CAPITULO I

-Hola Kagome –saludo entusiasta la joven que se encontraba al otro lado de la puerta - ¿Estas ocupada, puedo pasar?

-Hola Sango, no estoy haciendo nada importante, pasa –se hizo aun lado para dejar pasar a su mejor amiga- pensé que vendrías hasta el sábado.

-Lo se, pero es que estaba demasiado aburrida, ya sabes que odio estar todo el día en la tienda de mi padre, solo cuento los días para que las vacaciones terminen. –le explico mientras pasaban a la sala y tomaban asiento

-No eres la única que hace eso, yo también me muero por dejar esta casa durante una buena temporada.

-¿A que universidad planeas ir? –Sango habia optado por realizar sus estudios en una universidad cercana, para poder ir y venir desde su casa a la escuela, pero sabia que Kagome tenia planes diferentes.

-Pues hice el examen para una que esta al sur, cerca de la ciudad donde vive mi abuela –Kagome emitió un profundo suspiro- la situación con mi padrastro se complica cada día mas.

-No se como tu madre pudo casarse con ese tipo, es despreciable y ella demasiado ingenua como para darse cuenta.

-Además lo adora, asi que mantenerlo contento es su prioridad.

-¡Eso es injusto! –exclamo Sango tan alto que hizo que Kagome diera un salto en el sillón- tu eres su hija, tu deberías ser su prioridad.

-Ya hemos hablado de eso antes, además ella sufrió mucho con la enfermedad de mi padre, asi que, si ella esta feliz con su nuevo esposo, yo... lo mejor será que me vaya.

-Tienes razón, a demás será lo mejor para ti, no tendrás que estar soportando a ese tipo –Sango suspiro, habia deseado que la situación de su amiga mejorara lo suficiente como para que cambiara de opinión y estudiara en la misma escuela que ella, después de todo habían estado juntas desde la escuela primaria- mejor cambiemos de tema.

-¿Qué a pasado de nuevo en el pueblo? Hace ya casi una semana que no salgo de casa –pregunto la chica, ya sabia que no ocurría nada, después de todo vivían en un pueblo con una población de menos de dos mil habitantes, pero también sabia que la gente de aquel lugar disfrutaba inventando sus propios chismes, algunos tan increíbles que le provocaban buenos minutos de risa.

-Pues nada en especial el ultimo rumor es sobre tu vecino, el dueño del viñedo –Sango se tomo la molestia de bajar un poco mas el tono de voz, como si temiera que alguien pudiese oírla hablar de él –Aunque ya sabes que eso no es novedad el tipo es tan raro.

Hacia casi tres años que él dueño legitimo de aquella antigua y conocida hacienda vinícola habia comenzado a vivir ahí, se decía que habia pasado casi toda su vida en el extranjero, dejando todo en manos de su administrador, un anciano conocido por su mal carácter, pues su padre habia muerto hacia muchos años, y aun de él la gente del pueblo contaba historias bastante extrañas.

Por lo menos una vez a la semana surgía un rumor sobre "su vecino" como Sango lo llamaba, desde sus hábitos de beber sangre, hasta historias de personas que habían entrado en su propiedad y nunca mas habían salido, la verdad es que Kagome dudaba de todo eso, aunque nunca lo habia visto en persona, después de todo habia casi medio kilómetro de distancia entre su casa y la cerca que rodeaba los plantíos de uva y según sabia estos tenían una extensión de casi kilómetro y medio antes de llegar a la casa principal. Quizá por eso no podía evitar girar los ojos cuando Sango se refería a él como su vecino pues el pueblo a un kilómetro de distancia estaba mucho mas cerca de su casa, ya que su padre habia preferido comprar a las afueras para poder disfrutar asi, de la tranquilidad del campo.

-¿Qué se dice ahora? A quien se comió esta vez –por la cara de su amiga se dio cuenta que su pequeña broma no le habia gustado, después de todo ella ya lo habia visto dos veces en el pueblo y decía que eso le bastaba para creer a ese hombre capaz de cualquier cosa – anda Sango cuéntame.

-Pues¿Recuerdas a Rin?, la chica que trabajaba en la floristería del pueblo, la que quedo huérfana el año pasado –Kagome asintió, claro que la conocía, a decir verdad le caía bien siempre sonriendo a pesar de su perdida- pues el lunes la chica estaba de lo mas aburrida porque nadie habia ido a comprar flores, asi que salio y se sentó en la puerta del local y cuando la camioneta donde él iba paso por la calle donde esta la florería se detuvo y bajo el cristal haciéndole una seña a la chica para que se acercara, intercambiaron unas cuantas palabras que nadie alcanzo a escuchar y ella termino por subirse a la camioneta e irse con él, todos en el pueblo dicen que se la llevo para satisfacer sus bajos instintos.

No pudo evitarlo, el tono de Sango y sus ultimas palabras ocasionaron que se doblara de risa, satisfacer sus bajos instintos, quien entendía a la gente, hacia tres semanas todos aseguraban que tenia ciertas inclinaciones hacia su mismo sexo y ahora era un depravado que se llevaba a jovencitas.

