Capítulo 1-Luna de miel

No estaba dentro de sus planes tener luna de miel, ya que después de los grandes lujos que habían tenido en la boda, no pensaban en ello. Como vivían todos juntos, no había espacio para crear una nueva habitación para ambos, por lo que tuvieron que acostumbrarse a la idea de que no tendrían noche de bodas ni mucho menos podrían dormir juntos, considerando que ninguna de sus habitaciones estaba en condiciones optimas para ellos. Por ello, un día Rinko los reunió a ambos en el salón para darles una gran noticia, sin entender el motivo accedieron a acompañarla. En dicho lugar se encontraban nada menos que Sumire, Sakura, Nanako y Nanjiro esperándolos con una sonrisa. Lo que era sospechoso para el ambarino, sí se habían reunido todos allí, significaba que algo tramaban y esperaba que no fuera nada malo.

—Chicos, los he reunido aquí porque tenemos una gran sorpresa que darles. —Sonrió Rinko. —Todos sabemos que debido a los gastos que hemos tenido en otros preparativos, no pudieron celebrar su luna de miel como debían. Es por ese mismo motivo que con tu padre…bueno también con el consentimiento de Sumire, hemos decidido que deben celebrar su matrimonio como cualquier otra pareja.

— ¿Qué quiere decir con eso? Tía.

—Puede que Ryoma no lo tome bien, como siempre suele hacerlo. Pero algún día me lo agradecerá. —Sonrió Nanjiro.

—Así es, espero que lo hagan. —Tomó un sobre que había sobre la mesa y se los entregó. —Porque se irán de luna de miel al Caribe.

— ¡¿EH?! ¿Al Caribe? —Exclamó Sakuno sorprendida. —Pero eso está en… ¿Dónde?

—Al este de América central y al norte de América del sur. —Susurró Ryoma, olvidando por completo que no sabía orientarse correctamente. —Podría decirse que a bastantes kilómetros de aquí. —Se aclaró la garganta, tratando de que entendiera a qué se refería.

—No deben preocuparse por la distancia, está todo pagado para que vayan allí. Incluido los costos del viaje en avión, el hotel con vista al mar, la comida y los paseos en bote.

— ¿Pensaron en todo eso?—Preguntó la castaña aún más sorprendida, viendo como la mujer de cabello castaño que llevaba el mismo apellido que ella le sonreía asintiendo a su pregunta. — Oh tía, debe haber demasiado dinero. No sé cómo podría pagarle todo…—Se dirigió ahora a Rinko que los miraba complacida.

— Ya podrán pagarme de otras formas más adelante, dándome hermosos nietos. —Sonrió, provocando que ambos se sonrojaran, incluso su hijo le dirigió una mirada que supo leer. —No ahora necesariamente, puede ser más adelante.

—Aún no hemos pensado en eso, es demasiado pronto. —Suspiró Ryoma. —Supongo que el motivo por el que quieren que nos vayamos luna de miel por unos meses, no es sólo por nuestra felicidad, hay algo más en todo esto ¿Verdad?

—Ryoma-Kun como siempre nos descubre. —Rió Nanako, viendo como todos se sentían nerviosos.

— ¿Eh? ¿Hay más? ¿De qué se trata?—Preguntó la castaña de ojos carmesí confundida.

—No podemos revelar todo ahora, será una sorpresa para ustedes después. —Intervino Rinko, si bien escondían algo que no podían decirle, dado que no le podían decir todo en esos momentos.

—No es nada malo, Onii-Chan. Ya verás la sorpresa después. —Le sonrió Sakura.

—Es verdad, ahora les sugiero que vayan a empacar sus maletas. —Habló Nanjiro, viendo como ambos leían los pasajes de avión y los folletos en silencio.

Sakuno se reunió con sus amigas para contarle acerca de ello, no podía creer que tendría luna de miel en esa época, deberían estarse preparando para entrar a la Universidad, ya que dentro de unos meses entrarían a clases, no obstante Rinko insistía en qué debían descansar antes de eso. Yuzuki no había podido asistir, ya que se encontraba visitando a sus abuelos con sus hermanas y volvería dentro de dos meses. Ann les sugirió que se reunieran en su casa, ya que estaría sola en vacaciones. Se situaron en el sofá para charlar, mientras Ann les servía una gaseosa, Tomoka gritaba de emoción al escuchar el relato de la castaña de ojos carmesí, imaginaba que tarde o temprano Rinko les organizaría algo, pero jamás había imaginado que su mejor amiga se iría a nada menos que al Caribe, en otras palabras al otro lado del mundo.

— ¡Qué bien! ¿Cuándo se van?

—La próxima semana. —Sonrió Sakuno.

— ¿Y qué harán? De seguro la tía Rinko les preparó muchas sorpresas. —Sonrió Tomoka maliciosamente. —Al fin tendrán su noche de bodas, jeje.

—Debí imaginar que pensabas en eso, Tomo-Chan. —Rió Ann. —Pero Sakuno no ha pensado en eso aún ¿Verdad?

— ¿A-A qué se refieren con noche de bodas? ¿No estarás pensando que nosotros…?—El rostro de Sakuno palideció un momento, viendo como Tomoka asentía maliciosamente. No podía pensar en algo así, esperaba que jamás llegara ese momento. —N-No estoy preparada para eso…

—Estás pálida, Sakuno. —Habló Ann preocupada. — ¿Estás bien?

—S-Sí, estoy bien. —Tomó agua para tranquilizarse.

—No será que tú… ¿Le temes a la noche de bodas?—Le preguntó Ann, sorprendiendo a Osakada que no podía creerlo.

—Pues…sí, es lo que más me aterraba de casarme. No estoy preparada para eso aún, además…no he visto a Ryoma-Kun…de ese modo jamás. —Su rostro ardió de sólo imaginarlo. —No puedo hacer eso, no quiero aún.

