Este es un fic/regalo navideño para mi pareja Pinnita Criss-Anderson, te amo mucho! y este fic tendrá tres partes, ahora subo esta, la segunda vendrá el 23 de diciembre y por último el 25 de diciembre, el día de Navidad, como saben la mayoría de mis fics son Klaine, este no es la excepción y espero les guste, aunque sé que debería estar escribiendo los otros, pero bueno! Espero les guste...

Gracias por leer!

Anixita


La marcha nupcial comenzó a sonar alrededor de los asistentes y todos sonreían pulcramente, siendo maravillados por los atuendos de los novios y la decoración del sitio donde se efectuaba la ceremonia. Tanto los padres como amigos estaban atentos al momento en que los anillos eran intercambiados y como las sonrisas de ambos muchachos crecían a medida que pasaban los minutos, realmente una escena conmovedora.

-Kurt, aceptas a Blaine como tu esposo para amarlo y cuidarlo hasta que la muerte los separe-preguntó el sacerdote que presidía la misa.

-Sí, acepto-susurró suavemente y vio al pelinegro que sonreía con los ojos brillantes de tanta felicidad.

-Blaine, aceptas a Kurt como tu esposo para amarlo y cuidarlo hasta que la muerte…

-En otras noticias, se encontró a…

Nuevamente volvía a despertar de ese sueño, donde unía su vida a un chico de impresionantes ojos azules y de piel tan delicada como la porcelana, porque no era la primera vez que eso ocurría, casi siempre se trataba de la misma imagen, él y ese muchacho estaban frente al altar y antes que él pudiera responder todo se iba a negro y despertaba, a veces en medio de la noche u otras ocasiones con la televisión que se prendía a la hora programada y lo despertaba.

Desde los 18 años que soñaba lo mismo cerca de la Navidad y hasta ahora no lograba descifrar qué era lo que le trataban de decir esas imágenes, realmente necesitaba conocer lo que pasaba con su cabeza, porque no era normal que teniendo 35 años, con una carrera y a punto de casarse con la persona que había pasado los últimos cinco años él estuviera soñando que se casaba con alguien más.

-Amor ¿estás despierto?-se escuchó a alguien hablar en la entrada del departamento.

-Sí, ya me levanto-murmuró suavemente y sentándose en la orilla de la cama desde donde observó al chico que se asomaba por el umbral de la puerta.

-Hola-susurró tiernamente y miró de pies a cabeza a su novio-¿siempre tendré que venir a buscarte dos horas antes de que tengamos que ir a trabajar?

-Sí-dijo con una sonrisa y poniéndose los anteojos que siempre utilizaba.

-Ven aquí-susurró el otro chico-quiero observarte más de cerca.

-Bueno…-dijo sonrojándose suavemente y caminando hasta su novio.

-Blaine debes…-sintió como era besado y eso provocó que se afirmara de la cintura de su novio y luego girara para ponerlo contra la pared más cercana, siguieron de la misma forma y suavemente el moreno fue bajando sus manos del cuello del otro chico hasta su espalda baja y cuando sintió como los dientes de su novio se clavaban en su labio inferior gimió suavemente.

-Kurt…-dijo instintivamente, a lo que sintió como era arrojado contra la pared y el cuerpo de su chico se alejaba, lo miró por unos segundos y luego cayó en la cuenta de lo dicho-lo siento-susurró bajando la mirada.

-¡Siempre es lo mismo!-gritó furioso y sentado en el borde de la cama.

-Yo… Sebastian, realmente lo siento yo no…-intentaba excusarse, pero ni él sabía bien qué decir.

-No, Blaine, porque no es la primera vez que me haces esto, no es la primera vez que me dices Kurt cuando nos besamos, el otro día hacíamos el amor y lo llamaste a él-dijo frustrado y mirándolo atentamente desde su posición-¿no has considerado ir al psicólogo? Porque eso realmente te ayudaría a tener una respuesta de por qué tienes ese sueño y la razón por la que está tan presente en tu cabeza-dijo poniéndose de pie y caminando hasta donde su novio, delante del que se arrodilló-te lo suplico, porque no sé si aguantaré más tiempo en estas condiciones-murmuró sujetando sus manos y besándolas suavemente.

-Seb…-murmuró y lo miró con los ojos inundados en lágrimas.

-Solo eso pido para Navidad, nada más, falta una semana, pero es lo que quiero, saber qué es lo que pasa por tu cabeza y luego podemos seguir, porque no puedo pretender que nos casemos si el día de mañana lo nombrarás a él estando en la cama.

-Yo te amo-dijo suavemente y sintiendo como su corazón se apretaba.

