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Atte. Akyfin02

Para todos los que continúan leyendo, gracias. Ahora, quisiera decirles que me disculpen si la encuentran un tanto tonta o infantil ,consideren que la comencé a los diez años… y digan que no han visto los borradores, son verdaderamente vergonzosos. Si más que decir, los dejo con esto, espero de verdad que les guste.


MIZAKI

CAPÍTULO I

Bienvenidos a Okira

Era un día claro, el sol lanzaba los primeros rayos de la mañana, tras unas colinas apenas se vislumbraban las enormes torres de un solitario y viejo castillo. Éste, tenía orgullosamente colocado en el frente un letrero que repetía las palabras "Colegio Hareki".

Como ya deben imaginar, efectivamente, Hareki es una escuela, o más bien, un internado. En esos tiempos, en los que esta historia se desarrolla, había pasado en Hareki los últimos cinco años de mi vida, y ese día, en el que comienza esta historia, sería al fin mi regreso a casa.

Los jóvenes que en ese Colegio nos encontrábamos teníamos varias cosas en común. Primeramente, la edad: todos allí teníamos entres diez y dieciocho años. La razón de esto es que es una escuela un tanto especial. Aquí estás internado desde los diez años hasta que cumples quince, es entonces cuando puedes regresar un año a casa y, pasado ese lapso, debes volver a Hareki para dedicar otros dos años de tu vida a tu total preparación y estudios. Medida bastante cruel si me lo preguntan a mí. Pueden ser muchas las cosas de las que te pierdes estando cinco años lejos de tu hogar, sin embargo, siempre ha sido así y apuesto a que nadie podrá cambiarlo.

Otra cosa que teníamos en común los estudiantes del Colegio Hareki, y quizás la más importante, la podemos descubrir citando el nombre completo de la escuela: "Colegio Hareki para Monarcas".

Así es, uno de los requisitos para poder ser admitido en esta escuela es ser hijo de un rey. Por lo tanto, se puede deducir que tanto yo como todos mis compañeros de clase somos príncipes, miembros de la realeza y destinados a, algún día, heredar el puesto que ahora tienen nuestros padres. El Colegio Hareki tiene la obligación desde hace siglos de educar y preparar a los jóvenes herederos para que estén listos cuando su hora de gobernar llegue. Y nosotros, si queríamos algún día poder asumir nuestro puesto, debíamos cursar las materias y aprobarlas debidamente, es una de las condiciones que pone el consejo para que sea una misma familia quien gobierne un solo reino.

Pero esto no se trata de contar los días de una joven princesa en su internado, si no de ver qué fue lo que pasó cuando, después de cinco años lejos, pude regresar a casa. Todo empezó un día en que varios estudiantes de 15 años íbamos de regreso a disfrutar del año con nuestra familia. Había estado esperando ese momento desde el primer día en que pise el internado. Durante mi lapso en Hareki no hubo un solo momento en el que no deseara regresar a Okira, mi reino, con mi pueblo, mis padres y toda la gente que me quería.

Me encontraba sentada en una mesa de la cafetería del barco, ansiosa de atracar y pensando cómo me recibiría mi familia, cuando llegaron tres de mis amigos, compañeros que estaban en la misma situación que yo. En esos tiempos sólo existían 132 reinos, la mayoría de ellos tenían herederos internados en Hareki distribuidos en las diferentes generaciones dependiendo de su edad. Mi generación, es decir, los príncipes que ese año llegábamos a los quince, no era demasiado grande.

-No puedo creer que ya vayamos a regresar- dijo mi amiga de cabello castaño y ojos grises, princesa del reino Aikeri, cuyo nombre es Natzuki- estos cinco años se me pasaron volando.

-¿Qué no extrañas a mamá y a papá, Natzuki?- respondió Daiki, su hermano gemelo, un joven de cabello negro y un poco chaparro-. Apuesto a que ellos si van a estar muy contentos de vernos.

-No es que no los extrañe, solo que extrañaré el hacer lo que quiera sin tener que rendirle cuentas a nadie.

