Aviso! – Este fic contiene slash (hombre / hombre)

Los personajes de la historia no me pertenecen.

Es mi primer Fanfic pero espero que os guste. Por favor enviad reveiws con todo lo que creáis que se puede mejorar, lo que más o menos os haya gustado, acepto sugerencias!

Este fic esta dedicado a Ines, alias Suky.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Llevaba horas mirando por la ventana y todo igual, siempre igual, era exasperante que día tras día fuese igual: Dar vueltas por la habitación, pensar, recordar y sentir esa frustración, esa impotencia... Su cabeza no paraba de trabajar, de martillearse por lo ocurrido, repitiendo una y otra vez cada momento de aquel día en el que todo se había precipitado. Y encima eso, todo el día solo, encerrado en una habitación de la q no podía salir... solo... después de todo.

Sabía que tenía que pasar, al igual que también sabía que pronto acabaría para siempre, y tal vez era eso lo que más miedo le daba. Por así decirlo, era no saber que le depararía el futuro. Cuando saliera de ese encierro en el que estaba sumido desde el comienzo de las vacaciones, que también era el comienzo de lo que pronto podría ser el fin. Sentía dolor por la nueva pérdida y odio, mucho odio, más del que era capaz de soportar algunos días. Traición era una palabra con poco significado para lo ocurrido.

Desde su llegada a Privet Drive todos sus recuerdos se agolpaban en su cabeza, los malos y más numerosos cobraban fuerza a cada minuto que pasaba. Harto de no poder hacer nada más que estar ahí tirado se levantó, decidido a terminar esto de una vez. Con paso lento pero decidido se dirigió a la puerta de su habitación, la abrió y salió dando un portazo. Mientras recorría el corto pasillo que daba lugar a las escaleras su cabeza no era capaz de pensar en nada más que salir de aquel agobiante lugar. Cuando ya estaba bajando las escaleras se oyó la voz del tío Vernon decir incoherencias mientras seguramente hablaba en sueños, mas no le importó, siguió su recorrido y poco a poco ya estaba en la puerta principal. Estaba a punto de cruzar el umbral cuando a su espalda oyó la voz de tía Petunia.

- Sabes que no puedes salir de casa ¡vuelve a tu habitación!- dijo la mujer casi en un grito.

- No pienso quedarme ni un solo minuto más encerrado en este maldito lugar ¡me estoy volviendo loco!- La voz del moreno sonó tan fría que dio miedo.

Y sin más salió de la casa. Llevaba mucho rato andando cuando decidió sentarse en un banco cercano. Estaba ya más relajado aunque aún no era capaz de pensar con claridad. Cuando empezaba a anochecer se levantó con lentitud y se dirigió de nuevo a aquella infernal casa. Poco antes de llegar, al atravesar un parque se fijó en que había un cuerpo tirado en la hierba, en un principio pensó en dejarlo ahí tirado, pero no pudo, a los pocos metro se obligó a retroceder para ayudar a la persona tirada en el húmedo suelo. Lo primero que vio al acercarse fue que había sangre a su alrededor y entonces se apresuró a socorrerlo. Al estar junto a él se dio cuenta de quién era, era Draco Malfoy.

La rabia le inundó el cuerpo y le nublo la mente, y por segunda vez estuvo a punto de dejarlo tirado, pero pronto recordó que no había sido él el culpable de lo sucedido, que le no había asesinado a Dumbledore, que él no era el trador. Él solo había sido usado por aquel al que estaba destinado a matar.

Con una extraña sensación en el cuerpo le cogió en brazos y se dirigió a la que de momento era su casa. Cuando llegó no había nadie, lo más seguro es que hubieran salido, como acostumbraban. Y por ello agradeció en silencio a Merlín. Lo último que quería era una nueva pelea y tener que dar explicaciones. Se encaminó a su habitación y una vez allí colocó a un inconsciente Malfoy en la cama. Ahora que se fijaba estaba peor de lo que pensaba. Tenía arañazos y magulladuras por todo el cuerpo que sangraban más de lo normal y los moratones de su cuerpo eran innumerables. No tenía mucha idea de cómo curarle, pero no podía dejarlo así. En el cuarto de baño reunió todo lo que pensó podía serle útil: vendas, algodón, desinfectante… y empezó su ardua tarea. Limpiar y vendar cada una de los cortes y magulladuras de su cuerpo. Poco a poco fue retirando las ajadas ropas para poder hacer mejor su trabajo. Sin la ropa, el cuerpo de Draco mostraba su extrema delgadez y las cicatrices cerradas y vueltas a abrir. Puso gran dedicación en cada corte hasta que por fin sentía que no podía hacer más. Finalmente le vistió con algo de su ropa y le arropó con una manta.

Aún conservaba algunas de las pociones que había preparado el año anterior y una de ellas, según había dicho su maestro, servía para curar heridas internas, no sabía si las tenía, pero tal y como se encontraba era lo más probable. Con cuidado de no mancharle ni ahogarle le hizo tragar aquella pócima. Como era ya muy tarde bajó a la cocina y cogió algo de cena del frigorífico, una pieza de fruta y un yogurt. Mientras subía las escaleras mordisqueaba la manzana, cuando llegó a la habitación se sentó en la silla y con algo de ropa se hizo un cojín improvisado y se durmió apoyado en el escritorio.

