Disclaimer: Rurouni Kenshin no me pertenece de forma alguna, solo hago esto con fines de diversión.

LA MENTIRA.

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Capítulo 1

"El secuestro"

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Nada para lo que había entrenado alguna vez, la había preparado emocionalmente para que lo que estaba viviendo.

Para la ex—detective Kaoru Kamiya que siempre tenía un punto de inflexión, que servía de colchón para los muchos dolores que llego a sufrir en su vida, esto era algo que la sobrepasaba.

Mientras arrojaba la carta fatal al suelo, de su rostro cayeron algunas lágrimas.

Sintió como si el mundo se le hubiese detenido.

Solo una voz que estaba a su lado la trajo de vuelta.

— ¿Jouchan?— decía una voz masculina

Kaoru por primera vez, levantó la mirada hacia el hombre que estaba con ella.

Sanosuke, su querido y fiel hermanastro la seguía viendo de forma preocupada, aun extrañado de la reacción de su hermanastra.

Finalmente y viendo que ella no podía articular palabra alguna, se agachó y recogió el papel del suelo.

Cuando lo leyó, casi se atraganta de la impresión.

Con letras apretadas, escritas en tenebrosa sangre roja rezaban estas palabras:

"Kamiya:

Los ratones no se esconden por tanto tiempo. Si quieres volver a ver a tu hijo, tendrás que resarcirme de una vieja cuenta pendiente que tienes conmigo.

Ya vengo del infierno, así que no me costará nada llevármelo conmigo, a menos que aparezcas.

M.K"

Solo segundos después, pareció Sanosuke Sagara también percibirlo. Lo que tenía en sus manos era una misiva, una carta donde comunicaban a Kaoru que su hijo había sido secuestrado.

¿Pero quién se lo llevaría?

¿Un posible enemigo de Kaoru de su época de detective?

Era la única respuesta probable, pero también casi las más extraña, siendo que Kamiya había prácticamente desaparecido, borrado sus historiales y gracias a muchas artimañas, era como si la hubiese tragado la tierra.

—Mi niño— murmuró Kaoru, cayendo al suelo de rodillas, siendo sostenida por Sanosuke.

~o~

El sol que caía ese momento sobre Yokohama parecía que iba a quemarla viva.

Había ido como todos los mediodías a buscar a Kenji, su hijo de cinco años del kindergarden a la pequeña escuela que solo quedaba a metros de su casa, aprovechando el descanso de su trabajo como dependiente en una farmacia, cuando la maestra del kínder con una inocente sonrisa le dijo:

—Ya vino el tío de Kenji a llevárselo. ¡Qué bien que se acordó de darle la autorización firmada! Porque el pequeño se había quedado dormido y no había forma de despertarlo.

Frente a la inocente maestra del kínder, Kaoru no articuló palabra alguna pero su mente sobrevoló en mil ideas.

¿Qué tío? El único que tenía era Sanosuke, y él estaba trabajando en el dojo de lucha, sumado al hecho de que jamás iría a buscar a Kenji sin avisarle.

Solo su mente casi en blanco, volvió a la realidad al oír la cantarina voz de la maestra.

—Sra. Kamiya, aquí me entregaron éste sobre que me pidió le diera su hermano, y que dice que tiene la nota con lo que necesita que compre del supermercado.

Tomó el sobre y salió corriendo del sitio, tomando dirección a su casa, que quedaba a pocos metros, y en la entrada del portón se encontró a Sanosuke que también llegaba a horario para almorzar.

— ¿Jouchan?

~o~

—Debemos ir a la policía ahora mismo— inquirió Sanosuke intentando incorporar a Kaoru del suelo.

La pelinegra observo los ojos castaños de su hermanastro.

Sanosuke Sagara, hijo de la mujer con la que su padre se había casado una vez viudo, era un buen hombre, y también fue el que la había ayudado a establecerse en Yokohama, además de darle esta nueva vida que tenía, pero no había sido muy sagaz y lo único que sabía o creía saber es que Kaoru era alguna ex—agente al servicio de la policía que había simplemente renunciado cuando se enteró que iba a ser madre.

Lo cual no era del todo mentira.

Solo que prefirió ocultarle un par de detalles, para evitar que Sano enfureciera e hiciera algo que lo terminara perjudicando.

Dos cosas en particular:

Que estaba escondiéndose por haber iniciado una tragedia donde creyó que había muerto uno de los asesinos más importantes del gobierno y también…por otro motivo…en el cual prefería siquiera no pensar, pero que incluía a una persona que sabía que la odiaba con el alma haciendo que los recovecos del propio desprecio que pudiere sentir Kaoru por él, se hiciera uno con ese sentimiento.

