No pregunten que carajos es esto porque ni yo misma lo sé, simplemente diré que este drabble va dedicado a mi queridísima gorda de MicAgatha porque se lo que le encantan este tipo de fics (nótese el sarcasmo).

Eso es todo, no importa si no recibo Reviews y a chupar a chupar que el mundo se va a acabar (?) ¿Captaron? Jaja no se lo tomen en serio.


"Sweet Temptation"

.

.

By Mlle. Janusa.

.

.


"Ya no importaba que Inuyasha se fuera con Kikyo o que Miroku se pasara persiguiendo a toda mujer, después de todo se tenían ellas".


.

En medio del manto nocturno se encontraba sentada al lado de una fogata una joven de cabellera azabache, la quietud de la misma parecía imperturbable como el silencio de esa fresca noche pero ya se sabe que nunca hay que dar nada por sentado.

En ese momento llegó una furiosa Sango que por lo apretado de su mandíbula y sus brillantes ojos pardos era más que notorio que estaba conteniendo el llanto, sin decir nada fue a sentarse en un tronco al otro lado de la hoguera y escondió sus rostro entre sus rodillas soltando un llanto mudo pero no por eso carente de dolor.

Kagome sin decir nada se dirigió a ella silenciosamente.

− ¿Qué pasó esta vez? – le preguntó a la castaña, puesto que, por más grande que fuera el dolor Sango siempre se lo reservaba para ella no queriendo demostrar debilidad ante los demás.

No recibió respuesta por unos minutos en los cuales su amiga se decidió a soltarlo todo.

− Todo, simplemente ya no soporto más– le dijo apretando los puños en su regazo – Ese maldito monje de nuevo lo hizo y también esta lo de Kohaku, Dios ya no puedo con esto – soltó llorando.

Kagome sabía muy bien que el último enfrentamiento contra Naraku la había dejado muy afectada; el maldito le había mostrado de nuevo toda la masacre de su familia y clan y al parecer Miroku en vez de ayudarla solo la ponía peor, así que, solo la abrazó y dejo que se desahogara libremente.

− Hay veces que me trato de convencer que Kohaku no tiene la culpa, pero no lo logro – continuo esta vez aferrándose a la blusa de la morena – me es imposible, a veces pienso que hubiese sido mejor que me dejaran morir el día en que nos conocimos.

− ¡Jamás vuelvas a decir eso! – le espetó duramente y mirándola a los ojos completó – Nunca, ¿entendiste? Te quiero… todos te queremos – se autocorrigió – y nos dolería mucho perderte.

− Kagome… − susurró con su mirada fija en la chocolate y sin pensarlo se acercó a sus labios, haciendo presión levemente con los de su amiga, tuvieron que pasar unos segundos para que fuera correspondida y ella se sumergió en el dulce sabor de ese beso, al cabo de unos momentos se tuvieron que separar por la falta de aire.

Ninguna dijo nada, al parecer vieron algo, pues se abalanzaron una contra la otra, besándose y acariciando la piel expuesta, cabe decir que mucha por parte de Kagome.

¿Por qué estaban haciendo esto?

Ni ellas mismas lo sabían. De lo único que se hallaban conscientes es que eran amigas, hermanas de dolor, confidentes, así que, ¿Por qué no amantes? Inuyasha no hacía más que pensar en Kikyo y Miroku ir tras cualquier mujer.

Pronto lo que tocaban no les fue suficiente y Kagome, sentada a horcajadas sobre Sango, metió las manos del Kimono de su 'hermana' estimulando las zonas más sensibles de una mujer como ella bien sabía.

La ropa comenzó a desaparecer y por lo contrario sintieron más calor en vez de frío, en un último halo de razón Sango preguntó:

− Pero… ¿Y los chicos? –

− Por mí pueden irse al carajo –

Eso fue lo último que ambas dijeron antes de continuar con su tarea.

.