CAPÍTULO 1
Primer encuentro y el regreso a Hogwarts
FLASHBACK//De modo que ese es el gran Harry Potter, el-niño-que-vivió// pensó arqueando una ceja elegantemente observando de manera déspota y sonriendo altivamente //no es la gran cosa, es un simple pobretón cualquiera… además, ni parece tan importante//
Draco contaba con once años de edad, estaba de pie entre los demás niños en el angosto pasillo dentro del tren. El pequeño niño rubio platinado era poseedor de una gran elegancia, porte y belleza, razón por la cual atraía la mirada de todos los demás chiquillos a su alrededor, cosa que a él poco le importaba pues ya estaba acostumbrado a tales miradas y comentarios halagadores de las demás personas. Pero a lo que no estaba acostumbrado el pequeño Draco, era a que alguien más a parte de él mismo llamara tanto la atención; y esa vez que escucho hablar por primera vez de Harry Potter, el niño que venció al Señor Tenebroso con tan solo un año de edad, deseo conocerle. Y a fin de cuentas ahí estaba de pie, a unos pasos frente a él, con su cabello oscuro indomable y una carita llena de curiosidad. Potter parecía ajeno a la mirada atenta del rubio, pues siendo su primer día dentro del mundo mágico encontraba todo realmente fascinante a su alrededor. Observaba con curiosidad como en varias cabinas del tren, algunos pequeños magos trataban de lanzar hechizos con sus respectivas varitas. Al final encontró una cabina desocupada y entró en ella pensando en todo lo que le esperaría cuando llegara por fin a aquel mágico lugar, Hogwarts.
Draco se dirigió a su cabina y después de guardar su maleta, salió en busca del pequeño Harry Potter, encontrándolo con la vista sumergida en algún punto inexistente, recordando como fue que Hagrid, el amable semi-gigante, lo había rescatado de las manos de sus temibles tíos muggles, los Dursley. //¡Por Merlín! Pero que harapos// pensaba el niño rubio viendo con desagrado la pobre vestimenta de Harry, pues como siempre sucedía, su tía Petunia le dejaba vestir con las ropas viejas y roídas de su querido hijo Dudley y solo con aquellas que ya no le quedaban (o que preferiría tirar a la basura).
-Vaya vaya, pero si es el famoso niño-que-vivió –Draco entró haciendo gala de su porte y de su implacable elegancia, arqueando una ceja altivamente y sonriendo como si fuera el hijo de los dioses.
-Hola –sonrió Harry viendo impactado a aquel hermoso rubio de exquisitas facciones ir frente a él. Nunca había visto a alguien tan perfecto jamás. Por su parte, el niño Malfoy observaba fijamente aquellos brillantes ojos esmeralda, le encontraba fascinante el verde que emanaba de aquellos ojos sinceros e inocentes.
-Mi nombre es Malfoy, Draco Malfoy y me…
-Hola Draco- le interrumpió el impulsivo Harry aún sonriéndole como si fuera un ángel el pequeño frente a él. Pero lo que no sabía el pequeño ojiverde era que nadie interrumpía a un Malfoy y mucho menos se tomaran tantas libertades para con él. Draco se le quedó viendo altivamente y molesto, como si sus oídos hubieran escuchado algo abominable mientras sus ojos plata parecían a punto de tormenta.
-¿Quién te crees que eres para que puedas tutearme tan fácilmente? –siseó enojado ante aquel atrevimiento- yo jamás te he dado tal confianza como para que puedas llamarme por mi nombre¿no es así, Potter? - escupió su apellido realmente ofendido.
-Lo… lo siento –Harry bajó la mirada sintiéndose inferior ante aquella mirada déspota y ante aquel impresionante orgullo que emanaba de aquel chiquillo egocéntrico.
-Bien, es bueno que sepas quien esta por encima de ti –le musitó el rubio deteniendo su mirada que lucía asqueada al ver el pantalón roto y viejo que vestía Harry, movió la cabeza y continuo con su plática- éste es también mi primer año en Hogwarts¿sabías? –se sentó frente a Harry, quien veía atento los finos ademanes del rubio- por deseos de mi madre cursaré mis estudios en este colegio y en realidad no me llega a desagradar pues mis padres, siendo de la orgullosa casa de Slytherin, se graduaron ahí.
-¿Slytherin?
-Así es Potter, Slytherin ha dado a luz a los mejores magos de la comunidad mágica, si entras ahí, podrás ser mi amigo. –El rubio le dirigió una mirada arrebata-pasiones que para su corta edad, ya sabía manejarla muy bien.
-¿Podré ser tu amigo? –preguntó inocentemente y con tanto deseo de poder llegar a ser amigo del rubio, que ese brillo en sus ojos esmeraldas alimento más la gran autoestima (que ya estaba por los cielos, que digo los cielos, el infinito!) del pequeño Malfoy.
-¿¿¿Quééé??? –interrumpió la conversación un niño pelirrojo viendo extrañado aquella escena- ¿de verdad quieres ser amigo de éste… mimado?
-¿¿Qué dijiste, Weasley?? –preguntó escupiendo ese apellido como si el solo hecho de pronunciarlo le hubieran ensuciado los labios- Oh, claro; debí suponer que comenzaras a sentir celos y envidia¿no? Después de todo un pobretón Weasley como tu nunca podría saber lo que es tener una amistad con un Malfoy.
-¿¿QUEEEEEÉ?? –en este momento el gesto sorprendido de aquel niño pelirrojo era tal que pareciera le hubieran dicho que los dulces estaban prohibidos. El pequeño Draco se puso de pie elegantemente y viendo con sumo desprecio al pequeño pelirrojo, paso por su lado haciendo un gesto de asco.
-Quítate Weasley, no quiero que tus apestosos arapos toquen siquiera mi ropa –luego con un movimiento elegante volteo a ver al ojiverde- piénsalo Potter, Slytherin es lo mejor para ti. –Dijo el pequeño rubio arrastrando las palabras, tal como siempre solía hablar; le lanzó una mirada al pequeño Harry mientras cortésmente se despedía de él con un ligero movimiento de cabeza –con permiso- se alejo aventando al pelirrojo Weasley, dejando a los dos niños viendo aún hacia la puerta.
-¿Te nombró Potter? –preguntó incrédulo al pequeño de cabello oscuro- ¿tu eres… Harry… Potter?
-Sí –le respondió extrañado tratando de sacar una sonrisa de su cara.
