Primer capitulo que hace mas referencia a Izaya :) obviamente es Shizaya 3 espero que les guste y nos leemos abajo!
Durarara! no me pertenece y tampoco sus personajes, unicamente los uso para ñoñear con este fic 8D
+ Chapter I: Orihara Izaya +
Ikebukuro era como su parque de diversiones llena de animales que podía amaestrar a su antojo era una de las razones por la que amaba Ikebukuro, sus habitantes, sus bandas era tan cómico ver como el mismo haciendo uso de su inteligencia manipulaba las riendas de una pelea entre pandillas incluso el era quien las causaba solo por mero entretenimiento personal. Ver a sus adorados humanos sufriendo, sintiendo miedo, terror, depresiones entre muchos otros sentimientos y emociones resaltando el odio…
Ah ¡Como le encantaba!
De entre todos los sentimientos que mostraban los humanos ese era su favorito, simplemente lo tenia todo.
Oh encantador odio, hipnotizante, desgarrador, deseoso; apasionado y obsesivo. Tenia un sin fin de formas para intentar describirlo.
Si bien todos lo catalogaban de loco y desquiciado, que era un enfermo que no hacia mas que jugar con la mente de las personas, justificando sus actos diciendo que era su forma de demostrar amor por los humanos, si.. ¡Amaba a los humanos! Le fascinaba su forma irracional de reaccionar a las diversas situaciones.
Así es, así lo describen, por ahí lo cuentan quienes han tenido la fortuna o mas bien desdicha para la mayoría de conocer al informante.
- Orihara Izaya – sonrió de manera prepotente, moviéndose sigilosamente y dando pequeños brinquitos que en opinión de cualquiera era algo muy infantil pero característico del pelinegro.
- ¿Ah? – parpadeo la joven de cabellos rojizos y orbes avellana no llevaba mas de media hora conversando con ese sujeto que se le había acercado.
- No me había presentado ~ soy Orihara Izaya – seguía sin parar de moverse ni un instante parecía un chiquillo hiperactivo con su juguete nuevo y verdaderamente esa joven era su nueva victima. – Entonces decías que viste a tu novio besando a otra mujer ¡Vaya, que tristeza! – afirmo de lo mas irónico con un interés fingido.
- Duele… yo lo amo y el también juraba amarme ¡¿Por qué hizo eso? – Grito al unísono desesperada y encajada en su despecho.
- Huh.. ¿Amor dices? – Cuestiono sintiendo su sonrisa ensancharse - ¿Qué es el amor? Desear a esa persona, quererla a tu lado, las ansias de que solo te mire a ti, que te tenga fidelidad ¿No es eso muy idéntico al egoísmo? – Finalizo su rápida conclusión disfrutando la expresión de disturbio de la mujer.
- ¡Humanos egoístas! Todo lo desean para ellos, su vaga creencia de que el universo gira alrededor de ellos, ¿Sabes porque te cambio tan fácilmente? Esa mujer tenia un buen cuerpo y se dejo llevar por sus instintos ¡Igual que un animal! Seguramente mañana te llegara con un ramo de flores pidiéndote disculpas jurando y perjurando que eres el amor de su vida ¡Y tu de ilusa caerás! – La señalo burlonamente carcajeándose como si recién le hubiesen contado un chiste – Que ironía, su necesidad de sentirse amados como lo llaman e aquí el replanteamiento de la primera pregunta.
¿Qué es el amor?
Silencio, un sollozo lleno de lagrimas seguido de un grito de temor y soledad.
- Pobrecita.. que lastima me das. – Se inclino a la altura de la joven esta cayo al suelo sin fuerza alguna para levantarse – Débil. – Se quedo ahí esperando otra reacción pero nada pasaba – Débil. – Murmuro de nuevo con una mueca de frustración estirando la mano mostrándole un objeto punzante – Te presento a mi querida arma, te ayudara a aliviar tu dolor. – Sentencio para retroceder unos cuantos pasos, admirando su ultima obra de arte antes de retirarse.
- Llegas tarde. – Se escucho una voz un tanto seca.
- Waah lo siento ~ tuve una pequeña demora – Le dedico una de sus sonrisas cómplices a la mujer que actualmente se encontraba sentada en su mullido asiento tras el escritorio tecleando sin parar en el computador.
