hacer esto, pero…-

-Pues entonces no lo hagas.-Concedió Potter seriamente, cruzándose de brazos y alzando levemente la barbilla, sin que se notase demasiado, para sentir más grandes esos dos centímetros que le sacaba al Slytherin.

-¡No lo haría si pudiese¡Demonios!-Dijo, y entonces, sin que nadie, o al menos sin que Potter se lo esperase, acortó la breve distancia que había entre ambos y le envolvió en un abrazo que podría calificarse de afectuoso.-Ni te muevas.-Susurró bajito al oído del otro cuando éste se sobresaltó. Su aliento cálido hizo estremecer a Harry, quien mantenía los ojos congelados en los rostros adoloridos de los gorilas. Luego el rubio giró levemente la cabeza y preguntó:-¿Es así suficiente?-

-No.-Respondió Goyle.

-Un minuto, Draco.-Gimió Crabbe, como si estuviese pidiendo perdón. El rubio solo asintió y permaneció en la misma posición.

-Ya puestos, podrías explicarme un poco lo que está pasando ¿No?-Se atrevió a sugerir Harry, reprimiendo el impulso de corresponder al abrazo y deseando que esa naricita fría dejase de rozar su cuello. Sentía calor, pero no era a causa del jersey, y tampoco estaba ubicado en una zona noble. Maldijo sus malditas hormonas y el aroma atractivo que despedía el rubio.

-Una pegatina. Una desagradable y asquerosa pegatina.-Respondió el otro cerrando la boca de nuevo, coincidiendo en su no amor por la nueva moda de Hogwarts. Suspiró y logró que el vello de la nuca de Harry se erizase al momento. Cambió el peso de un pie a otro, estrechando más las cercanías sin darse cuenta, y recargó la frente en la curva del cuello del moreno.-"Vigila que el que te salude abrace durante un minuto a la primera persona que vea."-Gruñó entonces, cuando Harry creyó que ya no iba a dar más explicaciones.-Y yo cometí la estupidez de saludar a esos dos cerebros de mosquito.-

Harry sonrió y decidió pasar una mano por la espalda del otro, quien no pareció molestarse.

-Ya está, Draco.-Dijo entonces Goyle.-Ya puedes dejarlo.-

-¡Gracias a Merlín!-El chico se separó de Harry como si se acabase de enterar de que tenía la peste y, ya a una prudente distancia, le observó con altanería.-Como menciones una sola palabra de lo ocurrido, Potter, vas a necesitar algo más que poción crecehuesos por el resto de tu existencia.-

Al darse la vuelta, los ojos del moreno no pudieron evitar descender y detenerse sobre la curva de su túnica, más o menos a la altura de las nalgas. Entonces su endemoniada mente se le ocurrió pensar en apetecible y hermoso. Sólo esperaba que no tuviese relación con la información visual, porque entonces tendría que entregarla a las autoridades por locura grave. Un sonido atrajo su atención y vio que una cartera había caído al suelo. La tomó descuidadamente y llamó a Malfoy.

-¡Se te calló!-Le avisó mientras se la lanzaba para que la cogiese. No sabía por qué lo había hecho, podría habérsela quedado solo para torturar al desagradable rubio engominado, pero parecía que en ese momento su buena voluntad decidió hacer acto de presencia.

No le gustó para nada el hecho de que Malfoy abriese completamente los ojos y mirase con horror su propia cartera. Al alzar la vista y mirar a Potter estaba lívido.

-Debe de ser una broma.-Murmuró mientras sus piernas comenzaron a moverse hacia el chico. Crabbe tomó entonces el objeto de su mano y lo observó. Luego, con una carcajada, se lo pasó a Goyle.

-¡"Si me la devuelves, te mato"!-Se rió recitando la pegatina, pero su amigo no parecía tan divertido.

-Oye, Crabbe¿Matar se escribe con doble ese?-Preguntó cuando Draco estuvo a dos pasos de Harry, quien ya tenía su varita a punto y pensando en los mejores hechizos para deshacerse de su contrincante.

Al escuchar la frase, se tensó. ¿Qué palabra empezaba por Ki y terminaba en ss?

Los labios del rubio le respondieron en el justo instante en el que la clase de sexto de Griffindor y Ravenclaff salían del aula de Historia de la Magia.

If you give me back this, I kiss you.

"Si me lo devuelves, te doy un beso"

Continuará...