listo! ahi va de nuez jajaja
una nueva version editada y mejorada jaja eso espero...
como antes no sabia manejar bien esta web por eso me cauisa problemillas, asi que desidi borrar algunos fanfic que estaban del nabo!
asi que aki va de nuevo mi primera obra maestra!
disfrutenla... otra ves jejejej
Una prueba diferente
Capitulo 1. Sin dejar de mirarte
Saori caminaba lentamente por uno de los largos pasillos de su mansión, o mas bien de la de su familia. Nunca le ha gustado denominarla solamente suya, ya que ahí también vivían sus caballeros.
Ya les había comunicado que tenían visitas. Tres chicas llegaron la semana pasado y fueron recibidas, como ella lo había planeado, por sus admiradores. Saori sonrió al recordar el rostro de sus caballeros al verlas. Sabia que les hacia falta compañía, pero no cualquier compañía, sino compañía femenina.
Desde que ellas llegaron, el rostro de sus caballeros es distinto. Ahora sus ojos tienen mas fuerza y vitalidad; y ni que decir de sus compañeras, están tan contentas que no se lo pueden creer. Ahora solo faltaba que cada uno de sus caballeros se diera cuenta, aunque conociéndolos, era más probable que se dieran cuenta primero que son chicas que de lo que sienten por ellas, pero para eso estaba ella ahí, para ayudarlos y apoyarlos en todo lo que pueda, aunque eso signifique hacerlo en secreto. Realmente a la diosa le parecía muy divertido todo este lío amoroso.
Hyoga se comportaba coquetamente con su "conocida", pero sin dejar de ser misterioso. Se comportaba mas amable, algo que en él no es muy frecuente que digamos. La frialdad que antes habitaba en él, había desaparecido ya desde un buen tiempo, pero la aparición de su "conocida" hizo que desapareciera aun mas.
Shun hacia todo lo posible por controlarse, aunque lo hacia mejor de lo que todos esperaban. Su "amiga" le había hecho actuar de muchas formas, algo que a ella no le desagradaba. Seguía siendo igual de coqueto con su mirada y sonrisa, que hacia inconscientemente, y eso lograba que su compañera perdiera la cabeza. Esa sonrisa que sin que él se diera cuenta, es capaz de derretir a más de cinco chicas al mismo tiempo, esa es su gran virtud.
Shiryu simplemente no podía hacer nada, después de todo a la chica ya la conocía desde que eran niños. Además todavía no se había recuperado por completo de sus ojos y eso le preocupaba a su compañera. Shiryu se ha caracterizado por ser un chico muy tranquilo y sereno, pero con la llegada de su "amiga" de la infancia, se ha vuelto un poco distraído y parecía cavilar todo el tiempo, algo que realmente le divierte a todos.
En cuanto a Seiya, ya estaba reservado para cierta diosa de largo cabello lila. Sonrió al pensarlo. Esperaba que no solamente la llegada de las señoritas causara efectos en él, sino algo mas.
En dirección opuesta a ella, una de las invitadas iba caminando hacia la cocina. Una chica rubia con el cabello recogido en un pequeño chongo.
-Elli, buenos días- la diosa saludo cortésmente deteniéndose en el pasillo, con una dulce sonrisa.
-Buenos días, señorita Saori- la chica se inclino levemente. Ella estaba eternamente agradecida por haberla invitado a pasar algunos días en su mansión, aunque al principio le preocupaban los niños del orfanato, pero ellos estaban completamente de acuerdo en que aceptara la invitación, tal ves por que ya sabían a quien iba a ver. Miho no dio ninguna objeción para que no fuera, ella se ofreció a cuidar a los niños.
-A donde te diriges?- pregunto Saori con cierta curiosidad.
-Bueno, quería preparar el desayuno para todos, es lo menos que puedo hacer por...
-No digas eso- fue interrumpida por Saori- no tienes que agradecer nada. Siempre serán bienvenidas aquí. Ya les hacia falta a mis caballeros compañías femeninas como ustedes- Saori sonrió, guiñando un ojo a Elli.
