Identidad Perdida
Hola a todos, aquí está el primer capítulo corregido, espero qe lo disfruten y me cuenten si les gustó el cambio. adiós
Disclaimer: Naruto no me pertenece, es de Masashi Kishimoto.
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Naruto Uzumaki acomodó su máscara de lobo ANBU, aún no se acostumbraba a usarla, en primer lugar se había planteado usar una rana o un zorro, pero sería demasiado evidente que se trataba de él. Después de la guerra, esa era la identidad que había asumido y ahora debía enfrentarlo, no sabía bien porque lo hacía, tal vez era una de sus tantas rarezas, lo único que sabía es que no se sentía verdaderamente fuerte para afrontar la realidad con su verdadero rostro.
Había trascurrido cerca de un año desde el final de la guerra, y llevaba escondiéndose del mundo aproximadamente 8 meses. Aun así, las cosas estaban lejos de estar en calma, por el contrario, los pequeños países aprovecharon la debilidad de las cinco grandes aldeas para liderar disturbios. Hasta ahora ninguno había sido suficientemente fuerte para desestabilizar la alianza, pero eso no significaba que todo fuera pacifico.
El rubio caminó a través del bosque, mirando a su alrededor hasta que llegó a las, una vez lustrosas, puertas de Konoha, que ahora estaban abarrotadas de gente que quería entrar a la ciudad. La mayoría eran campesinos o refugiados de guerra. Para este punto, algo estaba claro para Naruto.
En la guerra nunca había ganadores, solo perdedores, no importaba el resultado de la misma.
Lentamente siguió su camino a través de la multitud, entre la cual vio el angelical rostro de Hinata. Era increíble que algo tan lindo pudiera existir en semejante paisaje tan desolador. La chica se encontraba interrogando a una anciana que venía con dos niños muy pequeños, y tanto la mujer como los chicos se veían cansados y mal trajeados. Naruto se dio cuenta de inmediato que tenía que intervenir, conociendo a la Hyuga, los dejaría entrar con una sonrisa en la cara sin siquiera estar cien por ciento segura de que no se trataba de una espía.
- Hyuga… – llamó Naruto con una voz tan autoritaria, que ni siquiera parecía la propia –. Dame los papeles de esa mujer y sus notas de viaje. – La pelinegra, sin siquiera mirarlo, le entrego los papeles. El muchacho reviso todo exhaustivamente, pero no encontró inconsistencia alguna –. Todo en orden abuela, puede pasar pero no nos haga perder más tiempo.
Naruto prácticamente le tiró los papeles a la pelinegra en las manos, mientras veía marchar a la anciana con sus dos niños.
-No había necesidad de ser tan grosero, Lobo-san. – Dijo la chica, llamándolo por el animal que llevaba en la máscara. El rubio se volteo y la tomo fuertemente por los hombros, susurrándole al oído.
- ¿Quieres ver qué gran grosero puedo ser, linda? – Hinata lo empujo tan fuerte que casi pierde el balance. Por un momento pareció que estaba dispuesta a abofetearlo, pero al mirar a los lados y darse cuenta que estaban rodeados de gente, desistió de hacerlo y se fue mostrándole un profundo desprecio.
El rubio la vio marchar melancólicamente. Se sintió fatal, ella lo odiaba, o más bien odiaba al ANBU lobo, después de todo desconocía su identidad. Naruto volvió a adentrarse en el bosque saltando de árbol en árbol mientras se recordaba a si mismo que mantenerse alejado de ella era lo mejor, después de la guerra se lo decía una y otra vez, pero a su vez, él parecía no querer entenderlo.
De pronto, en un claro del bosque, vio una figura ya conocida; La de Sasuke, a quien claramente le habían asignado la misión de vigilar los bosques cercanos. Su amigo había reingresado a las fuerzas ninjas poco tiempo atrás, en principio nadie confiaba en él, incluso hubo personas que pensaron que lo mejor sería quitarle cualquier rastro de poder ninja. Sin embargo, el concejo de la aldea pronto se dio cuenta de que sería un desperdicio perder un arma tan poderosa como el Sharingan, así que tras un pequeño periodo de prueba decidieron dejarlo reintegrarse.
-Teme. – Dijo Naruto mientras aterrizaba en el suelo a pocos pasos de su amigo.
-Dobe. – Respondió Sasuke asintiendo.
