Hola! Vuelvo con algo un poquito diferente, por eso de probar cosas nuevas :D Espero que os guste
Disclaimer: todo lo reconocible pertenece a Adam Horowitz y a Edward Kitsis, el resto es obra mía :3
Aviso: este fic participa del reto "Drabbles, drabbles y más drabbles" del foro 'Multifandom is the new black'
Siete noches
Estaba nerviosa. Claro que lo estaba. Y mentiría si dijera que no.
Aquella mañana había perdido una apuesta contra Garfio y él le había asegurado que volvería por la noche.
Emma caminaba de un lado a otro de su piso, sin saber bien en qué pensar o esperar del capitán. Siendo él, cualquier cosa podría pasar.
Se sobresaltó cuando escuchó el timbre. Henry dormía esa noche en casa de Regina. Al abrir la puerta, se encontró frente a esos hermosos ojos azules en los que no había podido parar de pensar en toda la tarde.
- ¿Puedo pasar, Swan?
Emma asintió apartándose y tragó saliva.
Garfio no sonreía.
Lo observó sentarse en el pequeño sofá de su salón y mirarla fijamente. En el fondo, Emma sabía a qué había venido Garfio.
- ¿Qué llevas en la bolsa?
Garfio se reclinó en el sofá.
- Averígualo.
Emma se acercó a la bolsa de lona que el capitán había dejado sobre la pulcra mesa de café. Al abrirla, se llevó una sorpresa.
- ¿Películas y... helado?
- De chocolate -sonrió.
- ¿Ya está? -susurró Emma.
- ¿Decepcionada, Swan? ¿Qué esperabas; artefactos made in Grey?
- ¿Sabes quién es Christian Grey? -alzó una ceja.
- Te sorprendería lo que sé.
Emma no lo aguantó más y se lanzó a besarlo, pero Garfio se lo impidió.
- He traído una peli muy chula, Swan -susurró.
Emma bufó y colocó el DVD que le pasó el capitán. Se sentó junto a él y ambos vieron la película, aunque Emma estaba más pendiente del pirata a su lado que de la pantalla.
Al acabar la película y el helado, se giró hacia Garfio. Él la miraba fijamente con una media sonrisa. Se inclinó hacia delante y la besó suavemente, beso que se transformó en uno apasionado.
- ¿Esto es... el cobro? -preguntó Emma sobre sus labios.
- Y toda la semana.
Emma empezó a desabrochar los botones de la camisa del pirata, pero él la detuvo por segunda vez.
- Esta noche no, Emma.
Bueno, aún me quedan siete noches.