-No olvides que yo estoy a cargo de ti y todo lo que hagas se lo puedo decir a mis papás.
-Jajaja, uy sí, eso, si es que dejo que te enteres de lo que hago, querido hermano.

-Ya dejen de pelar- gritó mi mejor amiga, Kokone, entrando en la conversación. Ella es de cabello castaño pero rubio a la vez, es alta y de piel clara, tiene los ojos verdes y es princesa del reino Noemi-. Sinceramente, yo tampoco quiero regresar casa.

-¿Por qué?- pregunté yo, Mizaki, la del fondo, de cabello negro un poco ondulado y la de menor estatura en la mesa.

-Mis papás no dejan de trabajar y no me hacen el mínimo caso- respondió Kokone con tristeza-. Por lo que recuerdo, me la pasaba encerrada en mi cuarto sin nada que hacer.

-Todo lo contrario a mis papás- respondí-, ellos siempre estaban al pendiente de mí.

Mi mirada se tornó triste, igual que la de todos. Creo que no lo había comentado, pero el primer año en que estuve internada en Hareki una tragedia sucedió. Mi madre murió ahogada en un río, iba dentro de un carruaje y por alguna razón éste se volcó. El Consejo ni siquiera dejó que saliera del internado para ir a despedirla, y es una de las razones por la cual cada minuto dentro de ese lugar me parecía un infierno.

-Bien- mi mejor amiga trató de cambiar el tema-. ¿Cuánto falta para llegar?

-Muy poco, si acaso veinte minutos- Natzuki se veía resignada.

El tiempo pasó de una manera muy rápida para ella y Kokone, que esperaban algún milagro para que el barco diera vuelta y regresara a la escuela, pero para Daiki y para mí, esos veinte minutos nos parecieron una total eternidad.

Alrededor de las 11 de la mañana el barco atracó en el puerto Koheki. Salí despacio del barco, y lo primero que recibí fueron los fuertes vientos característicos de la zona norte, mi cabello se desarregló y me embobé mirando la belleza de aquel lugar. Tenía cinco años sin ver otra cosa que las horribles paredes del internado, el mismo jardín todos y cada uno de los días, estaba tan harta que cuando logré poner un pie en la arena de ese lugar no pude evitar llorar y salir corriendo, dando vueltas y vueltas hasta marearme. El pequeño sombrero verde del uniforme salió volando y la falda ondeaba con el viento. Cuando logré percatarme del resto del mundo, me di cuenta de que toda la gente allí me miraba de manera divertida, y mis amigos sólo me sonreían mientras se unían a mí.

En ese momento, algunos vehículos estaban estacionados dentro y en los alrededores, todos esperaban a los estudiantes para llevarlos a sus respectivos reinos.

A unos cuantos metros estaba una especie de bote en el que entraron Daiki y Natzuki no sin antes despedirse. Por Kokone fueron sus sirvientes en otra lancha. Nos despedimos con un gran abrazo, pensábamos que no nos veríamos en un largo tiempo.


Kokone se fue y yo estuve ahí, viendo como todos ya iban camino a casa. Así pasé unos minutos hasta que me quedé sola en la playa, comenzaba a preocuparme así que afiné mi vista y lejos del puerto estaba estacionado un pequeño carruaje, de inmediato reconocí que era de mi reino porque tenía el símbolo de mi familia, la familia Okira. Al lado del carruaje estaba un hombre, no era muy joven pero sí bien parecido. Cuando decidí acercarme, éste se limitó a abrirme la puerta.

-Un placer conocerla su majestad- me dijo ya estando yo adentro.

-Igualmente- le respondí-. ¿Cuál es su nombre?

-Me llamo Niroki- contestó mientras subía al lugar del conductor y golpeaba a los caballos para que avanzaran.

-¿Por qué no fue a buscarme al puerto, Niroki?- continué con mis preguntas.

-Pensé que aún no estaba lista. Se veía muy contenta en ese lugar, si me permite decirlo.