—Eso explica muchas cosas ¿Le has comentado eso a Ryoma?—Suspiró Ann. —No es que sea algo extraño, es sólo que en los matrimonios es común que ocurra eso, aunque ustedes aún son muy jóvenes. Pero tal vez deberías decirle que no quieres que vayan tan rápido.

—Desde aquel día en que Ryoma-Sama aclaró sus sentimientos por Sakuno…todo ha transcurrido demasiado rápido. Quizás que podemos esperar ahora—Se burló Tomoka. —Sí Ryoma-sama ya es guapo con ropa, no quiero imaginar sin. —Rió, provocando que el rostro de la castaña ardiera más.

— ¡Tomo-Chan! Debemos animar a Sakuno. —La regañó Ann. —Sakuno, no debes preocuparte por ello. Sí él te quiere de verdad, respetará tu opinión. No te desanimes en el viaje por esto, que estén solos no significa que vaya a ocurrir algo. Pueden disfrutar la luna de miel sin problema, no necesitan dormir juntos de ese modo para pasarlo bien.

—Gracias, Ann-Chan. —Le sonrió. —Tienes razón, Ryoma-Kun jamás me obligaría a hacer algo que no quiera. Además no podemos perder esta oportunidad por mis miedos, más considerando que fue un regalo de todos.

—Es verdad, así que ahora no pensemos en eso y celebremos. —Sonrió Tomoka levantando su copa, animando a sus amigas que lo hicieran. —Un brindis por la luna de miel de Sakuno.

— ¡Salud!—Dijeron todas con una sonrisa.

Era un nuevo día en Japón, Sakuno se despedía de todos en el aeropuerto para subir al avión con el chico de ojos ámbar que no mostraba ninguna expresión como siempre, no se veía preocupado ni triste por dejar a su familia allí, más bien le daba la sensación de que estaba complacido de poder liberarse de ellos por unos meses. Luego de entregarle los pasajes a una mujer que los esperaba al final del corredor, subieron al avión sin problemas. Ryoma se ubicó a la ventana esta vez, por lo que Sakuno se quedó alado del pasillo. No salía al extranjero desde que habían jugado en París, pero era la primera vez que viajaba junto al ambarino. Lo observó en silencio pensativa, viendo como sus ojos recorrían la nueva revista de tenis.

— ¿Sucede algo?—Preguntó Ryoma sin quitar los ojos de su revista.

—No es nada, sólo pensaba.

— ¿En qué? —Preguntó dirigiendo su mirada hacia ella.

—En que será mi primera vez en el Caribe. He visto fotografías, pero nunca he estado allí—Sonrió. —No sé dominar ese idioma, espero no perderme. —Rió nerviosa.

—Es verdad, aún te falta mucho…porque si no lograste dominar el inglés, dudo que puedas aprender un nuevo idioma —Suspiró, viendo como la castaña se reprimía.

—Puede que tengas razón…

—Baka, sabes que no es verdad—Rodeo sus hombros para mirarla. —Has logrado dominar el inglés con el tiempo, por lo mismo no dudo que puedas aprender otro. No tienes ideas de las capacidades que tienes.

—No lo creo, no soy tan buena como tú. —Susurró—Además no tengo buena pronunciación.

— La pronunciación es lo de menos, mientras entiendan lo que dices, no importa cómo lo digas—Se burló, viendo como inflaba sus pómulos como siempre lo hacía cuando se enfadaba. —Sí lo piensas, tenemos el mismo tipo de capacidades, has podido alcanzarme en calificaciones. Por ello, no deberías desvalorarte así.

—Gracias por subirme el ánimo, creo que me esforzaré por aprenderlo.

—Pero eso no quiere decir que puedes salir a pasear como en Japón. El Caribe es completamente distinto a todo lo que hemos visto antes, así que por seguridad…no te apartes de mi lado.

—No lo haré. —Sonrió la castaña. —Por cierto… ¿Estás de acuerdo con todo esto? Me refiero a este viaje y todo lo que ha organizado tu madre. Creí que estarías molesto al igual que cuando planificó nuestra boda. Pero no has dicho ni una sola palabra sobre eso.

—Si bien no suelo estar de acuerdo con los planes de mi madre, por primera vez tiene razón en algo. —Viendo como la castaña se apartaba de él para mirarlo.

— ¿En qué?—Preguntó confusa. —Es cierto que desde la boda no hemos tenido ni un solo momento para descansar, como nos hemos estado haciendo cargo de la Universidad y otras cosas. Pero jamás imaginé que saldríamos del país para distraernos, me conformaba con salir un fin de semana.

—Salir un fin de semana no sería suficiente, los demás tienen razón con respecto a ello…lo que en verdad necesitábamos era desconectarnos de la realidad un momento. No necesariamente teníamos que ir al Caribe para disfrutarlo, pero lo necesitábamos.

—Tienes razón, será una buena oportunidad para desconectarnos.

—Lo mejor es que mi madre podrá dejarnos en paz por una vez —Concluyó, abriendo su revista para seguir leerlo.

— ¿Por qué dices eso? No me molestaba estar en compañía de ella, al contrario era agradable.

—No puedes estar hablando en serio—Se burló. —Con ella no podemos tener privacidad en ningún momento…considerando que mi madre suele grabarnos todo el tiempo —Bufó, le molestaba que hiciera eso.

—Ah es verdad, había olvidado ese pequeño detalle. —Rió nerviosa, recordando que cada vez que Ryoma se acercaba a ella, Rinko se les ingeniaba para grabarlos.

—En cambio ahora, estaremos solos.

—S-Sí…—Susurró sonrojada, recordando lo que Tomoka le había comentado sobre la noche de bodas, esperaba que no hablara de eso.

