Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son obra de Masashi Kishimoto, pero se los pedí prestados un ratito para que formaran parte de esta historia.

Aclaraciones:

-letra normal -diálogos y narración

-letra cursiva -pensamientos y énfasis en las palabras.

Hola! Antes que nada, quiero agradecerte a ti, sí, a ti por entrar a este link y darle una oportunidad a esta historia. Quiero aclarar que el fic esta dedicado a Marisol de Inuzuka, quien me pidió que escribiera de esta parejita.

Sin más que decir, les dejo con la lectura. Disfruten.


Un bello y soleado día tenía lugar en la Aldea Oculta entre las Hojas. Cierto rubio de ojos azules particularmente escandaloso celebraba su cumpleaños número 17.

El día por fin había llegado. Sakura, Kakashi y Sasuke estuvieron preparando como locos la fiesta ya nada sorpresa que le darían a su mejor amigo. Bueno, en realidad Sakura estuvo de arriba abajo haciendo los preparativos con ayuda de Ino y Hinata, puesto que los otros dos ninjas prestaban poco o nada de interés en ayudar a la pelirrosa.

La Mansión Hyuuga fue el lugar escogido por las kunoichis para celebrar a lo grande. Le costó mucho trabajo a Hinata que su padre, el rígido Hyuuga Hiashi, accediera a prestar el amplio jardín de su prestigioso hogar para la fiesta, sin embargo, logró convencerlo y ahora lucía espectacular con todos los adornos y la gran mesa llena de comida que estaba situada en el centro del césped. "Todo lo mejor para el cumpleañero", pensaron las tres chicas que consideraban a Naruto como un gran amigo, un hombre maravilloso y el héroe de Konoha.

Las invitaciones ya estaban distribuidas entre los mejores amigos del rubio, que prácticamente era toda la Aldea. La hora ya casi se acercaba y la gente comenzaba a llegar.

-¡Ino-cerda! La gente está comenzando a llegar, ¿ya están listas? –irrumpió la habitación de Hinata la agitada pelirrosa.

-Ya casi estamos listas, frentesota, estoy acomodando los últimos detalles a Hinata –le respondió la rubia muy entretenida arreglando el peinado de la ojiperla

-De acuerdo, yo atenderé a los que vayan llegando.

La ninja médico salió de la habitación y se dirigió al patio. Al llegar ahí, no pudo evitar sonreír ante la escena.

Naruto estaba rodeado de todos los ninjas de la generación recibiendo regalos y abrazos de sus compañeros. Rock Lee parecía especialmente conmovido por el momento, ya que sus ojos cubiertos de lágrimas que caían en cascada y su efusivo abrazo acaparaba la atención del resto que los observaban con un gesto de vergüenza, incluido el rubio. Pero eso no fue todo, en el instante en el que Sasuke le cedió la mano para felicitar a su mejor amigo, el chico de las cejas encrespadas se emocionó tanto que abrazó a los dos al mismo tiempo, haciendo un momento divertido para los demás, emotivo para Naruto, y vergonzoso para el Uchiha. Al separarse los tres, fue el turno de Kiba para abrazar a su amigo y entregarle su obsequio. Akamaru también aprovechó y se tiró encima de Naruto, lo que causó que éste cayera al césped y luchara por quitar al gran perro blanco de su rostro el cuál era insistentemente lamido. Todos los presentes reían divertidos.

-Cómo ha crecido nuestro Naruto, ¿verdad, Sakura? –dijo el ninja que copia situado al lado de su alumna.

-Así es, Kakashi-sensei. Estoy muy orgullosa de él –respondió con una lágrima de alegría resbalando por su mejilla.

-A pesar de todos los malos momentos, nunca perdió su alegría ni sus ganas de ayudar a los demás. Es admirable –seguía reflexionando Kakashi –Bueno, no vamos a quedarnos aquí viéndolo disfrutar solo –dijo para después avanzar hacia su alumno cumpleañero. Sakura lo siguió de cerca hasta estar con el resto de los ninja.

-¡Sakura-chan! ¡Kakashi-sensei! –gritó alegre el rubio.

-¡Feliz cumpleaños, Naruto! –dijo la pelirrosa para abrazarlo con emotividad. La chica quería demasiado al escandaloso rubio y el abrazo que le dio lo expresó sin necesidad de palabras.

-¡Gracias por todo, Sakura-chan! ¡Esta fiesta es increíble!

-No me des todo el crédito a mí. Ino-cerda también ayudó, pero la parte más importante se la lleva Hinata. Ella convenció a su papá e hizo gran parte del banquete que ves aquí –dijo señalando la mesa con la exquisita comida servida.