-Oh, de acuerdo- concluí. Pasaron unos segundos antes de que continuara la charla-. ¿Hace mucho tiempo que trabajas para mi familia?- le pregunté tranquilamente.

-Poco más de un año. Claro que fue mucho después de que usted tuviera que irse- me contestó tranquilo.

-Dime, Niroki… ¿Cómo está mi padre?

-¿Su padre?... se encuentra bien. No veo a su majestad muy seguidamente, pero si algo le pasara creo que sería información de carácter público, así que supongo que, al menos en cuestiones de salud, está perfectamente.

-¿Y Okira? ¿Cómo está mi pueblo?- pregunté impaciente.

-… preferiría que lo viera usted misma. Okira… ha cambiado mucho desde que usted se fue.

-Pero… ¿Está bien, mal… o cómo está?

Nunca recibí una respuesta por parte de Niroki.

En menos de media hora pude divisar el cartel que decía "Bienvenidos a Okira", me emocioné tanto que asomé la cabeza por la ventana del carruaje… y con lo que vi, todos los sueños que tuve por cinco años se vinieron abajo. En cuanto a la pregunta que le había hecho a Niroki, la respuesta era: mal.

Nunca pensé que vería a Okira tan mal. Todas las casas, los negocios y parques que había el día en que me fui estaban destruidos, completamente arruinados. Las viviendas más pobres que nunca, los negocios prácticamente vacíos y los parques se habían vuelto un terreno baldío lleno de basura.

Quería comenzar a llorar, y así seguí durante todo el viaje hasta llegar al palacio. Entre varios sirvientes bajaron mi equipaje, ya no conocía a uno solo de ellos. Mis amigos, todos los que me querían y cuidaban de mí cuando era niña ya no trabajaban allí.

No había fiesta, ni reunión de familia, ni un abrazo por parte de todos. No había nada de lo que imaginé que habría en el momento en que regresara a casa. Pensaba que con la felicidad de mi pueblo y de mi padre la ausencia de mi mamá no me dolería tanto, pero en ese momento estaba incluso más sola que en Hareki, allí no estaba Kokone, ni Daiki, ni Natzuki. Ni siquiera papá había ido a recibirme.

Continué mi recorrido hasta llegar a la estancia. Todo seguía igual que el día en que me fui, a excepción de una cosa: una pintura que antes estaba a media sala, un retrato de mí con mis padres que había desaparecido. Comencé a prestar atención y no había una sola de las fotografías y pinturas de mi mamá que había el día en que me fui. Ni una sola.

Estaba embelesada preguntándome qué le habría pasado a esas fotografías que sólo pude distraerme cuando escuché a papá entrar en la habitación.

Ahí estaba, frente a mí, el incomparable rey Ryonosuke Okira. El hombre a quien más quería y admiraba en el mundo. Tanta fue mi alegría al verlo que olvidé todas los sucesos horribles de mi llegada y corrí a abrazarlo. Él ni siquiera se inmutó, sólo respondió fríamente a mi abrazo.

-¡Papá, te extrañé tanto!- le dije casi llorando en su pecho.

-Claro, hija, igual yo. Bueno, tengo que arreglar unos papeles, nos vemos a la hora de la cena, bien- se deshizo del abrazo y comenzó a alejarse.

-Pero… bueno, pensé que pasaríamos el día juntos- le contesté-… como antes.

-Ya no eres una niña, Mizaki- dijo secamente-. No necesitas que te cuide nadie. Sube a tu cuarto, arregla tus cosas, pasea por el jardín. Algo encontrarás para hacer. Este es un castillo muy grande.

Acto seguido entró a su oficina. Me dirigí sin decir palabra a nadie a mi habitación, aún estaba impactada por lo que mi padre me había dicho. Él nunca se había comportado de esa manera con nadie, mucho menos conmigo., algo debió pasarle para que se volviera de ese modo, y la respuesta era clara. Seguramente, la muerte de mamá era el motivo de su cambio. Él la amaba más que a nada en el mundo, y era normal que, sin ella, pareciera que ya nada importaba. Pero tenía que hacer algo, yo no podía dejar que se hundiera. Sería yo quien lo sacara a flote y en algún momento él volvería a ser como antes.