Trató de dormir, sería un largo viaje, ya que el Caribe estaba al otro lado del mundo, por lo que les habían advertido que tardarían mucho en llegar. Suspiró, no quería en ello. Haría todo lo que estuviera a su alcance para impedir que sucediera. Anunció que iba a dormir, cuando notó que Ryoma se colocaba los audífonos para leer su revista, estaba tan cansada por haber madrugado aquel día para llegar a tiempo, que no tardó demasiado en conciliar el sueño. Cerró los ojos y se dejó llevar por los brazos de Morfeo para dormir plácidamente.

Despertó en una extraña habitación de color rojo, sentada en una cama de dos plazas pudo captar como estaba envuelta en cortinas rojas, se preguntó en qué momento habría llegado allí, ya que no lo recordaba. Dejó a un lado las sabanas para levantarse, pero entonces Ryoma apareció a su lado con una sonrisa maliciosa, llevaba tan sólo una toalla que le cubría la parte de abajo, mientras dejaba su torso desnudo a la vista "Al fin estamos solos, Sakuno" le susurró para besarla. Sentía su corazón deseando salir de su pecho, quería liberarse de sus brazos, pero no podía. "¿Qué sucede? ¿No era esto lo que esperabas?" Se burló, mostrando su amplia sonrisa. Pero no era lo que deseaba, no quería hacerlo. Tenía que salir de ahí, pero no podía. "Ryoma no lo hagas" Le suplicó, pero él no quiso oírla.

— Sakuno. —Habló el ambarino, moviéndola con cuidado. —Hey ¿Estás ahí? ¿Te has ido al país de las maravillas otra vez?

—Ryoma…—Susurró la castaña de ojos carmesí, percatándose que aun se encontraban en el avión ¿Había sido sólo un sueño? — ¿Q-Qué sucede?

— ¿Te encuentras bien? —La observó preocupado.

—Sí…sólo había tenido una pesadilla.

—Ya veo, pero no me explico porque decías que no me acercara. —Susurró, recordando que estaba leyendo su revista, cuando la vio moverse con los ojos cerrados. Cuando quiso despertarla, la escuchó decir que se detuviera y no se acercara, no entendía a qué se refería, infirió que debía estar soñando. Pero si era una pesadilla ¿Porqué había pronunciado su nombre?— ¿Acaso tú…tenías una pesadilla conmigo?

— ¡¿Eh?! P-Pues…—Sus mejillas se sonrojaron al pensar en ello. —Estaba relacionado contigo, pero…nada de lo que debas preocuparte.

—mmm actúas de manera sospechosa—Susurró con su mirada escrutadora. —Sabes que no puedes mentir bien, te lo he dicho cientos de veces.

—Lo sé, pero no puedo decírtelo…

—Está bien, da igual ¿Quieres comer algo? —Hizo un gesto a una mujer que pasaba con un carrito.

—Bueno…pero ¿Te entenderá?

—Por supuesto, todos los encargados del avión deben dominar el inglés. Me encargaré de ello ¿Qué deseas comer?

—Un sándwich estaría bien y un jugo, por favor.

—Bien, lo pediré ahora.

Lo observó como pedía los sándwich para ambos, su pronunciación era tan perfecta, se sentía maravillada escuchándolo hablar. En cuestión de minutos, les entregó su pedido y se retiró sin no antes mirar al ambarino por última vez, acción que fue captada por la castaña. Hasta en otros lugares llamaba la atención de chicas, sintió celos por unos breves minutos. Cuando Ryoma le recordó que no estaba interesado en otras chicas, haciendo caso omiso a las miradas de otras pasajeras, ya que él estaba solamente con ella y nadie más podría interferir esta vez. Disfrutaron de la comida mirando el televisor que había adelante, que mostraba los recorridos que realizaría el vuelo. Sakuno se encontraba mirando los paisajes de una revista, cuando notó como el rostro del ambarino palidecía. No fue necesario preguntar que le sucedía, al percatarse que en la pantalla del televisor había un video de nada menos que Rinko: "Saludos pasajeros, espero que estén disfrutando de su viaje sea a donde vayan, les deseo un buen viaje. Pero por sobre todo, espero que los novios que están sentados en los asientos 13 y 14 lo estén disfrutando mucho más, ya que están recién casados. Así es, están en su luna de miel. Mi nombre es Rinko Takeuchi, la madre de ese chico guapo que está sentado ahí en el número catorce y su esposa está en el número trece, así que chicas lamento decepcionarlas, pero él ya tiene a alguien. He planeado esto, para mostrarles a todos ustedes el video de la boda de nuestros tortolitos ¿Desean verlo? Sólo le quitará unos minutos de su tiempo, he hecho un video para ellos. Que lo disfruten, Ryoma-Kun no odies a mamá por esto, te ama mucho… por eso lo hace".

Ryoma se levantó de su asiento, maldiciendo a su madre, temía que hiciera algo así. Pero jamás imaginaba que sabotearía el viaje de su luna de miel. Intentó hacerse paso entre los demás, pero muchas chicas lo detuvieron, pidiéndole por favor que regresara a su asiento, pero no fueron escuchadas por el ambarino que las miraba con cara de pocos amigos. Finalmente se encontró con un chico al final del pasillo que le exigió que detuviera esa cinta. Sakuno lo observó sintiendo vergüenza de lo que estaba ocurriendo, la cinta no sólo incluía la boda, también salían escenas de la primera noche que habían dormido juntos en su habitación, por primera vez sentía estaba de acuerdo con Ryoma con respecto a Rinko.

Los pasajeros veían la película entretenidos, creyendo que era algo que solían hacer en el avión y pensaban hacerlo en el futuro. Eso pensaban hasta que se percataron que un chico de cabello negro y ojos ámbar se detuvo frente a la puerta, exigiendo hablar con el encargado para que detuvieran el desagradable espectáculo que su madre había organizado para él.

Cuando regresó a su asiento alrededor de media hora, la película ya había finalizado y todos aplaudían emocionados por todo lo que habían visto, incluso algunos le sonrieron al verlo pasar, diciéndole incluso "Felicidades por la boda", sentía deseos de matar a su madre. Ignoró a la muchedumbre se interponía en su camino, para sentarse junto a la castaña que lo observaba preocupada, parecía no estar de buen humor para contestar sus preguntas.