-Lo sé-dijo poniéndose de pie y abrazándolo-también te amo y por eso estoy preocupado, porque no sabemos a causa de qué sucede todo esto.

Se quedaron en completo silencio. Blaine se separó y se fue al baño donde se quedó durante una media hora, en la que se duchó y calmó sus pensamientos, pero para cuando decidió salir, Sebastian ya no estaba ahí. Por lo que se vistió y luego se marchó a la oficina, lugar donde volvería a ver a su novio, y para ese entonces ya no estaría enfadado y el tema estaría más que olvidado, como todas las veces anteriores que habían sufrido la misma situación.

Salió al frío de la calle y comenzó a caminar en dirección a su oficina, llevaba más de nueve años en el mismo lugar y desde entonces se declaraba un enamorado de su carrera: arquitectura. Algo que personalmente le encantaba y compartía con su más que socio: Sebastian Smythe. Realmente era raro e inesperado que su novio siguiera con él después de los sucesos que habían acontecido con el dichoso Kurt, aunque ni él sabía las razones de por qué soñaba con él.

Y ahora que entraba en el edificio donde trabajaba, debía ser sincero, desde que comenzó a tener ese extraño sueño que inició sus visitas al psicólogo, psiquíatra y cuanto médico le había asegurado poder ayudarle, incluso se sometió al tarot y a los médium que declaraban saber qué mal le afectaba, aunque sí era sincero, podía decir que sentía que no había ningún mal que arreglar, que su cabeza estaba bien y que probablemente era mejor pensar en que eran imágenes de su vida pasada, pero cómo explicar que lo nombrara a él cuando besaba a Sebastian, eso era completamente ilógico.

Pero al momento de entrar a la oficina y ver el ceño fruncido de su prometido, quien miraba la pantalla de la computadora, fue el momento en que decidió hacer lo que David le había sugerido hace unos días y él no se había decidido a visitar, porque tal vez era lo mejor para su relación, pero de algún modo le encantaba soñar con ese tal Kurt y tener ese escenario tan hermoso como se mantenía hasta ahora.

Aunque de algún modo estaba pensando de más, porque lo mejor podría ser irse a su casa después del trabajo y no visitar al hombre que le haría una regresión para mostrarle su vida pasada, porque eso prometía hacer, pero él lo dudaba, ya que había visitado a tantos especialistas en tantas cosas que le parecía increíble que alguien lograra una cosa como esa.

-Señor Anderson-dijo su secretaria.

-Dime, Santana-dijo sobresaltándose y girando a mirarla.

-La reunión que tiene para esta tarde deberá ser adelantada-dijo seriamente e intentando que Sebastian no notara nada raro.

-¿Y eso a qué se debe?- dijo acercándose al escritorio de la morena.

-El señor Adams llamó hace unos minutos y me dijo que lo puede atender a las 12, no después de eso, que ya tiene otros compromisos.

-Entiendo, dile que a esa hora lo veré en su oficina.

-No hay problema-respondió la chica y vio como Blaine giraba sobre sus talones y se retiraba a su oficina.

Sebastian había seguido la conversación, pero como siempre se sentía perdido, porque esas reuniones en general no le incumbían a él, ya que siempre la cara visible y más importante sería Blaine Anderson, tenía que reconocer que su novio se especializaba en ser el mejor en todo lo que se desempeñaba, sobre todo cuando esto tenía que ver con la arquitectura, ya que los rascacielos más espectaculares de Estados Unidos habían sido diseñados por él. Sí, tenía un buen prometido y partido, lo que su padre había pedido, porque cuando él le contó que era gay, su progenitor le dijo: asegúrate de que tu novio o a quien elijas sea el mejor en todo, no quiero mediocres en la familia y eso va para ti también.

Por lo que desde ese día se empeñó en buscar al mejor hombre, y lo había encontrado, Blaine era todo lo que quería en la vida y si tenía que luchar con una sombra llamada Kurt, lo haría. Después de todo estaba completamente enamorado del joven Anderson y no podría permitir que un don nadie se lo arrebatara, porque hasta ahora solo había escuchado hablar de él, pero nada más que eso.

-¿Sebastian?-escuchó como alguien lo llamaba.

-Dime Santana-susurró mirando a la morena.

-¿Ocurre algo?-dijo preocupada y mirándolo desde detrás de sus gafas.