En mi habitación todo era más pequeño de cómo lo recordaba, sin embargo, mis cosas estaban exactamente en el mismo sitio. La cama en el centro y dos burós a su lado, también un tocador del lado derecho y, al izquierdo, un ropero de madera. Las mucamas se ofrecieron a guardar mis cosas pero preferí hacerlo yo. Tardé alrededor de una hora en vaciar mis maletas y acomodarlo todo.

Pasé un rato tratando de recordar cómo era mamá. Cuando me fui de Okira no llevé ninguna foto conmigo, y con los años su imagen se hacía cada vez más borrosa. Aunque aún sabía algo: ella era hermosa., era la mujer más hermosa que haya visto en mi vida. Tenía cabello largo, lacio y negro, ojos tan grandes y obscuros cuyo brillo reflejaba lo bella que era su alma. Su piel era tan blanca como la luna y las facciones de su cara, aunque ya no las recordaba muy bien, la hacían la mujer más bella de la historia. Pensé que llegando a casa encontraría alguna foto de ella para ver si lo que recordaba de ella era realidad, pero por más que busqué no encontré una sola.

Así se fueron las horas hasta que me llamaron para cenar. Bajé al comedor y mi padre ya estaba en la mesa. Comimos en silencio, por más que trataba de contarle cosas de mi vida en el internado, de mis amigos o de lo que fuera, me respondía de manera cortante, haciendo que no se escuchara un ruido por varios minutos. Pero a pesar de que me rechazara, yo nunca cesé de intentar hablar con él.


Y así pasaron largos días. Yo, tratando de abordarlo con cualquier cosa. Y él, ignorándome de manera cruel. Poco a poco, comencé a hacerme amiga de una de las mujeres de servicio, su nombre era Mei, ella era joven, no mayor de veinte años, era la única persona con la que podía hablar en el castillo. Un día, nos quedamos conversando hasta altas horas de la noche, ya hacía varios días que la notaba preocupada, y procedí a preguntarle qué le pasaba.

-Mizaki… te voy a contar una historia, ¿Está bien?... siéntate.

-… de acuerdo. ¿Qué pasa?

-No quiero que me interrumpas, ¿De acuerdo? Esto será muy difícil para ti.

-Está bien… pero por favor ya habla. Me estás asustando- le rogué impaciente.

-Supongo que sabes que tu padre tenía un hermano menor llamado Tsubasa- comenzó.

-Sí… pero escapó del castillo y hace mucho que nadie sabe nada de él- le respondí.

-Bueno, pues esta historia trata sobre él. La verdad de por qué escapó. Como dije, él era el hermano menor, y por ley los hermanos menores no pueden heredar el trono de su reino- siguió-. Tsubasa siempre le tuvo rencor a tu padre por esa situación, y pues… un día, Tsubasa se volvió loco e intentó matar a tu papá.

-¡¿Qué dices?!- me levanté de la cama de un salto.

-No grites- me susurró-, el rey nos puede escuchar. Prometiste que no me interrumpirías.

-Lo siento- contesté-. Prosigue.

-Afortunadamente, tu abuelo llegó y descubrió a tu tío antes de que le clavara un cuchillo a tu papá. Lo encerró en el calabozo pero cuando iba a ser trasladado a una clínica psiquiátrica él escapó- la miraba perpleja, tratando de comprender la historia que había ignorado durante toda mi vida-. No regresó nunca más… hasta hace un tiempo. Tú ya llevabas un año en Hareki cuando apareció en la entrada de este castillo. Llegó con lágrimas en los ojos, diciendo que estaba arrepentido y convenció a tu padre para que lo perdonara. Se instaló de regreso en el palacio y todo parecía ir bien. Pero un día- suspiró fuertemente-… una mañana, él y tu madre desaparecieron. Los buscaron por todos lados pero nunca los hallaron. Las cosas de tu madre ya no estaban y se llegó a la conclusión de ambos habían huido juntos.