- Que no se vuelva a repetir no pienso estar haciendo tu trabajo. – Dijo firmemente parándose de su asiento y dar unos cuantos pasos para estar mas cerca del pelinegro. – No tengo interés en cuales son tus entretenimientos mientras no afecte mi estadía aquí. – Finalizo emprendiendo su camino a la salida.
- No te quejes, te estoy pagando. – Contesto viendo como la mujer salía de la gran oficina, la cual tenia cierta elegancia y comodidad.
- Guiada por tu fraternidad ¿Hasta donde llegara tu obsesión? – Pregunto sabiendo de antemano que no había nadie mas en aquella desolada oficina que respondiera su pregunta.
Siempre era así, su sola presencia en la enorme oficina vacía todo era tan vago. Había ocasiones que al terminar su jornada de trabajo no tenia nada que hacer así que le quedaba mucho tiempo para hacerle la vida imposible a alguien mas y ese alguien no era nadie mas que Shizuo Heiwajima.
¿Qué porque lo había elegido a el?
Eso no es nada nuevo, data de algunos años en el pasado cuando su interés en el rubio había incrementado. Si bien Izaya era un ser curioso y aquella persona de temperamento irracional había despertado un gran enigma en el. Amaba a los humanos y Shizuo era uno de ellos sin embargo por mas que lo intentaba no lograba sentir ese mismo amor por el.
¿Por qué? Se pregunto un sin fin de ocasiones.
Ese hombre poseía una fuerza sobrehumana eso lo hacia estar fuera de la sociedad, de la normalidad, de lo común. Entonces… por estar fuera de la sociedad lo cual distingue a un ser humano por la necesidad de convivir, Shizuo era la excepción a toda las normas, la oveja negra en un corral de ovejas blancas y manipulables por lo tanto, por ser diferente a sus demás "corderitos", lo odiaría.
Esa era la lógica de Orihara Izaya; distorsionada y compleja. Quizás solo el se entiende pero ese era el precio de su inteligencia. La soledad de la incomprensión a cambio de no vivir en la débil ignorancia.
La luna se encontraba resplandeciendo claro indicio que eran altas horas de la noche y el ya nombrado vagaba por la oscuridad de las calles con una actitud eufórica, se detuvo momentáneamente al ver quien se encontraba en la otra calle, su objeto de diversión, rió entre dientes moría de ganas por ir a jugar un rato con el pero no era el momento, necesitaba descansar lo mejor seria esperar a mañana para divertirse.
- ¡Shizuuu ~ chaaan! – Al diablo. Ver la cara de histérico del rubio no tenia precio.
El mencionado volteo en una fracción de segundo con una expresión de repulsión mas al no ver nada.. mas bien "alguien" suspiro rascándose la mejilla con el dedo índice, sintiendo como sus facciones se relajaban ya hasta alucinaba la voz de ese sujeto.
Izaya observo cada movimiento del rubio desde lo alto de un edificio regañándose mentalmente por la estupidez que acababa de cometer, su cuerpo se encontraba cansado como para liar una maratón con Shizzy.
- Inercia. – Dedujo al instante lo anterior.. había sido la costumbre de hacer enfurecer a Shizuo apenas y lo veía incluso cuando no lo veía encontraba alguna forma de martirizarlo.
Se tiro de espaldas al suelo mirando al cielo, no había tantas estrellas como de costumbre, sentía sus ojos entrecerrarse de repente el cielo se veía mas pequeño cada vez que parpadeaba hasta que inevitablemente quedo dormido en aquella azotea.
Abrió los ojos pesadamente todo estaba oscuro no lograba ver nada sus ojos se dilataron y sus pupilas se achicaron en un intento de divisar algo mas, todo era en vano. Un escalofrió lo recorrió desde los pies hasta cada cabello de su cabeza… hacia frió.
Camino lentamente como calando el lugar pero nada, no llegaba a ningún lado al contrario algo le decía que con cada paso dado las paredes le huían esto le perturbo. Logro ver una silueta decidió acercarse a ese extraño contorno situado en la nada. Podía ver que esa figura era alta y delgada conforme se iba acercando veía mas rasgos, tenia un cuerpo firme no delicado pero sin perder encanto; era un hombre.
Mostró una mueca de disgusto que casi al instante cambio a esbozar una ligera sonrisa y a reír como si no hubiera un mañana. Esa negra habitación en penumbras resonó con el eco de la carcajada de Izaya llamando la atención de la persona frente a el que paso de darle la espalda a mirarlo directamente con un dejo de curiosidad.
