Quizás es una distopía o el mundo realmente siempre ha sido así


N/A: Probablemente hayan algunos errores, por favor háganmelo saber. No hay parejas. Spoilers por el Arco de Mogami, ¡precaución! Contenido sensible y bullying implícito.

Mob psycho 100 © One y Bones


Cuando Shigeo llega a casa, que es todavía mucho después de las tres de la tarde, nadie sale a recibirlo. Quizás la primera semana fue algo sorpresivo para él pero lo olvidó después de un mes. El sabor a leche agria y la sensación húmeda y pegajosa que este deja en sus parpados también ha pasado a ser algo cotidiano. Es una asimilación imprevista que pese a no ser gradual es ahora parte de la "normalidad". En la cena, sus padres sirven la comida para todos y la conversación se centra exclusivamente en Ritsu (y sus buenas notas). Los primeros días trato de decir algo, tratando de seguir la corriente a sus parientes más cercanos, se cansó cuando se dio cuenta que probablemente se veía más como una carga. Aún en los días que aparece con moretones, cortes y olor a desagüe solo le dirán que se dé un baño y deje de ser una molestia. Donde antes podía asegurar que trabajaba a medio tiempo, hoy es un edificio a punto de demoler. Hay días en que se escapa del colegio (porque a su familia no le interesa realmente su educación ni su integridad) pero ella siempre encuentra la manera de llegar a su escondite. No hay refugio para sus brazos, sus pulmones asfixiantes ni su lengua que casi pierde cualquier sentido del gusto. Son cosas que para él ya han pasado a ser parte de su día a día (aunque la verdad, sigue sin acostumbrarse). Sus compañeros solo siguen su camino, cada vez que Asagiri entra por la puerta y enseña el cutter limpio tiñéndose de rojo escarlata solo en los primeros minutos. Su séquito de lacayos siempre atan sus muñecas y tobillos aun si el niño se ha cansado de correr. Asagiri nunca parece cansarse, siempre tiene ánimos para ver si puede romperlo de diversas maneras. Lo más gracioso, el consejo estudiantil sigue cumpliendo sus reglas y hay castigo para todos excepto para Minori. Su hermano ni siquiera pestañea cuando pasa al lado de la torturadora.

Tsubomi lo mira con asco, los demás con desprecio y Ritsu con indiferencia (—Pero sabes hermano, es lo que te mereces).

—Ya lo viste lagartija inmunda, tú eres el único que está mal.

(Por existir).

En las noches, que no hay luna y solo estrellas, Shigeo pide un deseo. Solo quiere que el dolor se detenga y si es posible renacer, en un país lejano como alguien que sea digno de amar. Algo ha cambiado en su vida, pero no sabe qué.

Al día siguiente Minori todavía está ahí.

(Todos enfermaron.)