-… no- respondí.

-¿No?

-Eso no pasó. Mi mamá está muerta, Mei. Muerta.

-Eso es lo que tu padre les hizo creer a todos, para que siguieran pensado que ella era buena. Los que fuimos testigos de esto juramos callarlo y nunca se volvió a hablar del asunto.

-Mamá no sería capaz de eso- respondí secamente.

-Pues lo fue- continuó-. Tsubasa regresó con dinero y creo que tu madre era más ambiciosa de lo que pensábamos. Abandonó a tu padre apenas vio oportunidad.

-No lo creo.

-Mizaki, reacciona. ¿Por qué crees que no hay una sola fotografía suya en la casa? Tu padre las mandó a quemar todas. Desde que tu madre lo abandonó el rey nunca volvió a ser el mismo. Ha descuidado el reino y también a ti. No se te acerca porque le recuerdas a ella.

-¿Y si no se fue por su cuenta? ¿Y si la obligaron?- busqué una explicación que encajara con la idea que yo tenía de mi madre.

-Mizaki, su ropa no estaba. Ella se fue, los abandonó.

-Tal vez todo lo planeó Tsubasa para vengarse de mi papá. ¿No lo ves? Seguramente él se la llevó- respondí-. Y yo iré por ella.

-¿Qué? Mizaki, tú no puedes hacer eso.

-¿Hay alguna pista de dónde están?- le pregunté decidida.

-No te apoyaré en esto. Es una locura.

-Puede ser de vida o muerte. Tal vez ella aún viva y esté sufriendo.

-O tal vez está disfrutando de su nueva vida- dijo fríamente.

-Y aunque así fuera. Ella está viva… y yo la quiero ver. Por favor, Mei, si de verdad me quieres dime en dónde están.

-Nadie lo sabe- suspiró-. Pero se cuenta entre los soldados que la buscaron, que Tsubasa era tan poderoso y rico que le hizo un castillo debajo de la tierra, para que nadie los encontrara. Según ellos, está al norte, más allá de las afueras de Furikawa… Mizaki, ¿Estás segura de esto?

-Sí. Voy a ir a buscarla.


Bien, esto fue el primer capítulo de esta historia, espero les haya gustado. Fue más bien como una introducción, pero ya se ve hacia dónde va la cosa. Si les gustó, quisiera advertir que va para largo, y si no le vieron mucho chiste a la trama, entones les pido esperen al siguiente capítulo, a ver si los engancha, si de plano no les gusta pues de todas formas muchas gracias por leer y dedicarme unos minutitos de su tiempo.

Seguramente notaron que la mayoría, si no es que todos los nombres que usé para los personajes, son japoneses. La razón es que una de mis pasiones es el anime, y los nombres de anime me gustan mucho desde que era pequeña, así que para hacer esta historia saqué nombres de las series japonesas que veía, o buscaba nombres japoneses por internet. Por lo tanto, si en esta historia encuentran a un personaje llamado como el protagónico de algún anime, no se preocupen, no es crossover ni mucho menos, simplemente usé el nombre que me pareció adecuado para el personaje.

Por favor comenten, me gustaría saber lo que opinan. Necesito que sean sinceros, evaluaciones reales, ya sea que me echen flores, insultos, verdades crueles, burlas, si quieren sólo comenten qué tanto les agradó, o si lo detestan, si pinta bien o mal o como les haya caído.

Nos veremos en el siguiente capítulo, porque con un comentario positivo que tenga voy a seguir subiendo más (esto fue otra advertencia), a menos claro que caiga un meteorito, llegue el fin del mundo o me enferme tan gravemente que no pueda teclear en la computadora… o que mis maestros me pongan mucha tarea… en fin… hasta pronto…

Atte. Akyfin02 =)