-No te rías Kagome, es cierto, digo, yo no lo vi, pero mi padre si, ya sabes que nuestro negocio esta casi enfrente, desde entonces no me deja estar demasiado tiempo sola en la calle.

-Bueno pero si él busca jovencitas de la edad de Rin ni tu ni yo corremos riesgos, ya somos demasiado grandes como para satisfacer sus "bajos instintos" –lo siguiente que supo Kagome era que un cojín se habia estrellado contra su cara- anda Sango sabes bien que todos esos cuentos no pueden ser ciertos.

-Bueno, lo de que bebe sangre y come carne humana, no, pero lo de la chica, tiene quince años y no es fea asi que, porque otro motivo se la llevaría.

-¿Qué ha dicho su abuela? Porque vivía con ella ¿No? –aunque la anciana era una bruja que habia retirado a la chica de la escuela y mandado a trabajar.

-Pues nada, según dicen el le pago por permitir que la chica se marchara con él.

-Pues le hizo un favor, esa mujer nunca quizo a su nieta, por dios, ni siquiera quizo a su hija, al menos eso decía mi madre.

-Pues yo que tu tendría cuidado, vives demasiado cerca de su casa y pasas la mayor parte del tiempo sola.

-La desviación hacia su casa, no esta para nada cerca y jamás lo he visto caminando por aquí, hay casi un bosque entre su viñedo y mi casa, además de que no creo que corra mas riesgos con él allá fuera que con mi padrastro aquí adentro.

-Ese cerdo¿ha vuelto a intentar pasarse de listo? –el enojo de Sango era obvio, no solo por sus palabras sino también en el brillo de su mirada- porque si es asi, te juro que le armo un escándalo en el pueblo, tan grande que se arrepentirá de vivir aquí.

-No, Sango, gracias por tu preocupación, pero mi madre esta cubriendo el turno de la mañana en el supermercado, asi que, llega a casa mucho antes, de tal modo que él no a tenido oportunidad.

-De todas formas, ya sabes que cuentas conmigo, si no quieres esperar hasta que lleguen los resultados de admisión, puedes irte a pasar lo que resta de las vacaciones a mi casa, digo, ya sabes que es un lugar pequeño pero, mis padres te adoran al igual que mi hermano, allá nadie te molestaría.

-Lo pensare te lo prometo.

-Bien, bueno yo solo vine a ver como estabas y ahora que veo que todo va bien, me voy, cuídate y ven pronto a visitarme al pueblo de acuerdo.

Sango se marcho tan rápido como habia venido, cierto era que pronto oscurecería y el camino hasta al pueblo, a pesar de ser corto era bastante solitario y por si eso fuese poco tenia que ir bordeando la carretera, asi que Kagome y su familia no acostumbraban a tener demasiadas visitas.

De nuevo a solas, se cercioró de tener todo listo para la cena, pues esa era su forma de ayudar a su madre quien tenia bastante con su trabajo y con un esposo holgazán que salía cada día de casa asegurando que iba al trabajo, pero que jamás habia aportado un solo centavo a la casa.

Las cinco, su madre ya debería estar en casa, generalmente llegaba entre cuatro y cinco, pero ella no iba a ponerse paranoica, después de todo, bien podía haberse quedado a platicar un rato con alguna amiga o pasado a comprar algo, asi que procuro calmarse, aun cuando una pequeña y débil vocecita interna no paraba de recordarle que su padrastro llegaría a casa a las seis, solo una hora, pero seguramente para entonces su madre ya estaría en casa.

Cuando escucho el ruido del auto no pudo evitar correr hacia la ventana de la sala, era el coche de su padrastro, no el de su madre.

-Genial – mascullo echando a correr escalera arriba, mientras podía, su madre aun seguía fuera y ella lo menos que quería era estar a solas con él, asi que se encerró en su habitación, asegurando la puerta tras de si.

-Kagome querida –la voz le llego a través de la puerta¿Cómo demonios habia subido tan rápido? Un poco mas y la alcanza antes de cerrar- Tu madre me hablo al celular y adivina que...

El tono en su voz no le dio buena espina¿Por qué si tenían teléfono en casa su madre solo le avisaba a su esposo¿Acaso ella no merecía un poquito de información?

-Una chica del turno de la tarde se reporto enferma y ya sabes como es tu mama, nunca puede decir que no asi que acepto quedarse a cubrirla¿no es un encanto de mujer?

-Si que lo es –respondió tratando de parecer cordial y tranquila –entonces creo que te tocara cenar solo, yo no me siento muy bien y quisiera recostarme un rato.

-Que graciosa eres querida –Kagome sintió que el mundo se le venia encima cuando escucho el ruido de una llave y noto como el picaporte de su puerta comenzaba a girar- temo que estaba pensando en algo muy diferente para la cena.

¿Por qué no se marcho con Sango?, era una tonta ni siquiera fue capaz de moverse, se quedo ahí sin intentar detener la puerta que se abría poco a poco revelando el rostro sonriente de su peor pesadilla.