-Todo está bien-dijo suavemente y suavizando su rostro, siempre que se ponía a pensar en esas cosas su rostro se deformaba y llamaba la atención de quien estuviera a su alrededor. Lo único bueno que le había traído eso había sido conocer a su prometido: Blaine Anderson

Se encontraba en una cafetería, no era muy grande ni tampoco era muy concurrida, por lo que era ideal para trabajar un día lunes por la mañana, el día de mayor estrés y cuando más trabajo tenía, aunque debía reconocer que últimamente las cosas no habían ido bien en ningún sentido, ya que estaban por despedirlo de donde trabajaba y todo lo que planeaba hacer se iba al tacho de la basura.

Además, tenía a su hermana que insistía en hacerle la vida imposible, lo regañaba y le pedía costosos regalos que él no le podía negar ¿por qué? Porque su madre era quien mandaba y por tanto aún lo tenía viviendo bajo su mismo techo, eso hasta que no pudiera costearse un departamento, tal y como quería su padre, pero ya no valía la pena pensar en eso, porque las cosas no se estaban dando como correspondían y si las pensaba más tampoco lo harían.

-Disculpa, estás bien-susurró alguien a su lado, a quien ni se dio la molestia de mirar.

-Sí, gracias-dijo de forma fría y continúo tecleando en su computadora mientras las líneas e imágenes pasaban por delante de él en el programa que tenía para modificar edificios de forma virtual.

-Espero que lo estés-murmuró la otra persona-por cierto la pendiente que estás usando es demasiado alta, deberías bajarla.

-No te mestas ¿quién te has…-giró a verlo y se quedó sin aire al ver los hermosos ojos color miel que se ponían delante de él y al notar la gran sonrisa que estaba justo a su altura.

-Soy…-intentó decir, pero fue cortado de inmediato.

-Blaine Anderson, es imposible no reconocerte si has hecho tanto para mantener en pie esta ciudad-susurró haciéndole un ademan para que se sentara en la silla que estaba a un costado.

-Gracias ¿quieres un café?-dijo de forma cortés y sin soltar el bolso que llevaba cruzado.

-Si quieres yo te puedo invitar uno-dijo de forma coqueta y cruzando sus piernas para tocar con su zapato la rodilla del moreno.

-Vaya, no creí que fueras tan directo-dijo poniéndose de pie rápidamente.

-Yo…-empezó a decir nervioso y sin saber qué hacer, ya había espantado al chico más atractivo que había conocido.

-Cenemos hoy-dijo con una sonrisa y tendiéndole una tarjeta-este es el lugar, te espero a las 9.

-¿Siempre estás así de preparado?-dijo con una sonrisa y cogiendo la tarjeta.

-No-dijo acercándose a su oído- la tarjeta me la dieron en el restaurant al que fui ayer y al verte decidí que serías mi cita de esta noche-dijo de forma coqueta y notando como el castaño tragaba inevitablemente.

-No faltaré-dijo sin mirarlo.

-De eso estoy seguro-dijo con una sonrisa y se retiró de ahí.

Realmente le había parecido impresionante que Blaine Anderson se le insinuara de esa forma y por qué no describir lo que ocurrió después, si lo que más hicieron durante la cena no había sido precisamente degustar la comida.

-Te ves ansioso-dijo Sebastian tomando un sorbo de vino tinto y luego cortando la carne de su plato, veía a Blaine algo nervioso.

-Es que me precipité y no…-intentó decir, pero ahí estaba nuevamente la pierna del castaño acariciando su pierna.

-¿Decías?-susurró con una sonrisa coqueta y alzando una ceja.

-Tengo el auto listo para…

-Camarero la cuenta por favor-dijo suavemente a un hombre que pasaba junto a ellos, en un par de minutos estaban fuera del lugar y al llegar al auto del moreno comenzaron a besarse sin mayor control.

Blaine sintió como su cuerpo era apoyado y acorralado contra el capó del auto y luego las manos de Sebastian recorrían bajo su ropa, comenzando a desvestirlo, ya que había aflojado su cinturón y amenazaba con bajar sus pantalones.

-Aquí no-dijo en un tono más grave por la excitación-vamos a mi departamento-susurró ansioso y sintiendo como el castaño se apartaba, ambos entraron al auto rápidamente en menos de media hora estuvieron en el hogar del moreno, quien al momento de entrar sintió como era sujetado por la cintura, lo daban vuelta y era besado de forma descontrolada. Siguieron así, caminaron hasta una de las habitaciones entre caricias y gemidos, cuando lograron llegar a la cama escucharon risas muy cerca.

-¿Hay alguien?-dijo Sebastian separándose y mirando atentamente a Blaine.

-Seguramente es la televisión que la dejé encendida-dijo atrayendo la boca del castaño a sus labios.

-No creo-dijo suavemente e intentó acomodarse la ropa, pero el moreno no se lo permitió, por lo que él tampoco opuso mayor resistencia y continuaron con lo que estaban haciendo.