-¡Claro! –se pegó en la frente con la mano mientras se dejaba caer sentado en el sillón- por eso Malfoy quiere tu amistad.
-¿Cómo?
-Sí, ese pequeño engreído… es igual a su padre… con solo verlo me hace enojar.
-Bueno, creo que después de todo lo que te dijo, tienes razón para estar enojado con él. ¿Porqué te habló así¿ya lo conocías? –el pelirrojo lo miró con cara de incredulidad.
-¿Conocerlo? Por Merlín, claro que lo conozco ¿quién no conoce a los Malfoy?
-Pues… yo –dijo mirándolo con curiosidad.
-Claro, tienes razón. Mira, los Malfoy son una familia muy poderosa, todos ellos vienen de un largo linaje de "sangre pura" y siempre se han sentido que ni el mismo mundo los merece y ese descolorido es igual de engreído que su padre.
-Pues a mi me parece que se ve como alguien importante.
-Sí, por desgracia lo es. Es el pequeño niño "siempre bonito", aristócrata, mimado, hijo único de Narcisa y Lucius Malfoy, un arrogante multimillonario, sus grandes contribuciones al Ministerio de Magia lo hacen sentir como si nos mantuviera a todos.
-Draco Malfoy –parecía meditar Harry- ¿y tu cómo te llamas?
-Es verdad, no me he presentado –sonrió limpiándose las sudadas manos en su camisa para luego extenderle la mano- mi nombre es Ronald Weasley, pero todos me llaman Ron.
-Hola Ron –le sonrió estrechándole la mano.
-A ti no te pregunto el nombre porque, bueno, yo creo que cualquiera conoce tu nombre… ¿y que quería esa serpiente albina?
-¿Quién¿Draco?
-¡Nunca le llames por su nombre! Si él no te ha dado autorización para que lo hagas, mejor ahórrate la molestia. No querrás estar escuchando sus estupideces siempre.
//Toma nota Harry: nunca le digas Draco a Draco¿ok?// bueno –le sonrió- pues quería que me decidiera por entrar a Slytherin una vez que entrásemos a Hogwarts.
-¡A Slytherin! Sí que está loco.
-¿Porqué?
-¿No lo sabes?
//Por supuesto que no lo sé, es la primera vez que piso el mundo mágico// pensó Harry mientras miraba dudoso al hiperactivo pelirrojo.
-Mira Harry, Slytherin es como si fuera la cuna de todos los mortífagos y aliados de… de… -mirada nerviosa- de aquel-que-no-puede-nombrarse.
-¿Voldemort?
-¡Sssshh!! –le calló tapándole la boca con la mano (¬¬)- no digas su nombre –mirada molesta- ¿qué parte de "aquel-que-no-debe-nombrarse" no entendiste?
-Lo siento.
-No te preocupes, solo no vuelvas a mencionar su nombre.
-Lo intentaré, pero aún no comprendo… ¿qué es un mortífago?
-¿No lo sabes?
-No- dijo inocentemente.
-Un mortífago es como el sirviente de tu-ya-sabes-quien.
-¿Voldemort? –(¬¬) mirada frenética de Ron hacia Harry- perdón, es que quería estar seguro de que yo ya sabía quien era –(aún Ron tiene esa mirada)- lo siento, en serio –dijo Harry apenado- bueno¿a poco Malfoy es un mortífago?
-No lo dudo que llegara a serlo –no le cabía la menor duda a Ron de aquello, pero para Harry era imposible que ese pequeño niño tan lindo fuera alguien malo.
-¿Estás seguro?
-Claro, cómo que me llamo Ronald Weasley. Además, es precisamente de Slytherin de donde salió… ya-sabes-quien.
-¿Vol… -recordando lo que el pelirrojo (que ahora lo miraba con una pequeña miradita de "atrévete a decirlo") le hubiera dicho- perdón, aquel-que-yo-sé-que-no-se-debe-nombrar?
-Algo así, pero sí… él precisamente.
-¿Y tu estarás en Slytherin?
-¿YOOOOO? –sonrió- ¡claro que no! Toda mi familia a pertenecido a Gryffindor, y yo no pienso ser la excepción -lo miró curioso- oye… y tienes… tu ya sabes… la cicatriz?
-Oh –sonrió Harry- si, mira- se alzó el cabello despeinado de la cara dejando ver una pequeña cicatriz en forma de rayo que le atravesaba la frente.
-¡Wow!
-Así que eres Harry Potter –interrumpió una pequeña niña castaña con unos ojos llenos de curiosidad y a la vez imponiendo respeto- mi nombre es Hermione Granger, tu sin duda eres Harry Potter… y tu eres? –se quedó esperando respuesta por parte del pelirrojo.
-Ah, soy Ron Weasley.
-Sí, bien –le miro como a un bicho raro- pronto llegaremos a Hogwarts, deberían ponerse sus túnicas de una buena vez. Bien, nos veremos nuevamente.
-Sí- le miraron los chicos mientras la castaña salía de la cabina.
-Que niña tan rara –dijo Ron viendo a Harry confundido, éste solo le sonrió dulcemente.
Pronto llegaron al castillo, todos miraban asombrados el lugar dirigiéndose a las escaleras que conducían al gran comedor. Se detuvieron frente a una maestra quien imponiendo una mirada seria y a la vez algo curiosa, observaba al nuevo grupo de niños que lucían emocionados y nerviosos frente a ella. –Bienvenidos a Hogwarts, como saben, el colegio se divide por cuatro casas: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin. Esperen aquí mientras preparo su recibimiento para su asignación- les indicó para después perderse tras las grandes puertas de aquel salón; Malfoy no dejaba de ver a Harry quien parecía que ya había hecho amistad con el Weasley.
//Maldito Weasley, seguro se llevará a Potter de su lado, pero no lo va a lograr, un Malfoy siempre obtiene lo que quiere// pensó el hermoso niño rubio que lanzaba miradas asesinas al pequeño niño pelirrojo. Draco aprovechó que la maestra aún no salía del Gran Comedor y se paró frente a Harry elegantemente y sin dejar de mostrar quien era el superior ahí.
-Potter –dijo sonriendo cautivadoramente- espero que aún recuerdes nuestra charla y puedas diferenciar entre los que tenemos clase… -volteo a ver déspotamente al pequeño Weasley- y aquellos que solo poseen… bueno aunque pensándolo bien¿Qué puede poseer un Weasley a parte de mediocridad y pobreza? –el rubio sonrió burlonamente acompañado de la risa de Crabbe y Goyle.
