Chat Noir desde hace semanas que se encuentra al lado de Marinette, acostado en su cama, a solo centímetros de su rostro, de su boca. Viéndola dormir tan plácidamente mientras se entremezclan su respiración, aspira su aroma y acaricia suavemente sus cabellos.
Estar ahí, presenciado eso, le produce un sentimiento indescriptible. Su corazón da golpeteos suaves y calmados, una sonrisa se dibuja en sus labios, estira su mano libre, ya que la otra la tiene apoyada en su sien y retira un mechón de su cabello de su bella cara.
Podía estar horas en esa posición, solo admirándola. Porque acostarse al lado de la persona que amas y verla dormir es algo maravilloso, sus ojos impregnados con un característico brillo se lo demuestran. La sigue mirando, pero pasados unos segundos los ojos de Marinette se abren. Parpadean lentamente, haciendo que la respiración de Chat Noir se detenga. Al cerrar los ojos Marinette siente el gatito que puede de nuevo respirar en su posición rígida, pero cuando ella los vuelve abrir, la tranquilidad del felino se marchó y los nervios controlaron su cuerpo, comenzando a gritar internamente:
¡Se despertó! ¡Tengo que salir de aquí! ¡La escotilla! ¡Por la escotilla!
Con eso dicho, se paró de la cama, intentando subir por la misma, antes de que su Princess se termine por despabilar.
— ¿Chat? —Pregunto prendiendo la luz, observándolo mientras se fregaba los ojos.
— No —Contesto sintiendo que su corazón se iba a salir de su pecho, tratando de subir por la maldita escotilla, mirándola con profundo terror— Estas soñando mi Lady —Emitió un carraspeo— Mi Princess —Se corrigió con los nervios a flor de piel.
Ella se quedó callada. La sorpresa había sido demasiado enorme. Trago saliva y siguió mirándolo con una expresión de confusión aun cuando él estaba desapareciendo por la misma y al final desapareciendo dejando por ultimo un atisbo de su cola.
Apago la luz y decidió volver a dormir.
"Un sueño... solo estoy dentro de un sueño..."
Se dijo a sí misma, tratando de creerse esas palabras, pero luego de unos minutos en medio de la oscuridad abrió enormemente los ojos.
¡Eso no era un sueño!
Por ese motivo luego de ese incidente, Marinette cerraba siempre la escotilla sino la utilizaba. Consecuencia que provoco que el minino nunca más pudiera entrar por las noches y solo se dedicara a espiarla a través del vidrio.
Ahora todas las noches a su lado era detrás de un cristal.
Uno tan frágil.
¿Era una locura pensar en usar el cataclismo?
Se cuestionó, teniendo muchas ganas de entrar y estar junto a ella como indicaba su mirada y expresión de tristeza.
Si, lo era.
Sin embargo, algún día, tal vez él lo haría.