Ambos se habían herido tanto mutuamente que si bien, pensaba Kaoru, él quizá hasta podría ya haberlo olvidado, ella tenía consigo un eterno recordatorio: su hijo Kenji que se parecía tanto al padre que si llegaban a verlo los que conocían a aquel pelirrojo mordaz no dudarían en hacer matemáticas y concluir la filiación.

Kaoru suspiró un rato ante el recuerdo de esos ojos dorados del pasado y se levantó sola, ante la atenta mirada de Sanosuke.

Ella sabía que no había policía que podía ayudarla.

Al ver el contenido de la misiva y ver las macabras iniciales de la firma, ya lo supo todo.

Makoto Shishio había vuelto del infierno, donde ella misma lo había metido y buscaba venganza.

—No puedo creer que haya podido sobrevivir al incendio— dijo finalmente Kaoru.

Sano la veía sin comprender.

—Lo que pasó aquí no hay policía normal que pueda ayudarme, mi hijo ha sido secuestrado por uno de los más sanguinarios ex—asesinos del gobierno que busca venganza contra mí— dijo Kaoru con tenebrosa tranquilidad ante la atónita mirada de su fiel Sano.

Continuó.

—Pensé que ese sujeto había muerto hace cinco años en un incendio que yo misma provoqué para matarlo, pero no fue así. Él quiere vengarse por eso y por lo visto me ha rastreado y encontrado que tengo un hijo. Es la única forma que tiene de atraerme.

Sanosuke que estaba semi petrificado por las palabras de Kaoru.

— ¡Maldición! Jouchan, si la policía no puede ayudarte… ¿qué demonios haremos?

Kaoru sabia sus propias limitaciones, justamente recordó un deja-vu antiguo que le había dicho alguien.

"Tenemos que aprender a reconocer la fuerza del oponente y de nuestras propias limitaciones"

Enfrentar a buscar a su hijo en manos de un sujeto que podía ser tan mortíferamente retorcido y tan escalofriantemente inteligente, solo ameritaba a ir a buscar a alguien que pensará como Makoto Shishio.

Y eso la llevo al sujeto que le había dado la frase de las limitaciones de fuerza.

Para que ir más lejos, la llevó directamente al recuerdo del sujeto que el solo hecho de ver a su hijo le traía.

—La única persona que puede ayudarnos, aunque no estoy segura si podrá hacerlo es el padre de Kenji— dijo finalmente Kaoru.

Cuando Sano la miró extrañado, la pelinegra lo quito de dudas.

El cabeza de gallo no sabía la identidad del progenitor de Kenji y Kaoru no pensaba decirlo jamás, pero las circunstancias acababan de dar un giro dramático de 180 grados.

— ¿El padre de Kenji?— preguntó Sanosuke

—Así es, iré a verlo y no importa lo que tenga que hacer, le rogaré que me ayude.

—Sabes que nunca te pregunté nada, pero ya basta de secretitos ¿quieres?, ¿Quién demonios es su padre? Pensé que estaba muerto o no sabías donde estaba— dijo Sano con una mueca de molestia, él nunca había interferido en la vida privada de Kaoru, pero tanta falta de confianza le picaba un poco.

Kaoru tragó duro.

—Su nombre es Battousai Himura y si quiero encontrarlo…solo debo poner en marcha algunos contactos de mi ex—agencia y buscar el rastro de uno de los ex—asesinos secretos del gobierno más feroces que han existido….y así podre hallarlo.

Sanosuke ya no respondió de la impresión.

Y Kaoru lo único que temía es que Himura no la matara al solo verla…o que al menos no lo hiciera de forma lenta y dolorosa, cuando le diga que necesitaba su ayuda para rescatar a su hijo.

Un hijo que también era suyo…pero del cual Himura no sabía nada.

¿Cómo podría reaccionar?

Hace más de cinco años que no lo veía, pero las últimas palabras que él había proferido antes de perderse para siempre de su visión fueron tajantes.

"Desaparece y nunca más…te vuelvas a aparecer ante mis ojos"

El eco de su voz, sumado al brillo mortífero de sus inusuales ojos del color de la miel en versión ámbar era suficiente para asustar para siempre a cualquiera.

Pero Kaoru estaba dispuesta a ir hasta al mismísimo infierno para salvar a su hijo.

Y es allí donde se dirigiría.

Enfrentar un pasado culposo, donde de ambos lados manaba heridas sin cerrar, siempre era un infierno.

~o~

En tanto, muy lejos de allí en una casa en las afueras del centro de Kyoto, en un sitio que ni siquiera estaba escondido del público, se erigía esta vivienda mansión de alguien que tampoco pretendía esconderse del mundo.

Battousai Himura era su propietario.

No sería tanta la noticia si no estuviéramos hablando de uno de los ex—asesinos secretos del gobierno más sangriento que haya habido.