-¿Tal vez cerebro y dignidad, Malfoy? –preguntó el pelirrojo viendo con ojos burlones y con un brillo de enfado al ahora indignado rubio.
-¡Cállate Weasley! Aunque ¿para que perder mi tiempo en estupideces como tú? –le dijo arrastrando las palabras y en un tono molesto sin perder el toque de superioridad- Bien Potter, tengo la confianza en que sabrás escoger bien con que círculo de gente rodearte y yo puedo ayudarte con eso –le sonrió el rubio extendiéndole la mano mientras sus ojos plateados se entrelazaban con los verdes esmeraldas de Harry.
-Creo que ya lo he decidido, Malfoy –le dijo despreciándole la mano- no eres la única opción en esta escuela.
Draco se sorprendió ante aquella respuesta, nadie despreciaba a un Malfoy. Seguro ese Potter ya había llegado con el ego bien inflado como para darse el lujo de despreciarlo, a él que era una persona impecable y sobre todo un Malfoy¿Qué diablos le pasaba a Potter? Su cerebro a mil revoluciones trato de formular una respuesta pero fue interrumpido por un pequeño golpeteo en su hombro, era la maestra McGonagall.
-A su lugar por favor –Draco le dirigió una mirada fulminante a Harry antes de irse nuevamente al lado de sus dos amigos- bien, todos entrarán en silencio para comenzar con la asignación.
FIN DEL FLASHBACKEl sol resplandecía en lo alto del cielo; algunas nubes cortaban sus rayos refrescando un poco a los magos que disfrutaban de un día cualquiera dentro de sus hogares en el Londres Mágico. La algarabía de la gente al hacer sus compras se dejaba oír a lo largo de la ciudad; más no era así para el joven Malfoy. Acostado en su acogedora cama y sintiendo la fresca y suave seda de sus sábanas acariciar su delicada piel, pensaba sintiendo un gran malestar al saber que dentro de pocas horas tendría que estar presente en el andén 9 ¾ para tomar el expresso Hogwarts y ver, nuevamente, a su némesis el santísimo Potter. Y es que el tan solo verlo le revolvía el estómago y sobre todo el saber que estaría tomando clases nuevamente con el gryffindor, no era algo que lo emocionaba.
//Maldito Potter// pensaba el rubio acostado en su cama viendo hacia el techo, ahora era un chico de diecisiete años. Sus finos rasgos encajaban perfectamente en una piel suave y pálida que con solo verla se sabía delicada al tacto; su liso y perfectamente peinado cabello rubio platinado hacia juego con un par de hermosos ojos grises que parecían mercurio líquido; sus labios color carmín se mostraban tersos y suaves que al verse se sabía eran una delicia y seguro eran adictivos. Draco era sin duda alguna, el ser más bello en todo Hogwarts, esto era evidente pues a cualquier parte que fuera o pasara, arrancaba miradas lividinosas, suspiros, comentarios halagadores y demás. Esto sin mencionar que poseía un cuerpo delgado pero atlético, firme y bien moldeado pues tantos entrenamientos y partidos de quidditch habían logrado hacerlo aún más perfecto. A parte de que era el heredero Malfoy, digno representante de lo que la palabra elegancia y aristocracia significaban. //Después de tantos años aún no sé que fue lo que le encontró de interesante a un Weasley y sobre todo, despreciándome a mí… ¡como se atrevió ese Potter!//. Siempre tan bueno, tan noble, tan amable… tan gryffindor; maldito felino, aún no sabía como era que San Potter siempre resultaba victorioso y alabado cada fin de año escolar y más ahora que había acabado por fin con Voldemort. Eso ya tenía harto al rubio pues no solo el periódico sino que en todas partes se podía oír a las personas hablar de la gran proeza del niño-que-vivió-y-venció. Seguro ese Potter amaba la fama y sentirse idolatrado por todo habitante de la comunidad mágica y no le cabía ni la menor duda de que seguramente llegaría al colegio sintiéndose el gran mártir que era.
Se puso de pie alejándose lentamente de la cama con pasos serenos y total gracia en su andar. Tomó un cálido y relajante baño, dejando aquellos pensamientos sin sentido atrás; pues el pensar en Potter no era su actividad favorita. Se permitió descansar y relajarse completamente mientras sentía como la espuma acariciaba su pálida piel y el dulce aroma a vainilla y coco le cubría cada poro de su cuerpo. La voz del elfo doméstico le interrumpió dicho ritual.
-Joven Amo Malfoy, un par de personas le han pedido a Levian (así se llamaba aquel elfo) que le dijera que lo esperan abajo.
-En un momento estaré listo, Levian –dijo algo molesto- ¿sabes quienes son?
-Sus jóvenes amigos, amo Malfoy; Zabini y Nott lo esperan para acompañarlo en la compra de sus útiles, señor.
-En un momento.
//¡Por Salazar!... ¿Qué no pudieron venir en otro momento?// tomando una toalla salió del baño y comenzó a vestirse mientras los gratos rayos del sol parecían querer abrazar a tan hermosa criatura. Bajo las escaleras de la mansión encontrando al ya nombrado par de guapos Slytherins, sonriendo azorados ante la belleza y elegancia de su tan querido príncipe. Levian, el elfo doméstico, sonrió maliciosamente al ver las reacciones que su joven amo producía en sus compañeros. El rubio sin hacer caso a las miradas persistentes de sus dos compañeros, partió hacía el centro del Londres Mágico a comparar lo que mencionaba su lista de útiles y acompañado de sus dos amigos más cercanos. Al otro día partirían temprano para un nuevo y último año escolar que pasarían en Hogwarts.
El expresso Hogwarts lanzaba el último llamado antes de partir, Draco corrió logrando entrar a tiempo al tren. Apenas logró dar los primeros dos pasos por el corredor, el Expresso Hogwarts inició su ya usual recorrido hacia su destino. El joven Malfoy suspiró algo fastidiado y componiendo su postura comenzó su andar mientras a su paso notaba como todas las cabinas ya estaban llenas y sus ocupantes le dirigían miradas casi devoradoras. Al final vio una cabina vacía, bueno, solo una persona ocupaba aquel lugar. Sin fijarse bien en aquel inquilino, guardó su maleta y luego tomó asiento tan elegante y finamente que sin darse cuenta robó una sonrisa de su acompañante. Levantó la vista para saludar a su compañero de cabina cuando al ver quien era, sintió como la sangre se le iba hasta los pies.
