Las visiones no mienten.
Soy Alice Brandon o algo así, fui transformada en una vampira y soy una neófita, se muy poco o recuerdo muy poco de mu vida humana, solo recuerdo estar en un tipo hospital con paredes blancas y el dolor de la mordida que me dio un vampiro que dijo que fue para mejor.
La garganta me arde, un ardor insoportable, es la sed, sed de sangre, corrí hacia el bosque pero lo que percibí me encendió, me acerque y vi que era u humano, un humano a punto de morir, vi más de cerca y me fije que tenía un balazo, eso era más fácil, me alimento y el no sufre tanto, me alimente de él hasta la última gota, no quedo nada, al pasar las horas mi sed volvía, me volvía loca, era insoportable, en eso vi ante mis ojos un flash o más bien un corto o video, me vi a mi en un taburete en un café completamente vacío, en eso entraba un joven(vampiro sin duda) el llevaba unos lentes negros para esconder sus ojos rojos fuego, lo vi y me acerque a él y le dije "Me has hecho esperar mucho tiempo" y el bajaba la cabeza como típica caballero sureño y decía algo así como "Lo siento señorita".
Después de eso recordé que el hospital de paredes blancas no era ni más ni menos un psiquiátrico porque estaba allá ya que mis padres creían que estaba loca porque veía el futuro por medio de visiones, o ya entendí, lo que tuve fue una premonición o un flash del futuro, entonces mi futuro es aquel vampiro, entonces sería mejor ir al encuentro.
*33 AÑOS DESPUES*
Después de todos estos años mi búsqueda de frutos, con el paso de los años tuve más visiones, en todas aparecía el rubio vampiro, eso quería decir que me estaba acercando, hasta que hoy cuando llegue a Vancouver, cuando pasaba por la noche entre en una calle y vi una cafetería, me refugie ahí pues estaba lloviendo y sería muy raro que un humano me vea y yo camine como si nada, este lugar me parecía muy conocido y así recordé mi primera visión, donde conocía al vampiro, es aquí, sii, lo encontré, me senté el taburete junto a la barra y espere unos segundos y tal como esperaba entro él, me acerque a él con mi típico paso de bailarina y creo que él pensó que lo iba a atacar pues dio un paso hacia atrás.
-Me has hecho esperar mucho tiempo – le dije alegre.
-Lo siento señorita – el bajo la cabeza como un típico caballero sureño y me encanto, le tendí la mano, la tomo y pude ver en su mirada esperanza y anhelo mientras que yo sentía alivio porque pensé que nunca aparecería.
Definitivamente, aunque pase el tiempo, las visiones no mienten.
A mí me gusto pero creo que quedaría mejor como una visión de Alice, la duende (sin ofender).
Bueno besos, bye..
Alejandrina. C
