¿Alguna vez he dicho que ni CCS ni nada de lo que aquí reconozcáis me pertenece?
¡Hola! Si el resumen no os ha asustado tanto como para echaros atrás, supongo que unas palabritas más no se harán demasiado pesadas (seré breve, lo juro -?-).
Este fanfic es un conjunto de viñetas de distinta longitud de la pareja Sakura/Shaoran para la comunidad de LJ 30Vicios. Serán de temática y géneros variados, así como también se verá que no sólo aparecerán Sakura y Shaoran, sino también más personajes.
Creo que por el momento no tengo nada más que decir, sólo que gracias por leer, que cualquier comentario será recibido con los brazos abiertos y que espero que os guste :)
Y sin más dilación...
INICIO
Mira al cielo y ve las nubes y sus graciosas formas: conejos, tortugas y extraños ositos de peluche con las orejas demasiado grandes. El deslumbrante sol filtra sus rayos entre ellas, haciendo que una agradable sensación se apodere de todo su cuerpo. La suave brisa hace que la hierba sobre la que está tumbada le haga cosquillas en los brazos y las plantas de los pies.
Apoya una de sus manos en su estómago, notando la áspera tela de su vestido de campesina europea. Piensa que la idea de Eriol ha sido todo un acierto, pues a nadie más se le habría podido ocurrir la idea de hacer un mercadillo medieval como los que se llevan a cabo en su ciudad natal para recoger fondos: necesitan urgentemente dinero para reformar el gimnasio porque se está cayendo a pedazos —lo pudieron comprobar cuando Naoko se apoyó en la portería de fútbol y ésta se desplomó.
Saca despreocupadamente el reloj que ha ocultado en uno de los bolsillos de su delantal y se sorprende al ver que es muy tarde. Si no empieza a correr ya, no podrá llegar a tiempo a la función que ha preparado su salón.
Se levanta de un salto y sale disparada hacia el patio principal, donde han alzado un tablado. Se levanta las enaguas para adquirir mayor velocidad y pasa como un rayo junto a padres y visitantes que la miran con curiosidad.
Cuando llega, la profesora Mitzuki le regaña con esa sonrisa tranquila que nunca pierde (Sakura, ya pensábamos que te habías quedado dormida… de nuevo) y la empuja al escenario. Sale y, escudriñando, divisa a su padre, a la madre de Tomoyo, a Touya y a Yukito en una de las primeras filas, con la cámara enfocando directamente al escenario. Piensa que, si hubiera sido un personaje de esos mangas que tanto le gustan a Tomoyo, ahora mismo una gran gota estaría resbalando por su nuca.
Una vez que empieza la obra Sakura sólo tiene que salir un par de veces a escena, pero se queda mirando desde uno de los extremos cómo se desarrolla: Shaoran interpreta el papel de rey déspota que se enamora de una cortesana, Chiharu. Cree que ha mejorado mucho desde aquella vez que le tocó hacer de princesa (y a ella misma, de príncipe). Aplaude junto a los demás cuando llega a su fin y sus ojos se encuentran con los de Shaoran, que le sonríe y saluda con la mano.
Recuerda lo mucho que peleaban cuando llegó de China dos años atrás y cómo ahora, en su último año de instituto, son tan amigos —aunque, todo sea dicho, a ella le gustaría que fueran algo más.
Ve a Eriol mirar hacia ella y, después de darle una palmada en el hombro a Shaoran, reír sonoramente. A veces, cuando hacen eso, Sakura ladea la cabeza, confundida, e intenta comprender qué le hará tanta gracia a su amigo. Sin embargo, siempre que eso ocurre Tomoyo llega justo a tiempo de detener el torrente de pensamientos que se desencadena en su mente.
—Sakura, ¡qué guapa vas! —expone con voz suave y ojos brillantes, tomando sus manos muy emocionada—. Gracias, ¡gracias por dejarme hacerte el vestido! —De repente, la suelta y apoya en su mano la mejilla, cerrando los ojos soñadoramente—. ¡Eres tan adorable!
—¡Tomoyo! —gimotea abochornada.
Después, sólo es capaz a articular balbuceos incomprensibles. Y todo debido a su querida amiga, que gusta demasiado de avergonzarla, le ha preguntado si invitará a Shaoran a bailar con ella.
Porque no es un baile normal; no si implica a Shaoran, si hay una hoguera preciosa con crepitante y danzarín fuego y si es su último año en ese instituto. Prefiere quedarse apartada, riendo con Naoko y Rika mientras contempla cómo Tomoyo sonríe junto a Eriol cuando dan una vuelta sobre sí mismos.
Ignora a su corazón, que late tan desesperado como si quisiera escapar de su pecho por el insignificante hecho de que Shaoran ha salido a bailar con una de sus compañeras. Le sonríe y vuelve a saludar con la mano a lo lejos, siempre a lo lejos, cuando él gira su cabeza hacia ella, como si adivinara que Sakura clama por dentro con la fuerza de un ciclón que desea estar en su lugar. Lo que también ignora es que Shaoran ansía lo mismo.
Se disculpa con la chica que lo acompañaba en su danza alrededor del fuego y se dirige directamente a Sakura. Extiende una mano hacia ella, sonriendo sonrojado. Ella no duda en aceptarla y se maldice por no poder controlar el rubor ni los nervios, que la hacen ser más torpe que de costumbre.
—¿Me concedería este baile, my lady? —bromea mientras hace una reverencia, y sus cobrizos ojos chisporrotean al son de las llamas. A pesar de que muchos reniegan de la seriedad de Shaoran, Sakura sabe que en realidad es por su timidez.
—Como usted guste, alteza —responde, contestando también la reverencia.
Y, con las manos tomadas, se colocan junto al fuego y dan un paso al frente, iniciando así su baile.