-¿Qué tal están las cosas?
-Hmp, Tranquilas ¿Y la entrada?
-Una porquería como siempre. – Respondió Naruto fastidiado.
Sasuke le dirigió una sonrisa algo irónica. – Hmp, escuche que tú personalmente pediste que te ubicaran allá mientras no tuvieras más misiones. ¿Esto tiene que ver con un par de bonitos ojos claros?
Naruto sabía que no podía escapar, el muy desgraciado de Sasuke lo conocía demasiado bien y adoraba torturarlo. Así que decidió guardar silencio.
-Ya veo… – Empezó el pelinegro, arrogante –. Es enfermizo, realmente enfermizo que la persigas de esa manera, si cada vez que la ves haces lo posible para que ella te odie.
-Es curioso que tú lo digas, siendo el psicópata número uno del mundo ninja. – Contraataco el rubio.
-Si yo soy el numero uno, tu eres el número dos. ¿Por qué haces esto, Naruto? Yo no me escondo del mundo, y eso que todos me odian, ¿No se suponía que tú eras el gran Naruto Uzumaki? ¿El mismo que quería ser Hokage, el mismo que no se dejaría vencer por nada ni por nadie?, ¿Qué es lo que tienes que esconder?
Naruto bajó la cabeza, Sasuke no entendía nada de nada, no sabía lo que significaba estar en su lugar, intentar una y otra vez y fallar siempre, incluso cuando creías que lo que hacías era lo adecuado haciéndolo peor de lo que era inicialmente.
Flash Back
Un año antes.
El sol de la mañana comenzaba a mostrar su cara en el horizonte, mientras que en aquel frio matutino cientos de hombres de diferentes rincones de la alianza shinobi caminaban hacía sus aldeas. La guerra finalmente había concluido, y ya solo les quedaba volver a sus hogares a rehacer sus vidas.
Entre estos hombres se encontraba Naruto Uzumaki, quien caminaba alegre junto a su equipo: Sakura, Sai y Kakashi, pues Sasuke aún se encontraba bajo supervisión de los Kages. Después de una ardua batalla, el teme había comprendido; La traición de Madara, el asesinato de sus padres… todo era claro para él.
El rubio levantó la mirada, y la vio. Ahí en medio de la multitud, caminando junto al resto del equipo ocho y su primo. En ese instante, unas palabras resonaron en su mente…
"Yo solo quería caminar junto a ti, Naruto-kun…"
-Ve con ella. – Dijo Sakura sonriente –. No lo dudes tanto, ve con ella, se pondrá feliz. – Naruto trago duro. Jamás había estado nervioso frente a una mujer, y menos aún si se trataba de Hinata, pero realmente quería seguir el concejo de la pelirrosa. – Que vayas, tonto. – Gruño su amiga, dándole un fuerte empujón hacia adelante.
El chico aceleró el paso para alcanzar a Hinata, pero aún quedaba el problema de los tres que la acompañaban…
- Hey, pero si eres tú, baka. – Dijo alegremente Kiba.
-Naruto…– Asintió Shino muy serio. Naruto vio como Neji le miraba con una sonrisa tranquila mientras caminaba junto a su prima.
-Esto…– comenzó Naruto, sin saber que decir.
- Kiba, Neji, mejor vámonos de aquí. – Murmuró Shino mientras los empujaba en la dirección contraria.
Hinata parecía preocupada. – Chicos, ¿por qué se van? Que extraño, lo s-siento Na-Naruto –kun, no sé qué le paso a Shino.
-Si… que raro. – A pesar de sus palabras, Naruto nunca había apreciado tanto al Aburame como en aquella ocasión. Llevaba esperando meses la oportunidad para poder hablar con Hinata, algo irónico ya que en las semanas anteriores a la guerra la había evitado con todas sus fuerzas. Sin embargo, ahora no iba a desperdiciar su golpe de suerte.
-Hinata, este… yo he pensado mucho en ti y creo que… bueno… yo, eh… te debo una disculpa. – Dijo nervioso mientras se frotaba la cabeza.
-¿P-Por qué, Naruto-Kun?
-Es que… yo me quedé pesando en lo que me dijiste antes de la guerra, y sé que te evite todos estos días. No estoy muy orgulloso, pero me preguntaba si quisieras...este… tu sabes, darnos una oportunidad para conocernos y todo lo demás. – Finalizo con una sonrisa apenada.
