Ángeles y demonios.
Después de mucho tiempo de estar sin hacer nada o subir nada tuve esta idea después de estar leyendo varios libros sobre estos temas. Puedo decir que es mi segundo fic sobre el triangulo amoroso de Raven con Robín y Red-X. Y aunque en fics anteriores e puesto a Jason como un chico tierno decidí darle otra personalidad, no es desagradable ni arrogante, pero su personalidad no es la misma que en mis otros dos fics (los cuales prometo actualizar antes del viernes).
Los teen titans no me pertenecen.
1.- Raras sensaciones.
Supongo que uno espera mucho de su primer día en la universidad. Saber que ahora todo es diferente y que hasta cierto punto eres más responsable y gran parte de la inmadurez que continuabas cargando durante la preparatoria a sido sustituida por la seriedad. O bueno es lo que me han dicho varias personas al saber que voy a la universidad.
Pero la verdad es que no es algo que me entusiasme mucho. Quiero decir que mientras que para algunos es un gran paso hacia la madures para mi es solo entrar a otra escuela y pasar un par de años más para por fin graduarte.
Siendo sincera madure desde hace algunos años, aunque también se podría decir que lo hice desde que era pequeña. Nunca fui una niña normal, en lugar de estar metida en un mundo de falsas ilusiones, en las que las princesas y los príncipes existen, en el que los seres místicos te ayudan a cumplir tus sueños y todas las personas viven alegremente. En lugar de eso descubrí la tristeza y la maldad que hay en el mundo cuando era muy pequeña por un par de situaciones familiares vividas.
Mi familia nunca fue la típica familia que vive alegremente en un lindo vecindario. Y no quería decir que viviéramos en un mal barrio y que careciéramos de dinero, porque era lo único que nos sobraba, el dinero y las cosas materiales. Pero mi casa siempre fue un lugar frio y con carencia de unión.
Mis padres trabajaban gran parte del día y por lo general yo estaba sola en casa ya que no tenía hermanos. La mayoría de los empleados eran demasiado serios para querer ocuparse de mí y además realizar sus trabajos, así que se puede decir que prácticamente crecí sola. Mis padres me contrataron una niñera por el tiempo que fui una bebe y cuando cumplí los cuatro años decidieron que ya podía hacerme cargo de mi misma.
Aunque gracias a aquella decisión aprendí a ser autosuficiente y a no depender nunca de nadie. Pero de todas formas nunca deje de preguntarme ¿Qué clase de personas dejan a una niña de cuatro años sola en una casa por mucho tiempo? No quería decir que fueran malos, o bueno por lo menos mi madre no lo era. Con mi padre casi nunca conviví y el no estaba en la casa más del tiempo necesario ya que siempre tenía alguna junta o algún trabajo importante que debía realizar.
Pero mi madre si estuvo conmigo un par de veces. Aunque puedo confesar que pocas para mi gusto. Una vez al mes tenía tiempo para pasar un solo día conmigo y después no la volvía a ver tanto tiempo hasta el siguiente mes.
Durante las navidades en veces también estaban en el teléfono durante gran parte de la noche y terminaba yéndome a mi habitación sin hacer ruido y sin siquiera recibir una mirada por parte de ellos. Y en mis cumpleaños lo único que veía al despertar era un gran regalo a los pies de mi cama, pero ni rastro de mis padres. Y durante el día recibía alguna llamada de mis padres para desearme un feliz cumpleaños.
Puedo confesar que cuando cumplí diez años comprendí que mi vida jamás seria como las de los demás niños y también descubrí que yo tampoco era como los demás. Y ahí fue cuando abrí por primera vez un libro.
A partir de ese momento comencé a leer bastante. Disfrutaba de saber de la vida o la historia de alguien más y olvidar la mía por un rato. Y poco tiempo después descubrí que me encantaban las historias de terror y comencé a desarrollar mi verdadera personalidad. Me convertí en la chica antisocial y gótica que toda la gente conocía y que por lo general evitaba.
Pero no me importaba, porque ya estaba acostumbrada a estar sola y había aprendido a tener a la soledad como única amiga y ahora hasta disfrutaba de ella. Y así fui creciendo.
Cuando entre a la preparatoria ya me había acostumbrado a las extrañas miradas y a que nadie me hablara hasta que llego un chico de cabello rubio y de ojos verdes que se empeñaba tanto en ser mi amigo. Recién había entrado a la escuela y había decidido hablar conmigo. Procuraba siempre intentar sacarme tema de conversación o estar a mi lado. Ignoraba todos mis sarcasmos y señales directas e indirectas de que me dejara sola. Hasta que un día no resistí más y le pregunte porque no me dejaba tranquila, el solamente se limito a mirarme sonriendo y a decirme "es que me gusta estar contigo, eres diferente". Después de escuchar esas palabras me había quedado sin habla y él había arruinado el momento diciendo una de sus estúpidas bromas.
Al paso se los meses se fue ganando mi cariño hasta que se convirtió prácticamente en mi mejor amigo. Y después de eso había sido más difícil continuar pasando tiempo sola ya que siempre estaba cerca. Incluso había pasado noches en mi casa por quedarse hasta tarde.
Y ahora éramos vecinos, ya que después de salir de la preparatoria me harte de continuar viviendo en aquella enorme casa que siempre estaba vacía y decidí mudarme a un pequeño departamento cerca de la universidad. Garfield por su parte también se había mudado ya que quería sentirse más independiente según él.
Escuche unos leves toques en la puerta y camine tranquilamente hasta ella. La abrí para encontrarme con él, recargado despreocupadamente en el marco de la puerta. Al verme se separo de la puerta y me sonrió.
-Estas lista Rach?- me pregunto.
-Si- respondí.