- Santo cielo. – Murmuro burlón. – Debo estar dormido aun, seria la única forma en la que no me mires con odio – Noto como el otro lo miraba escéptico – Me siento un enfermo por soñar con Shizzy – Miro el alrededor el panorama había cambiado a una habitación blanca, completamente inamueblada ya no sentía el mismo frió abrasador de hace poco, una sensación calida inundo sus sentidos, cerro los ojos disfrutando de la calidez una que para ser honestos nunca había sentido.
- ¿Te sientes a gusto? – Pregunto con cierto tono de inseguridad.
- Extrañamente si… es el sueño más realista que he tenido.
- ¿Un sueño eh? – Rió quedamente – Si eso dices.
- Ah… - Fue lo único que atino a decir sintiéndose estupido al ser invadido por la incertidumbre.
- ¿Qué te trae por aquí Izaya?
- Mas bien que te traes tu aquí, estoy soñando largo de aquí que harás de este sueño una pesadilla y no tengo ánimos de lidiar contigo.
- Tu mismo lo dijiste, estas soñando. – Hizo una pausa – Y yo soy parte, no es mi culpa que tu subconsciente te traicione. – Comento burlón, esbozando una sonrisa picara de oreja a oreja.
- Tsk. – Carraspeo desviando la mirada molesto no tanto por lo dicho por Shizu-chan mas bien por su acción y por consiguiente la reacción que tuvo en el; aun con la mirada desviada sintiendo un inexplicable y jamás experimentado calor en sus mejillas, cierta vergüenza inundo su juicio soltando un leve gemido de desaprobación incluso podía confundirse con un puchero.
- ¿Izaya? – Lo miro curioso no entendiendo la reacción del otro.
- Izaya… - Repitió de nuevo intentando leer las expresiones faciales del pelinegro, su mirada de frustración no concordaba con sus labios retorcidos y sus mejillas sonrosadas, noto como tenia los puños cerrados, temblando un poco como si intentara reprimir algo con mucho esfuerzo. Vacilo pero lo volvió a llamar un poco mas fuerte.
- ¡IZAYA!
Abrió los ojos agitado su respiración era rápida sentía todas las recientes emociones a flor de piel, viro su vista a sus manos aun se encontraban engullidas en puños; suspiro.
- ¿Izaya te encuentras bien? – La suave y calmada voz lo saco de sus pensamientos, giro su rostro quedando frente a frente.
- Celty… ¿Qué haces en mi aparta…? – No termino de formular su pregunta pues al instante se percato que se encontraba en la azotea al parecer ahí mismo se había quedado dormido, desvió su vista de Celty junto a ella se encontraba cierto medico que conocía muy bien.
- ¡Izaya! – Repitió como anteriormente había estado llamándolo. - ¿Qué haces aquí tirado? ¿Shizuo te dejo inconciente? – Vio como el pelinegro movió la cabeza en gesto de negación, Celty pareció preocuparse lo noto la chica no se encontraba tranquila dio unos pasos aproximándose a ella tomándole la mano intentando tranquilizarla; por fortuna, funciono.
- Será mejor que me vaya. – Atino a por fin pararse del duro piso en el que paso la noche, se sacudió la ropa y miro a las dos personas ahí presentes. – Mah~ nos vemos. – Con la agilidad que se le atribuye corrió por las escaleras de emergencia, perdiéndose de la vista de la mujer con casco de gato y su medico amante.
- ¡Maldición! – Grito histérico cuando se encontró solo en un callejón, pateo un bote de basura sin dejar de mascullar cuanta cosa se le ocurría.
Débil, débil, débil, débil, débil.
Su mente le aplicaba una jugarreta echándole en cara lo débil que estaba siendo.
- ¡TE ODIO!, ¡TE ODIO!, ¡TE ODIO!, ¡TE ODIO! – Parecía que su mente se había desconectado, golpeaba la pared insaciablemente sin importarle que sus manos comenzaran a sangrar podía jurar que ni siquiera le dolía simplemente quería mas bien necesitaba descargar esa frustración. Unas gotas recorrían cada lado de su rostro comenzando desde sus rojizos y pocos comunes ojos pasando por sus pómulos hasta llegar al mentón cayendo de este como llovizna al suelo. Parpadeo; Estaba confundido, fue entonces cuando su mente se volvió a conectar con su cuerpo.