-M-Me gustaría mucho, Naruto-Kun. – Hinata parecía contenta, eso alegró a Naruto, realmente quería hacerla feliz. Eso era lo mínimo que merecía después de todo lo que había pasado por él.
El grupo siguió su camino mientras el rubio le narraba todas y cada una de las batallas en las que había luchado durante la guerra. Ella realmente parecía muy interesada en saber que nuevas técnicas había aprendido, él a su vez le preguntó muchos detalles sobre la guerra, después de todo, él nunca había tenido mucha convivencia con las tropas, su participación se había reducido a un par de batallas cruciales que no le permitieron experimentar la vida militar de la misma manera que Hinata.
Con el paso del tiempo el grupo inicial se fue dispersando mientras pasaban por unos bosques que quedaban dentro de las fronteras del país de la lluvia. A Naruto lo llenó de melancolía ver a los Shinobis partir, habían pasado por tanto, y aun así era un misterio si algún día se volverían a ver, si llegarían a salvo a sus respectivas aldeas. Poco a poco solo quedó un pequeño grupo de ninjas de la aldea de la hoja, entre los cuales había bastantes caras conocidas y otras no tanto.
La noche comenzaba a caer y el bosque que los rodeaba se hacía cada vez más y más lúgubre. Naruto no iba a mentir, podría ser el gran héroe, jinchuriki, vencedor de la cuarta guerra shinobi, pero le seguían asustando los fantasmas y aparecidos. Era una tontería, una superstición, pero aun así no podía dejar de sentir un pánico que le calaba hasta los huesos.
De la nada se escuchó una explosión, todos voltearon en la dirección en la que había surgido el estruendo, al mismo tiempo que una lluvia de kunais los atacó desde las copas de los árboles. Naruto supo de inmediato que su enemigo no venía del más allá, todo lo contrario, era muy real.
Los combates no se hicieron esperar, pero algo dejaba intranquilo al rubio, sus atacantes no parecían muy fuertes, es más, ni siquiera parecían ninjas entrenados. Con un rápido movimiento pasó un brazo alrededor del cuello de su adversario y le puso un kunai en el cuello.
-¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué nos atacan? – Exigió saber el rubio.
-Ustedes… miserables ninjas… nosotros nunca les hicimos nada, y aun así tuvieron que involucrarnos en medio de su guerra, hace unos meses nuestro pueblo se vio envuelto en una batalla. ¡Todo es su culpa! – Gritó el hombre desesperado. Naruto pudo sentir claramente su dolor y su ira, él estaba diciendo la verdad.
-Mire… nosotros no queremos hacerles daño, solo vamos camino a nuestra aldea, no hay razón porque pelear. – Dijo el rubio en tono conciliador.
-¿No hay porque pelear? ¡Ustedes los ninjas involucran a todos en sus conflictos, destruyen nuestros hogares y esperan que les creamos esa tontería de que esta guerra fue por nuestro propio bien, no son más que una manada de mercenarios! – Grito el hombre. Naruto no pudo contestar, se veía que este sujeto había pasado por mucho, y probablemente sus palabras eran ciertas, así que decidió dejarlo inconsciente y atarlo.
Fue cuestión de minutos antes de que los combates hubieran terminado, sin embargo, nadie quiso detenerse a formar un campamento tan cerca de donde las luchas habían tenido lugar.
- Kakashi-sensei. – Llamo Naruto – ¿Dónde nos vamos a detener?
-Lo he estado pensando y creo que la villa de Nagaki es la más indicada, queda a unos pocos metros de aquí, y además es un pueblo de civiles, no estoy seguro de que se estén muy felices de vernos, yo mismo mande un destacamento a esa zona hace algún tiempo y creo que todo acabó en pelea.
Naruto frunció el ceño y recordó las palabras de aquel hombre que lo había atacado momentos antes.
-¿Qué pasa? – preguntó Kakashi.
-Na-Nada. – Mintió el chico. Juntos siguieron caminando hasta que llegaron al punto en el que se suponía que debía estar la villa.
Kakashi parecía estupefacto. – Pero… ¿qué pasó aquí? – Cuestiono con los ojos abiertos en par en par al ver que no quedaba más de la aldea que un montón de edificios en ruinas y cenizas.
