Aliquem obstringere
Lo último que recordaba antes de que el mundo se sumiera en tinieblas, tras ese piquete repentino en sus ancas que solo podía corresponder con una cosa, era haber sido citado por Cornelia en su oficina del Cuartel. Ahora se encontraba en un cuarto de hospital. Ella en bata, con guantes de cirujano y barbijo:
-Entenderás que no puedo permitir que mi hermana menor pase tiempo a solas con un hombre que no ha sido tratado adecuadamente para respetarla, ¿Kururugi?
El dolor en su entrepierna le dijo el resto. Innecesario agregar:
-Guilford comprendió perfectamente cuando mi padre ordenó su operación.