Era el claro ejemplo de una estatua, inmóvil. Solo podía verse su respiración pausada y un río de lagrimas caer de su pálido rostro.
Miro hacia el cielo de manera casi motorizada como si este tuviera la respuesta a todo lo que le estaba sucediendo, no entendía.
Un grito desgarrador.
Una cabellera rubia casi castaña revoloteaba con el viento, el joven de complexión delgada, aproximadamente unos 1.62 de altura portaba un uniforme celeste con una sudadera blanca de gorro bajo este. Sus orbes doradas viraron hacia el cielo nublado y grisáceo, las nubes se encontraban cargadas de agua al punto de ser casi negras; anticipaban la llegada de una llovizna.
- ¡Vaya dia para llover! – Musito al unísono un tanto fastidiado. Dejo de correr optando por un paso lento a pesar de saber que estaba a punto de llover.
Había tenido un día bastante pesado a su parecer. Comenzó la mañana coqueteando con un par de chicas que como es costumbre últimamente ni siquiera se inmutaron en ponerle atención. Llego a la escuela siendo ignorado por Mikado al parecer algo se pensaba muy seriamente. Prefirió ignorarlo y merodear por la escuela, tampoco entro al clase por lo que al final decidió mejor irse.
Y ahí se encontraba vagando por las calles de Ikebukuro sin ningún rumbo aparente viendo como algunos grupos de personas portaban paliacates con algún color, hizo una mueca de fastidio y siguió adelante pasando de largo una camioneta Van de color grisáceo estacionada en la esquina.
- ¡Pero que aburrimiento! – Exclamo con cierto tono de fatiga. Cuando se dio cuenta ya se encontraba al frente de un gran hospital, inmediatamente lo reconoció puesto que ha ido un sin fin de ocasiones… siempre a la misma habitación.
Su cuerpo tembló levemente podía jurar mas bien asegurar que esa mujer lo observaba desde la ventana de su habitación con su maldita sonrisa eterna. ¡Dios! El solo hecho de pensar en ella le venia a la mente esa desagradable persona que a estado evitando a toda costa incluso en sus pensamientos. Y como olvidarlo si todo el era inolvidable sus rojizos ojos clavándote con la mirada como si fuera un gato observando un trozo de pescado fresco. Gruño moviendo la cabeza disipando su mente, dio un último vistazo al hospital y siguió su rumbo: "A donde sea que el camino me lleve" pensó desganadamente. Quien diría que aquel chico lleno de energía se dirigía a su propia horca.
Su rumbo se profundizo mas a las calles menos transitadas cada vez se hacían mas angostas y había mas callejones, algunos sin salida.
Fue entonces cuando lo escucho; un grito desgarrador salido desde las entrañas mas profundas de Ikebukuro. Sintió como los vellos de su piel se erizaban, pero la curiosidad era fuerte. Camino a paso lento en dirección de donde creyó fue proveniente aquel grito triste… doloroso que con tan solo escucharlo pudo sentir el pesar de esa alma.
Increíble fue su sorpresa cuando lo vio, a aquel que parecía inmune a toda emoción "humana".
Intento formular palabra alguna pero tanto fue su shock en ver a esa persona que consideraba indestructible en un estado tan deplorable que solo atino a correr. No sabia porque y ni siquiera lo pensó sus piernas comenzaron a moverse lo mas rápido que podía, sentía sus ojos acuosos ¿Qué le pasaba? ¿Tan cobarde era?
Kida Masaomi no se consideraba una persona fuerte mas bien el mismo se calificaba como un cobarde puesto que cuando mas lo necesitan el miedo lo invadía dejando que se apoderara de sus sentidos... tal y como ocurrió con Saki.
Cerró los ojos intentando calmarse hasta que choco con algo aparentemente grande, cayendo de sentón al piso.
- ¡Sushi Ru-! – No termino ni de formular palabra al sentir un pequeño cuerpo estrellar contra el. - ¿Kida-kun? – Pudo notar confusión en su mirar, le extendió la mano. – Levántate – Sonrió.
El menor atino a aceptar su ayuda, sujeto su mano algo inseguro no se encontraba en el mejor estado emocional.
- Gracias…
- ¿Por qué la cara larga? – Pregunto un tanto curioso a lo que el rubio solo desvió la mirada.