La chica rubia solo acertó a sonrojarse levemente. Era verdad que ella había aceptado venir para verlo a él, a Hyoga. Lo había extrañado mucho y el volver a verlo era como si brillara de nuevo el sol para ella, ya hacia tiempo que no sabia de él. Había cambiado bastante desde la ultima ves que lo vio. Era mas fuerte y un poco mas alto. Seguía teniendo sus ojos azul hielo y su cabello rubio por debajo de los hombros. Algo que tal vez no había notado Ellie, era el hecho de que los ojos de Hyoga se habían vuelto mas dulces y calidos desde que ella llego. Los años no habían pasado en balde para él ni para ninguno de los caballeros. Y ni que decir de las chicas.
Se dirigió a la cocina. Al llegar, busco en algunos estantes para encontrar un poco de pan y jalea, teniendo algunas dificultades para alcanzarla, ya que se encontraba bastante alejada del piso. Al final logro alcanzarla con algunos brincos. Después de ese pequeño contratiempo, busco algún cuchillo para untar la mantequilla y la jalea (mermelada para algunos). Pero tubo otro pequeño problema. Al momento de querer abrir el frasco de la jalea, no pudo! Eso tal ves tuviera que ver el hecho de que era nueva. No importaba que tan duro la intentara destapar, simplemente no podía. Intento abrirla tomando un trapo y envolviéndola en la tapa para que no se resbalara de su mano, pero ni aun así. Estaba tan dura como un pedazo de corcho en una botella.
"¡No puedo abrirla! Si esto sigue así, ya abra pasado la hora del desayuno"
Pero lo que Elli no sabia era que un chico rubio de ojos azules como el hielo la estaba observando desde la puerta de la entrada de la cocina, divirtiéndose con la escena frente a él. Tenia los brazos cruzados y estaba apoyado del lado derecho del borde de la puerta. La había estado mirando un buen rato, divirtiéndose con los gestos y muecas que Elli hacia al no poder abrir el frasco.
"Se ve muy graciosa" se dijo después de ver a la pobre Elli haciendo su ultimo intento por abrir el frasco.
Con una ligera y dulce sonrisa en su rostro, sin dejar de mirarla, por fin se decidió a hablarle para que terminara con su tormento.
-ejem!- Elli escucho una voz masculina en dirección a la puerta y sus ojos se abrieron como platos. Reconocía esa voz.
"¡No puede ser, no me había dado cuenta de que estaba aquí"
¿Desde cuanto tiempo la había estado espiando sin ella darse cuenta?. Eso si era vergonzoso para ella y lo peor de todo¿Por qué él, de todos los chicos que viven en esa casa tenia que ser él precisamente el que llegara a auxiliarla. La chica volteo hacia donde provenía la voz, y dio un salto al confirmar sus sospechas. Ahí estaba el Santo del Cisne.
-¡Hyoga!- Elli exclamo nerviosa, mas roja que un tomate, sin saber que hacer o que decir después de ver como aquel chico sonreía por su presencia.- ¿qué... que haces aquí?.
-Solo pasaba por aquí y te vi teniendo un poco de dificultades con eso- Hyoga no podía dejar de sonreír. El tenerla así de avergonzada era algo que el disfrutaba como un niño pequeño- Necesitas ayuda?
-eh... bueno yo... si no es mucha molestia- alcanzo a decir aun avergonzada. No podía creer todo lo que ese chico le hacia sentir, tan pequeña y a la ves tan grande frente a su mirada. Realmente la tenia loca.
Hyoga se acerco a ella lentamente. Elli le dio el pequeño frasco y en un instante Hyoga lo abrió, sin ninguna dificultad. Como si ese dichoso frasco ya hubiera sido abierto anteriormente. Hyoga sonrió triunfante mientras que Elli se quedo perpleja. Ella no pudo mover ni un centímetro la tapa de ese condenado frasco y él lo abrió con una gran facilidad.
-Aquí tienes- Hyoga le dio el frasco ya abierto.
-gra... gracias Hyoga- dijo nerviosa.
-te ocasiono muchos problemas verdad?
Ellie solo afirmo con la cabeza.
-bueno... eemm... quieres que te prepare algo de desayunar?- fue lo primero que se le ocurrió decir, después de tratar de quitarse el nerviosismo.
-si, claro- el chico respondió con una sonrisa de oreja a oreja.
-entonces, siéntate por favor, mientras yo termino de hacer el desayuno- Hyoga tomo asiento en una pequeña mesa que se encontraba detrás de ella. Ellie comenzó a preparar un pequeño desayuno. Coloco un poco de mantequilla en rebanadas de pan y después la jalea. Coloco cuatro en un plato y tres en otro.
Hyoga la observaba mientras hacia todo esto. ¿Qué es lo que tenia esta chica que lo hacia sentir tan raro? simplemente no podía dejar de sonreír como un entupido cuando ella estaba cerca. Era bonita, no solo eso, hermosa, pero había conocido a otras chicas hermosas y ninguna lo hacia sentir así. La observaba tratando de ver que es lo que la hacia diferenta a las demás. Tenían muchas cosas en común. Los dos habían perdido a sus padres; pero no era eso solamente. Su forma de ser calida, dulce e inocente era una de las cosas que mas le hacían perder la cabeza.
Ellie tomo los platos y los puso en la mesa. Los cuatro panes eran para Hyoga y los otros tres para ella.
-aquí tienes- Elli coloco el plato enfrente de Hyoga sentándose enfrente de él.
-gracias.
-espero que te gusten, los estaba haciendo muy deprisa y tal ves no tengan buen sabor- dijo tímidamente.
-no te preocupes, por culpa de Ikki estoy acostumbrado a todo tipo de comida- dijo Hyoga con cierta travesura, buscando hacerla enfadar.
-muy gracioso Hyoga- y evidentemente lo logro, a Ellie no le agrado ese comentario.
Hyoga se río con ganas, adoraba ver el hermoso rostro de Ellie de esa manera.
-es broma, esta muy sabroso.
-quieres algo de tomar?
-creo que hacerme comer este desayuno ya es suficiente castigo no crees?
-¡Hyoga!- exclamo Ellie enfadada por aquello. Ella sabia que lo hacia para molestarla, pero no importaba lo que ella hiciera, no podía ignorarlo. Lo miro con mala cara.
-de acuerdo, de acuerdo, no vuelvo a decir nada- Hyoga trato de tranquilizarla, haciéndole entender que no haría otro comentario de ese tipo. Se estaba juntando demasiado con Seiya.
-¿Por qué te levantaste tan temprano, generalmente tu te levantas hasta tarde- le dijo mientras comía.
La pregunta de Ellie lo sorprendió un poco. Se había enterado por medio de Saori que ella estaba en la cocina y se apresuro a llegar hasta ahí.
-bueno, quería entrenar un poco en el gimnasio, pero me dio hambre, así que vine a la cocina y te encontré peleando con el frasco- contesto mientras le daba un mordisco al pan.
Hyoga la observo para ver su reacción. El solo hecho de recordar eso, a Ellie se le volvió a subir la sangre a la cabeza de nuevo. ¿Tenia que recordárselo?.
Evidentemente la respuesta de Hyoga era falsa. Se había levantado temprano por que ya no podía dormir, así que decidió pasearse por los pasillos encontrándose con Saori, la cual le indico que Ellie se dirigía a la cocina. Él quería verla, así que no dudo en dirigirse directamente hacia allá. Obviamente, no le iba a decir esto a Ellie.
Terminaron de desayunar tranquilamente y Elli se encargo de lavar los platos, algo que al principio Hyoga no quiso aceptar, ya que preferiría que él mismo lavara sus platos.
-no Hyoga, déjame hacerlo!- exclamo Ellie indignada.
-por favor Ellie, déjame lavar al menos los míos, eres la invitada recuerdas?.
-eso no tiene nada que ver, tengo que lavar los platos YO- Ellie ya se estaba desesperando, mientras intentaba en vano quitarle de las manos un plato pequeño. .