Me gire y tome la mochila. Salí del departamento y cerré con llave. Me asombraba ver que Garfield se hubiera levantado tan temprano ya que por lo general dormía hasta las doce de la tarde. Aunque bueno tenía que reconocer que era el primer día de clases y que para él ahora todo era distinto.
-Oye tenia pensado en ir a comer algo después de las clases- comenzó a decir- te gustaría venir?
-Si claro- en realidad no es que me gustara mucho salir, pero tampoco se podía decir que cocinara muy bien así que no tenia de otra.
A los pocos minutos llegamos a la universidad. Tomamos caminos separados ya que no teníamos ninguna clase juntos.
Yo iba mirando el papel que tenia entre las manos y a la vez daba rápidas miradas a las puertas para ver el numero que buscaba. Baje la vista para mirar rápidamente el papel y me tropecé con alguien. Solte los dos libros que llevaba en un brazo.
-Lo siento no te vi- dijo la voz de un chico.
-No importa- dije agachándome para tomar los dos libros.
Al igual que yo el chico también se agacho y quedo a mi altura. Levante el rostro para decirle que estaba bien y que continuara hacía donde iba pero cuando lo mire a los ojos me quede algo paralizada.
Sus ojos eran de un color azul profundo, parecido al mar. Me dirigió una cálida sonrisa que dejo entrever una hilera de dientes blancos. Por extraño que pareciera no pude evitar sentir mucha paz al verlo sonreír. Sacudí la cabeza y tome mi libro, pero él también lo hizo y termino tomándolo de la mano. Su piel era cálida y suave.
Tomo el libro con la otra mano y giro la muñeca. Se levanto y me ayudo a levantarme. Cuando estuve de pie solté su mano y retrocedí unos pasos.
-Toma- dijo dándome los dos libros.
-Gracias- respondí mientras los tomaba- debo irme.
Antes de que dijera algo me di la vuelta y camine rápidamente hasta que estuve lo suficiente lejos. Di una rápida mirada hacia atrás. El chico continuaba en el mismo lugar, pero estaba recargado en la pared y tenía la mirada perdida en el suelo.
Sacudí la cabeza y continúe mirando hacía enfrente. A los pocos minutos encontré la puerta que estaba buscando. Gire la perilla y entre. Para mi mala suerte el salón estaba repleto de gente y solo había una silla disponible al lado de un chico que se reía junto con otros. Baje la mirada y camine hasta la mesa.
Tome la silla y la aparte todo lo que pude de él, coloque mis libros sobre la mesa y me senté.
-Espero que no te pienses quedar- dijo el chico girándose- guardaba el lugar para…
Pero cuando me miro se quedo callado. Alce una ceja y él me dedico una sonrisa que hubiera deslumbrado a cualquier chica. Ya que tenía los ojos de un tono verde musgo y su tez era algo bronceada.
-Perdón?- pregunte para que terminara de hablar.
-Nada linda- me respondió al tiempo que el profesor entraba al salón.
Alce las cejas y el chico me dirigió un guiño antes de volverse hacía enfrente. Bufe ante eso y lo imite. Durante toda la clase mantuve la vista enfrente, pero siendo sincera también me costaba un poco ya que tenía una extraña sensación estando al lado de ese chico. Era relajante, pero a la vez algo inquietante.
Le di una rápida mirada y comprobé que me estaba mirando. Cuando mis ojos se encontraron con los suyos me volvió a sonreír como había hecho unos minutos antes. Me sentí incapaz de hacer algo así que solo aparte la vista y mire hacía enfrente.
-Bueno la clase termino- dijo el profesor.
Me quede algo paralizada ya que no había escuchado algo de lo que había dicho antes.
Fruncí el ceño y me levante de la silla. Tome los libros y comencé a caminar hasta la puerta.
-Hola Rachel como vas?- escuche la voz de Garfield a mis espaldas.
-Bien- respondí- y tú?
-También- dijo él- aunque es la primera clase y ya me dejaron un montón de cosas por hacer- dijo frunciendo el ceño.
Rodee los ojos al escuchar aquello, no se podía decir que hacer los deberes fueran su punto fuerte.
-Quisiera poder decir lo mismo, pero la verdad es que no comprendí nada de lo que dijo el profesor.
-Eso es extraño Rach- dijo el alzando la ceja- porque?
-Te lo diría Gar pero se que te vas a reír- respondí mirando de nuevo la hoja en la que estaban todas las clases.
-Vamos Rach- dijo dándome un leve codazo- somos amigos no?
Me dirigió una fugaz sonrisa y movió las cejas de arriba abajo.
-Fue por mi compañero, me costó prestar atención con él a mi lado.
-Quien diría que a Rachel le gusto su compañero- después de decir eso una risa escapo de sus labios.
Puse los ojos en blanco pero después sacudí la cabeza y le di un rápido zape en la cabeza que lo hizo dejar de reír y sobarse la cabeza.
-Solo fue una broma- dijo entre dientes.
-Procura que esas bromas se queden en tu cerebro, bueno si es que tienes.
-Muy linda Rachel- dijo poniendo mala cara.
Estaba por responderle, pero una risa hizo que me callara. Me gire buscando esa risa y me encontré con el chico que había visto una hora antes. Él se percato de mi mirada y me miro. Me dirigió la misma sonrisa y me saludo con la mano.
Lo único que hice fue asentir en su dirección y desviar la vista rápidamente. Garfield estaba hablando, pero no podía comprender nada de lo que decía. Y pasados unos minutos me canse de fingir que lo escuchaba.
Era extraño pero había tenido otra rara sensación al mirar a aquel chico. Era más diferente, más relajante y llena de paz pero no por eso dejaba de ser confuso y lograba inquietarme en muchos aspectos.
Espero su review para saber que tal quedo este capitulo.
