Hola :D Este será mi primer Fic... Ya he escrito cosas antes, pero soy nueva en esto de los Fics... Como sea, esta idea surgió mientras veía la serie y pensaba en TODO lo que haría de estar en el lugar de Yui... Ya saben, nada de timidez y sonrojos, yo si me los violo (?)
Como sea, ¿Qué pasaría si nuestros queridos vampiros se encontraran con una chica capaz de seguirles el juego, y no sólo eso, sino sobrepasarlos? Esta es la historia de los hermanos Sakamaki y Kothone Kinomoto (me quebré la cabeza con el nombre). Llega la nueva novia, ellos esperan lo mismo de siempre; una niña tímida y asustadiza, de sangre dulce y carácter débil, desechable y aburrida... Pero a veces pasan cosas inesperadas... Disfrutenlo c:
No todo es lo que parece
Kothone Kinomoto fue elegida como sacrificio por encajar perfectamente con el perfil: No era realmente bonita, pero algo había bajo ese aire desaliñado, esos lentes de fondo de botella, esa ropa holgada... Nada extraordinario, pero realmente no era fea. Carácter introvertido, callada, tímida, religiosa... Según sabían, toda una Santa... Lo necesario para no causar problemas, y claro, sangre de la mejor calidad.
Nunca habían tenido problemas con los sacrificios; eran estudiadas profundamente por mucho tiempo para evitar cometer errores... Ella no daría problemas, o eso creían, pues no imaginaban que eso podía ser sólo una muy buena fachada, que la mocosa tenía dotes e actriz, pues, la verdadera Kothona en realidad permanecía oculta bajo un disfraz de niña buena que sus padres (inconscientemente, ni siquiera ellos la conocían) la habían obligado a forjar.
Tampoco era ella consiente quien podría llegar a ser si cortaban las cadenas (pues como cadenas veía ella las represiones). Se conformaba con sus tal vez bastantes enfermas fantasías, sus lecturas secretas y su sesiones de placer autosuministradas, todo en medio de la noche, en total silencio (había aprendido hasta a gemir en silencio), sin que nadie la viera, sin que nadie supiera...
Pero bueno, aún era de día, y de día era una ovejita mansa y obediente, incluso ahora, que se encontraba lejos de la custodia de sus padres, sola en los asientos traseros de la limusina, con los ojos cerrados, abandonándose a una de sus fantasía... Había sido mandada a vivir con unos parientes lejanos por motivos que no habían quedado del todo claros, pero tampoco le importaban. No cuestionó cuando le informaron que dejaría su ciudad local para marcharse a un pueblo lejano, de nombre difícil de pronunciar, invisible en el mapa... De todas maneras, no tenía amigos, la restricción de sus padres alejaba a cualquiera, así que no extrañaría a nadie... Pero ahora no pensaba en eso, pues en ese momento, se encontraba sumergida en una de sus fantasías... Se imaginaba a si misma libre de su disfraz en el primer día de clases, recibiendo miradas lujuriosas de parte de todos, tanto hombres como mujeres... y poco a poco eso se transformaba en orgía (ya saben, el poder de la mente para ir de una cosa a otra)... Pero por el momento, debía volver a la realiddad, pues el chofer le informaba que ya habían llegado a su destino.
Tomó aire para darse valor y abrió la puerta. Se sorprendió bastante al ver la enorme mansión, "Esa gente debe tener mucho dinero" pensó. Tomó su maleta (sólo una, pues nunca había tenido muchas cosas, sus padres creían que fomentaba la avaricia o algo así) y se acercó a la entrada. No encontró un timbre. Iba a llamar usando los nudillos, cuando notó que la puerta estaba abierta. Lo pensó un momento, y finalmente, entró... Tal vez dejaron la puesta abierta para ella.
El lugar era aún más imponente por dentro... Todo era tan... elegante... Contrastaba enormemente con la sencillez de la pequeña casa en la que habitaba... los colores, los adornos, el diseño... Era muy diferente, pero le gustó. Permaneció varios minutos parada en la entrada, observando el lugar, hasta que por fin se animó a recorrer la casa. Al llegar a la sala, se fijó en que no estaba tan sola como creía. En el sillón se encontraba alguien acostado, aparentemente dormido. Se acercó a ver, y notó que era bastante guapo; pelirrojo, alto, con el aspecto desaliñado que a ella le gustaba... Se acercó a el para tocar su rostro, y notó que estaba helado... Alarmada, se acercó a su pecho, y notó que no se escuchaban los latidos, pero se distrajo de su preocupación al notar que su aroma era exquisito. Si en verdad estaba muerto, debía buscar ayuda, pero antes, quería disfrutar más de ese delicioso olor.
De pronto, una mano se posó en su cintura, dándole tremendo susto. Abrió los ojos, y notó que el chico pelirrojo la estaba observando... tenía unos hermosos ojos verdes, que la miraban de la misma forma que un felino a su presa. Tragó saliva. Miró sobre su hombro y notó que la mano que sintió era propiedad del pelirrojo. Éste apretó su agarre, y la acercó más a él.
-Tonta humana, ¿cómo te atreves a interrumpir mi siesta?- Dio en un susurro, mientras rosaba el cuello de la Kothone con sus labios, provocando que ésta se estremeciera- Ahora tendré que castigarte- Pronunció esas palabras con voz apenas audibles, antes de lamer el cuello de la chica.
De pronto, el pelirrojo se encontraba sobre la chica, sujetandoe las manos sobre la cabeza para evitar que tratara de huir... pero aún así, no trató de defenderse, cosa que sorprendió al chico. Estaba acostumbrado a que forcejearan, gritara, lloraran, se resistieran... Pero esa chica pelinegra sólo cerraba los ojos mientras respiraba de forma agitada. Pensó que tal vez estaba demasiado asustada para reaccionar, idea que le agradó... Ignoraba que en realidad, se encontraba terriblemente excitada, estaba demasiado distraído para notar el olor característico que emanaba. Acercó sus labios a el lóbulo de Kothona, y lo lamió. Un leve gemido salió de los labios de la chica, dejando al chico bastante sorprendido... No es que el gran Ore-Sama no fuera capaz de excitar a una chica... pero era extraño que reaccionara de esa forma en lugar de notarse aterrada. Entonces notó el olor...
Esa chica estaba caliente verdad, no tonterías... Observó sus labios demasiado rojos entreabiertos, el ritmo acelerado al que su pecho subía y bajaba, el notable sonrojo en sus mejillas... aspiró el afrodisíaco aroma que emitía... era embriagante. Volvió a saborear su cuello esta vez en la parte donde se encontraban las venas, y notó que la piel ardía, al igual que el ritmo desquiciado de su pulso... Increíblemente sorprendido, (y aunque después tratara de negarlo, terriblemente excitado) rozó el cuello con sus colmillos, arrancando de los labios de la chica un gemido, seguido de unas palabras que lo dejaron anonadado; "Hazlo, no te detengas", susurró, enloqueciendo por completo al vampiro.
Kothona realmente no tenía idea de lo que estaban a punto de hacerle, ni del efecto que sus palabras tendrían en el chico,pero tampoco le importaba, sólo quería que siguiera.
Y así hubiera sido, si no hubieran escuchado una voz que decía, claramente irritada, "Ayato, ya te he dicho que reserves esas actividades para tu habitación".
¿Qué les pareció? Agradecería los comentarios, pero quieran o no, voy a continuar. Saludos c:
