SUMMARY: A una semana de que termine el 2014 siento que mi vida va de mal en peor, por eso decidí darme una última oportunidad antes de correr a comprarme un gato… no, mejor un perro.


Miércoles 24 de Diciembre del 2014

-¡Bella, apúrate!, se hace tarde.

Gemí y me revolví al otro lado, quizás si me quedaba quieta el tiempo suficiente iba a ser capaz de desaparecer.

-¡BELLA! – está vez lloriqueé al quedarme sin mis mantas -, tienes dos segundos para levantarte, porque si no lo haces te arrastraré así mismo a la calle.

-¡Uyyyy!, ya voy – pataleé al aire y me puse de pie, salí de mi habitación aunque antes le saqué la lengua a mi madre.

Lo sé, me comporto como una chica de quince años cuando tengo veintiocho pero mi vida no era la mejor en estos momentos, y es que es difícil para alguien que perdió su empleo hace solo un par de meses, comportarse como alguien maduro, bueno, eso sin contar que no tengo sexo hace cuatro años… sí, cuatro patéticos años… claro, y que aún vivo con mis padres.

Me bañé lo más rápido que pude, me calcé la ropa más cómoda que encontré y bajé a encontrarme con mi madre… bueno, o lo que a veces parecía mi madre, porque hoy, esta persona frente a mi parecía un pulpo inyectado de adrenalina.

-Necesito que vayas al supermercado y me traigas todo esto – me tendió una lista que no alcancé a tomar y terminó en el suelo -, tu hermano va a llegar a las once así que quiero que la comida ya esté en mi camino.

Rodé los ojos, Emmett, mi hermano pequeño de veinticinco años vivía en Chicago junto a su prometida Rosalie y este año habían decido que ambos pasarían las fiestas con sus respectivas familias ya que eran las ultimas festividades que pasaban como solteros.

¿Hay algo peor que tu hermano pequeño se case antes que tú?

Sí, que tu hermano pequeño tenga un empleo maravilloso, un departamento propio y que por sobretodo… tengo sexo casi todos los días.

-¿Tengo que ir ahora? – solo bastó que me diera una mirada para que me rindiera -, bien, ya entendí.

Ya me había dado vuelta cuando me volvió a gritar - ¡Oh, y necesito que pases a comprar más papel de regalo, le compré un sofá a Emm y no me alcanza para envolverlo!

-¿Y porque solo no le pones un rosón?

Pensé que iba a volver a gritarme pero en su lugar me sonrió –Sí, tienes razón, elige uno lindo, Bells… eres tan inteligente – y sí, se acercó y me besó la mejilla para después volver a la locura que era la cocina.

Estuve la mitad de la mañana buscando las cosas de la lista de mi madre, cuando ya tuve todo volví a casa, a penas estacioné mi destartalado trasto noté el increíble Audi que había en la entrada… maldito Emmett y su vida perfecta.

Gemí preparándome para la sarta de halagos que se venían para Emm pero luego recordé lo bien que se habían portado conmigo mis padres, me apoyaron en cuanto me quedé sin trabajo y sin departamento y me apoyan ahora con mi idea de hacer Cupcakes para vender por internet, así que no tenía nada de qué quejarme.

Bueno, quizás sí.

-¡Bella!, mi hermana mayor… ¡ven y dame un abrazo!

Me acerqué a Emm que aunque era menor que yo me doblaba en cuerpo, inmediatamente me acunó en sus brazos y agradecí tenerlo en casa, habían pasado meses desde la última vez que lo vi.

-Ven, vamos a tomar una cerveza al porche para que me cuentes todo lo que ha pasado con tu vida.

Iba a decir que no podía pero mi madre lo hizo por mi – Bella tiene que ayudarme con la cena.

Por eso me fui de casa en primer lugar y por lo mismo me costó tanto volver, adoraba a mi madre con el alma pero la mujer siempre encontraba algo para molestarme, si no era que habían platos para lavar, era que necesitaba recoger los papeles del baño o sacar la basura… no importaba cuanto tratara de adelantarme, siempre había algo que no hice.