-¡Potter¿Qué diablos haces aquí?
-Voy a Hogwarts, también estudio ahí… ¿lo recuerdas Malfoy? –le sonrió travieso Harry, ahora más alto que los años anteriores. Había cambiado mucho del último año que se habían visto, su cabello lucía más arreglado, lo llevaba un poco más largo y lacio; aún seguía siendo oscuro contrastando con su tersa piel aperlada. Sus bellos ojos esmeraldas eran enmarcados por unas largas y tupidas pestañas y aún lucían esa mirada de inocencia que solamente él podría tener, ya había dejado atrás esos lentes que en nada le ayudaban y ahora usaba lentillas mágicas. Su cuerpo era esbelto pero deliciosamente bien definido gracias al quidditch y a sus diarios vuelos en escoba. Sonrió algo nervioso al ver al rubio frente a él. Draco se sorprendió bastante al ver el cambio en el gryffindor, pero sobre todo en su cabello¿cómo había hecho para podérselo dejar tan bien? Y no era por nada, pero le quedaba muy bien el cabello así a Harry, un corte algo punk y moderno, que hacía resaltar los bellos atributos del joven Potter haciéndolo lucir atrevido, misterioso e irresistiblemente sexy (N.A: soy una pésima explicando, se nota xP, la cosa es que Harry se ve muy bueno x3).
-Déjate de bromas Potter, que no te quedan –por fin reaccionó Draco respondiéndole algo molesto- o pensándolo bien, creo que el hacerte el centro de atención es algo que ya te ha estado agradando ¿no es así, San Potter?
-¿Yo querer la atención de todos, Malfoy? –sonrió Harry- que yo sepa aquí el único que detiene todas las miradas eres tú.
-No me puedes culpar por haber nacido perfecto y con la elegancia y el porte de los Malfoy, eso es algo que tu nunca podrás comprender pero estoy seguro que en cambio tu naciste con el hambre de gloria como todo Potter.
-¡Cállate Malfoy! –los ojos esmeraldas de Harry brillaban con furia.
-¿Qué te pasa, Potter? –sonrió con maldad- ¿no toleras que te digan la verdad?
-Malfoy –se puso de pie señalándolo amenazadoramente con un dedo- tu nunca podrías decir la verdad porque es algo que ni siquiera conoces, y por lo que respecta a mí, ni siquiera sabes como me siento como para que puedas hablar.
-Mmmmh… déjame pensar –se cruzó la pierna muy seductoramente mientras se recargaba en el sillón como todo un casanova- ¿te sientes triste porque no están contigo la "sangre sucia" y el "pobretón" de Weasley? –se rió.
-¡Cállate maldita serpiente¿tu que puedes saber de amistad? Si aunque estés rodeado de gente nadie se acerca a ti si no es por conveniencia propia; porque claro, todos los de tu clase solo conocen de traiciones, de engaños y mentiras. ¿Qué amigos podrías tener tu? Si todos los que te rodean solo están a tu lado por interés y no porque realmente deseen tu amistad.
Harry salió de la cabina dejando a Draco con la palabra en la boca y tragándose el coraje. Potter necesitaba de aire fresco que le despejara la cabeza y se llevara tantos malos momentos; deseaba alejarse de la realidad de que estaba compartiendo cabina con Malfoy. Se quedó de pie en el corredor frente a su cabina viendo hacia la ventana como el paisaje se iba diluyendo a gran velocidad al paso del tren. Draco lo veía por la puerta de la cabina, se sentía realmente molesto pero sabía que era un largo camino hasta Hogwarts y si Potter sería su compañía sería mejor tratar de llevarla en paz, aunque fuera solo en el camino, ya después volverían a sus peleas habituales.
//Maldito Potter ¿porqué me tocaría compartir cabina con él?// pensaba el rubio al ver a su enemigo parado dándole la espalda //cómo si no supiera que esos estúpidos solo están conmigo por interés//
-Potter –le habló el rubio abriendo la puerta- ya entra a la cabina, no seas cabezota.
-No gracias, prefiero quedarme aquí parado a tener que estar aguantándote.
-Todas las cabinas están ocupadas, no puedes quedarte ahí parado porque seguro llegaremos hasta la noche- //un momento¿porqué me preocupo? Es Potter, debería darme igual lo que haga//.
-No me importa.
-Bien Potter, has lo que quieras –le siseó con ese arrastrar de palabras tan clásico de él. //Quién me manda, eso me sucede por educado; maldito cicatrizado orgulloso//.
Después de media hora de pie y de una pierna dormida, Harry aceptó finalmente tragarse su orgullo y aceptar la oferta del rubio entrando nuevamente a la cabina. Tomó asiento tratando de no hacer ruido al observar como el agraciado rubio dormía plácidamente acostado en el sillón. ¿Pero quién fuera a decir que bajo esa cara angelical y hermoso cabello rubio, dormía un verdadero demonio? Harry sonrió para sí mismo al comprobar que en verdad, Draco Malfoy era una verdadera obra de los dioses estando dormido y tranquilo sin la máscara fría y superficial de los Malfoy.
Harry ensanchó su sonrisa al ver que el joven rubio era todo un ángel; con bellos ojos plata, perfecto cabello casi blanco y con una pálida piel aterciopelada que se percibía era toda una delicia al tacto; sus labios con un ligero color a carmín se veían tan tentadores. En verdad, Harry Potter descubrió en ese momento el porque su acérrimo rival era el tema favorito de chicos y chicas en todo Hogwarts. ¿Sabría Malfoy de todo lo que podía ocasionar en las personas con su seductora presencia¡Claro que lo sabía! Si era un arrogante, presumido y altanero Slytherin que por encima de todas las cosas, era un Malfoy.
-Vaya, veo que lo pensaste mejor y decidiste entrar, Potter –se despertó el rubio sentándose nuevamente en el sillón mientras dirigía una mirada penetrante y algo sensual al ojiverde quien parecía quedarse sin oxígeno al verse reflejado en esos hermosos ojos plata- ¿tuviste que armarte de todo el valor Gryffindor para poder entrar?
-Sólo cierra la boca, Malfoy- musitó Harry mientras sus orbes esmeraldas se perdían en el paisaje de la ventana.
-Uh hu hu… estamos bravos –rió Draco- y se puede saber porque estaba solo en la cabina el niño-que-vivió? Pensé que tus admiradores pelearían por ocupar un lugar junto a su adorado héroe.