El rubio hiperactivo no dijo nada, solo se quedó pensando detenidamente el gesto que la Hyuuga había tenido para con él. No sólo ese, Hinata había hecho mucho más por él que una simple fiesta. Ella había estado dispuesta a dar su vida para que él cumpliera su sueño. Eso no lo podía pasar por alto.

-Supongo que yo también voy a desearte un feliz cumpleaños –le dijo el ninja copia.

-Muchas gracias, Kakashi-sensei –le dijo mientras se estrechaban la mano fuertemente y se daban un rápido abrazo.

-Na-Naruto-kun –se escuchó la tímida y gentil voz de la Heredera del clan Hyuuga.

Naruto apartó su vista de su sensei y la posó en la hermosa kunoichi que, ese día en particular, lucía radiante.

-¡Vaya, Hinata, te ves hermosa! –no pudo expresar mejor su asombro al ver que la tímida y callada niña que en un principio había descrito como "rarita", hubiera tenido un cambio tan favorecedor.

La ninja se sonrojó ante el halago de su amor platónico. Ella aún mantenía la esperanza de caminar junto al rubio para ayudarlo a cumplir su sueño… y más allá. Una vida más allá

-Feliz cumpleaños, Naruto-kun –expresó chocando los dedos índices de sus manos mientras sus ojos perla se dedicaban a observar dicha acción.

-¡Muchas gracias por todo, Hinata! –se acercó el rubio para darle un caluroso abrazo, lo que causó que el rojo de sus mejillas se expandiera por todo su bello rostro.

Kiba y Shino, en especial, se sintieron dichosos por su amiga. Todos los presentes, por supuesto, sabían a la perfección lo que la Hyuuga sentía por el rubio, pero sus compañeros de equipo eran los más felices ahí, pues amaban a esa niña como a una hermana y deseaban su eterna felicidad.

Al separarse del abrazo, la expresión de Naruto pasó de una radiante sonrisa a una de profunda tristeza.

-Sé que tu casa no está para celebraciones, Hinata. Me hubiera gustado que todos nosotros, los doce ninjas de Konoha, estuviéramos juntos hoy.

Inevitablemente todos bajaron la mirada. Hinata no pudo evitar que rebeldes lágrimas resbalaran por sus suaves mejillas.

-Guardemos un minuto de silencio en memoria de nuestro amigo genio Hyuuga Neji –propuso el Uzumaki.

Rock Lee tampoco pudo evitar que sus lágrimas salieran corriendo como si estuviesen compitiendo en una carrera. Maito Gay estaba junto a su pupilo con una mano sobre su hombro, también demasiado conmovido por la pérdida de su alumno. Era una pérdida irreparable, sin duda.

El minuto transcurrió y todos levantaron su mirada al cielo. Como si fuese una señal del mismísimo Neji, un pájaro cruzó el cielo haciendo piruetas en el aire, como dando a entender que no se encontraba afligido, al contrario, disfrutaba de su libertad.

Hinata, Naruto, Gay y Lee sonrieron ampliamente.

-Aun así… -la voz de Lee los sacó a todos de sus pensamientos y los obligó a mirarlo –No todos los doce, ahora once, están aquí presentes.

-¿Qué quieres decir, cejotas? –preguntó confundido el rubio.

-¿No te has dado cuenta, Naruto? –preguntó sorprendido el ninja verde.

-Mmmmm… veamos –dijo tratando de resolver el complicado acertijo –Sakura-chan, Sasuke-teme, yo, Hinata, Shino, Kiba –mencionaba los nombres mientras contaba con los dedos –Shikamaru, Choji, Ino, cejotas… ¡ah, falta Tenten! –dijo finalmente.

-¡Exacto! –respondió Lee.

-¿Y dónde está? ¿No le dijiste que aquí sería la fiesta?

-¡Claro que le dije! –se defendió el alumno de Gay –Pero… ella dijo que tenía otras cosas que hacer –dijo tristemente.

-¡Nada de eso! –aseveró el rubio -¡Nada es más importante que estar todos reunidos aquí este día! Hinata, ella es tu amiga, ¿no? ¿Por qué no la convenciste de venir aquí?

-Sí-Sí le dije –contestó realizando nuevamente su típico choque de dedos índice –Pero ella no quiso venir.

-Todos tratamos de convencerla, Naruto, pero ella quiere estar sola. Déjala –dijo la pelirrosa.

-¡No quiero! Ella también es parte fundamental de esta Aldea y de todos nosotros. Mi cumpleaños no puede ser celebrado si falta alguien. Ahorita vengo –sentenció Naruto y salió de la Mansión en busca de la castaña.

-¡Naruto! –gritó Ino, pero el rubio no le prestó atención y se perdió de la vista de todos –Ya se fue. Es tan terco que desespera.