-Ya después podremos ponernos al día – le guiñé un ojo a mi hermano y seguí a mi madre.

Ella ya estaba poniendo el pavo en el horno – Te dejé las cosas listas para que hagas galletas.

-Ya estoy en ello – me arremangué las mangas y me lavé las manos.

Hasta las seis de las tarde estuvimos cocinando, solo paramos para almorzar y conversar un momento con Emmett, él estaba tan cansado del viaje que durmió el resto de la tarde. Lo odiaba, no, lo envidiaba.

Para cuando mi padre llegó ya teníamos todo listo, por lo que comenzamos a tomar turnos con la ducha, tenía harina por todo el cuerpo así que tomé el primer turno.

Últimamente no me arreglaba mucho, y es que era incomodo andar con jeans ajustados o tacones en casa, así que esta noche decidí esmerarme, tenía un sencillo y lindo vestido verde opaco de cuello alto, estaba nuevo, me lo compre cuando aúnntenía dinero, y hoy lo estrenaría. Me puse tacones y me maquillé, estaba perfecta para salir… para salir en las fotos por lo menos.

¿Mencioné que las pocas amigas que tenía se quedaron en Florida?, ¿no?, bueno, las pocas amigas que tenía se quedaron en Florida, donde se quedó mi departamento y mi empleo, así que ahora solo era yo en Forks, bueno, tampoco es como si fuera muy sociable.

¿Patética?

Absolutamente, pero ya estaba acostumbrada.

Cuando bajé, mi madre seguía ordenando la cocina.

-Por fin llegas, yo también quiero ponerme linda, ¿sabes?

-Sí mami, anda ahora – cuando iba a pasar por mi lado la abracé y besé en la frente, ella me sonrió y me acarició el cabello.

-Te ves hermosa, Bells, deberías salir esta noche.

-Quizás lo haga – no lo iba a hacer pero sí podía hacerla un poco feliz.

Terminé de hacer lo que mi madre estaba haciendo, mentira, fingí que ordenaba todo pero de verdad no hice nada, en su lugar comencé a jugar con mi celular buscando algún libro nuevo para comenzar a leer esta noche. Últimamente los libros me duraban dos días con suerte, un claro indicio de lo ocupada que estaba mi vida… sip… patético otra vez.

Cuando por fin había encontrado el libro que me haría compañía esta noche, mi hermano entró en la cocina.

-¡Ey!, sexy hermana… ¿vendrás conmigo hoy al bar de Pete?, van muchos de los chicos que han vuelto a casa.

-No – rodé los ojos riendo y apagando mi teléfono -, tengo cosas que hacer -, lo que fuera menos salir con mi hermano y sus amigos, mi vida ya era lo suficientemente patética.

-Sí, claro… me preocupas Bells.

Si había algo que odiaba más que Emmett haciendo bromas por todo, era a Emmett serio.

-Bien, pues no lo hagas, estoy bien – me crucé de brazos y traté de que mi postura le indicara que no estaba abierta a bromas ni concejos de hermano menor.

-Yo solo digo… que quizás deberías salir y conocer más gente.

-Estoy bien así, Emm.

-Mira, si no quieres salir siempre puedes probar con otras cosas… ¿has escuchado hablar de Tinder?

Rodé los ojos – No y no me interesa… ¿pones los platos en la mesa? – se los pasé antes de que pudiera protestar.

-Claro – él por fin entendió el mensaje y yo pude respirar -, quizás debería haberte regalado un gato – aunque lo murmuró lo escuché.

-Mejor piensa en un perro – me hice la tonta y me di media vuelta.

No iba a decirle a mi hermano que tenía instalado Tinder desde hace meses en mi celular y que no había logrado conocer a nadie por más que me había esforzado en mis fotos de perfil y en mi descripción, creo que hoy ya había agotado mi cuota de patéticos.

Terminé de mover otro par de cosas cuando mi padre entró en la cocina.

-Tu mamá dice que hagas esa vinagreta que sabes hacer.

-Ya está lista – se la pasé -, ¿la puedes llevar a la mesa?