El chico se acercó a su maestro, esperando su reacción. – Ah, ¿que se le va a hacer? en la última guerra shinobi pasó lo mismo, supongo que en estos tiempos todos debemos hacer sacrificios. – Suspiró cansadamente Kakashi –. Todos dispérsense y busquen sobrevivientes. – Ordenó.
Naruto caminó por entre las desechas calles mirando de lado a lado los edificios en ruinas consumidos por el fuego. Inconscientemente, entro a una casa que se hallaba casi completamente destruida, de no ser por tres de las paredes externas que quedaban en pie. No sabía bien porque pero entro en ella, no parecía ser un edificio importante, todo lo contrario, solo era una casa común y corriente. De pronto, vio a Hinata caminando por las incendiadas calles con una expresión triste y melancólica.
- Hinata. – la llamó sin comprender bien la razón. Probablemente porque quería que alguien estuviera con él en esos momentos. Ella caminó lentamente hacia su lado.
-¿E-Encontraste algo, Naruto-kun?
- No, es solo que…– Hinata le dirigió una sonrisa amable.
-Entiendo. – Murmuro ella. Naruto comenzó a mirar alrededor, y encontró restos de vajilla rota y otros utensilios de cocina, probablemente era una casa de familia común. Algo capto su vista de pronto, entre los escombros, el chico vio un empaque de ramen instantáneo, las personas que vivieron ahí comían la misma marca que él, de alguna forma esto lo lastimo mucho, ¿es que acaso todos estaban condenados a ser carne de cañón en las guerras shinobi? ¿Es que no había forma de librarse de esto?
De la nada, voló un kunai en la dirección de los dos chicos, pero ellos fueron más rápidos y pudieron evadirlo. Sin embargo, en un momento de distracción, Naruto vio como el filo de un segundo kunai se dirigía a toda velocidad hacia él, por un momento todo se detuvo, no entendió bien el curso de los eventos, lo único que pudo ver fue a Hinata interponiéndose entre él y el arma, la cual quedo incrustada en el hombro de la Hyuga.
-¡HINATA! – Gritó el chico atrapándola antes de que el cuerpo inconsciente de la Kunoichi golpeara contra el suelo.
Naruto tomó un Shuriken y la lanzo en dirección de su atacante. Podía sentir donde estaba, sin embargo, fue grande su asombro cuando vio de quien se trataba, era el mismo hombre que momentos antes lo había atacado en el bosque.
La estrella le dio en el pecho, se notaba que agonizaba, Naruto lo vio mover los labios tratando de articular unas palabras.
-¿Entonces es verdad? ¿Tú eres Naruto Uzumaki? – artículo en medio de su agonía. El rubio solo asintió en respuesta –. Entonces todo esto es tú culpa. De ti y tus desgraciados compañeros ninjas, ustedes causaron esa guerra, destruyeron todo lo que alguna vez quisimos, ustedes acabaron con todo, nunca lo olvides.
Naruto, quien aún sostenía a la pelinegra, vio como aquel hombre cerró los ojos lentamente y exhalo su último suspiro. Se sintió desesperado, y no pudiendo retener más las lágrimas que se alojaban en sus ojos, comenzó a llorar como no lo había hecho desde que Jiraiya había muerto.
-Lo siento, Hinata. Perdóname, soy un cero a la izquierda. – Sollozo apretando su diminuto cuerpo contra el propio, oliendo su dulce aroma que se mezclaba con el de la sangre que brotaba de su hombro –. No sé qué vez de bueno en mí, no importa lo que haga, no es suficiente, nada es suficiente. Otra vez fuiste herida por mi culpa.
La chica no le contestó pues estaba inconsciente. Tenía que hacer algo por ella, no podía dejarla morir desangrada entre sus brazos, debía buscar a Sakura, de seguro ella podría ayudarla. Se levantó y camino pesadamente con Hinata en sus brazos hasta que encontró a la pelirrosa.
Lo que pasó a partir de eso fue frentico, su amiga curó a Hinata, y tuvieron que armar un campamento improvisado en aquella lejana región, ya que otros ninjas también habían sido heridos en combate. Era extraño, pero parecía como si aquellas personas sin ningún tipo de entrenamiento, que solo tenían su dolor, odio y resentimiento hacia ellos, hubieran sacado fuerzas para luchar contra ellos hasta su último aliento. Naruto no los culpaba, no podía hacerlo, y conforme pasaban los días y veía las consecuencias de la Cuarta Guerra Shinobi, se recordaba una y otra vez las palabras de Nagato; Mientras existieran los ninjas habría guerra, odio y dolor.