Verlo tampoco podría levantar mucha perdiz.

No era alto ni exageradamente fornido, y tenía la mata de pelo rojo largo en coleta alta que lo hacía ver incluso como un jovencito del cual distaba mucho, porque ya era un hombre de treinta y tres años.

Sus delicadas facciones solo se veían agudizadas por la mirada violeta-ámbar que tenía y que cambiaba según el momento, y por un distintivo característico: una cicatriz en forma de cruz en su mejilla izquierda que cuando cambiaba su expresión enojada podía darle un matiz siniestro.

Himura no tenía miedo de nada y a su vez, como creía que sus actuaciones bajo órdenes del gobierno en el pasado estaban en lo correcto, no veía razón para ocultarse de nadie, por eso vivía en ese sitio.

Tampoco es que abundaban personas que lo buscaran, más que nada porque le temían.

Pero Himura vivía tranquilo y sin ruido allí.

De hecho, todos creían que vivía con su familia en el sitio, porque con él vivían Tomoe Yukishiro y su hermano menor, el joven Enishi a quien Himura solía entrenar a veces.

Ellos eran hijos de un antiguo compañero de armas de Himura, el viejo Oibore que al morir en una misión en China, le había rogado al pelirrojo que cuidara a su familia.

Y como hombre de honor, Himura lo había hecho, a pesar de que Enishi tenía un carácter especialmente difícil a sus quince rebeldes años

Tomoe en cambio, era una hermosa joven de veintidós años, posiblemente la más bonita que él haya visto y que justamente intuía Himura, causa de los berrinches de Enishi que era muy celoso de su hermana.

Y no era de menos, porque era un secreto a voces que Tomoe estaba enamorada de su benefactor.

~o~

Esa tarde en particular, Himura había decidido no salir de la casa.

Y mientras se ponía a leer el periódico, sentado en el jardín bebiendo el café que Tomoe amorosamente había preparado para él, el viento empezó a hacer de las suyas y esto le hizo pestañear.

Un ligero estremecimiento en la cicatriz de su mejilla.

El bajó la taza del café porque hasta podía sentir hasta una especie de ardor seco en esa zona de su rostro.

No hubiese sido extraño, siendo como era una cicatriz.

Pero justamente la que le ardía era la segunda raya de la cicatriz.

La más reciente de todas.

Una que le habían hecho hace poco más de cinco años.

La que le había hecho una mujer que lo hizo sentir en carne propia el ardor de la traición, rompiendo en varios pedazos lo que pudiere tener de corazón.

Himura apretó los puños ante el recuerdo.

En esos tiempos, él simplemente había vivido de forma mecánica deseando solo ir al infierno en cuanto pudiese, pero al conocerla a ella creyó encontrar un motivo para vivir.

La había amado, le confió tanto como nunca había hecho con nadie y al final ella terminó traicionándolo.

En ese instante hacía un parón al recordar que él tampoco había actuado bien al enterarse de su traición y había recurrido a un vil y ancestral mecanismo de sumisión para vengarse de ella, pero él creía haber tenido justificación por sentirse traicionado.

Por primera vez en mucho tiempo…se permitió decir en voz alta el nombre de aquella mujer cuyo recuerdo le había venido punzante.

—Kaoru…

Se tocó la mejilla y pareciera que con ello hasta podía llegar a escuchar los gritos de Kaoru aprisionada bajo su cuerpo, mientras él en un vaivén de furia, rabia y dolor la sometía en el más cruento dolor que podía llegar a vivir una mujer.

Y se suponía que él la había amado.

Himura no sentía culpa de las miles de muertes que había provocado en su vieja profesión de asesino.

Una de las pocas culpas que lo carcomían y que a veces no lo dejaba dormir tranquilo, es saber sobre su conciencia, que había usado su fuerza y abusado de una mujer.

Una mujer que había amado.

—Maldición— masculló Himura, levantándose del sillón y entrando en la casa, dando abruptamente por finalizado su improvisada merienda

A lo mejor entrenando con su preciada y antigua katana le sacaban un poco esas ensoñaciones.

— ¿Dónde se habrá metido Enishi?

~o~

Kaoru finalmente no terminó saliendo sola en el viaje que planeaba hacer, porque Sanosuke no quiso dejarla ir sola.

Ya tenía la dirección en Kyoto donde iría a buscar a Battousai Himura, que había obtenido gracias a sus contactos y en este caso, tuvo que recurrir a su antiguo conocido Aoshi Shinomori, un agente de servicio activo a quien no le fue nada difícil conseguirle la dirección de Himura, aunque se había extrañado bastante el motivo por el cual su antigua compañera quisiera buscar al ex—asesino, pero tampoco indagó mucho.