-Lo mismo pregunto, Malfoy. ¿Dónde están los gorilas con los que siempre te escudas, y los demás compañeros tuyos? Pensé que como "príncipe de Slytherin" tus súbditos estarían contigo –preguntó Harry con afán de molestar.
-Realmente no me interesa donde se encuentren, no nací con ellos a los lados, así que no me hacen falta en realidad –le sonrió altivo, no iba a dejarse vencer por un estúpido gryffindor y sobre todo por un imbécil Potter.
-Me imagino, solo te hacen falta cuando necesitas protección¿no es así, Malfoy? –Harry sonrió mirando al rubio retadoramente.
//¡Por Salazar! Potter es un verdadero hígado… bien, mantén la calma Draco, eres un Malfoy y los Malfoy no pierden el control// Potter –le sonrió como si estuviera viendo a un niño de tres años- espero que este año puedas conectar tu cerebro con la boca, en serio, ya madura Potter.
//Estúpido Malfoy… ¿Qué diablos me quiso decir? Calma Harry, calma; no te dejes amedrentar por esa lombriz albina// Draco –le devolvió la sonrisa- creo que el vivir una vida solo y cuidándome por mi mismo me ha hecho madurar más rápido de lo que crees, pero… ¿Qué podría saber un niño mimado como tu que siempre se escondió tras las faldas de su mamita de esto?
//¡Pedazo de imbécil!// -Bien Potter, como prefieras, no quiero perder mi tiempo contigo.
Harry sonrió viendo como su némesis volteaba muy molesto hacia la ventana tratando de perderse en el paisaje //pero mira que si hasta enojado se ve lindo// pensó Potter tratando de contener una sonrisa. Draco recargo la cabeza en el vidrio de la ventana, sus ojos plata parecían estar perdidos en algún recuerdo, de pronto su boca se abrió rompiendo el silencio.
-Y bien Potter¿dónde están Granger y Weasley?
//Ok Harry, tal parece que está tratando de tener una plática civilizada… un momento¿Por qué no se refirió a Hermione como "sangre sucia" y a Ron como "comadreja"¿estoy en el tren correcto?// pensaba Harry viendo incrédulo el cambio que estaba haciendo el rubio. //¡por Merlín! Draco quiere tener una plática decente conmigo!... esto sí que es nuevo//.
-¿Te has quedado mudo, Potter?
-¿Eh? –reaccionó- no, este… lo siento ¿qué me preguntaste?
-¡Por Merlín, Potter! Por una vez en tu vida usa tu cerebro. Te pregunte que dónde estaban tus amigos.
-Sí… -Harry se agarró el cabello en un movimiento sexy, que si el no se dio cuenta, para el rubio no paso desapercibido- pues la verdad, no los he visto. Ron y su familia salieron a Rumania a visitar a Charlie.
-¿Rumania? –Draco sonrió en un gesto algo burlón- no sabía que los Weasley salieran más allá de su "madriguera".
//Sí que ha de estar haciendo todo un esfuerzo por controlar la sangre Malfoy// pensó Harry aún asombrado de ese presumido pero endemoniadamente sexy rubio.
-Y que me dices de la sang… Granger?
-Solo recibí un par de cartas de ella… habíamos quedado de vernos pero se me hizo tarde y cuando llegue no los encontré.
-Quién diría que San Potter podía cometer errores.
-A cualquiera se le puede hacer tarde, Malfoy –torció la boca; Draco trato de ocultar una sonrisa al ver la carita molesta de Harry.
-Supongo que no te pudieron esperar¿no es así, Potter?
-En sí cuando entré pude verlos en una cabina pero ya estaba totalmente llena y los vi tan contentos y concentrados en la plática con Neville, Dean , Seamus y Ginny que no quise interrumpirlos. Además ya no cabía porque habían otros tres chicos más. Igual puedo platicar con ellos cuando lleguemos a Hogwarts, así que encontré esta cabina que seguro estaba vacía porque… -no quiso seguir hablando.
-¿Porqué de este lado estaban todos los Slytherins, Potter?
Harry sintió como sus mejillas se teñían de carmín al apenarse, pudo darse cuenta de cómo a veces podían ser capaces de comportarse tan prejuiciosamente para con sus compañeros de colegio a pesar de que les habían ayudado en la derrota de Voldemort.
-Tal vez, Malfoy- Harry bajo la vista aún con las mejillas chapeadas, el rubio pudo notar algo de pena en esos hermosos ojos esmeralda.
//¿Potter se esta apenando del comportamiento de sus compañeros? Quien fuera a decirlo// Draco miró altivamente a su enemigo.
Harry aún pensaba en porque era tan difícil el tratar de iniciar una amistad con el príncipe de Slytherin, aunque pensándolo mejor, era difícil llevar amistad con cualquier Slytherin. De pronto la puerta de la cabina se abrió dejando ver a un chico muy guapo de piel pálida con cabello oscuro, lacio y mediano de corte vanguardista; y poseedor de una personalidad misteriosa y algo magnética. Harry notó como el chico lo miraba con cierto recelo con sus ojos azul metálico.
-No vi cuando llegaste, Draco… ¿deseas que me quede aquí contigo acompañándote?
-No Zabini, así estoy bien.
-¿Estás seguro? –preguntó nuevamente y esta vez fulminando con la mirada a Potter quien lo veía de reojo.
-Sí, déjame en paz –le respondió el rubio algo cansado- Potter y yo iniciamos el viaje solos y así lo vamos a terminar.
-Cómo desees entonces –lo miró no muy convencido- sí tienes problemas me llamas.
-¿Y quién eres tú¿alguna clase de héroe? –lo miró barriéndolo con la mirada- ¿acaso crees que no me se defender solo? Déjame en paz, Zabini.
El chico salió dando un portonazo, no sin antes dejar una mirada de advertencia al joven gryffindor.
-Si querías estar con él no había problema por mí, Malfoy –le respondió Harry.
-Cómo te dije Potter, yo nací solo así que no los necesito… además no sería justo, seríamos dos contra uno –le sonrió. El ojiverde le devolvió la sonrisa notando algo extraño aquel comentario.
-¡Harry! –abrió tempestuosamente la puerta una chica castaña de mirada dulce, acompañada por un pelirrojo con la boca llena de chocolate y una mirada llena de odio hacia el hermoso slytherin.