-Ni que lo digas –secundó Sakura.

-Es un fastidio. Ni siquiera se había dado cuenta de la ausencia de Tenten –expresó molesto Shikamaru.

-No digan esas cosas. Yo más que nadie quiero que mi compañera de equipo esté aquí. Además de Gay-sensei, ella es todo lo que me queda y verla alejarse de nosotros me parte el corazón.

-Lee –mencionaron el nombre de su amigo conmovidas Sakura e Ino.

-No te preocupes, Lee, ya verás que Naruto vuelve con ella –trató de tranquilizar el amable Choji.

-Sí, eso espero.

Poco tiempo después, el rubio regresó sin la compañía esperada. Al verlo volver sin Tenten, los demás se cuestionaron la razón.

-¿Qué pasó, Naruto? ¿Dónde está Tenten? –preguntó la ojijade.

-La encontré con el Modo Sennin, pero no quiso venir –explicó cabizbajo –Ella dijo que solamente una persona podría convencerla de venir a la Mansión Hyuuga…

-¡¿Y quién es esa persona?! –preguntaron todos, o bueno, casi todos. Sasuke y Shikamaru no preguntaron en voz alta, pero sí mantenían su atención a las palabras del Uzumaki.

-Ella dijo que la única persona que podría hacer que celebrara con nosotros es el mismo Neji.

Ante tales palabras los demás guardaron silencio. Estaba todo claro. Ella no quería estar ahí. ¿Cómo hacer que un muerto celebre un cumpleaños? Imposible. Lee estaba triste a causa de la actitud tan aislada de su amiga castaña.

Pero la risa pícara de Naruto llamó la atención de todos.

-No se desanimen, chicos. Camino de regreso se me ocurrió una maravillosa idea, de veras.

-¡No, Naruto! –se adelantó su compañera médico.

-¿No qué, Sakura-chan? Ni siquiera he dicho nada.

-Ya sé qué se te ocurrió y de una vez te aviso que no funcionará. ¿Crees que Tenten es tan tonta como para caer en tu Henge no Jutsu? Si piensas transformarte en Neji y hacer que así venga, pierdes tu tiempo.

-¿No me digas que esa es tu genial idea, Naruto? Si es así, eres más tonto de lo que pensé –apoyó a la pelirrosa el usuario de las sombras.

-Olvídalo, chico-zorro. Eso no funcionará –reafirmó el chico-perro.

-Tan inteligente como siempre, Dobe –también se unió al festín de insultos para Naruto su mejor amigo pelinegro.

-Olvídenlo, Tenten no quiere venir. Lo siento, Lee –consoló la rubia Yamanaka.

-¡Oigan, oigan! No pensarán que de verdad me estaba refiriendo al Henge no Jutsu –explicó el Niño de la Profecía –Esa no es la genial idea que se me ocurrió.

-¿Entonces cuál es? ¡Dila de una vez, Naruto! –ordenó la ninja médico.

-Verán, si Tenten dice que la única persona que puede convencerla de venir es Neji, pero él… bueno, ya no está con nosotros, ¿qué otra persona puede tomar su lugar? –planteó el rubio.

-¿Otra persona que tome el lugar de Neji? Ahora sí te perdimos, Naruto –expresó Ino –No hay nadie aquí que pueda tomar ese lugar.

-No, esperen. Puede que Naruto tenga razón –defendió el Nara.

-Vamos, Shikamaru, ¿es en serio? –Sakura tampoco podía tomar por seria la propuesta de su amigo.

-Dejen que Shikamaru se exprese –calló a todos el rellenito Akimichi.

-Todos sabemos lo bien que Neji y Tenten se llevaban. Algo me dice que alguien similar a la personalidad del primo de Hinata puede convencerla de venir con nosotros. Nada perdemos con intentarlo.

-Muy bien, genio, ¿y quién será esa persona? –preguntó Kiba siendo secundado por el ladrido de Akamaru.

-¿No se te ocurre nadie, Kiba? Lee –el chico de las sombras dirigió su mirada al nombrado –¿Podrías describirnos a Neji?

-Bien… bueno… veamos. Neji era una persona fanática de la puntualidad. Siempre estuvo muy orgulloso de su sangre Hyuuga y de sus habilidades. Su actitud era arrogante y siempre respondía con monosílabos. Era un verdadero genio y Tenten siempre lo describía como un cubito de hielo, porque siempre fue frío y hermético.

Ante tal descripción del chico de ojos perla, todos voltearon a ver a la persona que encajaba perfectamente con aquel retrato. No era difícil adivinar quién era la persona indicada para la labor de convencimiento de la castaña. La persona objeto de sus miradas permanecía inmóvil con mirada neutra sin importarle haber llamado tanto la atención.