Por su parte, la recuperación de Hinata fue considerablemente rápida, a pesar de todo, la herida no fue muy profunda. Naruto estaba seguro de que si aquel kunai le hubiera dado en el pecho la herida hubiera sido mortal, ella le había salvado la vida nuevamente, le estaba en deuda, y esta vez le iba a hacer saber lo agradecido que estaba, por eso decidió pasar tiempo con ella durante el mes que les quedaba de viaje. Ella sin duda era una persona maravillosa, era una locura que no se hubiera dado cuenta.
Naruto recordó con melancolía su sentimiento al llegar a la aldea de la hoja, los aldeanos lo recibieron como un héroe, y por un momento todo el malestar que sintió pareció desaparecer al ver a su ciudad natal completamente reconstruida, escasamente quedaban signos de la batalla contra Pein, todo era nuevo y mejor, al menos… eso creía él.
Fin del Flash Back
El jinchuriki de la aldea de la hoja sintió un dolor en la boca del estómago, mientras cruzaba nuevamente por los bosques que rodeaban Konoha. Pronto comenzaría a llover, el cielo estaba de color gris acerado y el viento soplaba cada vez más fuerte.
Por un fatídico momento, recordó esa tarde un poco después de haber regresado a la aldea, el clima era muy parecido a aquel. Sin saber cómo, se dirigió al sitio al que sus pensamientos lo llevaban frecuentemente; La mansión Hyuga.
Las gotas de agua comenzaron a caer una tras otra mientras que el ANBU rubio miraba escondido entre los árboles, esperando a que la heredera del Clan por fin llegara sana y salva a su casa. Era una costumbre que había adoptado cada vez que podía hacerlo, probablemente Sasuke tenía razón, todo aquello era enfermizo, pero aun así era una de las pocas posibilidades para verla.
Flash Back
Seis meses antes.
Otro mes había pasado desde la finalización de la guerra shinobi. Pero para Naruto, los problemas continuaban, las revueltas en países pequeños que pretendían aniquilar a Konoha estaban poniendo al mundo de cabeza. Justo por aquellos días personas de diferentes sitios comenzaron a llegar a la aldea, la Hokage le seguía diciendo que eso era normal, que incluso la misma Kushina había llegado en una situación similar al pueblo.
Durante ese corto mes, el chico Kyubi tuvo que soportar ambos sentimientos; El amor de sus conciudadanos y el desprecio de aquellos recién llegados que lo culpaban por la guerra. No era nada nuevo, sin embargo, a Naruto le hubiera gustado dejar todo de lado y que lo dejarán en paz.
Por esos días comenzó a sentir inquietud por los ANBUS. Desafortunadamente, Yamato ya no estaba con ellos para que le explicara su funcionamiento, y Kakashi era demasiado perspicaz como para no darse cuenta de las intenciones del rubio. A él le impactaba el hecho de que en su mayoría, aquellos hombres no tenían pasado, ni identidad, no eran nada ni nadie, más que armas para sus aldeas. Por primera vez en su vida, a Naruto realmente le pesaba su existencia. El Kyubi, sus sueños, sus amigos, incluso su incipiente amor por Hinata Hyuga.
¿Por qué tomó la decisión de dejar su identidad como Naruto Uzumaki y convertirse en el lobo ANBU justamente aquella tarde lluviosa de Abril? Ni el mismo sabía la respuesta, solo sabía que había una persona de la que debía despedirse antes de hacerlo, y esa era Hinata.
Naruto corrió de tajado en tejado mientras sentía golpear la lluvia contra su piel, pero no paró hasta que llegó a la casa de la pelinegra. Ella no se encontraba en el edificio, podía sentirlo, pero aun así, se internó en uno de los bosques que circundaban las casas, allí la encontró caminando bajo la lluvia, se notaba que llegaba de una misión. Según sabía, la habían enviado a la Tierra del Arroz a reprimir una revuelta, estaba cansada, pero debía hablar con ella a como diera lugar.
-Hinata. – Llamo Naruto mientras saltaba de un árbol, quedando frente a la pelinegra y bloqueándole el paso.