— ¿Entiendes ahora a qué me refería?

—S-Sí…—Susurró, dejando libre un leve sonrisa que sorprendió al ambarino.

— ¿Te parece divertido? No puedo creerlo.

—No es que me parezca divertido que haya hecho esto, es sólo que me causa gracia la situación. —Sonrió. —Pero no debes preocuparte por ello, pronto todos olvidaran lo que han visto.

—Eso espero. —Suspiró, acomodándose en el asiento —Aunque lo dudo.

— ¿Piensas dormir?

—Sí, es lo mejor para olvidarme de ese tipo de cosas. —Bostezó cansado. —O por lo menos olvidar por unos minutos que no lo vivimos.

—Está bien, yo leeré mientras. —Tomó un manga shoujo que guardaba en su cartera para leerlo.

Ryoma cerró los ojos para tratar de dormir, mientras la castaña se concentraba en el pequeño manga que sostenía en sus manos, ya que Tomoka se lo había prestado para el camino, sabiendo que lo necesitaría. Además debía admitir que estaba tan bueno que había tenido que conseguirse los siguientes tomos para seguirlo leyendo.

Leyó durante horas, estaba tan interesante la historia que se había vuelto adicta a él. Se detuvo al sentir la respiración del ambarino a su lado, provocando que desviara la mirada del manga para dirigirla a él. Ryoma dormía profundamente en el asiento, su cabello lucía despeinado producto de la posición en que dormía, sintió deseos de acariciarlo para que volviera a su lugar, pero podría despertarlo si lo hacía. Era tan hermoso, a veces creía que estaba dentro de un sueño de los que tanto solía tener y que en verdad eso no estaba pasando, pero no tardaba demasiado en descartar esa idea, cuando se acercaba a ella cada día, ya no estaba la misma distancia que antes. Entonces recordó lo que había visto en el televisor hace unas horas, el video que Rinko había hecho para ellos, esos precisos momentos en que se quedó contemplando el televisor, mientras Ryoma luchaba por detener la presentación, reflexionó sobre lo que habían vivido. Las imágenes mostraban claramente el antes y el después de su relación, de pronto la vergüenza que sentía por ver como todos los pasajeros se reían de la situación se fue, deseando agradecerle a Rinko por el lindo gesto, aunque un tanto exagerado. Ya que dichos videos contenían la prueba del gran paso que habían dado juntos, de ser simples compañeros de Preparatoria que vivían bajo el mismo techo con mala relación, a una pareja de recién casados.

Tardaron bastante en llegar, si creía que viajar a Francia había sido largo, aquel viaje no se comparaba con ello. Incluso tuvieron que hacer transbordo en otro país para luego seguir a su destino. Sakuno parecía una niña pequeña preguntando cuánto faltaba para llegar, porque no soportaba viajar un minuto más, era demasiado para lo que imaginaba. Sentía deseos de estirar las piernas, tomar aire puro y dejarse llevar por el buen clima, pero no podía hacerlo en ese lugar.

Finalmente llegaron un día por la madrugada, fueron alertados por el altavoz que descenderían dentro de unos minutos, por lo que debían llevar sus cinturones de seguridad y tranquilizarse, sin levantarse de sus asientos.

El avión aterrizó como si se volviera una pluma ligera, dejándose caer con cuidado y sigilosamente, sin llegando a tener problema alguno. Miró a Ryoma con una sonrisa, parecía cansado podía notarlo en sus ojos, sentía deseos de bajar al igual que ella. Al mirar por la ventana, percibieron como las hermosas nubes se alejaban dando paso a una hermoso sol que resplandecía más que nunca, lo que significaba que sería un gran día.

Luego de haber mostrado su pasaporte a los encargados del aeropuerto, se encargaron de retirar sus maletas y caminaron hacia la salida tomados de la mano. Ryoma caminaba con naturalidad, como si se tratara de cualquier otro lugar, no parecía ansioso por conocerlo todo como ella. Se detuvieron a esperar un taxi que al parecer ya había sido contratado por Rinko, porque decía sus nombres escritos en un cartel que llevaba consigo, era un auto extraño en comparación con los que solía ver en Japón, el color era totalmente llamativo. Incluso el acento del hombre que les sonreía era distinto, hablaba un inglés que no podía comprender, no sabía si se debía a su gran dominio de él o era porque hablaba demasiado rápido para poder entenderle. No obstante, Ryoma podía comunicarse con él sin problemas.

Tras abordar el vehículo, la castaña de ojos carmesí se dedicó a mirar todo, estaba maravillada por todo lo que veía, había olvidado por completo que se encontraban en una isla, pero el paisaje afrodisiaco que veía le recordaba donde estaba. Las calles estaban flanqueadas de altas palmeras y edificios majestuosos de color marfil que las superaban en altura, pero ambos estaban sobre la misma arena blanca.

Sentía como si estuviera en el paraíso, jamás creyó que podría llegar a estar en un lugar así antes, ni en los sueños que había tenido. Era un lugar increíble, podía sentir la brisa marina entrando por la ventana, jugando con su cabello y despeinándolo sin piedad, pero no le importaba porque se sentía bien. Por un momento deseo ser un ave para volar sobre todo ese bello paisaje, apoderarse del cielo, ser parte de él y sentir la fresca brisa apoderándose de su cuerpo, recordándole que era libre.