- Eso no es bueno – Lo tomo del brazo jalándolo al interior del restaurante.
Se sorprendió al ser jalado al interior del restaurante, no pudo evitarlo. Simon tenia mucha mas fuerza que el. Vio como el cocinero le sonreía con amabilidad mientras que el hombre de los volantes le asigno una mesa y de inmediato paso el primer plato de Sushi sobre esta.
- ¡Provecho!
- ¡¿Ah? ¡Pero no tengo dinero para pagar esto! – Miro hacia el plato se veía delicioso, definitivamente debía costar mucho.- ¡Y menos para pagar esto! – Grito llamando la atención de algunos de los clientes que prefirieron seguir en lo suyo e ignorar chiquillo.
- Hoy paga la casa. – Contesto de lo mas calmado. – No nos gusta ver a un chico tan alegre como tu en un estado así.
Se iba a defender pero guardo silencio, Simon tenia razón debía meditar la situación empezando por ordenar los hechos.
Primero: Estaba mas que claro que se encontró con Izaya llorando a gritos.
Segundo: Le había dado miedo verlo.
Tercera: Todo se concentraba en el hecho de si el informante noto su presencia o no… si no seria excelente podía fingir que nada paso y seguir con su vida. PERO, si lo vio podía considerarse hombre muerto.
- Ese sujeto esta loco. – Dijo para si mismo, tomando un trozo de sushi y comiéndolo calmadamente, se había tranquilizado y ahora conseguía pensar mejor las cosas, escucho algunos chismes de las chicas que conversaban en la mesa de enfrente, no les prestaba tanta atención hasta que oyó algo que despertó su interés.
- Escuche que no los han visto pelear últimamente.
- Mah… eso me relaja mucho me da miedo tantas peleas. – Comento un tanto preocupada.
Kida supuso que se referían a las peleas de bandas, suspiro. Algunos de los pañuelos amarillos no le han respetado la regla de "No peleas sin sentido".
- ¡Una vez me toco estar cuando lanzo una maquina expendedora!
- ¡Waaaah que miedo es un salvaje!
Esperen… maquina expendedora…salvaje… ok no se referían a los pañuelos amarillos, definitivamente estaban describiendo a Heiwajima Shizuo.
Termino el sushi y se retiro no sin antes agradecerle a Simon. No le temería a Izaya.. ya no mas.
Simplemente esperaría a que pase lo que tenga que pasar.
Además… ya había alguien que le pusiera una correa a ese demente; el sujeto con problemas de control de la ira.
Una vez que desahogo un grito tan estruendoso que hasta el mismo se conmociono, por su mente no dejaba de repetirse la misma palabra una y otra vez.
Débil, débil, débil, débil, débil, ¡Débil humano!
Sentía la cabeza darle vueltas, que todo era ambiguo. ¿Cómo podría describirlo? No lograba encontrar las palabras ni la emoción adecuada.
¡Vaya mierda!
Y rió, rió como jamás antes lo hubiera hecho.
Algunos truenos y relámpagos anunciaron su presencia acompañados de una llovizna arrasadora. Los habitantes de la gran ciudad corrían a buscar un techo donde protegerse, mientras que otros precavidos portaban su paraguas y conseguían caminar más tranquilamente.
A excepción de uno.
- ¿Hmn? – Parpadeo mirando hacia el cielo, notando como las aves volaban en dirección opuesta. Los lentes azulados comenzaron a humedecerse y el rubio cabello termino mojado en un instante, como si lo hubieran bañado a cubetazos.
- Será una larga llovizna. – Murmuro para si mismo continuando su camino sin prisa alguna por la orilla de la banqueta, mientras que con sus manos jugueteaba con lo que parecía ser un pequeño cuchillo muy portátil.
Asfgdshfghf! y se acabo el primer capi xD ufff Izaya es muy complejo asi que si me esforze para manejar al personaje c: ... y yo queria verlo chiilar, TEHEE.
¿Cuando aparecera mas Shizuo? Pues en el siguiente capi! Que sera la introduccion de Shizu-chan 3
Yo amo a esos dos juntos, revueltos y revoloteados 8D asi que quize aportar con un fic de estos dos ya que aun no hay muchos )8
¿Les gusto? Alguna duda o sugerencia, dejenme review *u* me gustaria saber como les parecio el capi, tengo muchas ideas para este fic 8D