-Están locos –dijo secamente.

-¿Y piensan que Sasuke-kun va a aceptar como si nada? Se les zafó un tornillo o qué –pensó la Yamanaka.

En un principio la idea sonaba aceptable para Shikamaru, sin embargo, al ver detenidamente al Uchiha, la idea sonaba ahora un disparate.

-¿Verdad que sí, Sasuke-teme?

-No tengo por qué hacerlo –se defendió con su típico tono neutro.

-¡Oh, vamos! Tú eres la única persona que puede traer a Tenten, ¿acaso no quieres verla disfrutando con nosotros? –insistió el discípulo de Jiraiya.

-No me interesa.

-Pero Sasuke…

-No.

-Anda, teme…

-Dije que no.

-¿Ven? A esto justamente nos referíamos con frío y hermético –pensó Shikamaru.

-Ya no insistan –intervino Sakura –Si Sasuke-kun no quiere ir por ella entonces no lo hará.

-No seas mala, Sakura-chan. Es mi fiesta y en serio quiero verla.

Lee, ante la insistente negativa del chico, no dudó ni un instante en inclinarse ante el Uchiha en seña de súplica.

-Te lo pido por favor, Sasuke-kun –dijo con sus rodillas y manos en el césped, al igual que su cabeza –Ve por Tenten. Como ya lo dije, me parte el corazón verla tan alejada de nosotros. Yo no pude convencerla, pero estoy seguro de que tú sí lo conseguirás.

-Cejotas –pronunció el rubio realmente conmovido por la acción de Lee.

Sasuke observó al ninja inclinado frente a él. Le recordó a Naruto. Esos chicos lo daban todo por sus compañeros y quizá era algo que él mismo envidiaba en secreto. Tal acción jamás la habría hecho por nadie.

Dio un suspiro de resignación. Ante tal insistencia no podía negarse.

El sonoro suspiro logró hacer que Lee subiera su cabeza expectante de lo que significara la acción. Naruto sonrió ampliamente, conocía de sobra a su mejor amigo y sabía lo que ese suspiro cansino quería decir. Sakura también lo sabía. Ella luchaba contra los sentimientos que aquello le generaba. Por un lado, sentía empatía por Naruto y Lee al querer a Tenten con ellos, pero por otro lado, se le revolvía el estómago al pensar que Sasuke fuese el que tuviera que convencerla.

-¿Y bien, Sasuke-teme? –preguntó Naruto sabiendo muy bien la respuesta.

El azabache no dijo nada, solo les dio la espalda y se encaminó a la salida de la Mansión.

-¡Aquí estaremos esperándolos! –gritó el rubio. Sasuke solo cerró la puerta sonoramente.

Las calles de Konoha estaban usualmente ruidosas. Las personas ajenas al mundo shinobi desempeñaban sus quehaceres de manera habitual.

El pelinegro saltaba de casa en casa buscando una cabellera castaña peinada en dos perfectos chonguitos.

El campo de entrenamiento del equipo Gay había sido su primera opción, pero solo encontró rastros de kunais, shuriken y demás armas ninja que dejaron surcos y corte al lugar. Ella había estado ahí, pero ya no.

Su siguiente opción fue el cementerio de Konoha. Si ella era igual de dramática que las demás kunoichis seguramente la encontraría ahí hecha un mar de lágrimas. Se preparó para la escena, pues de ser así, pensaría si esperar a que terminara de lloriquear o volver a la fiesta y decir que no había logrado convencerla. Pero, en lugar de una Magdalena, encontró a un grupo de alumnos de la Academia limpiando las lápidas. Ni rastro de ella.

Su siguiente objetivo fue justamente la Academia Ninja. Al llegar ahí, Iruka lo saludó con un buen apretón de manos. Volver a ver a uno de sus queridos y destacados alumnos visitar su alma máter lo había hecho sentir orgulloso.

-¡Sasuke, que gusto verte por aquí! –dijo a modo de saludo Iruka.

-Estoy buscando a la alumna de Gay, ¿la has visto por aquí?

-¿Te refieres a Tenten? Ella no tuvo clases hoy, sus alumnos se fueron de excursión con otra maestra por la Aldea, así que ella no vino.

-Entiendo –dijo dándose la vuelta y saliendo de las instalaciones.

-¡Regresa cuando quieras! –se despidió gritando el maestro.

Encontrar una aguja en un pajar al parecer era más sencillo que encontrar a la maestra de armas. Seguramente Lee ya la habría encontrado al conocerla perfectamente. Naruto la había buscado con el Modo Sennin la vez anterior. Y él, bueno, él la seguía buscando. La idea de regresar a la Mansión Hyuuga y decir que no la encontró sonaba demasiado tentadora. Después de todo, él no tenía la obligación de ir tras ella todo el día.