Llegó la mañana y le despertó una lechuza dándole suaves picotazos en el brazo, no tardó mucho en reconocerla, era la lechuza de Hermione. Traía una carta enroscada en su pata, se la desato y le dio un pedazo de comida como recompensa y esta se marchó sin esperar la respuesta. Sin pensarlo abrió la carta y leyó

Hola Harry ¿cómo te encuentras? Yo estoy bien volví de Francia la semana pasada y ya estoy en la Madriguera. Quedan solo un día para tu cumpleaños y Ron y yo hemos pensado que tal vez querrías venir antes y así lo celebramos juntos por primera vez. Además creo que sería buena idea que aprovecháramos estos días hasta la boda de Bill y Fleur para entrenar, quien sabe que necesitaremos para encontrar los ¿horocruxes?.

Te esperamos, Contesta lo antes posible.

Te quieren:

Ron y Hermione

En otras circunstancias recibir una carta de sus amigos le hubiera emocionado enormemente, pero ahora no quería ni siquiera contestar. Sin embargo, se obligó a animarse. Cogió pergamino y pluma y escribió una escueta respuesta "estoy bien, ire mañana, tengo muchas cosas por prepara. Yo también os quiero". Ató la carta a la pata de Hedwich y se afanó en vaciar su cabeza de cosas. Cuando miró a la cama Draco comenzaba a despertar. Como no tenía ganas de explicar ni discutir le echó un hechizo para dormir y siguió mirando por la ventana.

Eran ya las cuatro de la tarde, no se había movido en todo el día de la habitación, no quería que sus tíos supieran que tenía allí a ese chico y aparte le habría caído una buena bronca por la escapada de ayer. Harto de leer, pensar y atender a Malfoy empezó a recoger sus cosas, metiéndolas desordenadamente en el baúl. Mañana era su cumpleaños. Cumplía la mayoría de edad, por lo cual sería su último día en aquella infernal casa. Cuando ya estaba el baúl lleno y todo colocado se dirigió a volver a curar y limpiar las heridas del rubio. Aún sangraban. Estaba empezando a preocuparse. No sabía cómo ayudarle y necesitaba que él le diera información. Sabía que le seria de mucha ayuda. Desesperado decidió adelantar su viaje a casa de los Weasley. Como ya tenía todo empaquetado solo le quedaba resolver como llevar hasta allí a Malfoy. Llevaba un rato pensando cuando un leve sonido le distrajo de su ensimismamiento. Giro la cabeza y vio un tanto asustado, como un maltrecho Draco comenzaba a despertarse. No sabía qué hacer o que le diría, no podía evitarlo para siempre, algún día tendría que enfrentarle. Así que le dejó despertar.

Cuando el rubio comenzaba a abrir los ojos estaba completamente confundido. Poco a poco fue recordando como un muy enfurecido Voldemort le torturaba hasta perder la conciencia. Pero ¿qué había ocurrido después? Veía todo borroso y no reconocía el lugar. Esperó hasta aclarar sus pensamientos y poder ver mejor para hacer algo. Harry solo lo observaba reaccionar. Pasó más de media hora hasta que Draco fue consciente de donde estaba y con quien estaba. Sin decir nada se puso de pie, cosa que le supuso un gran esfuerzo, y empezó a andar lo más deprisa que pudo. El moreno sin embargo no se calló.

- ¿Qué estás haciendo? Estas herido - Grito con urgencia.

- Cállate Potter, no quiero tu ayuda. ¡NO NECESITO TU AYUDA!- Su tono hirió a Harry, que esperaba una reacción diferente. Iluso.

- Me da igual si la quieres o no – su tono fue frío – Ahora siéntate y te explicare porque estás aquí. No creas que esto me hace ninguna ilusión.

Draco lo miró con resignación y dejó que le explicara, pues estaba muy confundido, aunque nunca lo reconocería. Se encontraba muy dolorido y sin fuerzas también. Se sentó y con fastidio se dispuso a escuchar lo que el moreno tenía que decirle. Cuando terminó de contarle se quedó callado y sin saber cómo reaccionar. ¿Debía darle las gracias? ¡JA! Le extraño que le ayudara, por mucho que necesitara de su ayuda o lo que fuese simplemente era extraño. Se relajó y se dispuso a descansar, no se encontraba bien, y por lo que le había contado necesitaría fuerzas para soportar lo que tendría que pasar. Por mucho que detestase aquello no pensaba arriesgarse otra vez, ya no aguantaba más, ya no tenía nada que perder, por lo que arriesgarse... Sí, todo lo que había hecho no sirvió de nada pues intentaron matar a su madre y a él. Ahora ni siquiera sabía si su madre estaba viva.

Por otro lado, Harry se sintió aliviado cuando el rubio, aunque sin palabras, había aceptado quedarse. Era muy extraño, pues si solo hubiera querido su información podría hacerla conseguido mediante otros modos y no tener que estar así, pero de momento no quería plantearse más cosas, le daba miedo. Pensando que probablemente tendría hambre le ofreció algo de comer. Extrañamente el rubio lo aceptó y agradeció educadamente. Harry se sentía estúpido teniendo que pasar por aquella situación. Con cierta incomodidad le comunicó que no tardarían en partir a la Madriguera. A lo que Draco solo hizo un gesto con la cara a modo de aprobación y sin mediar palabra se puso en pie para ir al baño, cuando de repente se desplomó en el suelo, inconsciente.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Gracias por leer y hasta el proximo capitulo.