-Claro – se acercó y me besó la frente -, te ves hermosa, hija.

Mi padre había pasado de ser el papá que no quiere que su nenita se case o se vaya de la casa a hablarme sutilmente de ciertos hijos de sus amigos.

La cena estuvo exquisita como siempre y a las once y media ya teníamos todo lavado y ordenado, así que los cuatro nos sentamos en el sofá a esperar que el reloj diera las doce, acá acostumbrábamos a darnos los regalos en la noche y era mejor, había guardado lo último que me quedaba de mis ahorros para comprarles un fin de semana en el lago a mis padres, me habían acogido y hasta dado dinero en los últimos meses así que se lo merecían. Un fin de semana solos, bueno, el hecho de que también fuera un fin de semana sola para mí era solo algo que venía de rebote y que agradecía enormemente.

Todos disfrutamos de la cuenta regresiva y comenzamos a repartir los regalos. Mis padres amaron mi regalo y ver sus rostros fue más que el pago que esperaba, pero rápidamente me sentí mal cuando abrí el de ellos, me habían regalado un certificado en una tienda de repostería para que comprara todo lo necesario para mi negocio, era un jodido certificado de quinientos dólares, más de lo que pensaba invertir en esto. Pero como si pensara que eso era todo me equivoqué porque Emmett me regaló otro certificado, esta vez era uno para la página web.

Se habían puesto de acuerdo y aunque me sentía aún más patética por ser el punto negro de la familia, el sentimiento de orgullo le ganó esta vez. Tenía la mejor familia que pude haber pedido.

-¿Saben cuánto los amo? – miré a los tres -, quizás no lo digo lo suficiente pero son la mejor familia del mundo.

-Y tú la mejor hija – mi madre me abrazó y besó el cabello -, es bueno volver a tenerte en casa, es bueno no estar sola.

-Gracias.

-Florida estaba muy lejos de todas formas – agregó mi padre -, nosotros somos gente de lugares más fríos, está en la sangre de los Swan.

-¿O si no porque crees que elegí Chicago? – siguió Emm -, ya me estabas decepcionando con esa idea de vivir en Florida, hermanita, menos mal que reaccionaste a tiempo.

Sí, esta era mi familia, hacían que cualquier día malo… no lo fuera tanto.

Aunque aún quedaba algo de mi patética vida que ellos no podían solucionar… claro, a menos que faltara un certificado por un gigoló.

Cuando todos nos fuimos a la cama, menos Emm que salió con sus amigos, me decidí una abrí una vez más la aplicación de Tinder. Había estado probando por meses y ningún chico me parecía ni lo suficientemente sexy o interesante como para pasar de un simple "hola", de hecho, la larga lista de gente agregada y luego rechazada daba fe de ello, por eso, está era la última vez que abría esta aplicación.

Los cinco primeros eran para nada de mi gusto, solo viejos desesperados en busca de sexo, nada muy lejano a mi realidad pero sentí que aún podía ser un poco más exigente.

Iba por la decima foto y a punto de rendirme otra vez cuando lo vi, bien no a él, pero si la foto que tenía de perfil, era una foto de The big bang theory, amaba esa serie y quien la amara tanto como para ponerla de foto de perfil merecía ser visto, revisé el resto de su descripción y sonreí al ver teníamos tres página en común. Solo no me gustó que no tuviera más fotos, me hubiera gustado verlo a él, pero supongo que tampoco podía ser tannnnnn exigente.

Le di Like y me alegré al ver que coincidíamos, así que comencé la conversación con un tímido "Hola", él no se conectaba desde hace dos días, así que apagué el teléfono esperando porque Edward me contestara en algún momento y rezando porque no fuera feo, viejo o pervertido.


Hola!

No me odien por subir algo nuevo, este es un minific, es un capítulo por día y está terminado, es mi resolución de año nuevo, retomar mis historias y no dejar el Fandom por más ocupada que esté :)

Espero que les guste, está un pelín basada en mi vida :D

Felices fiestas a todos!

Besos, Joha!