-¡Estoy seguro que Blaine se está follando a un tipo que conoció hoy!-escucharon como alguien gritaba, por lo que ambos se separaron de una vez y se miraron asustados.

-¡Hay alguien más!-dijo Sebastian molesto y asustado-¡Quién es!-exigió saber y sintió como la puerta se abría detrás de él e ingresaban más personas al lugar.

-¡Ves!-dijo un hombre y el castaño no se atrevió a voltear.

-¡Cooper, salgan de inmediato de aquí!-gritó furioso Blaine.

-Pero si tenía que ganar mi apuesta hecha con Santana, no podía dejarla sin saber que yo tengo razón-dijo sin parar de reír, ya que ver a su hermano todo desordenado y excitado era algo digno de burla.

-Anderson, estás seguro que no quieres que te haga hetero, realmente nos iría bien juntos-dijo Santana mirando la parte baja del moreno.

-¡Salgan de aquí!-gritó molesto y levantándose de la cama para cerrar la puerta con llave justo detrás de tu hermano y su mejor amiga. Se quedaron en silencio y Blaine se apoyó en la puerta, cerró los ojos y respiró profundo-si te quieres ir lo entiendo, realmente entiendo este mal entendido-dijo lo mejor que pudo, pero lo único que pudo escuchar fue la risa de Sebastian, quien se acercó a él y le besó la mejilla.

-Me cayeron bien, si quieres podemos salir en parejas la próxima vez-dijo guiñando un ojo al más bajo.

-¿Qué?-decía Blaine sin entender-ellos no son…

-Se tienen ganas y eso es seguro, así que vamos programando un día y ahí nosotros también disfrutamos-dijo con una sonrisa y apartándolo para salir de ahí, pero vio como su brazo era sujetado por el moreno.

-No te vayas-murmuró sonrojándose suavemente-es peligroso que salgas a esta hora, quédate-dijo sin mirarlo y Sebastian estaba seguro que jamás había visto algo más tierno que el rostro de Blaine Anderson sonrojado.

Realmente fue oportuno el instante en que logró despertar de sus pensamientos, porque pudo escuchar la llamada que hacía Santana justo en ese instante y le pareció algo extraña, un poco fuera de lo común, pero de todas formas no le tomó mayor importancia, aunque lo que más llamó su atención fue que Blaine justo salió de la oficina cuando ella cortó la llamada y solamente había pasado media hora desde que había llegado a trabajar.

-Cancela todas las reuniones, voy a almorzar con un cliente y luego veremos qué pasa-dijo Blaine a la morena.

-¿Cómo que verás luego qué pasa?-dijo Sebastian parándose de su asiento y caminando hasta donde estaba el moreno con su maletín y gafas puestas que hacían juego con el pantalón de tela negro y la chaqueta de igual color con botones plateados.

-Voy a una reunión con otro empresario y luego veré si es posible llegar a un acuerdo o firmar un contrato por un par de años más en cuanto a los terrenos del lado Sur de Nueva York-dijo alzando una ceja el moreno y haciendo una mueca con sus labios.

-Yo…-intentó justificarse Sebastian, pero no lo logró, ya que la situación con el tal Kurt lo tenía más alterado de lo normal y eso lo estaba haciendo imaginar cosas que no existían y jamás estarían allí-lo lamento-murmuró suavemente y se sintió completamente tonto, porque no tenía razones para desconfiar o pensar mal de su prometido, simplemente las cosas se alteraban en esas fechas, pero nada tan grave que no tuviera solución, había bajado la mirada por un segundo, eso hasta que sintió como unos cálidos labios se posaban en su mejilla derecha.

-Espérame despierto-dijo el moreno guiñando un ojo y retirándose de la oficina.

Era definitivo, estaba perdidamente enamorado de Blaine Anderson y ni aunque viviera más vidas que esta podría sacárselo de la cabeza, sobre todo por la forma en que se movía al caminar y además de lo sexy y excitante que podía ser en la cama y ¡demonios! Esas gafas lo volvían loco al punto de excitarlo en cualquier sitio.

-No quiero molestar-dijo Santana con una sonrisa burlesca-pero te recomiendo decirle a Sebastian junior que siga durmiendo por ahora, porque el culo de Anderson ya debe estar en su auto y dudo mucho que sea tan grande como para llegar hasta allá-dijo viendo como el joven Smythe se ponía de varios colores-solo es una recomendación-dijo ajustando sus gafas y volviendo al trabajo.

-Gracias-dijo entre dientes y se fue al baño, realmente Blaine lo haría perder la cabeza uno de estos días.