Estaba por dirigirse al lugar antes mencionado cuando sus ojos la reconocieron. Iba caminando por la calle con un par de bolsas de mandado en sus manos. La castaña maestra de armas lucía muy diferente a como esperaba encontrarla. No se veía sumida en depresión ni derramando la lágrima por toda la Aldea. Tampoco es que caminara bailando de alegría, pero se veía bastante normal. Sin perder más tiempo del que ya había perdido, saltó del tejado de la casa y se situó a unos cuantos metros de distancia.

Tenten frenó en seco y quedó sorprendida al ver con sus ojos marrones cómo los profundos ojos negros del pelinegro la veían fijamente. De todas las personas que esperaba encontrarse de la Aldea, la última era, sin duda, Uchiha Sasuke.

-¿Sasuke? ¿Qué haces aquí? –preguntó claramente asombrada la trigueña.

-Eso mismo te pregunto, ¿por qué no estás con los demás celebrando al Dobe?

-Ah, eso –dijo secamente –Tengo cosas más importantes qué hacer.

El azabache miró las bolsas de mandado que estaban en las manos de la ninja. Ambas lucían bastante escuálidas y sin mucho contenido en ellas.

-Supongo que alimentarás a mucha gente con eso –dijo señalando las bolsas y enarcando una ceja.

-Con esto alcanza perfecto para mi estómago, que es lo único que me importa.

-En la Mansión Hyuuga hay suficiente comida para tu estómago y el de todos los presentes. Andando –dijo dándole la espalda, sugiriendo con eso que lo siguiera.

-¡Oh, sí, en seguida voy! Sólo dejaré estas bolsas en mi departamento, me sentaré cómodamente en mi sillón y comeré lo que compré en la tienda. Tú adelántate –le dijo de manera sarcástica.

Sasuke giró un poco su cabeza, lo suficiente para ver de reojo a Tenten. Ella tenía una pose despreocupada y bastante sencilla, algo que no estaba acostumbrado a ver.

-No quiero ser grosera contigo, Sasuke. Agradezco el gesto que has tenido al venir a buscarme, pero no miento cuando digo que no tengo ganas de celebrar nada. Espero que lo puedas entender –dijo después de exhalar aire de sus pulmones ruidosamente.

-Naruto y Lee te están esperando. Ellos realmente desean verte ahí –le dijo omitiendo el deseo expresado por la chica.

-Ya hablé con ambos y les dije que no iré, ¿por qué tanta insistencia? –comenzaba a impacientarse la castaña.

-Como si no conocieras a esos dos.

-En eso tienes razón –concedió resignada –Ellos nunca cambiarán.

Ambos guardaron silencio por un momento. La castaña no encontraba manera de zafarse de la imponente presencia que le representaba el último de los Uchiha. Una pregunta se formuló en su cabeza que no dudó en externar, gracias a su carácter tan sencillo y poco problemático.

-Tengo una duda –dijo llamando la atención del pelinegro, causando que de nuevo girara su cuerpo para ver a la kunoichi –Si me dices que Naruto y Lee desean verme ahí, ¿cómo es que tú estás tratando de convencerme? ¿Cómo lograron hacer que el grandioso y magnífico Uchiha Sasuke saliera en busca de Tenten? –la última pregunta la formuló con un tono de voz peculiarmente burlesco.

El azabache enarcó nuevamente una ceja. Le pareció un poco molesto el tono empleado por ella para describirlo, sin embargo, decidió no prestar atención a ello. No prestó demasiada atención a ello porque el motivo que orilló a ese par de idiotas a elegirlo a él le parecía de lo más estúpido.

-Dijeron que era el más parecido a la persona que podría convencerte –le dijo bajando su tono de voz y desviando su rostro para evitar que se diera cuenta de su leve sonrojo.

Al escuchar eso, Tenten profirió una risa nada discreta, al contrario, pudo ser escuchada por todos los vecinos de esa y las calles subsecuentes. Sasuke giró su rostro para verla reír sonoramente sin ningún tipo de pudor. Se sorprendió tanto que olvidó el motivo por el cuál la chica estaba riendo de esa manera, solo podía quedar perplejo ante tal muestra de desinterés por la apariencia o los modales.

Por otro lado, Tenten estaba casi doblándose de la risa. Le había parecido demasiado gracioso el sonrojo de Sasuke al mencionar esa frase. Ella sabía lo cubito de hielo que era ese chico, así que pudo saber que aquello no lo hacía sentir halagado para nada. Justo como Neji.

-Les hace falta un tornillo a esos dos –pensó entre risas.