El auto se detuvo frente a un edificio inigualable, si bien era del mismo color que los demás, parecía un rascacielos, en su vida jamás había entrado en uno similar. Rodeado de palmeras hermosas que le daban sombra a todos. Caminó junto al ambarino que luego de agradecerle al hombre por todo, la tomó de la mano para dirigirse a la puerta, donde otro hombre vestido de una especie de smoking les abría la puerta. Creía que en recepción necesitarían de un traductor para que pudiera entender lo que hablaban, pero no fue necesario otra vez, porque la mujer que los atendió hablaba inglés como los demás. La observó cabizbaja, era la primera vez que veía una latina en persona, no sólo sus rasgos eran distintos a los suyos y la tez bronceada de su piel, también su cuerpo parecía haber sido tallado por los dioses, ya que poseía una bella figura. Se preguntaba si Ryoma se había percatado de lo mismo, quizás envidiaba a los latinos ahora por tener ese tipo de parejas. Suspiró, ella era demasiado delgada y no tenía mucho busto, tal vez él esperaba algo mejor.

Luego de unos minutos, ya se encontraban caminando por el pasillo para encontrar su habitación. Sakuno no se había atrevido a decir ni una sola palabra, seguía sorprendida por todo lo que tenía ese lugar. "Aquí es" anunció un hombre en inglés por supuesto, Ryoma sacó la llave de su bolsillo y giró la cerradura, sorprendiéndola aun más. Sakuno cruzó la puerta como si estuviera dentro de una hipnosis, olvidando por completo que tenía que ayudarle al ambarino a sostener las maletas, quería recorrer toda la habitación y no podía controlarse. Si antes creía que el edificio era majestuoso, no sabía qué decir con respecto a las habitaciones. Primero se encontró con una cocina enorme que tenía todos los implementos necesarios para ocuparla, con muros de color marfil que contenían cuadros de paisajes del Caribe, pero no sólo eso, tal vez ni sería necesario cocinar, porque en el refrigerador (o frigorito) había una nota pegada con el menú del casino. Junto a la cocina, estaba el comedor compuesto por una mesa de madera café y cuatro sillas. Siguió avanzado hasta encontrarse con el dormitorio, donde una cama de dos plazas estaba ubicada justo en el centro de la habitación, con un cubre cama rojo carmín. Sentía deseos de lanzarse en ella, pero no podía…el sueño que había tenido en el avión se apoderaba de su mente y la obligaba a descartar esa idea. Por ello, cruzó la habitación a zancadas para encontrarse con el balcón que daba vista al mar color zafiro que se alzaba por toda la isla, era tan celeste que podía confundirse fácilmente con el cielo que estaba sobre él. Era magnifico, se preguntaba en qué temperatura estaría en esos momentos.

—Gracias por ayudarme a sostener las maletas. —Habló el ambarino a su lado.

—Lo siento, es que no pude evitarlo. —Rió nerviosa, escuchándolo suspirar una vez más.

—Da igual, no es necesario que te disculpes. —Miró el paisaje un momento, apoyándose en la baranda del balcón para apreciarlo con mayor claridad. —Este lugar no se parece en nada a lo que hemos visto antes, así que es normal que te sientas ansiosa de recorrerlo.

—Es verdad, no se parece en nada a Japón. No sólo el mar, también la arena, el viento y las nubes. —Esbozó una gran sonrisa. —Podría decirse que todo es distinto.

—Te faltó mencionar las palmeras ¿no?—Se burló, viendo como la castaña inflaba sus pómulos como siempre.

—Sabes a lo que me refiero. —Bufó, caminando de regreso a la habitación.

—Lo sé, sólo bromeo. —Logró alcanzarla, sosteniendo su mano y obligándola a que se estrellara contra él. —Yo también estoy sorprendido con todo, no conocía el Caribe. Además es la primera vez que no viajo solo o con mi padre, sino con alguien más.

—Ryoma-Kun… —Susurró, dejándose llevar por el cálido abrazo que le daba, ubicando su cara junto a su cuello, sintiendo como su perfume se desprendía de él. —Para mí también es la primera vez que viajo sola con alguien y nunca imaginé que podría hacerlo contigo. Estoy feliz por ello.

—Yo también lo estoy. —Besó su frente un momento, para luego entrar a la habitación.

— ¿De verdad? —Preguntó sorprendida, caminando con él para verlo dejaba caer sobre la cama.

—Sí, no podría mentir sobre ello. —Suspiró.

— ¿P-Piensas dormir? —Se sentó a su lado.

—Estoy cansado, ha sido un largo viaje. Además ya comimos en el avión.

—Es verdad, pero pensé que bajaríamos a conocer. —Susurró decepcionada. —Bueno, si es así te dejaré dormir. —Se levantó, no quería estar a solas con él cuando temía que ocurriese algo. —Yo iré a recorrer el lugar por mi cuenta.

—Olvídalo. —Musitó, sosteniendo su mano tan fuerte que consiguió sentarla a su lado, provocando que sus mejillas se tiñeran de rojo. —No permitiré que vayas a conocer el Caribe sola.

— ¿Porqué? No iré muy lejos, puedo llevar el celular conmigo y…

—Aún así, no puedes salir sola. Ya te lo mencioné antes, puede pasar algo y no estaré ahí para evitarlo.

—No creo que pase algo, puedo cuidarme bien. Además quiero que descanses.

—Siento que he oído esto miles de veces y siempre se obtiene el mismo resultado. No quiero arriesgarme, más considerando que es nuestra luna de miel, deberíamos disfrutarlo juntos.

—Es verdad, pero…

—Saldremos más tarde, lo prometo. —Apoyó su cabeza entre sus manos para dejarse caer sobre la cama. — Por ahora deberíamos descansar.

—Es que yo…no estoy cansada. —Susurró sonrojada.

—Podemos hacer otras cosas sin tener que dormir.

— ¿C-Cómo qué?—Su rostro palideció, recordando a Tomoka.

—No sé, hay muchas cosas que podemos hacer en casa. —Se acomodó en la cama para tocar el espacio vacío que había junto a él, insinuando que se sentara a su lado. — No estamos así desde la fiesta de Preparatoria.