-¡Hermione, Ron! –los saludó Harry con una dulce sonrisa en los labios.
-No me di cuenta cuando entraste al tren¿estás bien, Harry? –le preguntó Hermione sin apartar la vista de Malfoy.
-Claro¿porqué habría de estar mal? –le preguntó inocentemente.
-Quizá porque estás con el hurón… -le respondió ceñudo el pelirrojo. Draco se le quedó viendo con una mirada de "no vales mi hermoso tiempo".
-No, estoy bien Ron, gracias –les respondió Harry sonriendo.
-Nos quedaremos contigo de todas formas –le dijo Hermione- solo por si acaso.
-No tienen que hacerlo, en serio, estoy bien.
Hermione se le quedó viendo extrañada a Harry pero pudo comprobar que los ojos esmeralda de su amigo en verdad parecían sinceros y parecía estar disfrutando de la compañía de la serpiente. Con una sonrisa se llevo del brazo a un furioso Ron y salió dejando nuevamente solo a su amigo.
-Pensé que los invitarías a quedarse, Potter.
-No sería justo tres contra uno, Malfoy.
Draco sonrió y por un momento Harry pudo ver como la máscara fría de los Malfoy desaparecía del rubio. En verdad el joven heredero Malfoy poseía la más hermosa de las sonrisas; era dulce y tierna pero a la vez seductora y provocativa; casi podría volver loco a cualquiera que tuviera el privilegio de verla. Harry sonrió apartando la vista de aquellos ojos plateados, le comenzaba a gustar el hecho de que compartiría cabina con su eterno rival y más al ver que al parecer, comenzaría a conocer al verdadero Draco Malfoy, el cual se escondía en su perfecta máscara insensible.
-Y bien Malfoy –se aventuró Harry a comenzar la plática- ¿porqué se te hizo tarde?
-Bien –miró pensativo como tratando de recordar lo que sucedió esa mañana- estaba ordenando a mis elfos domésticos a que guardaran mis útiles y demás pertenencias que iba a necesitar en Hogwarts, cuando el ministro de magia se comunicó conmigo para informarme que mi padre, recibiría el beso de la muerte de parte de los dementores el día de ayer.
-¿Tu... tu padre está muerto? –preguntó incrédulo el de ojos esmeralda.
-Claro Potter¿qué creías? –le respondió el rubio algo fastidiado- era un mortífago, y de los más cercanos a Voldemort... ¿qué pensabas que iba a pasar con él?
-Sí, tienes razón, lo lamento –Harry se sintió un poco apenado.
-No lo lamentes, al menos yo no lo hago. Lo tenía bien merecido por asesinar a mi madre. No quise ir a presenciar su muerte, estuve toda la noche pensando sin poder conciliar el sueño y debido a eso me desperté tarde esta mañana; llegando muy retrasado al tren.
Harry se quedó viendo al rubio recordando aquel suceso. Sabía que Lucius había dado muerte a Narcisa por órdenes del señor tenebroso, esto como castigo por su indigno comportamiento ante Snape, pues Bellatrix reveló a Voldemort como fue que Narcisa, completamente incontrolable había desobedecido una orden del Lord, poniendo a su hijo por encima de sus órdenes. Voldemort había mandado a Lucius a dar muerte a su esposa en castigo por aquella humillante actuación y aparte como advertencia, haciéndole saber que si él también llegaba a desobedecerle correría con la misma suerte y no solo él, también su hijo. Dumbledore le había contado como fue que Draco al enterarse de que su padre había dado muerte a su madre, odio a su padre por ser solo una marioneta más en las manos de Voldemort y sus sucios y patéticos planes de gobernar el mundo mágico que deseo pelear en su contra y acabar con él; fue así como tragándose todo su orgullo Malfoy, pidió ayuda al anciano director del colegio y de esta forma pelear al lado de la luz.
-Han sido días difíciles¿no es así, Malfoy?
-Sí, pero apuesto a que fueron más difíciles para ese estúpido de Voldemort –el rubio sonrió torciendo un lado de su boca- nunca pensó que tú irías a acabar con él.
-Créeme, lo disfrute bastante –sonrió también Harry- eso y más se tenía merecido Tom Riddle.
-Sí... –el silencio volvió a reinar en aquella cabina, el ojiverde miraba nervioso al hermoso slytherin quien parecía divagar en sus propios pensamientos. Ahora estaban los dos solos en el mundo, bueno, aunque Draco aún tenía a su padrino a su lado; se podía decir que casi estaban los dos a la par. Harry se pasó por tercera vez la mano por su ahora, lacio y sexy despeinado cabello, sintiéndose nervioso ante aquel silencio. Nunca era él quien comenzaba a entablar las conversaciones y por lo que se veía, el rubio no deseaba hablar. El ojiverde comenzó a sentirse inquieto, Draco lo miró de reojo dándose cuenta que su compañero de cabina lucía nervioso. Trato de iniciar la plática.
-Y ¿por qué no te esperaron Granger y Weasley, Potter? Que yo sepa el trío dorado nunca se separa.
-Lo sé –sonrió Harry- es solo que ya había hablado con ellos y nos habíamos quedado de ver en el caldero chorreante para venirnos todos juntos al tren; lo malo fue que me desperté bastante tarde y después de una "linda conversación" con mis tíos, salí corriendo a encontrarme con Ron y Hermione. Cuando llegué y después de buscarlos por un buen rato, me dijo el encargado que ya hacía más de una hora que se habían ido.
-Me imagino que te sentiste frustrado, digo, el-niño-que-vivió no cumpliendo una promesa para con sus amigos?.
-Sí, bueno, después me dirigí a la estación y cuando pasé el andén vi como el tren ya estaba casi para marchar; así que corrí y yo no sé como, logré subir a último momento.
-Te comprendo, te pasó como a mí; también cuando puse el primer pie dentro del tren, éste comenzó el recorrido. Por poco y me caía debido al movimiento, juro que me dieron ganas de demandarlos… ¿cómo se atreven a hacerme eso¡Casi me matan!
-Bueno, Malfoy –sonrió Harry- el tren tiene su horario de recorrido y nosotros somos los que nos tenemos que acoplar a él y no ellos a nosotros.
-No me tomes por un tonto, Potter. –Harry rió bajando la vista, no pudo ver como el sexy rubio le regalaba otra de sus encantadoras sonrisas.