Después de tratar de calmarse un poco, la castaña limpió las pequeñas lágrimas que salieron de sus marrones ojos a causa de la carcajada. Aún con hipidos de risa, pudo articular palabra.

-¿Sabes qué es lo más gracioso? Que Naruto y Lee tienen toda la razón, eres igualito a Neji –dijo para comenzar de nuevo a soltar la risotada ante la mueca de seriedad que sus palabras causaron en el azabache. Y más aún cuando vio otra vez ese pequeño sonrojo en sus níveas mejillas al ser el centro de burla de la maestra en armas.

¡Santo cielo! Nadie le dijo que iría en busca de una loca con risa aún más loca. Ser su bufón no estaba estipulado en su contrato. Ahora era el Uchiha el deseoso de zafarse de la presencia simplona de la castaña, sin embargo, no lo hizo.

-Ven, acompáñame –escuchó decir a Tenten después de calmarse un poco.

-¿A dónde vamos?

-A un lugar menos habitado, creo que nos están viendo raro –dijo echando un vistazo a su alrededor. Sasuke también volteó y pudo observar cómo los vecinos quedaban mirándolos como si fueran personas fugitivas del manicomio.

¡Genial, lo que le faltaba! De ser el desertor arrepentido y poderoso shinobi pasaba a ser un loco bufón de la ninja más escandalosa que había conocido. Ni siquiera Ino se le comparaba, aunque esa castaña era un poco más agradable que la rubia. Solo un poco.

Tenten emprendió el viaje siendo seguida por Sasuke. Aunque, en realidad, el azabache se cuestionaba por qué la estaba siguiendo. Sería mejor preguntarle si deseaba ir con él. De recibir una negativa, la dejaría ahí sin importarle nada y regresaría a comer de aquel banquete, dejando sola a una ninja que nunca antes le importó en lo absoluto.

Llegaron a una sección del bosque muy bella. La luz del sol iluminaban los espacios que las hojas de los árboles no alcanzaban a cubrir, haciendo de la vista algo maravilloso. Tenten se detuvo y Sasuke hizo lo mismo.

-Este es un bello lugar, ¿no te parece? –dijo formando un semblante nostálgico en su rostro. La chica se sentó y el pelinegro hizo lo mismo.

-¿Qué excusa me dirás para eludir la fiesta de Naruto? –le preguntó directamente.

La maestra de armas bajó su semblante y miró fijamente el suelo.

-No estoy de ánimos para una fiesta en estos momentos.

-¿Por qué? –insistió el azabache.

-Bueno, el perder a un miembro de tu equipo lo hace razón suficiente, ¿no? Dudo que tú lo entiendas, pero seguro Naruto y Sakura pueden decírtelo –Ella no quiso sonar agresiva, sin embargo justo así había sonado, pero no le importó.

-Supéralo.

-¡¿Qué lo supere, dices?! –repitió asombrada –Mira, Uchiha Sasuke, no tengo por qué darte explicaciones de lo que pasa en mi vida. Aun así, te diré que no se puede superar algo como eso de la noche a la mañana, ¡deberías ser testigo de eso, de lo contrario tus compañeros te habrían abandonado! –le dijo exasperada. Él no era nadie para decirle esas cosas, puesto que ni amigos eran.

-Yo estoy vivo, Neji está muerto –contestó fría y violentamente.

Tenten no lo podía creer, ese chico era cruel. Su enojo aumentó significativamente ante las palabras pronunciadas por el azabache.

-¡Ah, pero si no me dices no me doy cuenta! ¡Eres un genio, Sasuke! ¡Creí que Neji había ido tras Orochimaru a llorar la pérdida de su clan!

Golpe bajo. Sasuke quedó callado ante la respuesta de la kunoichi.

Eso había sido demasiado. Por supuesto que perder a la familia a una edad temprana no era ni remotamente parecido a perder a un compañero de equipo shinobi, puesto que a eso siempre se está sujeto al trabajar como ninja. Eso lo sabía muy bien Tenten.

-No, yo… -tartamudeó la ninja –No quise decir eso, lo siento –intentó disculparse.

-No hay comparación –dijo gélidamente.

-¡Lo sé! –se apresuró a decir la castaña –Pero esto nos dice a ambos que no hemos superado las pérdidas que el odio en este mundo nos ha provocado. Si no aprendemos a superarlas, entonces es mejor estar muertos a vivir en el dolor.

El azabache observó el perfil del rostro de la kunoichi detenidamente a causa de sus palabras. Las chicas como Sakura, Ino y Karin se excedían en su manera de comportarse y arreglarse siempre que él estaba cerca. Ellas trataban de lucirse en todos los aspectos y, bueno, ni qué decir de su manera de dirigirse a él, como si estuviesen hablando con una súper estrella o algo por el estilo.