- N-Naruto-Kun, está lloviendo debe-deberías irte a casa. – Ella lo miraba sonriente, a pesar de notarse exhausta. Mas él solo la miró con un gesto serio, cosa que extraño a la Hyuga – ¿Q-Que te pasa, N-Naruto-k-kun? – preguntó mientras se acercaba a él.
-Yo…– El muchacho trató de articular todas las palabras que había ensayado por días, pero nada salía de su boca, sin pensarlo dos veces el chico dio un paso adelante y tomo a Hinata firmemente por los hombros.
-Me voy Hinata, no sé si regrese, no sé si algún día lo haré, no sé si quiero hacerlo, pero quiero que tú seas feliz.
-¿Pe-Pero que dices? no bromees, N-Naruto-kun, yo…– Naruto no la dejó terminar y la beso.
El beso duro unos segundos, que para ellos fue eterno. Lentamente se separaron, viéndose directamente a los ojos. El rubio, sin soltar a Hinata de los hombros, volvió a hablar.
-Escúchame, esto es lo mejor. Yo estoy acabado, soy un fraude, todo lo que a ti te gusta de mi es una mentira, no puedo hacer nada bien, por más que lo intente nunca es suficiente. – Los ojos de Hinata lo miraban estupefactos, y por eso decidió continuar, si lo hacía todo de golpe dolería solo por un instante.
-Realmente te amo, Hinata-chan, o estoy enamorándome de ti. – Dijo pegando su frente contra la de ella –. Pero no te voy a hundir conmigo, no dejaré que eso pase, olvídate de mí y que me conoces y todo estará bien, solo consíguete a alguien mejor y hazlo feliz, yo realmente no te haré bien.
Hinata trato de soltarse de su agarre. – D-Déjame ir ¿te volviste loco, Naruto-kun? ¿Qué te pasa? ¿Acaso de verdad crees que la guerra es solo tu culpa? – preguntó ella desesperada.
Naruto se alejó unos pasos de ella. – Adiós, Hinata. - musito antes de saltar a la copa de un árbol y salir corriendo lo más rápido posible. A lo lejos escuchó que la Hyuga lo llamaba a todo pulmón, pero no podía retroceder, no quería hablar con ella, tan solo trataría de detenerlo y él ya había tomado una decisión. A partir de ese momento él no era más Naruto Uzumaki.
En los días que siguieron el muchacho buscó la ayuda de Tsunade y de Sasuke para llevar a cabo su plan, nadie más debía saberlo aparte de ellos dos. Dejó su apartamento sin que nadie se diera cuenta y se fue a vivir en los bosques que circundaban Konoha, buscó una máscara completamente diferente a lo que su antiguo yo hubiera elegido y mediante un jutsu cambió el color de su cabello a un rubio más oscuro, casi café. Había dejado su vida atrás y por fin era libre del peso de ser Naruto Uzumaki.
Fin del Flash Back
A pesar de estar sumergido en sus recuerdos, Naruto vio a la heredera que entraba a su casa, Hinata no había seguido ninguno de los consejos que le dio aquel día, ella no parecía interesarse en ningún otro hombre, ni siquiera en él mismo cuando, como lobo ANBU, le dirigía su atención. En realidad, nada lo hubiera lastimado más que verla de la mano con alguien más, sencillamente era algo que no hubiera podido soportar.
Era extraño, pero todo en la situación era demasiado bizarro, otra persona en su situación se hubiera ido de la aldea, pero, a pesar de todo él quería seguir en el lugar que lo vio nacer y crecer. Él era un ninja de la aldea de la hoja, no importaba el hecho que estuviera harto de Naruto Uzumaki, nada ni nadie cambiaría la lealtad que tenía por su gente y por su amor a Hinata Hyuga.
Triste, ¿verdad? Yo creo que la gente que ha leído mi fic sabe que me gustan así, pero como siempre digo, no se asusten que esto de seguro se compone. Es aún un misterio para ustedes, lectores. Pero les aseguro que esto se compone.
Ah, por cierto, le dedico esto a todos los que estudian, yo sé cómo es eso, precisamente por ese pequeño detalle duré casi 3 años sin escribir, y ahora que trabajo y tengo un horario decente, puedo escribir por las noches, así que me voy a desquitar por estos últimos tres años en que no publiqué nada nuevo :)
Y como siempre, me despido recordándoles que en caso de amenazas de muerte, comentarios o flamers, todos serán bien recibidos pulsando el botoncito de abajo.