El tren seguía su camino mientras Harry y Draco hablaban de quidditch, maestros, tareas y demás temas. Fue entonces cuando el rubio dirigió una mirada seria al ojiverde quien fue desdibujando la sonrisa al ver los ojos plata fríos posarse sobre sus orbes esmeraldas. Sin saber porque Harry sintió nervios ante aquella mirada.
-He querido preguntarte algo desde hacía tiempo, Potter.
Harry sintió un frío recorrer su espina dorsal y sin darse cuenta comenzó a estrujarse las manos nerviosamente, pero rápidamente escondió sus nervios con una sonrisa.
-¿Sí Malfoy? –preguntó curioso, le intrigaba saber que era aquello que el sexy slytherin deseaba saber.
-¿Porqué Weasley? –lo miró confundido dejando al león aún más confuso con aquella pregunta.
-¿Porqué Weasley qué?
-En primer año… ¿porqué preferiste a ese pelirrojo?... ¿era acaso que te deslumbró su pobreza!?
//¿Cómo¿me está reclamando por algo que sucedió hace seis años?// pensaba Harry sin evitar quitar esa mirada de asombro y desconcierto //después de tantos años¿aún está resentido por eso?//
-Olvídalo Potter –le dijo el rubio al ver la mirada de incredulidad de parte de su némesis.
-No, espera – Harry se sentó a su lado viéndolo sereno y poniendo una mano sobre su hombro- discúlpame Malfoy, no había sido mi intención hacerte sentir mal en ese entonces //¡por Merlín¿me estoy disculpando con Malfoy¿y luego por algo que pasó hace años? Bien, ya estoy empezando a creer que en verdad soy "San Potter"// no quise lastimarte.
-¡¿Qué Potter?! –lo miró altivamente- estás insinuando que me dolió el que hayas despreciado mi amistad? Te dije que solo era una duda, Potter.
//¿Una duda? Sí claro, ajá, una duda… ¿y después de seis años aun no lo olvidas, eh? Bueno, aunque pensándolo mejor tal vez sea cierto Harry… pero entonces ¿porqué noté una mirada de tristeza en sus ojos? No, seguro son cosas mías¡es un Malfoy¿cuándo aprenderás Harry?//
-Mira, era mi primer día en el mundo mágico Malfoy, y aunque tu fuiste la primer persona que vi, fue con Ron con quien hice amistad en el tren; después que llegamos a Hogwarts, volviste a aparecer tu, insultando a mi amigo y decidiendo por mi a donde ir… lo siento Malfoy, pero tu entrada no fue del todo amistosa para mí.
-Bueno, admito que no fui del todo cortés, pero ¿qué querías? tenía a un Weasley (haciendo cara de fuchi xP) burlándose de mi frente a todos esos… niños antipáticos.
-Pero yo no conocía a nadie Malfoy, no sabía de las peleas entre los Malfoy y los Weasley… no sabía nada de nada, estaba en ceros cuando llegué.
-Dime una cosa, Potter –lo miró intrigado el rubio afianzándose mas de la mirada verde de Harry- si ese día no te hubieras encontrado en ningún momento con Weasley¿aún hubieras deseado pertenecer a Gryffindor?
Harry miró con duda al rubio //¿está Malfoy tratando de decirme que solo entre a Gryffindor por Ron¿en verdad mi amistad con Ron hizo que yo quisiera estar en Gryffindor?//
-¿Qué pasa Potter? –el mercurio líquido de esos insinuantes ojos se posaron en un pensativo ojiverde.
//Entonces… ¿Qué hubiera pasado si en lugar de Ron Weasley, hubiera sido un Draco Malfoy mi primer amigo¿Hubiera decidido pertenecer a Slytherin?//
-¡Potter! Por Merlín¿qué tanto piensas?
Harry lo observó con una mirada de fascinación, el rubio había logrado hacerlo dudar.
-Me intrigas, Malfoy.
-¿Qué yo te intrigo? Con toda la comunidad mágica tras de ti y resulta que soy yo el que te intrigo.
-¿Crees que tal vez debería haber pertenecido a Slytherin?
-¿Tú… en Slytherin? –se rió (el chico se veía sexy hasta riendo x3)- discúlpame Potter, pero no hubieras sobrevivido ni un solo día.
-¿Estás seguro? Tal vez Crabbe y Goyle hubieran aceptado encantados ser mis guardaespaldas, después de todo soy el famoso niño-que-vivió –Harry sonrió viendo la cara sorprendida del rubio- además, quizá también estaría disfrutando de la compañía de un rubio "sangre pura" a mi lado, pues estoy seguro que Lucius estaría feliz de que su hijo estuviera tan cerca del niño-que-vivió para hacerlo aliado de Voldemort… ¿no lo crees así, Malfoy¿No estaría tu padre orgulloso de que su joven heredero diera tremendo regalo al Señor Tenebroso?
//Éste Potter de santo no tiene nada… tal vez después de todo si sea una parte Slytherin// -por lo visto nunca entenderás, Potter… mejor no hables.
//Diablos, tan bien que iba y terminé por echar a perder todo… ¡te luciste Harry! Ahora que por fin estabas conociendo al verdadero Draco lo tuviste que complicar todo; claro, cuando no iba a ser yo… ¿Por qué yo¿Por qué todo me pasa a mí?// Harry se echó la cabeza hacia atrás golpeándose en la pared de la cabina, dándose tremendo trancazo que hizo voltear al rubio enseguida viendo como Potter se sobaba la cabeza con devoción.
-¡Por Salazar Potter¿Qué nunca puedes ser normal?
-Lo siento –se quejaba el pobre Harry casi lloroso por el dolor, Draco algo inquieto le quitó las manos que protegían el golpe.
-Haber, déjame ver que te hiciste Potter –Harry se inclinó y el rubio le aparto el cabello detrás de la cabeza, solo vio el golpe que lucía rojo e hinchado- no tienes nada Potter, tienes la cabeza tan dura que ni un golpe de cola-cuerno te hubiera lastimado.
-Ja, ja, muy gracioso Malfoy –le replicó molesto Harry sobándose de nuevo la cabeza magullada.
-Y tu fuiste el salvador del mundo mágico… ¡por Merlín!, no quiero ni saber en manos de quien estuvimos.
-Bueno, ya vale; además yo gané. //Por lo que se ve hemos vuelto a las mismas, y tan bien que estábamos platicando//.
Pronto llegaron a Hogwarts, al bajar del tren Hermione y Ron corrieron a alcanzar a Harry para no dejarlo de nuevo solo con Malfoy, después de todo, quien sabe que cosas se traería entre manos para molestar al despistado e inocente gryffindor.