Ese tema no era su incumbencia, además como creía deberle un par de favores a Kaoru, accedió a conseguirle la dirección.

Acompañada de Sanosuke, habían tomado un vuelo con un avión privado para hacerlo más rápido y llegar a Kyoto esa misma noche.

Ella misma se había jurado que por su hijo haría lo que fuera.

Había pasado mucho tiempo y se había prometido a si misma ser fuerte y valiente ante los recuerdos.

Solo cinco años habían pasado, pero el rastro que deja en la sangre el ardor de saberse que traicionas al hombre que amas y luego sentir en carne propia toda la furia de él, no lo disipa el tiempo.

Kaoru Kamiya tenía ahora veinticinco años, y nunca le dijo a nadie que su pequeño no había sido concebido en algún acto certero de amor y entrega.

Prefería el silencio a la verdad.

La verdad de que su amado Kenji había sido concebido en medio del dolor de verse forzada por el hombre que ella amaba…y que había traicionado.

¿Para qué mover tantas cuentas?

Ella sentía tanta culpa por su traición, que cuando fue violada por él, sentía como si estuviera pagándole alguna deuda.

Al final hasta sentía que su deuda estaba completamente impaga, porque cuando su memoria la llevaba a su último encuentro, él le estaba salvando la vida cuando la rescató de las llamas, donde debió haber muerto con Makoto Shishio en aquel memorable incendio que ella mismo comenzó.

Cuando aquello, Kaoru había creído muerto a Shishio y ahora veía que no.

Y también le resonaban las palabras de Himura cuando la sacaba alejándola del fuego y el ardor de las llamas.

"Desaparece y nunca más…te vuelvas a aparecer ante mis ojos"

Una lagrima solitaria apareció en sus rosadas mejillas y tuvo que tragarse un sollozo, cuando Sano le zarandeo un poco el hombro para quitarle la ensoñación.

—Despierta, Jouchan…ya llegamos en Kyoto.

Kaoru solo tragó más saliva.

Era más que obvio que Himura no la estaría esperando.

¿Cómo reaccionaría? ¿Cómo se vería su rostro ahora?

Sonrió un poco al recordar que ella le había hecho un tajo limpio en aquella mejilla sobre otra antigua cicatriz, cuando intentaba defenderse de la furia sin límites del pelirrojo y el cual terminó con las ropas rotas de ella, sangre seca entre sus piernas y la pérdida definitiva de cualquier dejo de inocencia de niña.

Pero que le había dejado también a Kenji. Su gran motivo de vivir.

¿Irónico, no?

Pues ya era hora de enfrentar su pasado.

Encontrar al hombre con quien se había herido mutuamente y decirle de sopetón que necesitaba su ayuda para rescatar a su hijo, del cual él nunca supo nada…no sería tarea fácil.

—Por Kenji— se dijo antes de bajar de la pequeña avioneta y subir con Sano en el auto que habían hecho alquilar y poder llegar a destino.

El sol ya había caído completamente a esas horas en Kyoto.

Un sitio en el cual Kaoru creía no volver jamás…

CONTINUARÁ...

Notas Finales.

Uy, es mi primer fic de Rurouni Kenshin y tengo que confesarles que estoy aterrorizada, porque amo mucho esta serie, y pues no quisiera meter la pata.

Desde ya les cuento que este fic contendrá temas adultos como menciones de situaciones delicadas como mucha violencia tanto fisica como emocional ( incluido la de abuso sexual)y lemon.

Asi que esa será la advertencia.

Por demás, como habran visto en este primer capitulo, el fic es un AU, ambientado en tiempos actuales presentando a una Kaoru Kamiya recibiendo lo peor que puede recibir una madre.

Una nota informandole del secuestro de su hijo y justamente por la oscuridad de asunto, tiene que recurrir a alguien que pensaba volver a ver a jamas.

El padre del niño. Que no sabe de la existencia del niño. Y del cual se habia separado en malas condiciones

Pero las cosas seran muy complicadas, porque el secuestrador al parecer es alguien del pasado oscuro de Kaoru que ella creia muerto.

Pero como iran viendo a lo largo de este fic, que no será muy largo, porque ya lo tengo semi hecho, hay muchas cuestiones ocultas.

¿Que traición cometió Kaoru contra Himura?

¿Porque el secuestrador las tiene jurada contra Kaoru?

¿Que dirá Himura cuando sepa que tiene un hijo del cual no tenia ni idea?

También agradezco profundamente a mi beta y amiga personal Yuki Lunar que no me ha abandonado un segundo para ayudarme a corregir el fic.

Y pues bueno, muchas gracias por pasar a leer, y voy a estar esperando sus comentarios, tomatazos porque muero de curiosidad de saber que les va pareciendo.

Abrazo.

Paola.