En un pequeño jalón de Elli hacia los cubiertos, se corto levemente el dedo índice con un cuchillo de mesa, haciendo una ligera mueca de dolor. Hyoga lo noto rápidamente.
-¿Qué pasa Ellie?- Pregunto preocupado.
-no es nada, solo... me corte, es todo- trato de excusarse, pero fue inútil para el chico de ojos claros, el cual inmediatamente dejo los cubiertos a un lado.
-te cortaste, déjame ver- Hyoga tomo con suavidad la mano de Ellie. Esta se estremeció al sentir el tacto de su mano. El chico noto que el corte no era grave, solo superficial, pero no dejaba de sangrar. Hyoga jalo la mano de Ellie hacia él haciendo que la chica se acercara mas a el cuerpo del chico. Éste examino la herida y la limpio con una pequeña servilleta.
-Hyoga, no es para tanto, solo es un corte pequeño-Elli no sabia que decir. El tenerlo tan cerca la trastornaba y no le dejaba pensar con claridad. Podía ver sus largas pestañas y sus ojos claros azules como el hielo mirando su mano con atención, y su largo cabello rubio cubriendo parte de sus ojos. Lo único que podía hacer ante esa acción era quedarse hipnotizada observándolo completamente ruborizada.
Hyoga tomo de su bolsillo del pantalón una pequeña curita y se la coloco en el dedo de Ellie, que ya había dejado de sangrar.
-listo, es bueno de ves en cuando traer esto- le sonrió dulcemente.
-no... no tenias por que molestarte- dijo esto mientras bajaba la mirada levemente avergonzada.
-no es molestia Elli, además fue mi culpa que te hayas cortado, lo siento- dijo con voz dulce. Hyoga se había percatado de lo cerca que estaban sus rostro y eso no le molesto en lo absoluto. La miro a los ojos por varios segundos. Sus manos seguían unidas.
De repente, la puerta de la cocina se abrió mostrando a una de las doncellas de la mansión Kido.
-oh, lo siento, no sabia que había alguien en la cocina. Disculpen.
Rápidamente ambos se soltaron. Por primera ves en mucho tiempo Hyoga sintió arder sus mejillas, dándole a entender que se estaba poniendo rojo.
-no te preocupes, puedes pasar Naomi. Ya nos íbamos verdad?- Hyoga se dirigió a Ellie, que todavía seguía un poco atontada.
-eh?... así, claro.- dijo después de recuperarse de su pequeño shock.
-esta bien joven Hyoga, la señorita Saori me pidió que preparara el desayuno. Si gustan esperar en el comedor por favor.
-ya desayunos gracias.
-entonces, permítanme preparar el desayuno de los demás por favor.
-perdón por haber venido a la cocina sin avisar- Ellie ofreció disculpas por haber desordenado la cocina con una ligera reverencia.
-no se preocupe señorita Ellie- esta hizo una sonrisa suave.
Los dos salieron de la cocina para que la empleada pudiera terminar el desayuno para los demás. Entre tanto, Hyoga y Ellie se dirigieron a la sala de estar, donde estuvieron conversando un rato. Realmente un rato muuuy grande.
O O O O O O O O O O O O O O O O O O O
Una chica de largo y hermoso cabello negro acababa de salir de la ducha en una pequeña habitación que había sido asignada para ella.
Al salir de la ducha se coloco una toalla alrededor de su cuerpo desnudo y húmedo. Su largo cabello negro caía suavemente sobre sus hombros descubiertos; se coloco en frente del espejo. De inmediato aparecieron un par de ojos azul pálido que le devolvían la mirada. Tomo su larga cabellera y la cepillo unas cuantas veces.
Mientras hacia esto, se preguntaba que hacia una chica como ella en ese lugar, en la mansión de los Kido. La señorita Saori la había invitado, pero ella al principio no acepto. Su lugar era en los cinco picos junto a el maestro, aunque tendría que aceptar que no sabia mucho de Shiryu y que quería saber si estaba bien, era mas fuerte de lo que ella pensaba. El maestro entendió eso perfectamente y la animo a que fuera a verle sin ningún problema, así que acepto. Si, era verdad que tenia muchos deseos de verlo, pero también le preocupaba la salud del maestro; se preguntaba si estaría bien. Dio un gran suspiro y se miro al espejo.