-¡Harry! –gritó Hermione corriendo para alcanzar a su amigo- ¡espera!
Harry se detuvo sonriente ante la agitada voz de sus amigos. –Bien, creo que aquí te dejo con tus amigos, Potter –le dijo el rubio mientras se acomodaba su túnica viendo como se acercaban corriendo la sangre sucia y la comadreja a donde ellos estaban de pie.
-Sí Malfoy –Harry le sonrió dulcemente haciendo que el rubio lo mirara con un brillo de curiosidad en sus ojos plata, el moreno sintió como si el slytherin deseara decirle algo- ¿Pasa algo, Malfoy? –le preguntó con una mirada llena de confianza, Draco sonrió como siempre lo hacía, frío e impenetrable.
-No, no pasa nada Potter- Malfoy se alejó hacia su carruaje que lo aguardaba con tres de sus amigos dentro, Harry lo veía confundido pues ese no parecía el Draco que conociera años pasados; tal vez ahora que no estaba Voldemort y que ya no tenía la instigadora presencia de su padre, quizá, Draco Malfoy ahora podría ser amigo de Harry Potter. El aperlado ojiverde sonrió feliz ante aquel pensamiento, viendo a través de la ventana de aquel carruaje, el bello y delicado perfil de nariz respingada del ahora único representante de los Malfoy.
-¿Estás bien Harry? –le preguntó Ron viendo como el carruaje de los Slytherin se alejaba y parecía llevarse también la mente de Harry.
-Sí, estoy bien. Solo me quede pensando un momento –sonrió Harry sintiéndose tonto al no saber el porque de su reacción.
El trío dorado caminaba por los pasillos del viejo castillo dirigiéndose al Gran Comedor para la cena de bienvenida a los alumnos.
-Harry… -le habló Hermione con una mirada algo inquieta- ¿qué fue lo que sucedió allá en el tren?
-¿Cómo? –preguntó Harry que parecía distraído, tratando de pasar saliva con dificultad.
-Sí… en el tren, estuviste todo el recorrido con Malfoy… y no dejaste que nos quedáramos contigo...¿me entiendes? –Harry había comprendido la pregunta de su amiga, sabía que había preferido estar con la compañía del rubio a estar con sus dos inseparables amigos, pero¿qué no él también tenía derecho a estar con quien él quisiera?
-Sé a que te refieres, Hermione, pero créeme que no fue intencional. Además, no pasó nada –sonrió Harry algo confundido. La castaña lo miró como si pudiera notar que Harry parecía ocultarle algo, pero Ron en cambio, miraba incrédulo a su amigo.
-¿Cómo que no pasó nada¡estabas con el hurón!
-Ya lo sé –le sonrió al pelirrojo- pero es la verdad, solo estuvimos hablando; nada más.
-¡Por Merlín, Harry! –lo miró aún sin creer que su amigo había tenido una "plática" con ese engreído y odioso de Malfoy- llevas seis años peleando con el hurón y estuviste todo el camino a solas con él, platicando, y dices que no pasó nada? Entonces dime de que estaban hablando.
-¡Ron! –lo miró enojada Hermione dándole un codazo en las costillas- ese es asunto de Harry, no tuyo. El ojiverde sonrió agradecido a su amiga.
-Lo siento Ron –se sentó en la mesa de los Gryffindor al igual que sus dos compañeros- solo estuvimos hablando, yo sé que he sido enemigo de Malfoy todos estos años, pero hoy no peleamos; sólo estuvimos hablando… fue tan extraño ver a Draco no siendo un Malfoy…
-Pero es un Malfoy, Harry –le dijo Ron sentándose frente a él en la mesa- y una plática, aunque haya sido "amigable" //¿amigable¿con Malfoy? Harry sí que está loco// no lo va a cambiar.
-Tal vez tengas razón Ron –sonrió tristemente Harry- pensaba que tal vez este año, que es el último que pasamos aquí y que además no tenemos la amenaza de Voldemort y que por fin Lucius ya no estaría hostigándolo, sería diferente y que tal vez podríamos llegar a ser amigos.
-Harry –lo miró Ron sonriéndole con ternura y poniendo la mano en su espalda en una muestra de consuelo- Malfoy nunca va a cambiar.
-Sí –dijo Harry pensativo y triste.
-Pues no lo sabemos aún –intervino la castaña con una dulce sonrisa viendo a su aperlado amigo- nunca creímos que Malfoy fuera a pelear de nuestro lado y ya ven que así lo hizo, todos creyeron que sería un mortífago y al final pudimos ver como fue que decidió ser un aliado de Dumbledore y nuestra causa... en realidad a cambiado mucho Harry y¿quién sabe? Lo que nos queda claro es que Malfoy siempre nos da gratas sorpresas al final... ¿no crees?
Harry le sonrió con un nuevo brillo en ese profundo mar esmeralda que eran sus ojos, un brillo que Hermione describió como "esperanza" mientras Ron aún seguía pensando en lo que había dicho su ahora novia. Sonrió viendo a su amigo, sabía que Harry era muy noble y aunque él mismo odiaba a Malfoy, pudo ver que su compañero deseaba terminar con los problemas que tenía con el rubio Slytherin y tener amistad con él. Había acabado con Voldemort¿porqué no podía acabar también con su enemistad con Malfoy? Sí Harry deseaba hacerse amigo de ese hurón, él trataría de que así fuera, además, ya Harry había hecho mucho por ellos y por toda la comunidad mágica al acabar de una vez por todas con el Señor Tenebroso¿porqué él no habría de tragarse el odio que tenía por ese rubio y tratar de apoyar a su entrañable amigo? Claro, si Harry deseaba hacerse amigo de esa serpiente albina, él no se opondría a ello.
Harry estaba sentado frente a Hermione y Ron mientras a sus lados Dean y Seamus los acompañaban a la mesa en el Gran Comedor. Los alumnos de las diferentes casas pasaban y saludaban a su joven salvador; Dumbledore desde su lugar, sonreía travieso al ver la carita molesta de su alumno predilecto al recibir tantos halagos por parte de sus compañeros. Le agradaba el ver como a pesar de toda la fama que tenía su joven pupilo, éste seguía siendo tan noble, tímido y sencillo como siempre había sido. No le gustaba que estuviera solo, por eso ya había planeado algo... algo que solo él, Minerva y Snape sabían.