—Es verdad…después de la boda teníamos que dormir en habitaciones separadas, porque no teníamos espacio. —Susurró, sintiendo su corazón extendiéndose por su garganta, no podía hacerlo ¿A qué se refería con eso? ¿Estaría hablando de lo que decía Tomoka? ¿O estaría malentendiendo las cosas?

Lo observó temerosa ¿Podía confiar en él? Se había casado con ese chico después de todo, pero no estaba segura si se atrevía a hacerlo. Lo observó, notando como sus ojos ámbar revisaban los mensajes que tenía en su móvil para luego apagarlo, eso no era una buena señal, si iba a desconectarlo era por algo. Estaba asustada y no quería admitirlo, Ann le había dicho que si hablaba con él sobre eso la escucharía. Si realmente la amaba podría entenderlo, pero no sabía cómo hablarle sobre ello. Tomó aire y trató de hacerlo, sólo tenía que mirarlo a los ojos para decirle todo de una sola vez ¿Podría hacerlo bien y no provocaría un malentendido? Su corazón latía a mil.

— ¿Te sientes bien?—Le susurró, una vez que se encontró a su lado temblando.

—S-Sí, estoy bien.

—mmm estás actuando extraño otra vez ¿Hay algo que quieras decirme?

—P-Pues…yo. —Comenzó a decir, viendo como sus ojos ámbar penetraban en los suyos, provocando un extraño calor apoderarse de su cuerpo. —Sobre lo que haremos ahora…no sé si quiera hacerlo.

—Si hablas de dormir, no estaba refiriéndome precisamente a eso. —Se acercó a ella, buscando algo que no podía comprender la castaña.

—No hablaba de dormir…sino de la otra cosa que querías hacer.

—Ah es verdad. —Tomó su cintura para atraerla hacia él.

—Ryoma-Kun yo…

—Aquí está, lo sospeché desde un principio. —Susurró para sí, tomando el control remoto que estaba justo alado de la castaña.

— ¿Eh? ¿Veremos televisión?

—Sí, aunque estemos en otro país, podemos activar los subtítulos en japonés y ver algo interesante. —Encendió el televisor con el botón indicado, percatándose que precisamente estaban sintonizando un partido de tenis en el canal internacional.

—Ya veo…—Suspiró aliviada, por un momento pensaba que pasarían a eso.

— ¿Porqué luces sorprendida? ¿En qué estabas pensando?

—En nada. —Musitó, cambiando el tema. No podía decirle eso, su rostro ardía en vergüenza. No debía haber sospechado del ambarino en un comienzo. Se acomodó en la cama para poder ver la televisión.

— ¿Qué quieres ver?—Le preguntó, estaba actuando muy extraña los últimos días.

—Cualquier cosa está bien.

—Estos días has estado actuando extraña…tienes la misma mirada que aquel día que tuviste la pesadilla ¿Está relacionado con eso? ¿Crees que pueda pasar lo que soñaste?

—N-No es eso…es sólo que no me importa en verdad lo que veamos. —Se acercó a él, no podía seguir tratándolo de ese modo, sólo despertaría sospechas. —Sólo quiero estar contigo, no me importa lo demás.

—Si quieres…podemos salir ahora, podré dormir más tarde.

— ¿Eh? ¿Por qué?

—Es lo que quieres ¿no?

—Sí, pero…también también deseo que descanses.

—No te preocupes por ello. —Apagó el televisor para reincorporarse en la cama. —Más tarde descansaremos.

Una vez se encontraron en la playa, Sakuno se dedicó a contemplar el hermoso paisaje que tenía frente a ella, seguía creyendo que se trataba de un sueño, ese lugar afrodisiaco no podía ser real. Había dejado de lado su ropa de invierno, para lucir una falda con una blusa rosa. Se sorprendió aun más cuando notó como unas personas alquilaban (O rentaban) unos botes blancos de madera que le recordaba a las grandes canoas que utilizaban los indígenas de otras nacionalidades para pescar; no sabía mucho de historia, pero podía identificar las canoas. "¿Quieres ir?" Le preguntó el ambarino, cuando se percató que miraba a la muchedumbre que hacía filas para abordarlo. "¿Eh? ¿No es mucho dinero?" Preguntó la castaña, ante lo cual el ambarino negó silenciosamente para dirigirse hacia el hombre que alquilaba, anunciándole que volvería dentro de unos minutos. Lo observó sonrojada, se veía tan guapo luciendo su playera gris, dejando al descubierto sus fuertes brazos, llevando además su gorra blanca tan característica de él, cubriéndole los ojos ámbar que no necesitaba ver para concluir lo hermoso que eran. No tenía que saber inglés ni cualquier otro idioma a la perfección para saber leer las miradas que las chicas que los rodeaban le dedicaban, sólo dos palabras fueron suficientes para concluir que se trataba de él "Japanese y Boy" juntos que infería que se trataba de chicas no latinas, sino inglesas por el acento.

Luego de unos minutos, subió en él con ayuda de su esposo que la tomó de la mano. No sabía si era producto de los nervios o por la ansiedad por subir a él, pero su corazón latía a mil y no podía controlarlo.

Se sentaron junto a otras personas, llevando un salvavidas para protegerse en caso de que sucediera algo, esperaba que no sucediera precisamente en esos momentos, ya que no sabía nadar y tendría problemas con ello. Intentando relajarse, tomó aire para dejarse llevar por la suave voz de la chica que los guiaba en el mar, dándoles las instrucciones sobre el viaje. No obstante, no podía mantener la calma notando como poco a poco comenzaban a distanciarse de la arena, provocando que respirara más profundo que antes para controlarse. "Todo estará bien" Le susurró el ambarino, posando su cálida mano sobre la suya, garantizándole seguridad, sabía que estando con él podría estar seguro y no tendría nada que temer. Escuchó como un hombre moreno de alrededor de 25 años les explicaba un poco acerca de la historia del Caribe. Lo increíble no era la historia en sí, sino más bien la facilidad que tenía él para relatar la historia de la isla adecuándose a cada turista con su idioma correspondiente. Estaba asombrada con la cantidad de idiomas que dominaba, incluso podía hablarles en japonés sin sufrir mayores problemas sobre la pronunciación.