"¿Por qué no me dirá nada? Siempre he esperado por él, pero... su indiferencia me lastima. Ya han sido tantas veces que se ha ido que ahora estar tan cerca de él, bajo el mismo techo, me paraliza. Oh Kami (Dios), ayúdame por favor."
Sus pensamientos fueron interrumpidos por el golpeteo de la puerta de su habitación. Pensando que podría ser Ellie o alguna otra de las chicas, se habían vuelto buenas amigas; se dirigió a la puerta y la abrió.
-Ellie, espérame un momen...- no pudo terminar la frase. Enfrente de ella se encontraba la alta y esbelta figura de Shiryu. Él aun no había recuperado la vista por completo, así que no se dio cuenta de que Sunrei estaba cubierta por una toalla y que acababa de salir de la regadera.
-Shiryu...- dijo Sunrei en un susurro. Los ojos tan abiertos como dos mares.
-Buenos días Sunrei- dijo con voz serena y firme. Le ofreció una sonrisa tenue.
De pronto, Sunrei se dio cuenta de que no estaba en condiciones adecuadas para recibirlo y rápidamente sus mejillas tomaron un color rojo intenso. Gracias a Kami (Dios) que Shiryu no podía verla.
-vine a avisarte que ya esta listo el desayuno.
-si, gra... gracias, pero es que...yo...- por culpa de los nervios, al dar un paso hacia atrás, su pie, mojado todavía, se resbalo, haciendo que Shiryu por reflejo la tomara en sus brazos antes de que pudiera caer. Sunrei solo se sujeto más a él.
-estas bien? -el brazo derecho de Shiryu estaba alrededor de la espalda de Sunrei y la mano izquierdo le tocaba ligeramente el hombro.
-si...si, estoy bien, solo me resbale, ya sabes que soy muy torpe- Sunrei no sabia que hacer. No podría decirle que se encontraba en condiciones no muy buenas o que estaba semidesnuda, por no decir desnuda (solo la cubría la toalla). Bajo la mirada con el rostro mas rojo que nunca. Ella se había sujetado de los anchos hombros de Shiryu y poco a poco lo fue soltando, aunque eso era lo que menos quería hacer. Hacia tiempo que no lo abrazaba, y esa sensación de calidez que sentía al estar en sus brazos ya se le había olvidado.
Shiryu noto que el hombro de Sunrei estaba descubierto y algo mojado. Se pregunto por que. Luego de sentir la toalla en su mano derecha comprendió en que circunstancias se encontraba ella.
-oh... yo... lo siento, no sabia que...- dijo nerviosamente. La soltó rápidamente pero sin ser brusco. Sus mejillas se llenaron de rubor.
-no importa- Sunrei hizo una pequeña sonrisa aun avergonzada.
En ese momento Shiryu deseo no estar ciego. Trataba de imaginársela solamente con una toalla alrededor de su delgado cuerpo, su larga cabellera negra suelta cayendo sobre sus hombros. No podía imaginársela mas hermosa. Se regaño así mismo por pensar esas cosas. "¿Qué fue eso Shiryu?".
-Shiryu, enseguida bajo, no te preocupes- pudo decir al fin Sunrei.
Shiryu no articulo palabra, solo asintió con la cabeza. Después se retiro.
Sunrei por fin cerro la puerta y se apoyo en ella. Su corazón no dejaba de latir fuertemente. Hacia mucho tiempo que no sentía el palpitar de su corazón por él, y tampoco recordaba la sensación de sus brazos rodeándola. Era algo tan dulce y mágico. Intento controlarse.
Después de superar el trauma que hace unos momentos había experimentado, termino de secarse, se vistió y trenzo su largo cabello para bajar a desayunas.
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listo!
ahi va de nuevo jajaja
gracias por todos sus comentarios...