Tenten era diferente.

Sin querer reconocerlo, le había parecido un poco divertida la manera de hablar de la chica. Su tono sarcástico, su risa ruidosa pero completamente sincera y abierta, su sencillez, su humor burlesco, su honestidad sin tapujos, en fin. Podía entender medianamente la cercanía del serio chico Hyuuga y ella.

A Tenten le parecía agradable la compañía del Uchiha, ahora que lo meditaba. Ese silencio en particular le hacía sentir acompañada y cómoda. Era cierto, la personalidad de Sasuke y la de Neji eran asombrosamente similares, pero ellos eran dos personas distintas, con historias distintas, con problemas distintos, con vidas distintas y, más adelante, con muertes distintas.

-Neji dejó un vacío en mi vida –rompió el silencio la chica –Pero es hora de superarlo, como lo dijiste. Contrario a lo que otros piensan, Neji fue solamente un compañero de equipo y un buen amigo. Es cierto que me hubiera gustado ser algo más de él, pero a él nunca le interesé.

-Eso nunca lo sabrás –comentó el pelinegro. Muy, muy en el fondo dudaba si el chico de ojos perla no sintiera algo por Tenten. Sin embargo, no estaba seguro, así que mejor callar.

-Tienes razón. Hablar contigo resultó mejor de lo que esperaba –le dijo dedicándole una amplia sonrisa sincera –Muchas gracias, Sasuke.

-Se hace tarde. Vayamos con el Dobe –el usuario del Sharingan se levantó para encaminarse de nuevo a la Mansión Hyuuga.

-¡Hai! –respondió animadamente, esta vez segura de querer convivir con los demás.

En el patio de la imponente Mansión Hyuuga, los presentes convivían y platicaban en pequeños grupos.

-Ya se tardó mucho Sasuke y no regresa –comentaba molesta la pelirrosa.

-Es verdad, ya pasó bastante tiempo desde que se fue –apoyó Ino.

-No debe de tardar. Espero que haya convencido a Tenten para que viniera con nosotros –dijo la amable Hinata.

-¿Cuánto tiempo más se va a tardar? No me lo imagino rogándole a Tenten para que venga, ¿dónde estará? –pensaba Sakura impaciente por no poder estar con el pelinegro.

-Oye, Sakura-chan –llamó Naruto que se acercaba a las chicas acompañado de Lee -¿No crees que Sasuke y Tenten ya se tardaron?

-¡Eso mismo estaba pensando! –le respondió un poco alterada.

-Cálmate, frentesota. Estamos a unos cuantos pasos de ti, no es necesario gritar.

-Lo siento, Ino, pero me sorprende que Sasuke no haya llegado aún.

-También espero ansioso que Tenten esté con nosotros, pero debemos ser pacientes –trató de consolar Lee.

-A estas alturas, no me interesa si Tenten viene o no. Yo sólo quiero ver a Sasuke –pensó irritada la ninja médico, sin embargo, en cuanto lo pensó, desechó eso de su mente. Ella no era así.

El timbre de la puerta se escuchó, lo que llamó la atención de los chicos que se cuestionaban el paradero de los ninjas. Pasados un par de minutos, vieron aparecer a Sasuke y a Tenten por el pasillo. Por décima vez en el día, Lee se conmovió y corrió a abrazar a su compañera de equipo, la cual se quejaba por no poder respirar. Naruto, Sakura e Ino se acercaron a ellos también.

-¡Qué bueno es tenerte con nosotros, Tenten, de veras! –dijo entusiasta el rubio.

-Gracias, chicos. Nunca pensé que fuera tan importante para ustedes.

-¡Por supuesto que lo eres! Tú también eres parte de los doce de Konoha –después de decir eso, Lee tapó su boca. Ya no eran doce, ahora eran once y aquello obligaba a todos a pensar en el faltante. Lo que menos quería el ninja verde era entristecer a su amiga ahora que por fin estaba reunida con ellos.

La risa relajada de la castaña suavizó el ambiente y en especial a Lee.

-Muchas gracias, amigo Lee. Te prometo que no volveré a distanciarme de ustedes –le dijo con una sonrisa.

-Ven, vamos a comer –el alumno de Gay tomó la mano de su compañera y la llevó hasta la mesa central donde aún quedaba mucha comida a pesar de estar presente Choji y los demás varones con estómagos grandes.

-Espera, Lee, no me jales, ¡Lee! –se escuchaba la graciosa voz de Tenten alejarse de ellos.

-Me alegra ver a nuestro Lee tan feliz –comentó Ino con su vista clavada en el par que acababa de irse.