— ¿Podrías dejar de hacer eso?—Susurró el ambarino.

— ¿Eh? ¿A qué te refieres?

—Mirarlo de ese modo. —Gruñó— Si no te conociera, sospecharía que estás interesada en ese tipo. —Miró al guía turístico que le sonreía a todos. —Pero como no es el caso, imagino que estás sorprendida por que puede comunicarse con todos los turistas, aunque sean de distintos países.

—P-Pensé que no lo habías notado, lo siento —Se sonrojó, debía disimular más sus miradas. —Pero tienes razón, estoy fascinada por su dominio.

—No deberías fascinarte con tanta facilidad. —Bufó. —Además no es tan especial por saber tanto, yo también sé manejar muchos idiomas.

—Lo sé, es sólo que me sorprendió. —Rió nerviosa. —No tienes que enfadarte porque alguien tiene más conocimientos.

—No estoy enfadado.

Definitivamente su rostro no iba en sincronía con sus palabras, lo que provocó que la castaña riera un momento sorprendiéndolo, no podía seguir discutiendo contra él, ya que de alguna manera le ganaría en argumentos, pero no podía controlar lo que le causaba verlo así, le recordaba a un niño pequeño en pleno berrinche. "¿De qué te ríes?" Preguntó confuso, pero sólo consiguió que la castaña riera aun más, llamando la atención de todos los ocupantes del bote.

Se detuvieron alrededor de las tres de la tarde, ya que todos los participantes de la excursión morían de hambre por haber salido temprano de sus habitaciones sin haber comido nada. Por ello, se dirigieron al Ressort para comer en un Restaurante de calidad con los mejores chef del lugar. No sólo era reconocido por la deliciosa comida, sino también por el bello paisaje que se percibía desde la terraza, era increíble. Observó como Ryoma tomaba la copa de vino para examinar su color, de seguro estaba al tanto de qué tipo de vino era, considerando su gran conocimiento por todo lo que había en ese lugar. Esperaba escuchar lo que pensaba de él, sin embargo la sorprendió levantando su copa para hacer un brindis por su estadía en el Caribe y celebrar por supuesto por su luna de miel. La castaña imitó al ambarino, extendiendo su copa con un leve sonrojo en sus mejillas, no veía venir eso, por lo que la asombró por completo "Por nuestra luna de miel" Lo escuchó decir, y levantó su copa para imitar sus movimientos, esperando no quebrar la copa por sus impulsos, pero para su fortuna no ocurrió nada malo. Ambos bebieron en silencio, para continuar con la comida.

La fría brisa de la tarde se apoderó de ellos, mientras caminaban por la playa descalzos sintiendo la arena blanca en sus pies, mientras percibían como el sol se escondía tras las esponjosas nubes, tiñendo el cielo de un color anaranjado claro. El mar se veía tan tranquilo a esas horas que Sakuno se atrevió por fin a dar un paso hacia adelante para sentir el mar en sus tobillos. Ryoma la observó en silencio, escuchándola gritar y jugar por el alrededor de la arena por lo frío que estaba el agua. Su cabello castaño parecía volverse rojo con el reflejo del crepúsculo sobre él, extendiéndose en sus hombros atado a dos fuertes trenzas que llegaban a rodear su cintura. Sus ojos carmesí también cambiaban de color al adaptarse a los rayos de sol, se volvían rubís como piedras preciosas, no podría dejar de admirarlos. Al igual que su cuerpo, no se había percatado antes de la longitud de sus piernas, ni siquiera se había percatado de la silueta de su cintura. "¿Ryoma-Kun? ¿Estás bien?" Le preguntó, sacándolo de sus pensamientos, solía utilizar los honoríficos cuando se ponía nerviosa.

—No es nada. —Se acercó a ella para cortar la distancia que había. —Es sólo que…—Tomó una de sus trenzas para jugar con ella, acariciándolo con la yema de sus dedos. —Llevas el cabello demasiado largo.

— ¿Eh? Eso es porque….he olvidado cortármelo. —Se sonrojó, sintiéndose nerviosa por la cercanía de sus dedos. —Si quieres, puedo cortármelo. Ya que no es la primera vez que lo mencionas.

—Olvídalo, quiero que lo dejes así.

—P-Pero tu dijiste que…

—No importa lo que dije, lo prefiero así…tal cual está. —Besó su cabello, provocando que el rostro de la castaña ardiera por unos minutos. —E-Está lindo el cielo…—Susurró, una vez que logró liberarse de esas emociones y ver como el ambarino se encontraba a su lado, dejando su cabello donde estaba.

—Sí, es verdad.

—Luce distinto a otras veces ¿O es mi idea? —Desvió su mirada de la suya para contemplarlo.

—Puede que sea distinto por el clima que estamos experimentando aquí, sin embargo si lo piensas es el mismo. —Tomó una piedra que había en el suelo para lanzarla hacia el mar, logrando que rebotara en el agua cristalina y generara ondas increíbles. —Sin duda lo es.

—Tal vez no es el cielo lo distinto, sino la situación que vivimos. —Susurró, dejando escapar una sonrisa nostálgica, recordando todas las veces que veía el mismo atardecer solo. —Porque es la primera vez que lo vemos juntos.

—Tienes razón, eso lo cambia todo. —Envolvió sus hombros con sus brazos al notar que comenzaba a tener frío. — ¿Quieres entrar?

—Sí, podríamos descansar ahora.

Al llegar a la habitación, la castaña de ojos carmesí se dejó caer sobre una silla agotada, no quería hacerlo en el colchón por miedo a que pasara una de todas las advertencias que Ann le había hecho para evitar la noche de bodas. "¿Quieres algo para beber?" Le preguntó el ambarino, notando que negaba con la cabeza, anunció que iría al salón a buscar algunas cosas, ya que para su extrañeza no estaba todo lo necesario para beber aquella noche, volvería dentro de unos minutos. Apenas escuchó el sonido de la puerta cerrándose, rogó porque se demorara lo suficiente para alcanzar a cambiarse de ropa y dormir que es lo que más deseaba. Buscó en su maleta su pijama nervioso, tenía que encontrarlo lo antes posible para evitar la noche de bodas. Pero entonces se encontró con un pijama extraño que no recordaba haber empacado, de seguro había sido Rinko la de la idea. Suspiró, odiaba a la tía en algunos momentos. Ignorando la teñida que había en la maleta, tomó unos pantalones largos de color rosa que encontró entre sus cosas para dormir con él, apresurándose en cambiarse la blusa que llevaba en esos momentos. Corrió a lavarse los dientes y cambiarse en el baño, ya que aun no se atrevía a hacerlo frente a él. En cuestión de minutos logró volver a la habitación a tiempo para acomodar la cabeza en la almohada y dormir profundamente.

A la mañana siguiente, siente los primeros rayos de sol entrando por la ventana, pero no es lo único que la desconcierta, también hay un delicioso aroma en dicha habitación que hace que se reincorpore en la cama confundida. Ryoma se encuentra a tan sólo metros de ella, llevando una bata con el nombre del Ressort en su pecho y además sosteniendo una bandeja en sus manos. No fue capaz de modular ni una sola palabra, porque Ryoma ya había dejado la bandeja sobre sus piernas, que contenía no sólo tostadas con mermelada y un pastelito, sino también una rosa roja que parecía haber sido cortada recién de los jardines, porque brillaba como cualquier otra que hubiera visto.

— ¿Cómo dormiste?—Le preguntó el ambarino, quien la había encontrado dormida la noche anterior.

—Bien, la cama era tan cómoda que no creí que me dormiría tan deprisa. —Mintió, sabiendo que lo había hecho a propósito. —E-Esto… ¿Tú lo pediste?

—No, fue idea de mi madre. Al parecer venía incluido el desayuno dentro del menú de huéspedes.

—Ya veo…—Susurró decepcionada, por un momento pensó que había sido idea de él. —Está delicioso ¿Quieres probar?

—No, ya comí hace un rato. —Se sentó a su lado sosteniendo una nota.

— ¿Qué ocurre? ¿Qué es?

—Curiosamente mi madre no sólo ha organizado el menú de nuestra luna de miel, también se ha hecho cargo de lo que haremos cada día.

Luna de miel en el Caribe (Día 1)

-Desayuno en la cama

-Guía turística

-Almuerzo en Restaurante

-Tarde en la piscina (Sillas reservadas)

-Masajes para ambos.

-Noche de sorpresas

¿A qué se refería con noche de sorpresas? Con tan sólo leer dicho título, la castaña comenzaba a sentir escalofríos. No tenía que ser una genio para descubrir que Rinko planeaba la noche de bodas que debían tener.

— ¿Está todo pagado?

—Sí, de hecho está establecido por horarios. —Suspiró agobiado por los planes de su madre, no le bastaba haberse hecho cargo de la boda, del viaje y el video que verían en el camino, ahora también quería hacerse cargo de todo lo demás. —No obstante, no es necesario dejarse llevar por esa estúpida lista. Podemos hacer lo que nosotros deseemos, ya que es nuestra luna de miel, no la suya.

—Lo sé, es sólo que…si ya pagó por todo eso—Susurró incomoda. —No deberíamos rechazarlo.

—Es verdad, pero el dinero no importa. Si no quieres hacerlo, ella deberá entenderlo.

—No te preocupes, no me molesta hacerlo. —Sonrió—Es sólo que no esperaba que hiciera esto.

—Parece que aun no la conoces bien, es así desde siempre.

—Pero sólo tengo una duda ¿A qué se refería con…noche de sorpresas?

—Puede tratarse de una cena, como puede ser otra cosa.

—Ojalá sea una cena.

—Pero si pensó en nosotros para hacer esto, no creo que sea nada malo.

—Tienes razón, entonces ¿Qué hacemos primero?

—A las 11:15 tenemos que reunirnos en el salón con el guía turístico y otras personas.

—Está bien, iré a bañarme.

Tenía que evitar a toda costa que la noche de boda no se realizara, no al menos en esos momentos que un no se encontraba preparada para ello.

Continuará…

Hola! ¿Cómo están? Espero que bien, les tengo este fic antes de lo esperado. Piensenlo como un regalo de navidad atrasado (?)

En fin, este primer capítulo será más corto que los demás, debido a que es el primero: ) Con respecto al título, no quise mantener el "Say You Love Me" porque aunque me encanta, esta historia es la segunda temporada, por lo que merece un título que lo vincule a la primera, pero no sea el mismo. Si se preguntan por qué ¿Do you love me? No puedo responderles a esa pregunta aún. Les puedo explicar que Say You Love Me era dedicado a ambos, porque tanto Sakuno que deseaba que Ryoma le dijera que la amaba, como Ryoma quería que estuviera siempre enamorada de él. Ahora este fic tiene este nombre en particular por qué significa ¿Tú me amas? Es más una pregunta que merece ser justificada, es decir que demuestre que la quiere. A diferencia de la anterior, que tenía que decirlo xDD Bueno, esta es la explicación lógica de todo xD

Con respecto a la continuación, tengo planeado subirla pronto. Me refiero de aquí a 10 días (¿) xD Porque pretendo hacerla con la cantidad de páginas que realmente merece, alrededor de 30 páginas por lo menos. No como este que son sólo 16. Además ya tengo todas mis ideas claras para esta nueva temporada y para el próximo capítulo por supuesto 3

Cualquier error ortográfico, no duden en decirlo. A veces se me pasan.

Mi página de facebook es Hinata-Sakuno fanfiction

Espero que les haya gustado :D

Saludos!