-¡A mí también! Ahora todos estamos felices en mi cumpleaños.

-Por cierto, Naruto –llamó la rubia –Hinata estuvo preguntando por ti, tienes que ir a verla –le mintió con el objetivo de alejarlo de ahí.

-¿Hinata? ¡Claro, iré con ella! –y se fue corriendo.

-Iré por algo de beber –anunció la rubia y se alejó intencionalmente del lugar, dejando solos a Sakura y Sasuke.

-Qué bueno que ya estás de vuelta, Sasuke-kun –trató de hacer plática la pelirrosa, pero al no recibir respuesta del chico continuó -¿Te fue difícil encontrar a Tenten? –mal tema se le había ocurrido, pero tenía que sacarle al menos dos palabras al Uchiha.

-Un poco.

-¿Y cómo la convenciste? –eso sí lo quería saber.

-No fue difícil –contestó simple.

-Ya veo. Qué bueno que regresaron.

Era sumamente difícil sacarle plática al azabache, o al menos a Sakura se le dificultaba. Sasuke no pudo evitar comparar a las dos kunoichis. Hace unos momentos atrás, había tenido una charla con la castaña, si así se le podía llamar, pues había logrado sacarle más de dos palabras al pelinegro, en cambio con la pelirrosa no era necesario usar tantos vocablos.

-¡¿Sasuke, ya comiste?! –corría Naruto en dirección a sus compañeros de equipo.

-Por supuesto que no, Dobe.

-¿Y qué demonios estás esperando? ¡Vamos!

El azabache abandonó el lado de la pelirrosa y se encaminó con el rubio a la mesa de comida. Aquella acción hizo sentir triste a Sakura, pues no se sentía una buena compañía para el Uchiha.

-Ese Naruto es un idiota –se acercó de nuevo Ino.

-Déjalo, Ino. De todas maneras él se habría ido a otro lado –le dijo cabizbaja.

-No pienses eso, los hombres siempre se vuelven locos con la comida. Mira, hasta el tonto de Naruto dejó sola a Hinata para ir a comer.

-Sí, tienes razón –se animó Sakura.

-¡Así me gusta!

Tenten hablaba con Hinata, Lee y Kiba. Los tres parecían demasiado entretenidos con la cháchara de la maestra de armas que no se cansaba de hablar. Las risas de los cuatro llegaron a oídos de Sasuke, en especial la que justo ese día acababa de conocer y la cual encontraba agradable.

Casi como un reflejo, llevó su mirada negra al origen de esa risa escandalosa, pero nada irritante. Vio cómo la kunoichi de las armas reía y se divertía con sus compañeros. Sintió una rara especie de satisfacción al ver que el chico verde ahora sonreía y se emocionaba con total naturalidad al tener a su amiga con él. Lo mismo sintió al ver de la misma manera a Tenten, pues ella había prometido superar la muerte de Neji y no volver a alejarse de ellos.

Él también se había prometido superar el dolor de antaño y tratar de disfrutar el presente. Eso le había hecho ver la risueña castaña cuando se dirigían a la fiesta.

-"El hueco que tu familia ha dejado en tu corazón nada ni nadie lo va a poder llenar, porque ese espacio les pertenece únicamente a ellos. Por eso es que no debemos buscar llenar ese hueco con algo más, porque nunca encajará. En lugar de ello, debemos enfocarnos en disfrutar lo que tenemos ahora, pues si intentamos llenar huecos pasados con el presente, los huecos que en el presente pudieron ser llenados no lo harán y en el futuro buscaremos llenar esos huecos y así nos la viviremos el resto de nuestras vidas " –esa chica no era para nada tonta.

-¿Me estás escuchando, Sasuke-teme? –interrumpió sus pensamientos el griterío de su amigo -¿A quién estás viendo?

-A nadie –respondió tajante, dándole la espalda a Naruto y encaminándose al otro lado de la mesa para poder seguir comiendo.

-Espera… Sasuke –lo siguió el rubio.

Unos ojos jade a lo lejos se había dado cuenta de la mirada del Uchiha, causando que la dueña de esos ojos apretara sus puños con fuerza.


¿Qué les pareció? La verdad soy fan del NejiTen sobre todo, así que no pude dejar de lado su mención en esta historia, sin embargo, este fic es 100% SasuTen. Pienso que una chica tan fuera de lo estereotipado como Tenten puede cautivar a Sasuke, ya que es una chica sincera y cero pretenciosa que no busca llamar su atención, por lo que la llamará sin siquiera proponerselo. Espero que esta historia haya sido de su agrado.

Si llegaste hasta aquí, por favor déjame saber tu opinión, que siempre es bienvenida y responderé con todo gusto. Nos leemos pronto por aquí. Sayo...